El aviso de muerte que nadie quiso oír
Trabajadores y autoridades, ante la acería tras la explosión. La Nueva España |
El ministro de Industria visita a uno de los heridos en el Hospitalillo de Ensidesa. La Nueva España |
Una de las víctimas de la explosión registrada en
Ensidesa hace más de cuarenta años advirtió del peligro a sus superiores
semanas antes del suceso. «Eso va a estallar en cualquier momento en el
focico de los más inocentes», repetía a su familia un día tras otro
Jaime González Álvarez, maestro industrial y uno de los responsables del
mantenimiento mecánico en la acería. Así fue. A las diez y treinta y
siete minutos de la mañana del 6 de febrero de 1971, sábado, una caldera
de vapor y agua sobrecalentada de la acería LD-I saltó por los aires.