El Blog de Acebedo: Incertidumbre sobre la principal vía romana de la Montaña central

Una duda sobre la Vía de La Carisa

Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
La incógnita del origen de la calzada a su paso por la comarca del Caudal
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
La Nueva España.
A estas alturas no creo que nadie se sorprenda si les digo que las interpretaciones y opiniones de los arqueólogos e historiadores sobre la existencia de un campamento romano en La Carisa no son unánimes y van desde los que justifican la importancia de este asentamiento a partir de la magnitud de sus defensas hasta los que dicen que los materiales encontrados en las campañas de excavación son demasiado pobres para probar que allí se hayan establecido miles de legionarios. Unas dudas que aumentan cada vez que se anuncia el descubrimiento de otras supuestas fortificaciones próximas, que de confirmarse convertirían a la cordillera Cantábrica en una de las líneas defensivas más importantes del Imperio: demasiado arroz para el poco pollo del pueblo astur.

No quiero entrar en esta polémica, ni tampoco en la controversia sobre la realidad del posible choque armado que mantuvieron allí nativos contra invasores, magnificado por los medios de comunicación y aprovechado por los pueblos cercanos para su legítimo interés, pero rechazado por expertos como el catedrático de Historia Antigua Universal y de España de la Universidad de Oviedo, Narciso Santos Yanguas, quien negando la mayor no tuvo inconveniente en afirmar públicamente durante la presentación de uno de sus libros en febrero de 2017 que la Vía de la Plata iba de Mérida a Astorga y "en ningún momento llegó a Gijón, ni pasó por La Carisa, como ahora algunos quieren hacer creer". Hoy voy a ceñirme solo a la propia vía, y más concretamente a uno de sus tramos, el que debe unir supuestamente Carabanzo con Ujo, aclarando antes que también son muchas las incógnitas que quedan por aclarar para que se la pueda calificar como una calzada romana a pesar del tiempo transcurrido desde que José Manuel González la dio a conocer como tal en una conferencia pronunciada en Oviedo el 26 de febrero de 1976, aunque previamente Constantino Cabal ya había encontrado el topónimo de monte Carisa en una donación del rey Fernando I de León fechada en 1036. José Manuel González fue el verdadero padre de la protohistoria asturiana y todos los que estudiamos nuestro pasado le debemos mucho, pero desgraciadamente falleció sin poder ampliar sus conclusiones y también sin sospechar que "el castiechu de La Carisa", que él había catalogado como un castro se iba a reconvertir en un asentamiento imperial. Algunos subimos hasta allí antes de que se diese a conocer ese cambio y yo mismo lo incluí en un trabajo sobre los castros lenenses que publiqué en la revista Esquisa en 1982.

Hasta entonces la senda no había tenido otra consideración que la de "Camín real", como tantas otras que se multiplican por los montes de la región, y así parecía por su factura de unos dos metros de ancho y sin tramos enlosados, pero en aquel mismo 1982, Carmen Fernández Ochoa, en su monografía "Asturias en la época romana" la consideró una obra romana por "la rectitud del trazado y la organicidad del mismo acorde con la concepción que los romanos tenían de las vías". Sin embargo, no todos los expertos son de la misma opinión: para los arqueólogos que firmaron la carta arqueológica del concejo de Aller; Gerardo Sierra Piedra y Bernardino Díaz Nosty, la llamada Vía Carisa (suprimiendo el "de La" para resaltar así el nombre del general) es en realidad un antiguo camino prerromano que puede haberse reformado posteriormente en algunos puntos como el Mayáu Carraceo donde afirman haber observado "la existencia de un posible empedrado, que puede tratarse de un acondicionamiento muy puntual del camino". Por su parte, el especialista en infraestructuras romanas Isaac Moreno Gallo siempre ha manifestado sus dudas de que nos encontremos ante una vía imperial porque, pasando por alto que en Asturias no haya aparecido un sólo miliario marcando las distancias, este trayecto "no tiene estructura del firme, como tienen todas vías romanas y además el trazado debería ser de bajas pendientes todo él" y ha afirmado: "Lo cierto es que, sin mejores pruebas, no seré yo quien diga que eso es romano".

En el otro extremo, lógicamente los mayores defensores de su origen romano son quienes han trabajado en varias campañas recuperando todo este conjunto arqueológico. Para Jorge Camino y Yolanda Viniegra, que no niegan la probable existencia de un camino anterior, esta "arteria de comunicación" se vincula con la sede de la Legio VII y los importantes y numerosos restos arqueológicos próximos a ella demuestran su indudable incidencia territorial, además -siempre según su opinión- el descubrimiento del campamento militar del monte Curriechos, una de las cimas culminantes de la sierra de La Carisa, supone la autenticación definitiva de la vía, remarcando así su extraordinario interés histórico. Según esta tesis se trata de una "vía terrena", mejorada en el año 26 a. C. por el general Publio Carisio y reutilizada entre los años 16 al 14 antes de Cristo por las tropas romanas en su avance sobre Asturias. Serían 42 km de recorrido entre las cuencas del Bernesga en león y la del Caudal en Asturias, buscando siempre la altura para controlar visualmente el territorio y evitar así la facilidad que presentan los valles para las emboscadas. Más también la iban a aprovechar los peregrinos que se dirigían a San Salvador de Oviedo y quienes comerciaban entre las dos provincias, de manera que aún puede reconocerse su antigua traza en un 50% de este recorrido, habiendo perdido el resto como consecuencia de los caminos que fueron abriéndose durante siglos para las actividades del campo y más recientemente por las pistas vinculadas a la minería del carbón.

De acuerdo con este planteamiento, el 27 de abril de 2015 se inició el expediente para la declaración como bien de interés cultural, con la categoría de vía histórica, de la Vía de La Plata de Asturias. En este documento se expusieron sus principales características acompañadas por magníficas fotografías aéreas sobre las que los arqueólogos del Principado dibujaron su trazado hasta llegar a Gijón. Si nos detenemos en la imagen que se corresponde con el tramo que sigue a Carabanzo, la línea imaginaria lo hace bajar hasta Santa Cruz y atravesar el río Aller a la altura de Valdesenche para seguir esta orilla hasta el puente de Santullano, donde supera el Caudal y se une a la ruta señalada por el Anónimo de Ravena en el siglo VII, que tras cruzar Campomanes, pasa por la villa de Vega del Ciego, donde se ha excavado parcialmente una villa, y sigue por Ujo, lugar en el que se han encontrado varias inscripciones romanas. Y aquí surgen nuestras dudas, puesto que en ese trecho del camino no hay evidencia de calzada, ni rastro arqueológico, ni ninguna pista que explique cómo se podía vadear el río Aller; y en cuanto al puente de Santullano, que teóricamente salva más adelante, cualquier estudioso conoce que por mucho que intentemos adelantar la fecha de su primera estructura nunca podremos bajar de la Edad Media. Por su parte la primera propuesta de Carmen Díaz Ochoa es aún más endeble.

Ella escribió en su libro: "Desde Carabanzo la vía seguía hasta Ujo dejando a su paso el Castiello de Bustiello donde se encontró una moneda de la época de Tiberio". La profesora prefirió entonces la otra ladera del cordal, pero tampoco explicó por qué punto se cruzaba el río -en este caso el Lena- y todo indica que nunca anduvo por la zona, ya que confundió el Bustiello del marqués de Comillas, más próximo a este tramo, con el situado frente a La Villa en Mieres, donde sí se encontró una pieza imperial, sin reparar en que de cualquier forma ninguno de los dos lugares se encuentra en el lugar que ella señala. Así que mejor quedarse con la opinión de Camino y Viniegra, quienes sí tuvieron en cuenta en su trabajo "La vía Carisa y la jerarquización del territorio en Asturia Transmontana", publicado en 2010 dentro de una obra colectiva en homenaje a Mª Dolores Fernández Posse la existencia de "un descenso mucho antes de Carabanzo y más cercano a la estación viaria de Memoriana", pero no fueron más allá a la hora de explicar el trayecto del otro que "llegaría hasta el extremo de la sierra en las proximidades de Carabanzo, todavía por encima de los 1.000 metros de altitud, desde donde ha de acometer un fuerte descenso para salvar el interfluvio de los ríos Lena y Aller que en su pie de monte dan lugar al Caudal". De cualquier forma creo que los profesionales que sostienen la existencia de esta vía romana deberían aclarar esta duda.

FUENTE: ERNESTO BURGOS-HISTORIADOR. Publicado por la Nueva España el 15-10-2019. Ver enlace.

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AUTORES.

Ernesto Burgos Fernández (historiador). Nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957. Historiador, columnista y biógrafo, éstas son algunas de las facetas de un Ernesto Burgos que rescata con talento personajes y anécdotas de nuestra historia. Un notorio investigador y gran divulgador. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de Estudios Avanzados en Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas mineras del sur de Asturias» 2006). Profesor de Educación Secundaria, ha trabajado en los institutos «Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino de La Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES «Mata Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador mierense fue distinguido con el reconocido galardón anual de “Mierense del año”. Secretario General de Izquierda Republicana en Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Coautor de los libros de texto «Entre amigos» (Conocimiento del Medio) para Asturias y Cantabria (2002); coordinador de la revista de Ciencias Sociales «Cuadernos de Mieres» (2001-2002); experto en la cultura y la historia de las cuencas mineras asturianas. Ha impartido varios cursos sobre el patrimonio arqueológico de Aller, Lena y Mieres y defendido ponencias sobre su temática en jornadas y congresos. Desde los años 70 escribe desinteresadamente artículos para numerosas publicaciones, álbumes y periódicos locales (Esquisa, Mieres 30 días, La Voz de Ujo, Camín de Mieres, Mieres, El Carbón, Por tierras del Caudal, Aula de Paz…). Ha sido pregonero en las fiestas de Santa Bárbara (2002); La Teyerona (2006); San Xuan de Mieres (2007) y Santa Cruz (2011). Histórico militante republicano. Secretario General de Izquierda Republicana en Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Biógrafo de los revolucionarios mierenses Manuel Grossi Mier («Cartas de Grossi». 2009) y Jesús Ibáñez («Y el verbo se hizo furia». Semana Negra 2010), también ha prologado a varios autores asturianos. Colaborador del diario asturiano La Nueva España, donde ha firmado las series: «El patrimonio de Las Cuencas» (1998-2000); «100 años de historias y andanzas» (2000-2002) y «Los personajes de nuestra historia» (2003-2004). Desde febrero de 2005 mantiene ininterrumpidamente la página semanal «Historias heterodoxas». FUENTE.

Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia). Realiza ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…). Se estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011). Vive en la localidad francesa de Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de cuatro tomos. Esta magnífica obra es un auténtico tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". En un paréntesis, entre el segundo y tercer volumen de La balada del norte, Zapico completó Los puentes de Moscú (Astiberri, 2018), para mostrar de nuevo su faceta como reportero gráfico al poner el micro al diálogo entre el político Eduardo Madina y el músico Fermín Muguruza. Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…). Foto: Wikipedia - Twitter.

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