El cólera en Asturias
R. Corrido 'El Colera' José Guadalupe Posada. Col. Particular Ramón Aureliano. (elmagazindemerlo.blogspot.com) |
El Cólera en Asturias. (L'antoxana) |
http://antoxana.amargolles.net
Europa en el siglo XIX, habrá conocido no pocos casos de muertes por cólera. La epidemia diezmó pueblos y regiones enteras por oleadas de infección. Hace unos años fue publicada la obra de José María Moro Las epidemias de cólera en la Asturias del siglo XIX, que puede sernos de muchísima ayuda a la hora de profundizar más en la historia de la enfermedad en el territorio asturiano. Sirva esta entrada como pequeña introducción para orientarnos un poco.
El Cólera en el siglo XIX. (Historia de Ubrique) |
Cólera: cómo se manifiesta y transmite.
La enfermedad de cólera se manifestaba, en un primer momento, de forma brusca e inesperada, con fuertes diarreas acuosas (que reciben el nombre, por su forma, de agua de arroz)
con olor fétido y gran dolor abdominal. Aparecían también vómitos y
entumecimiento de piernas, produciéndose la muerte no por la enfermedad
en sí, sino por la deshidratación que el enfermo padece al cabo de pocos
días después de enfermar y que, si no era tratada convenientemente,
tenía un final fatal. No se transmitía, tal cual, de una persona a otra. La bacteria que la causa, Vibrio cholerae,
entra en el cuerpo por la ingestión de agua o alimentos contaminados, y
también por el contacto con las heces infectadas del enfermo de
cólera. Es fácil entender, así, que la elevada insalubridad existente en el siglo XIX ayudase a propagar el cólera.
Así lo apreciaron las autoridades de la época, que alertaron, por
ejemplo, de las escasisimas condiciones higiénicas en el matadero de
Gijón. Aún en 1875, Julio Somoza apuntaba a que allí, de seiscientas
vacas que se mataban, doscientas estaban tísicas. También
ayudó a su propragación el hambre, siendo la epidemia más mortífera, en
1854, la que coincidió con la hambruna generalizada que se había
producido a partir de las malas cosechas de 1853 en Asturias.
Las intensas lluvias que tuvieron lugar aquel verano impidieron la
plantación de maíz, principal sustento de la población; y el alza de
precios de los alimentos básicos en los meses siguientes llevó al hambre
y a la miseria a las clases más bajas.
Las oleadas del cólera en Asturias.El cólera, también conocido como 'cólera morbo' o 'cólera morbo asiático'. (lahistoriademira.blogspot.com) |
- Segunda epidemia: 1854. En
noviembre de 1854 el cólera volvió a penetrar en Asturias por varios
focos, entre ellos, Teverga. Ese mismo mes murió el primer colérico en
Oviedo, concretamente en la parroquia de San Julián de los Prados. A
pesar de que la enfermedad pareció remitir en enero de 1855, en marzo
hizo su reaparición en Figueras y Castropol. Llanes, Gijón, Cudillero y
Avilés serán otros focos epidémicos más, si bien toda Asturias se vio
afectada muy virulentamente. En estos dos primeros envites fallecieron
miles de personas, convirtiéndose este azote de cólera en el peor que
jamás conoció Asturias, ayudado muy probablemente -como indica José
María Moro- por una crisis agraria generalizada en toda la provincia que
había extendido la pobreza y el hambre por todos sus habitantes. Aún
volvió a aparecer el cólera en 1856, si bien de forma tímida y casi
anecdótica. Fue el último coletazo de esta epidemia.
El cólera en toledo-1833-1834. (Historias de ubrique)
- Tercera epidemia: 1865. El aviso de haber llegado el cólera a Madrid y al puerto de Valencia puso en situación de alerta a las autoridades asturianas, que prohibieron el comercio de trapos por medio de los cuales se creía viajaba el cólera, ordenaron inspecciones en todas las casas y una mayor limpieza de las calles. La desesperación ante la inminencia de la epidemia debió ser tremenda: los vecinos de Somió, en Gijón, llegaron a solicitar un aumento del terreno del cementerio puesto que, decían, sería necesario cuando llegase el cólera. Finalmente, este apareció en el mes de septiembre y perduraría hasta diciembre, si bien con una intensidad mucho menor que las veces anteriores.
- Cuarta epidemia: 1885.
Tuvo lugar en los últimos meses del año y su duración fue escasísima.
El cólera no volvería a aparecer en Asturias, aunque su relevo lo tomó
la difteria, de la que hablaremos otro día.
Ilustración de Alfonso Zapico
A la hora de aproximarnos al estudio de las epidemias de cólera en base a las fuentes tradicionales de la genealogía, o indagar acerca de la incidencia del mismo en nuestra historia familiar, habremos de tener en cuenta que los registros parroquiales no siempre son fiables. Aún cuando ya nos movemos en una época en la que la causa de la muerte consta en las partidas de defunción, es probable que una muerte por cólera no sea inscrita como tal, bien por desconocimiento del párroco y las autoridades sanitarias de la parroquia, bien porque el elevado número de muertes que se estaban sucediendo en aquellos días impidiesen una gran concreción. Así mismo, la presencia de la epidemia en una parroquia puede hacer que bailen las fechas de defunción, que no se sepa exactamente el día en el que se ha producido el óbito o que incluso llegue a no inscribirse el mismo.
Víctima del cólera.- Cólera en París. Grabado de Honoré Daumier, 1840. (www.requena.es) |
"No podrán extenderse con exactitud y orden de fechas las partidas de defunción que ocasione este azote, porque la confusión que causa en las familias no permite a éstas presentarse a dar las noticias debidas".
Otras muchas veces, y especialmente en la primera epidemia, una muerte por cólera no será catalogada como tal, sino por alguna causa que por ser coincidente con alguno de los síntomas de la enfermedad (por ejemplo, diarrea o vómito)
y por repetirse muchas veces en las mismas fechas en las que sabemos
ocurrió alguno de los brotes podremos interpretar como cólera. Podemos
refutar este dato consultando los libros de difuntos de las parroquias
cercanas y comprobando si en esos mismos días están inscribiéndose
defunciones por estos mismos síntomas tan concretos o por cólera.
Epidemia de cólera en 1849. (Early San Francisco - WordPress.com) |
FUENTE: http://antoxana.amargolles.net
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