Historia del hombre primitivo
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El Homo sapiens vivía
en cuevas la mayor parte de su vida, aunque eventualmente se quedaba a la
intemperie y armaba pequeños campamentos. Era sedentario; una vez que
encontraba un sitio propicio para la vida solía quedarse allí. Tenía una altura
de aproximadamente 1,65 m, un cuerpo robusto con nariz prominente y mandíbulas
grandes. El hombre era muy eficiente para la caza y la pesca, mientras que la
mujer se encargaba de la recolección de frutos. Tenía gran resistencia a
cambios climáticos y temperaturas extremas y la capacidad intelectual para
comunicarse con un lenguaje, similar a como lo hacemos actualmente. Se
manifestaba artísticamente creando pinturas y esculturas en piedra, que
generalmente representaban a los animales que cazaban.
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El “homo sapiens” (hombre pensante o
que sabe). Según explicaciones científicas, nuestro
sistema solar se formó hace unos 4.600 millones de años
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El Homo sapiens. (ABC.es) |
El hombre primitivo Asturiano.
En la Tierra,
uno de sus planetas, la vida surgió 1.500 millones de años después; o
sea, hace más de 3.000 millones de años. La aparición del hombre sobre la Tierra es el primer paso para el nacimiento
del pensamiento y un avance decisivo hacia la reflexión. Por primera
vez en la historia de la vida, un ser, no sólo conocerá, sino que se conocerá.Contrastada con esas enormes cifras, la aparición del hombre es relativamente
reciente, ya que data de apenas unos tres millones o cuatro millones de años.
Entre tantos miles de millones de años, podríamos decir que el hombre
es una especie nueva en el planeta, siendo, hasta hoy,
el último eslabón
de una cadena viviente iniciada hace más de 3.000 millones de años.
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Homo Sapiens de Atapuerca. (Pinterest) |
Los hielos del último avance
glacial comenzaron a retroceder y los períodos de frío fueron reemplazados
por intensas lluvias que hicieron subir el nivel del mar. Poco a poco,
el paisaje y el clima del planeta comenzaron a tomar lentamente una nueva
fisonomía. Todas estas transformaciones climáticas determinaron una gran
variación en la flora y la fauna terrestres. Huesos humanos y objetos fabricados
encontrados en capas profundas de terreno cubiertas por otras que jamás
habían sido removidas desde su formación, han permitido a la geología
—ciencia que estudia la corteza terrestre— establecer que el
hombre existe, más concretamente, sobre la Tierra, desde el principio
de la
época cuaternaria y tal vez desde fines o mediados de la
época terciaria ¿Cuándo, dónde y cómo se franquea el umbral de la hominización? A pesar
de los sensacionales descubrimientos hechos, la Paleontología aún no ha
dado una respuesta definitiva. De lo que nadie duda es que desde el punto
de vista orgánico el fenómeno se reduce al perfeccionamiento del cerebro.
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Mastodonte del Plioceno. Era cenozoica o Terciaria. (ciencias soci@les-WordPress.com) |
Si la estructura anatómica del hombre es
resultado de una larga evolución, el despertar de su inteligencia ha sido,
por el contrario, bastante brusco. Todo hace suponer que el umbral que
daría paso al pensamiento fue franqueado de una sola vez. Y, a partir
de este momento, la vida de la especie humana quedó trazada. Lo estaba,
no sólo por el dinamismo del poder de la reflexión, sino también porque,
contrariamente a los animales vinculados al medio ambiente, el hombre
no puede sobrevivir si no transforma cuanto le rodea y lo adapta a su
medida. Los restos que se han encontrado en las
capas de terreno o en el suelo de antiguas cavernas son, en su mayor parte,
armas sencillas de piedra o de metal, utensilios de alfarería; esto es,
ollas y vasos de greda, y otros objetos semejantes. El estudio comparativo
de ellos ha permitido establecer una gradación de los progresos alcanzados
por el hombre en esas oscuras épocas de su desarrollo. La selva había comenzado a
reducirse y debían buscar alimento en el suelo, a campo abierto, para
sobrevivir. Esos primeros alimentos para cumplir el más elemental instinto
de conservación fueron hierbas, frutos silvestres y raíces.La familia de los hombres comenzó a formarse probablemente cuando un
grupo de primates superiores comenzó a bajar de los árboles al suelo.
A partir de ahí resulta bastante fácil, con un ligero esfuerzo de imaginación,
llegar a concebir lo que sería la vida de los primeros seres humanos sobre
la Tierra.
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Los genes de este homínido extinto sobreviven en nuestro ADN. (elpais.com) |
Al comienzo, tal vez, caminaron apoyándose
sobre los nudillos de sus manos, pero poco a poco se irguieron y así sus
manos empezaron a quedar libres, pudiendo empuñar piedras y palos para
matar pequeños animales o para defenderse de los grandes, para despedazar
la carroña, para partir los huesos o comer la médula, para sacar a los
animales de sus escondrijos, para abrir los frutos de cáscara dura. Durante su primera época en la Tierra, el hombre, al
igual que los demás animales, debió enfrentarse a los caprichos de la naturaleza,
pero, al dominar las fuerzas de ella, se fue convirtiendo en soberano
indiscutible de su ambiente. El hombre se propagó por toda la superficie
del planeta, conquistando las sierras y las llanuras, los desiertos y
las selvas. La primera vivienda, mejor se diría el primer refugio, debió ser un árbol bajo el cual se cobijara
el hombre, o bien entre sus ramas, ante el temor de que su sueño fuera
turbado por alguna fiera. Más tarde, pernoctó al abrigo de las peñas
o en cuevas más o menos profundas. La primera arma fue acaso una rama
desgajada de un árbol. Luego, al necesitar el hombre de su prójimo, de
su semejante, de quien, quiérase o no, era su “otro yo”, trató de comunicarse, de
hablar, más que por signos, por onomatopeyas.
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Los primeros homínidos. (formacionbasicaenlomasbasico.blogspot.com) |
Por último, tal vez al ver flotar sobre las aguas o rodar los troncos
de los árboles por los declives montañosos, surgieron en la mente virgen
de los primeros seres humanos las primitivas y rudimentarias nociones
del transporte y de la locomoción, que culminaron muchísimos siglos más
tarde en la invención de la rueda, uno de los descubrimientos más sensacionales
de todos los tiempos.
El uso de herramientas estimuló el desarrollo
del cerebro, y el desarrollo de éste reforzó a su vez todo lo demás; le
permitió al hombre una mayor coordinación de sus movimientos al caminar
erguido; también le hizo darse cuenta del valor de las armas y herramientas,
comenzando a guardarlas una vez usadas, por si le servían para futuras
ocasiones; luego comenzó incluso a fabricarlas e inició a sus hijos en
la fabricación y su uso. Así empezó la
cultura ya que a pesar de
que los creadores fueron muy primitivos, eran ya hombres. Comienza por
tallar la piedra y hacer fuego. La conquista del fuego es una de las más
notables victorias humanas sobre la Naturaleza circundante. Fue adorado
como un dios y forma parte integrante de todas las mitologías. En la época de las tribus nómadas, cuando
la humanidad se hallaba en estado de perpetua inestabilidad familiar y
social, el fuego era un centro de reunión y concentración humana: un verdadero
tesoro conservado con el mayor de los cuidados.
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LOS CONQUISTADORES DEL FUEGO. (Tebeosfera) |
Cada familia se reunía en tomo a una hoguera durante las largas noches
invernales. Como los medios para proporcionarse fuego eran limitadísimos,
se hacía necesario e imprescindible mantener siempre encendidas, tanto
de día como de noche, algunas brasas de leña y renovarlas constantemente. El
fuego se comunicaba así con cierta solemnidad de unos a otros hogares.
Cuando la familia, la horda, se ponían en marcha, cada uno de los clanes
llevaba “SU fuego”, aquellas brasas preciosas, a menudo rodeadas
y protegidas por centinelas, ya que podían ser robadas o apagarse de un
momento a otro. Y cuando a una tribu se le apagaba la lumbre, la miseria,
las enfermedades acababan con ella muy en breve. El hombre se había percatado del temor
instintivo de las fieras a las hogueras; observó también que el fuego
contribuía a la mejora de su alimentación y al perfeccionamiento de su
industria; no tardó en darse cuenta de su inmenso poder destructivo. Su
primera obtención debió ser laboriosa, muy fatigosa y erizada de dificultades. El bello mito griego de Prometeo hubo de
tener un precedente no menos heroico en aquellos pobres y tenaces seres
primitivos que pasaban largas horas frotando pedazos de madera seca y,
ciertamente, el nombre de
premaetha significa frotación de leños,
uno contra otro. Resulta curiosa esta semejanza del vocablo con el nombre
del héroe heleno que sustrajo el fuego de las divinidades para entregarlo
a los hombres y que, como todos los bienhechores del género humano, padeció
terribles sufrimientos.
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Homo Sapiens. (Definición MX) |
Las pruebas más antiguas de
estas primeras manifestaciones de la especie humana datan de comienzos
del período pleistoceno, hace aproximadamente unos
setecientos mil años.
En su lucha por la vida, el hombre había ya logrado ventajas sobre los
otros animales, ya que había aprendido a usar el fuego, a utilizar los
diferentes utensilios y a abrigarse con piedras que le procuraban calor,
sin embargo, gracias a su inteligencia cada vez más desarrollada, el hombre
aprendió, poco a poco, a aprovechar de modo más racional la naturaleza. Empezó a cultivar plantas y a criar ganado,
con lo que le cambió totalmente la vida. Se hizo sedentario, construyendo
albergues para él y para sus animales. Las nuevas construcciones se reunieron
formando aldeas. El hombre empezaba una nueva época, la agraria. De esta
forma, surgieron las ciudades, que eran centro de comercio, artesanía
y administración. La flexibilidad de la inteligencia humana
obliga a reaccionar ante cada presión exterior, obedeciéndola u oponiéndose
a ella. Así, en las culturas primitivas, la fuerza de la Naturaleza ejerce
una influencia poco menos que decisiva. Y gracias a esa adaptación a las
fuerzas naturales, el hombre llega a un mayor y mejor conocimiento de
las mismas y a la adopción, lenta pero constante, de formas de vida más
progresivas. Este hombre, que pensaba y podía mejorar
su entorno, fue el llamado “homo sapiens” (hombre pensante o
que sabe), y que ha continuado su desarrollo hasta nuestros días, cuando
nosotros, tú y yo, somos representantes de este Homo Sapiens.
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Homo Sapiens. (pinterest) |
FUENTE: ASTURIAS PRIMITIVA
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