4 de junio de 2018

Época convulsa

Unas mujeres con coraje
Rosario de Acuña. (Pinterest)
La Asociación de Viudas de Guerra "Rosario Acuña"
Ilustración de Alfonso zapico
La Asociación de Viudas de Guerra de la República "Rosario Acuña" nació en diciembre de 1977, en una época convulsa marcada por los cambios de eso que se ha llamado sin mucho rigor "transición política", cuando un grupo de mujeres asturianas unidas por la misma circunstancia decidieron luchar juntas para conseguir una pensión que las ayudase a vivir con dignidad el último tramo de su existencia. En marzo de 1976 los mutilados del bando republicano ya habían empezado a cobrar una pequeña paga y esto las animó para presentar sus estatutos en enero de 1978.
Ilustración de Alfonso Zapico
La legalización llegó dos meses más tarde y desde entonces, conscientes de que para ellas el tiempo ya era demasiado corto, su actividad fue tan intensa que en un principio tuvo que superar incluso la incomprensión de un sector de la propia izquierda, porque sus prisas chocaron con la calma que trataban de imponer para evitar tensiones quienes en aquellos momentos dirigían uno de los partidos en el que habían militado muchos de sus maridos muertos. El 25 de septiembre de 1978, tras una de las reuniones habituales que se mantenían todos los lunes en la sede de la Asociación de Vecinos del barrio gijonés de El Llano, se realizó una concentración ante los locales del PSOE donde se lanzaron gritos contra el proyecto de ley socialista que ignoraba sus derechos. No habían pasado ni veinticuatro horas cuando la respuesta de Jesús Sanjurjo, entonces secretario general de la Agrupación asturiana, salió en prensa con la acusación de que las viudas se habían entregado a la UCD, que ejercía el Gobierno de España.
Mª de las Alas Pumariño Fernández. (LNE)
Pero la presidenta de la Asociación, María de las Alas Pumariño, no se calló y dio un paso al frente colocando por primera vez a las viudas asturianas como un referente en la defensa de los derechos de la mujer. María fue una mujer incómoda para muchos porque siempre se mantuvo firme en sus posiciones y en aquel momento no quiso soportar la acusación de estar coqueteando con el centro-derecha: una semana más tarde también hizo pública una carta contando que mientras la habían recibido sin problemas Felipe González, Santiago Carrillo, el Arzobispo de Oviedo, el Cardenal Tarancón, los ayudantes del general Gutiérrez Mellado y el propio Adolfo Suárez, el senador socialista asturiano Rafael Fernández, la había rechazado en más diez ocasiones y Jesús Sanjurjo se había negado a verla "porque tenía muchas cosas que hacer". La indignación de María la llevó a hacer pública una anécdota que refleja perfectamente la confusión que se vivía en aquel momento, relatando que "en una ocasión al decirles a unos afiliados del PSOE que eran unos machistas, estos se ofendieron porque creyeron que se les llamaba marxistas".
El senador socialista asturiano Rafael Fernández. (LNE)
El 20 de mayo de 1978 las viudas de guerra se dirigieron a Juan Carlos I pidiendo "que por quien corresponda se provean los medios necesarios para que se dé fin a esta situación que va en contra de la Justicia Social que perjudica el proceso de la democracia y sobre todo hace imposible una reconciliación tan cara a los deseos de S. M. el Rey", acompañando la campaña con una lluvia de telegramas individualizados, así por fin obtuvieron su primer logro con el Decreto Ley 35/1978 de 16 de noviembre, derogado por la Ley 5/1979 de 18 de septiembre. En esta Ley se estableció una pensión mensual de 8.172 pesetas con efectos retroactivos desde el 1 de mayo de 1976 para ellas, sus hijos incapacitados, hijas solteras o viudas y los padres de los fallecidos o desaparecidos en acción bélica o como consecuencia de la misma en el plazo de dos años, fuesen o no combatientes. También se incluyeron entre los beneficiarios quienes estuviesen en la misma situación como consecuencia de acción violenta o condena después de la guerra por sus opiniones políticas o sindicales, y se restableció el derecho de quienes ya lo cobraban con anterioridad a 1936 y habían visto interrumpido su percepción.
Jesús Sanjurjo. (Pinterest)
El 11 de abril de 1980 llegó a Mieres el primer dinero tramitado con carácter de urgencia para hacerlo coincidir con el día en que cumplía 100 años su beneficiaria: Felipa García Rojo, de Ribono, quien había perdido tres hijos en la guerra. La segunda favorecida fue otra mujer de Bárcena de Quirós, que contaba 98 años. Poco después, el primer boletín de información de la Asociación anunciaba que con fecha de 1 de mayo de aquel año, el número de viudas que estaban cobrando en Asturias ya era de 431, repartidas entre las dos delegaciones de Hacienda de Oviedo (321) y Gijón (110).
En ese momento las direcciones a las que podían acudir las interesadas en cada zona se encontraban en los domicilios particulares de las mujeres que formaban la directiva, que para las cuencas mineras estaban en la calle La Villa 68, del Polígono de Riaño; la calle San José 62 de Barredos; y Las Casas de Molina, en Mieres. Esta última era la dirección de Felipa del Río, ante cuya vivienda llegaron a formarse colas en las primeras semanas de aplicación de la ley, dada la afluencia de viudas que requirieron su ayuda para cumplimentar los requisitos exigidos.
Felipa del Río falleció a los 95 años el 23 de marzo de 2013 en Mieres
Felipa fue una mujer excepcional que suplió la falta de formación cultural que no había podido adquirir en su juventud con un arrojo que la llevó a cartearse con autoridades de todo tipo, ayudando a cerrar rápidamente unos trámites complejos que por otras vías habrían tardado mucho más en resolverse. 
En muchos casos gracias a su labor y la de sus compañeras pudo conseguirse que en el mes de julio de aquel 1980 las pensiones notificadas en Asturias ya alcanzasen el número de 1.118 que percibían entre las 14.000 y las 18.000 pesetas. Pero una nueva Ley promulgada al mes siguiente, la 8/80 sobre incompatibilidades obligó a las viudas que tenían más de una pensión de un mismo causante a optar entre la laboral o la de guerra, con lo que muchas tuvieron que volver a la situación anterior. Además estos ingresos pagaban impuestos, al contrario de lo que sucedía con las viudas de guerra en la Comunidad Europea, donde España estaba a punto de entrar; por otro lado las compañeras de los fallecidos en el monte, considerados como "maquis" seguían excluidas y las residentes en el extranjero tenían enormes dificultades para poder cobrar.
Ilustración de Alfonso Zapico
En unos casos porque muchas mujeres se desvincularon de la Asociación en cuanto consiguieron su objetivo, y también por la propia ley del tiempo que inexorablemente fue matando a las de más edad, el número de afiliadas descendió, y en 1985, cuando se calculaba que el treinta por ciento de las fundadoras ya habían fallecido, de las tres mil asociadas de los inicios, solo quedaban 800.
Luego la Ley de Revalorización de 1987 supuso otro retroceso que obligó a acentuar las movilizaciones. En 1990 Felipa del Río en una carta dirigida al Director Provincial del Instituto de la Seguridad Social de Asturias exponía su situación personal como ejemplo de lo que ocurría en otros muchos casos: "La pensión de clases pasivas son unos derechos de viudedad a consecuencia de la guerra. Es como una herencia de mi marido, que por desgracia fue lo único que después de 40 años hemos conseguido; en estos 40 años para poder sobrevivir y criar los hijos hemos tenido que trabajar, sufrir lo indecible, pagar con la mayor dificultad para poder tener una jubilación y nos pasa esto, tener que suplicar como si nos siguiera gobernando el enemigo". La indignación de Felipa se resumía en una frase valiente: "En mi poco conocimiento veo que se reparte muy mal el dinero de los españoles, y como siempre los que menos tenemos somos los más perjudicados: si tienes poco, menos mereces".
Ilustración de Alfonso Zapico
En 1992, la Asociación "Rosario Acuña", siguiendo la opinión de María de las Alas "cansada de luchar contra marea" había cambiado su estrategia pasando el relevo a las huérfanas y volvía a representar a 2.500 asturianas. La penúltima batalla se libró para conseguir una subida lineal de 6.000 pesetas sobre las 33.000 que se habían conseguido cobrar, y equiparar así la pensión a la que estaba establecida por ley para todas las viudas mayores de 65 años.
María de las Alas Pumariño Fernández falleció a los 86 años el 9 de marzo de 2002. Unos meses antes, el Consejo de Gobierno del Principado con mayoría socialista la había impuesto la medalla de Asturias en su categoría de plata. En Gijón una calle y la escuela del Foro de Mujeres de El Llano llevan actualmente su nombre. Felipa del Río falleció a los 95 años el 23 de marzo de 2013. Fue Mierense del Año 2006, peleó hasta el último momento por hacer extensivos los derechos al puñado de viudas supervivientes de la Revolución del 34 y sus cenizas reposan en la Fosa Común de Oviedo. Quienes la conocimos, guardamos su recuerdo.
Felipa del Río. (Interviú)
FUENTE: ERNESTO BURGOS-HISTORIADOR 

Ernesto Burgos Fernández nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957.
Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de Estudios Avanzados en Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas mineras del sur de Asturias» 2006).Profesor de Educación Secundaria, ha trabajado en los institutos «Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino de La Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES «Mata Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador mierense fue distinguido con el reconocido galardón anual de  “Mierense del año”.


Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia).  Realiza ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…).
Se estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).
Vive en la localidad francesa de Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de tres tomos.
Esta magnífica obra es un autentico tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…) http://alfonsozapico.com
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1 comentario:

  1. La foto que se supone que es de María de las Alas Pumariño no es ella, sino Nieves de las Alas Pumariño, pariente suya pero mucho mayor, fallecida en 1936 a avanzada edad.

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