Luciano López García y Jove |
El
sacerdote lavianés Luciano López García-Jove y sus estudios sobre la batalla de
Covadonga, que llegaron a conclusiones novedosas en su día
Ilustración de Alfonso Zapico |
El presbítero Luciano López García-Jove
fue en su tiempo el cura más anciano del mundo. Falleció en 1992 después de
haber cumplido 107 años. Unas primas de mi padre, que tenían una relojería en
Sahagún de Campos, fueron amigas de una de sus sobrinas, llamada Caridad,
farmacéutica en Langreo, y se encontraban a menudo, por lo que alguna vez tuve
la suerte de coincidir con él.
Don Luciano fue un hombre de su tiempo,
nacido en 1885, lo que sitúa sus mejores años en las primeras décadas del siglo
XX. Vino al mundo en Pola de Laviana en el seno de una familia culta donde
destacaba su tío el médico Eladio García-Jove, fundador del semanario "El
Porvenir" y la revista "Laviana", conocido por su labor
humanitaria y benéfica entre los humildes de su concejo y en el de San Martín
del Rey Aurelio, donde trabajó muchos años. Los vecinos se lo agradecieron
costeando para él la concesión de la Cruz de Beneficencia, que le entregaron en
un homenaje celebrado en 1924.
Don Luciano con sotana, manteo y teja. (LAVIANA) |
Seguramente muchos no han olvidado sus
paseos por Oviedo vestido con sotana, manteo y sombrero de teja con copa
semiesférica, ignorando que el Concilio Vaticano II había modernizado la ropa
de los curas. Pasó sus últimos años viviendo en la casa sacerdotal y la ciudad
lo hizo hijo adoptivo en 1989, cuando ya se había convertido en un personaje
que formaba parte de su paisaje urbano.
Tuvo la suerte don Luciano de que en el
año de su muerte los regidores de la capital aún no se habían aficionado a
salpicar las calles con figuritas de bronce, porque si no, ahora veríamos su
efigie entorpeciendo el paso en una esquina del Corte Inglés o plantado en
alguna de las travesías del Parque de San Francisco.
LUCIANO LÓPEZ GARCÍA-JOVE. LA BATALLA DE COVADONGA E HISTORIA DEL SANTUARIO. (Todocolección) |
El caso es que el sacerdote lavianés ha
vuelto a la actualidad, no por su longevidad, ni por su aspecto decimonónico,
sino por sus estudios históricos sobre el santuario de Covadonga, que en este
2018 celebra, como saben, un triple centenario: el primero de la Coronación de
la Virgen, también el primero de la declaración del Parque Nacional de la
Montaña y el decimotercero de la batalla y la proclamación de Pelayo como rey.
Todo un acontecimiento para profundizar
en lo que se ha llamado "covadonguismo", esto es la idea que propugna
la concepción de Asturias como cuna de España, aplaudida por aquellos
asturianos que se sienten los más españoles y denigrada por los otros que
defienden un nacionalismo casero y la consideran una rémora porque Asturias
pierde en ella su propia identidad.
El asunto de Covadonga interesó
especialmente a nuestro presbítero, quien firmó varios textos sobre la historia
de los reyes de la monarquía asturiana, don Pelayo y las cuestiones artísticas
e históricas de esta montaña sagrada. De todas ellas, hoy nos interesa
especialmente su libro "La Batalla de Covadonga e historia del
Santuario", una obra relativamente temprana, que se publicó en 1918, por
lo que también cumple ahora un siglo. Desde entonces tuvo varias ediciones y
constituye un manual que investigadores serios y escritores de diferente pelaje
siguen utilizando como guía en el desarrollo de sus propias tesis.
Los generales San Martín Alonso Valdés Cabanillas y Juan Bautista Sánchez a hombros con la virgen camino de la santa Cueva. (Todocolección) |
Y es que para fundamentar este trabajo,
el cura de Laviana, según dijo uno de los críticos de su obra "estudió
(que no es igual que leerlos) todas las crónicas, cronicones, centones y tumbos
que pueden ofrecer un rayo de luz a la verdad histórica". Y la verdad es
que su relación de fuentes sobre la batalla, tanto cristianas sobre árabes, fue
completa y le permitió llegar a unas conclusiones novedosas para su tiempo, que
todavía pueden mantenerse en algún aspecto: según él, la batalla de Covadonga
sí se dio realmente en la cercanías del monte Auseva, aunque con un número de
combatientes reducido y menos bajas de las que se venían considerando hasta
entonces. Una característica del libro de don
Luciano es que con cada edición fue engrosando sus contenidos, y así nos sirve
para ver seguir la posición de la Iglesia asturiana ante los principales
acontecimientos de nuestro siglo. Por ejemplo, en 1918 escribió que "En
Covadonga se cavaron los cimientos y comenzaron a colocarse los sillares de
aquel portentoso edificio que, apoyándose en dos robustos pilares, la Religión
y la Patria, había de ser llevado a feliz término por los Reyes
Católicos", razonando después como a partir de este momento, España pudo
llegar a su apogeo.
Y en la reimpresión de 1952 no dudó en añadir que cuando
las cosas cambiaron "Dios suscitó un nuevo Pelayo, el Generalísimo
Franco", quien "con la Cruz por divisa y la Virgen por protectora
libertó a España del yugo con que estaba siendo aherrojada".
Ilustración de Alfonso Zapico |
El longevo presbítero no se olvidó
tampoco de narrar una historia pormenorizada de las obras y construcciones
realizadas en el santuario hasta darle el aspecto que ahora conocemos; y
tampoco dejó en el tintero la reseña de los principales acontecimientos que lo
tuvieron como escenario en el siglo XX, sin olvidar lo ocurrido durante la
última guerra civil, cuando su tesoro fue saqueado y la Virgen llevada hasta
Francia por combatientes republicanos.
Ya les conté en otra ocasión estos
hechos siguiendo la versión de otro sacerdote ilustre, el mierense Silverio
Cerra, quien investigó su peripecia desde que el comandante republicano Manuel
Sánchez Noriega "el Coritu" pudo salvar la imagen y el
anarcosindicalista Eleuterio Quintanilla recibió el encargó de sacarla de la
región, hasta que acabó en la embajada española de París. De paso también pude
narrarles entonces como se produjo su regreso triunfal, llevada en procesión
desde lo alto del puerto de Pajares hasta su hornacina en Covadonga, a partir
de las informaciones que fue publicando la prensa de la época.
Don Luciano López y García-Jove paseando por la plaza de la catedral de Oviedo. (Laviana) |
Don Luciano también dejó escrito su
testimonio de aquellos días, a partir del momento en que un joven comunista
empleado en la embajada "tocado en su corazón de cristiano y
asturiano" le contó a un fraile español de la orden que tenía a su cargo
la Misión Española en París, la presencia de la "Santina" en la capital
gala, y siguiendo su consejo, procedió a esconderla hasta la llegada del nuevo
embajador franquista. Poco después se nombró una Junta encabezada por el obispo
y se responsabilizó al general Jordana del traslado, señalando el 11 de junio
para su llegada a Irún, donde iba a recibir el primer homenaje nacional. En su libro narró como desde allí, la
trasladaron en automóvil hasta Asturias, después de hacer noche en León, y por
fin, a las cinco de la tarde del día 13 la Virgen fue recibida en Valgrande por
una multitud que se había desplazado en trenes especiales y vehículos de todo
tipo para venerarla en un pequeño altar enmarcado por un arco de flores que
señalaba el punto de partida en la carretera, justo en el límite de provincia.
Luego la colocaron en unas andas de bronce dorado, fabricadas para la ocasión,
e inició su descenso escoltada por requetés y carabineros hasta el pueblo de
Pajares, donde pernoctó.
Ilustración de Alfonso Zapico |
Al día siguiente la procesión fue
deteniéndose en Puente los Fierros, La Frecha, Campomanes y Vega del Rey para
hacer noche en Pola de Lena. El día 15 pasó por Ujo y Santullano antes de
llegar a Mieres al atardecer, y el 16, doscientos mineros con sus lámparas
encendidas la acompañaron por Santo Emiliano hasta Sama, donde la iglesia aún
no había sido reconstruida tras los daños sufridos en la guerra, por lo que la
imagen fue velada en una cueva artificial imitando la de Covadonga que se
levantó en el parque. Allí la velaron toda la noche tanto los langreanos como
gentes venidas desde San Martín del Rey Aurelio, Laviana y Caso. Finalmente, el
17, después de cruzar La Felguera y Riaño, la comitiva dejó las cuencas mineras
y siguió su camino hasta Oviedo.
Don Luciano también recogió otra segunda
visita de la Virgen, esta vez dentro de la gira que hizo por toda Asturias,
acompañada por cuatro canónigos y escoltada por la Guardia Civil entre mayo y
julio de 1951. Ya no queda espacio para contarla hoy, pero seguro que alguien
lo hará a lo largo de este año.
El sacerdote Luciano López García-Jove saluda al astrofísico Stephen Hawking.(LNE) |
FUENTE: ERNESTO BURGOS-HISTORIADOR
Ernesto
Burgos Fernández nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957. Licenciado
en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de
Estudios Avanzados en Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas
mineras del sur de Asturias» 2006).Profesor de Educación Secundaria, ha
trabajado en los institutos «Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra»
(Mieres), «Camino de La Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde
2006 en el IES «Mata Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador
mierense fue distinguido con el reconocido galardón anual de “Mierense del año”.
Alfonso
Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance.
Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del
Principado de Asturias (Aula Didáctica de
los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de
Asturias y Poitou-Charente (Francia). Realiza ilustraciones, diseños y campañas
para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es
ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…).
Se estrena en 2006 con un álbum de corte
histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo
publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción
determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto
palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James
Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011),
que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno
de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).
Vive en la localidad francesa de
Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri,
2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se
encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que
constará finalmente de tres tomos.
Esta magnífica obra es un autentico
tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros
de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador
de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos
y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a
la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte".
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