Quedan Comadres
para rato
Escultura a la Danza Prima en Pola de Siero |
La fiesta
polesa, de origen remoto y ascendencia sacra, ha tenido numerosas etapas, con
el bollu preñáu como único protagonista superviviente
Una panadería de la Pola con mujeres cargando bandejas llenas de bollos de Comadres elaborados por ellas mismas |
La fiesta de Les Comadres tiene una raíz inmemorial en la Pola, y hay
numerosas conjeturas sobre su origen. En un trabajo realizado por la archivera
municipal, Rosa María Villa, junto a Gregorio Fonseca, se ponen sobre el tapete
numerosas teorías sobre el origen de un festejo que se celebra en toda España.
Les Comadres abren paso al Carnaval. (LNE) |
La fiesta de Les Comadres es una antigua tradición, que se revive cada año en el centro de Asturias, y siempre el último jueves antes de Carnaval. |
La deriva hacia lo profano es común en las fiestas de Comadres de otras
partes, pero la Pola tiene otro rasgo excepcional: su carácter mixto.
La fiesta experimentó una importante evolución a lo largo del tiempo. Lo
que en un principio fue una fiesta sólo de mujeres, terminó convirtiéndose en
una celebración familiar. Desde hace mucho tiempo, consistió en reunirse los
familiares y amigos a merendar el bollu preñáu (que en la Pola está hecho de
masa de pan o de hojaldre, con mantequilla y relleno de chorizo), acompañado de
sidra y una naranja.
COMADRES.CENAS. (La Región) |
Las meriendas se hacían en el campo hasta que, a principios del siglo XX,
por diversas razones, empezaron a hacerse en locales cerrados. No obstante, los
niños conservaron durante mucho tiempo la costumbre de salir a comadrar a los
alrededores del pueblo.
El siguiente gran paso en la evolución de la fiesta fue el baile en la
plaza cubierta. A mediados del siglo pasado, con el nacimiento de la Sociedad
de Festejos, surgió la necesidad de recaudar fondos para la entidad y comenzaron
entonces a celebrarse las fiestas en la plaza. Esta cita de Les Comadres tuvo
un gran auge y está entre lo recordado con más afecto por los polesos.
Bollos de Comadres |
Pero no se paró ahí. En los años ochenta y noventa, con el auge de los
discobares, el baile de la plaza languideció en favor de la calle, y Les
Comadres vivieron su etapa más multitudinaria. Las familias y pandillas de la
Pola conservaron la tradición de comadrar, pero empezaron a hacerlo en los
bares, mientras que la gente del resto de Asturias acudía por miles a celebrar
la primera gran fiesta del año. Entretanto, los niños conservaban la costumbre
de comadrar por los alrededores.
Y todavía estaban por llegar cambios importantes, provocados por diversas
circunstancias. Una de las más significativas fue el auge de Les Comadres -en
este caso, con el enfoque tradicional "sólo para mujeres"- en otras
localidades asturianas, especialmente en Gijón, que hizo que la afluencia de
gente a la Pola menguase de forma exponencial desde principios de siglo.
La
otra, la llegada de la crisis económica y, con ella, el declive de la noche,
que terminó por darle la puntilla a la celebración de la Pola. De forma
paralela, la costumbre de los niños de salir a comadrar al campo fue también a
menos. Jenaro Soto trató de insuflarle algo de oxígeno a la fiesta en los últimos
años organizando conciertos y bailes en la Plaza, pero las propuestas nunca
acabaron de cuajar. Entre otras cosas porque los polesos, sin proponérselo,
habían modificado sus costumbres y, en cierto modo, renunciado a su propia
fiesta. A medida que Les Comadres iba perdiendo fuelle, los polesos se iban
decantando cada vez más por reunirse el viernes, día de Comadrines.
Comadres para todos en Pola de Siero |
Entonces llegó el momento en el que la gente de fuera de la Pola dejó de
acudir a la localidad por Les Comadres, al mismo tiempo que los polesos se
quedaban en casa y preferían esperar al viernes.
Ahora todo el mundo aboga por mantener la tradición culinaria (el bollu
preñáu y la tortilla de sardines salones) por más que la fiesta haya perdido todo
el tirón que tenía. Y lo cierto es que, pese a los muchísimos vaivenes que se han visto a lo
largo de los años, las panaderías están viendo crecer la venta de bollos, y la
tradición de elaborarlos en casa pervive con muy buena salud. La mañana de Les
Comadres sigue siendo la misma y todo indica que la fiesta no se perderá.
Quedan Comadres para rato.
FUENTE: MANUEL
NOVAL MORO
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