Guerreros visigodos con la basílica de San Juan de Baños detrás, siglo VII u VIII d.C. (Ángel García Pinto). Facebook: Ilustraciones Históricas. |
La Cordillera
Cantábrica fue poco colonizada por los diversos pueblos que, en la antigüedad,
la habían (teóricamente), conquistado. Romanos, Visigodos y Árabes pasaron por ella, en diversos momentos entre el siglo I a.C. y el siglo VIII d.C., pero, por diversos motivos, no se molestaron en ejercer una dominación efectiva del territorio
Gutiska Razda. El sitio de la lengua goda.
Cantabria y Asturias, territorio indómito
Demasiado montañosas, demasiado lejanas, poco prometedoras, bárbaras, pudieron ser muchos de los epítetos con que calificaran a esas tierras húmedas, de riscos escarpados y valles angostos, que, además, estaban poco pobladas y no parecían representar un espacio de interés económico o político. Los romanos se limitaron a extender unas pocas calzadas, de carácter bastante secundario, entre León, Galicia, Asturias y Cantabria, y sólo construyeron algunas ciudades en las dos primeras; así, la romanización propiamente dicha fue sumamente superficial. Y los visigodos, con su poder asentado principalmente en Toledo, y desunidos por luchas intestinas y problemas sucesorios, tampoco prestaron demasiada atención a aquel lugar poco civilizado.
Ejercito fatimí
o fatimida: a la izquierda del siglo XI: 1 Guardia califal, 2 jinete sahariano,
3 jinete, 4 miliciano voluntario. Autor Angus McBride. (...). Saber más... Arre Caballo. |
Cantabria y Asturias, territorio indómito
Demasiado montañosas, demasiado lejanas, poco prometedoras, bárbaras, pudieron ser muchos de los epítetos con que calificaran a esas tierras húmedas, de riscos escarpados y valles angostos, que, además, estaban poco pobladas y no parecían representar un espacio de interés económico o político. Los romanos se limitaron a extender unas pocas calzadas, de carácter bastante secundario, entre León, Galicia, Asturias y Cantabria, y sólo construyeron algunas ciudades en las dos primeras; así, la romanización propiamente dicha fue sumamente superficial. Y los visigodos, con su poder asentado principalmente en Toledo, y desunidos por luchas intestinas y problemas sucesorios, tampoco prestaron demasiada atención a aquel lugar poco civilizado.