GIGIA O NOEGA: HISTORIA DE UNA CIUDAD
Hallamos por primera vez mención de estas
tierras en Plinio. Éste relata que llegaron del mar unos enigmáticos hombres
que absorbieron a los habitantes que allí vivían. Los recién llegados fueron
llamados los "Hombres Serpientes", y según el mismo cronista tenían
un enigmático culto y su correspondiente símbolo era un hacha de doble filo. Los restos que nos quedan de aquellos
tiempos son estructuras megalíticas. En Asturias reciben el nombre de mámoas o
mámulas, ya sea por la forma semiesférica de algunas recordando un pecho de
mujer, o por las inscripciones y dibujos que se asemejan a ídolos
representativos de "madres". También reciben el nombre de
"cuturullos". Cada megalito compone una
arquitectura que parece concebida precisamente para llamar la atención en su
entorno y que contrasta con la supuesta débil construcción llamada de los
"vivos". El interés que se despierta de su estudio no se agota en su
destino (funerario, simbólico, religioso, mágico y místico en definitiva). Nos
asaltan inquietantes preguntas sobre estas sociedades megalíticas; tan sólo
tenemos respuestas sin palabras, mensajes estáticos y fríos encerrando en su
corazón pétreo la vida de lo secreto y mágico. Los cronistas e historiadores romanos
dicen de los habitantes de estas tierras que eran gentes de indómito valor;
jamás doblaron la cerviz ante el enemigo ni fueron domados por palabras
engañosas. Según Estrabón, "la nación más valiente en que se dividía España
era indudablemente la de los astures".
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Guerrero astur (asturweb). Pinterest |
Al igual que la mayoría de los
pueblos, el origen de Asturias se pierde en la noche de los tiempos, y las
primeras páginas de su Historia están entre nieblas, como lo están sus altas
cumbres
El Gijón Romano. (mercadoartesanoyecologico.com) |
Para no interpretar hechos y darles un nuevo matiz equivocado, vamos a
beber en las fuentes primeras de donde brota la historia. De la historia de
Gijón, la antigua Gigia o Noega, apenas nos quedan algunos textos que hacen
mención de lo acaecido en esta villa en tiempos pasados. Gigia, según las
crónicas, era, junto con Lancia, la ciudad más importante de los astures. Dicen
los historiadores romanos: "Esta tierra se encuentra fortificada por
poderosos elementos naturales, montañas de agreste relieve y un mar poderoso
que golpea contra sus costas. Toda esta tierra es de exuberante belleza, donde
late un torbellino de lucha constante, un continuo manantial de vida, que nace
de las entrañas mismas de la tierra y de las aguas que la fecundan. Desde los
helados vientos de las cumbres nevadas, hasta los tibios vientos húmedos de los
valles y las costas, desde los saltarines ríos hasta los solitarios acantilados
donde el mar se esfuerza por arrancar con cada golpe de su aliento un pedazo de
las rocas, se nota la fuerza de una presencia que vive en cada rincón".
Guerrero astur sobre un asturcón. (pinterest) |
Ruinas del llamado Torrexón de San Pedro o de Santa María, en Veranes, que fue villa romana y luego iglesia. |
El célebre poeta épico español Silio
Itálico, historiador y geógrafo, presenta el origen del nombre y nación de los
Astures: después de la destrucción de Troya, el griego Astyr fue conducido por
las lágrimas de la Diosa Aurora a este país tan remoto del suyo, y se
estableció con sus compañeros en un río que de su nombre se llamó Astura
(actual Ezla). Pero aunque se adopte este poético
origen griego del nombre de Asturias, no puede dudarse que Astyr y sus compañeros
encontraron ya en aquel país habitantes que pertenecían a la raza escita. Lucio Floro nos dice que la región
astur era extremadamente montañosa, y que se hallaba dividida en diferentes
naciones o repúblicas como los brigecios, los bedunenses, los arniacos, los
luggones, los saelinos, los superacios, los amacos, los tiburros, los gigurros,
los paesicos y los coelas, con lo que convienen también Plinio y Tolomeo.
Estrabón afirma que la sociedad astur estaba formada por
"gentilicias", es decir, individuos o grupos que compartían un
parentesco en mayor o menor grado, y tenían sus propias tierras y ganado de
propiedad comunitaria, sus propios Dioses protectores, ritos y ceremonias. Estas sociedades reservaban un papel
preponderante a la mujer. Las hijas heredaban los bienes, y el varón era el que
tenía que aportar la dote al matrimonio. Estos rasgos de tipo matriarcal
conviven con otros que ya indican la transición de estos pueblos hacia la
sociedad patriarcal, proceso que se aceleró después de la conquista romana.
Ilustración de Alfonso Zapico |
También relata Estrabón que tenían
una poesía épica muy desarrollada, composiciones transmitidas por tradición
oral, declamadas en las ocasiones solemnes por una especie de bardos. Los aspectos más importantes de estos
pueblos eran la religión y la guerra. En las fiestas bailaban al son de una
flauta y trompetas, y en las noches de plenilunio se celebraban grandes danzas
en las que intervenían todos los habitantes del poblado, danzas religiosas en
honor a un Dios desconocido, cuyo nombre no podía ser pronunciado. Rendían culto a la Naturaleza, a las
fuerzas y potencias telúricas de la tierra, una Naturaleza viva a la que estos
pueblos estaban íntimamente unidos. También mencionan los antiguos cronistas
que eran un pueblo feliz, risueño y alegre, y expresaban su felicidad
realizando fiestas y reuniones donde se unía todo el poblado y compartían
danzas, bailes, cantos y narraciones de hechos heroicos. Era pasmosa su destreza en disponer
emboscadas y en adivinar y eludir los lazos que se les tendían. Eran robustos,
ágiles y sueltos, ejecutaban sus evoluciones guerreras con rapidez y orden. Tenían una danza guerrera en la que
los hombres, asidos de las manos, empuñaban la lanza y formaban un gran círculo,
acompañándose entonces de canciones belicosas, en las que se referían a las
grandes hazañas de los héroes, y acababan por formar un simulacro de batalla. Según Josefo, general romano,
"los astures son guerreros hasta el delirio". Así que cuando llega
Roma con su poder civilizatorio, se encuentra con un pueblo difícil de someter.
Tanto los hombres como las mujeres sostuvieron una lucha desesperada contra las
legiones romanas.
Las deserciones romanas se
multiplicaron, viéndose el César en la triste misión de marcar con el estigma
de cobarde toda una legión nombrada Augusta, haciéndole perder el honor que
había conquistado en lejanas tierras. Profundamente disgustado Augusto por estas
dificultades, en el 22 a.C., nombró al frente del ejército que luchaba contra
los astures al general C. Antistio, y éste logró conseguir finalmente la
victoria. Agobiados por tantos reveses, los astures
se refugiaron en el monte Medulio, y allí fueron a buscarles los ejércitos de
Carissio y Furio, que a fin de imposibilitarles la fuga rodearon la montaña con
un gran foso en cuya construcción se empleó bastante tiempo. Reducidos entonces los astures al
último grado de estrechez, prefirieron sucumbir antes que rendirse. En efecto,
después de incendiar fortuna y hogares, unos se arrojaron a las llamas, y otros
después de consumir en un festín las muy escasas provisiones con que en su
extremada penuria aún contaban, se envenenaron con jugo de rama de tejo; así es
que fueron escasísimos los que quedaron prisioneros. Las mujeres mataron a sus
hijos antes de que cayeran en manos de sus enemigos. Relatan varios autores que
aun crucificados cantaban alegres canciones de victoria. Si Gijón fue ciudad o villa tampoco
está bien demostrado, pues al paso que los autores antiguos le conceden la
primera categoría, los modernos le adjudican la segunda. En cuanto a su fundación, de acuerdo
todos los historiadores en considerarla como población de gran importancia al
advenimiento al trono de Augusto César, discrepan en lo relativo a su origen
primitivo.
Una crónica de Melafón, historiador
del año 200 a.C., dice así: "Costeando la ribera del mar del Norte se ven fértiles valles y en ellos algunas
poblaciones; de éstas es la ciudad de Gigia la más conocida, colocada sobre la
eminencia de un cerro, casi rodeada de mar en el centro de una ensenada, que
éste forma entre dos puntas: al Oriente es una costa inquieta y brava pero al
Occidente es una playa pacífica, una concha segura y un fondeadero abrigado,
donde se afianzan las naves de Carthago y otras naciones que comercian con esta
ciudad, que por la parte del Mediodía domina una campiña muy fértil y
deliciosa". Hay quien sostiene que la fundación
de Gijón se debe al famoso rey Gerión, cuya existencia y la de su dinastía por
esta tierra atestiguan algunos manuscritos, según afirma P. Sota en sus
Crónicas de Asturias. Las ciudades más importantes antes de
la conquista romana eran Gigia y Lancia. Según los historiadores romanos, en
torno a Gigia se extendía un bosque sagrado en el que sus habitantes se reunían
en días determinados para celebrar los misteriosos ritos de una religión
desconocida, que algunos opinan fuese la de los druidas, aunque otros afirman
que adoraban a un Dios Creador único, entonando en su obsequio cantos de amor
al Sol, la Luna y las Estrellas. Las antiguas costumbres de los
habitantes de esta ciudad son tan semejantes a las de los primitivos escitas,
que no sin fundamento se emite la opinión de que eran descendientes de aquella
raza asiática.
Estos antiguos gijonénses se
dedicaban principalmente a la ganadería, criaban sobre todo bueyes, vacas y cerdos.
También los caballos estaban sumamente extendidos según el testimonio de Estrabón,
Marcial, Séneca y otros escritores; su hermosura y agilidad resaltaban en alto
grado y eran muy apreciados por los romanos, que los llamaban asturcones.
Más tardíamente los romanos se dedicaron a la metalurgia del hierro, bronce, plata y oro. (scoop.it) |
El P. Mariana, en su Historia de
España, en el capítulo dedicado a Gijón afirma: "Amílcar y Gisjón, nietos
de Magón, se hicieron al mar de orden del Senado de Carthago, a descubrir
nuevos rumbos y costas. Amílcar se fue hacia América. Gisjón vino a Gijón y
construyó en él un almacén, castillo o fortaleza con pretexto de proteger su
comercio". Hay también quienes dando fe al relato del jesuíta creen que
Gijón fue fundada por los cartagineses. Esta opinión se refuta con suma
facilidad, pues Gijón es parte integrante del país de los astures, y está bien
demostrado que éstos se mantuvieron independientes hasta los tiempos de
Augusto. ¿Cómo creer en la dominación de Carthago?
En nuestra opinión, es probable que
algunos comerciantes cartagineses, atraídos por las excelencias de un país
fértil y rico, llegaran a Gijón con ánimo de establecerse, y que pasado algún
tiempo se confundieran con el resto de sus habitantes. Parece ser que los
fenicios, cartagineses y otras naciones comerciaban con los astures en el
puerto de Gijón, unos y otros atraídos por sus ricos metales, la abundancia de
maderas y la exquisita calidad de las piedras de sus canteras. Grande debe
haber sido el esplendor de Gijón durante la época romana; así lo atestiguan
numerosas ruinas y vestigios que aún se conservan.
Consideró el Senado romano la
conquista de Gijón como una de las más insignes victorias que alcanzaron sus
armas, otorgando los honores del triunfo a Sesto Apuleyo, merced tan señalada
que sólo se concedía por hechos memorables. En agradecimiento Apuleyo erigió un
monumento para señalar su victoria y el último límite del Imperio en el oceáno,
dedicado a Júpiter, cerca del fondeadero de Torres donde había estado con su
escuadra cuando sucedió la toma de Gijón. Plinio efectivamente afirma: "En
la península hay tres aras sestianas dedicadas en honor de Augusto".
Pomponio Mela también las describe. Estas tres aras, según el P. Mariana, eran
tres grandes pirámides parecidas a las de Egipto, huecas, con escaleras de
caracol, que llegaban hasta la cumbre.
Ilustración de Alfonso Zapico |
Hoy no quedan casi señales de su
grandeza pasada, ya que en diversas ocasiones la ciudad sufrió grandes
incendios, quedando arrasada, aunque nuevamente se levantó de entre sus cenizas
una y otra vez.
Dibujo de Gaspar Meana que interpreta un día cualquiera a las puertas de la muralla de Gijón, con campesinos llevando sus productos a la civitas. «historia de gijón» |
Bibliografía
- ·
Historia
de España, P. Mariana.
- ·
Los
Pueblos de España, Julio Caro Baroja
- ·
La
Mitología Asturiana, Constantino Cabal
- ·
Astures,
Asociación Astures
- ·
Gijón
en la Historia General de Asturias, Julio Somoza.
- ·
Historia
de la Villa de Gijón, D. Estanislao Rendueles Llanos
Ilustración de Alfonso Zapico |
FUENTE: ELVIRA COLLADO (GRANADA NUEVA ACRÓPOLIS)
Textos extraídos de:
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Memorias de Gigia
Escudo de Gijón |
El
escudo de Gijón se lleva utilizando en su forma actual al menos desde el año
1649, en el que se tiene constancia oficial de su uso. En él se representa a
Don Pelayo, aunque su figura ha sufrido variaciones a lo largo del tiempo. Así,
en aquella época el rey astur vestía una armadura completa y celada, al uso del
siglo XV. Hacia 1873 aparece una versión en la que Pelayo viste según la
vestimenta habitual del siglo VIII. espanolsinfronteras.com
Soldados romanos. (pinterest) |
HISTORIA
- Prehistoria y romanización
Los
primeros testimonios de presencia del hombre en lo que hoy conocemos como
concejo de Gijón se sitúan en el Monte Deva, donde existen una serie de túmulos
(primitivos enterramientos) y en el Monte Areo, donde existe un conjunto
dolménico neolítico considerado como el más importante del norte de España. En
1990, unas prospecciones arqueológicas permitieron sacar a la luz 30 dólmenes,
repartidos en dos sectores diferentes: Los Llanos y Les Huelgues de San Pablo,
que según los están agrupados en un "cierto orden monumental".
Sucesivas campañas arqueológicas han permitido el estudio de un túmulo en el
área de San Pablo y otros dos en la zona de El Llano. De tipología
diferenciada, dos de ellos presentan cámaras de planta rectangular y otro,
trapezoidal con un pequeño corredor precediéndolo. Éste último es un caso
interesante, ya que no es frecuente encontrar dólmenes de corredor en el área
del Cantábrico. Este conjunto dolménico está datado del 5000 a. C. El primer
poblado del que se tiene noticia (Noega) se encuentra en la Campa Torres, con
origen en los siglos VI y V a. C., poblado por astures de la gens de los
cilúrnigos y posteriormente romanizado. Sin embargo Noega fue progresivamente
abandonada como consecuencia de la fundación de la ciudad romana de la península
de Cimadevilla, posiblemente llamada Gigia. Esta ciudad, sin duda la más
importante de la Asturias romana, debió de ser un importante puerto de la ruta
marítima del cantábrico, además de servir de enlace con la meseta a través de
la vía que, partiendo de Gigia, recorría el centro de asturias por Lucus
Asturum y que posteriormente enlazaba, en Asturica Augusta, con la Vía de la
Plata. De esta etapa histórica nos quedan los restos de las termas romanas del
campo valdés (siglo I a II d. C.), la muralla romana (siglo III a IV) y la
fábrica de salazones, entre otros hallazgos arqueológicos. Además la
romanización debió de ser intensa en todo el concejo, como atestiguan las
villas romanas de Veranes y Murias de Beloño.(espanolsinfronteras.com)
FUENTE: ESPAÑOL SIN FRONTERASMujeres romanas |
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Muy bueno. Enhorabuena
ResponderEliminarUn gran artículo. Felicidades.
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