Ramiro I, rey con mano dura
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Retrato
imaginario del rey Ramiro I de Asturias, de Isidoro Lozano. 1852. (Museo del
Prado, Madrid). Ramiro I de Asturias (c. 790-1 de febrero de 850) fue un rey de
Asturias entre los años 842 y 850. Era hijo del rey Bermudo I de Asturias y de
la reina Uzenda Nunilona, así como nieto de Fruela Pérez y bisnieto de Pedro
de Cantabria. (...). Saber más... WIKIPEDIA.
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Tras derrotar a
Nepociano, hubo de afrontar un período de «guerras civiles» y sus siete años en
el trono dejaron un notable legado constructivo
«Ramiro, hijo del
príncipe Vermudo», fue elegido para el trono a la muerte de Alfonso II, según
la «Crónica de Alfonso III». El príncipe Vermudo tiene que ser el Vermudo I que
renunció al trono en 791, tras ser derrotado por los musulmanes en Burbia y al
recordar que había sido diácono. No sabemos cuando nació Ramiro, pero muy
probablemente tenía más de 50 años en 842. Estaba entonces viudo, pues la
citada crónica cuenta que cuando se produjo el fallecimiento de Alfonso II no
estaba presente, pues se había trasladado a la provincia de Vardulia, «para
tomar esposa». Vardulia era entonces el norte del territorio que luego se llamó
Castilla, y la esposa en cuestión sería Paterna, que aparece como reina en el
ara de Santa María del Naranco, fechada el 23 de junio de 848. Ramiro I reinó
del 843 al 850. La «Crónica Albeldense» nada dice de la ascendencia de Ramiro,
ni de su elección como rey. En su versión, Ramiro se hizo con el trono tras
derrotar a Nepociano, «junto al puente del Narcea». Y Nepociano, según
coinciden las listas de los reyes conservadas en varios códices, sucedió a
Alfonso II y precedió a Ramiro I. Lo que no aclaran esas listas reales es el
tiempo que duró el reinado de Nepociano.
En el relato de la «Crónica de Alfonso III», a la muerte de Alfonso II,
Nepociano, conde de palacio, se aprovechó de la ausencia de Ramiro para hacerse
con el reino de forma ilegítima.
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El Rey Ramiro I en una jornada de caza, al fondo la iglesia de Santa María del Naranco. La iglesia de Santa María del Naranco en Oviedo, originalmente concebida como salón del trono de su palacio por el rey Ramiro I a mediados del siglo IX, fue reconvertida a templo cristiano unos centenares de años más tarde. El motivo parece ser un posible hundimiento parcial de la vecina iglesia de San Miguel de Lillo, que era la usada en las ceremonias religiosas a las que asistía el devoto monarca. Foto Archivo. |
El de conde de palacio
era un cargo que no había existido en la corte visigoda y sí en la carolingia,
en la que constituía el máximo responsable de la administración cortesana.
Ramiro se encontraba en la provincia de Vardulia para tomar esposa y al tener
noticia de la muerte de Alfonso II buscó refugio en Galicia, concretamente en
la ciudad de Lugo, donde reunió un ejército para regresar a Asturias a
recuperar o lograr el trono. La «Sebastianense» matiza que Ramiro, desde Lugo,
en Galicia, se «hizo con el ejército de toda la provincia» y marchó hacia
Asturias, donde le salió al encuentro Nepociano, apoyado por astures y
vascones. Las alianzas étnicas que se producen en este conflicto sucesorio
tienen su explicación. Los astures defendían, sin duda, la legitimidad de
Nepociano como heredero de Alfonso II, y los vascones, probablemente, a un
miembro de su pueblo, pues Nepociano debía pertenecer a la familia de Munia, la
princesa vascona madre de Alfonso II. El apoyo de los gallegos a Ramiro se
explica por alianzas y lazos matrimoniales. Sánchez-Albornoz supuso que la
primera esposa de Ramiro era gallega basándose en la existencia documentada de
un personaje llamado Gatón, que fue conde del Bierzo durante el reinado de
Ordoño I. Este Gatón era o bien hijo de Ramiro I y hermano de Ordoño I, o
cuñado de éste, y poseía numerosos bienes en Galicia, sobre todo en Triacastela
(Lugo). En cualquiera de los dos casos, Ramiro había establecido fuertes
alianzas en Galicia antes ya de la muerte de Alfonso II; de ahí que se
dirigiera a Lugo para reunir fuerzas con las que asaltar el trono astur. No
sabemos si había conseguido también la alianza con los castellanos, fin que
perseguía su matrimonio con Paterna, perteneciente a la nobleza de esa zona. Un
pariente de ésta, Rodrigo, aparece en la
documentación como el primer conde de Castilla. Ramiro debió de tardar
bastante tiempo en sellar alianzas y pactos para reunir su ejército gallego.
Una vez logrado, marchó sobre Oviedo. De su expedición supo Nepociano, que
salió a su encuentro con una tropa integrada por astures y vascones. Debía ser
la primavera de 843, o mejor, 844, y el choque, del que ignoramos los detalles,
se produjo junto a «un puente sobre el río que se llama Narcea». Ese puente del
río Narcea hay que localizarlo en las proximidades de Cornellana, importante
nudo de comunicaciones desde época romana. Allí confluían la vía que desde Lugo
de Llanera («Lucus Asturum») conducía a Lugo de Galicia («Lucus Augusti») y la
que venía de tierras de León por el puerto de La Mesa. En la margen derecha del
Narcea, frente a Cornellana, hay un lugar llamado Casas del Puente, donde hay
vestigios de un viejo puente que, al parecer, cayó de viejo en 1580. Según la
«Rotense», una vez entablado el combate Nepociano fue abandonado por los suyos,
tras lo cual se dio a la fuga. La «Sebastianense» no llega a mencionar si hubo
encuentro armado, pues dice que sin tardanza fue abandonado por los suyos. La
«Albeldense» dice a las claras que Ramiro «venció a Nepociano junto al puente
del Narcea». Perdida la batalla, Nepociano emprendió la huida, siendo apresado
por los condes Escipión y Sonna cuando marchaba hacia el oriente, a la región
de Primorias (la zona de Cangas de Onís). Capturado, se le aplicó la ley II, 1,
8 del «Liber Iudicum», establecida por Chindasvinto, que castigaba con la
ceguera a quienes delinquían contra el príncipe. Poco después de esta batalla
se produjo la llegada ante la costa de Gijón de una flota de normandos. |
Recreación de
Ramiro I. (...). En su sepulcro hay un epitafio que, traducido al español,
dice: «En primero de febrero de la era de 888 (850 de J.C.) murió el rey don
Ramiro el primero. Todos los que esto leyeren no cesen de rogar por su descanso
perdurable». (...). Saber más... Oviedo Enciclopedia.
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La «Rotense» dice que los
normandos eran un pueblo desconocido hasta entonces para ellos, paganos e
infinitamente crueles. Los normandos no llegaron a desembarcar en Gijón, pero
sí lo hicieron en el lugar llamado Faro Brigancio, que hay que identificar con
La Coruña. Ramiro había movilizado un gran ejército y les plantó batalla. Según
la «Crónica de Alfonso III», los normandos sufrieron muchas bajas y perdieron
varias naves, quemadas por el ejército de Ramiro. El resto de la flota continuó
viaje hacia Sevilla, ciudad en la que causaron grandes destrozos, de los que da
cuenta el historiador árabe Ibn Hayyan, en su «Almuqtabis». Era el final del
verano de de 844. Tras derrotar a
Nepociano, Ramiro hubo de hacer frente a lo que las crónicas califican de
nuevas rebeliones, seguramente seguidores del rey destronado o parientes en
diverso grado de Alfonso II, abriendo un período que no dudan en calificar de
«guerras civiles». El cronista autor de la «Rotense» escribe: «Dos magnates, un
prócer y el otro conde de palacio, se levantaron en su soberbia contra el rey.
Pero cuando el rey conoció sus designios, a uno de ellos, cuyo nombre era
Aldroito, ordenó que le sacaran los ojos, y al otro, de nombre Piniolo, lo mató
por la espada con sus siete hijos». La «Albeldense"» que califica a Ramiro
de «vara de justicia», cuenta que «acabó con los bandoleros arrancándoles los
ojos. Terminó con los magos por medio del fuego, y con admirable celeridad
desbarató y exterminó a los rebeldes». No cabe duda, ante estos hechos, que Ramiro
era un hombre de recio carácter, buen temple y mano dura. Aparte de estos episodios
de luchas internas, añaden las crónicas cristianas que hizo dos veces la guerra
contra los sarracenos, saliendo victorioso, sin dar más detalles. Por el
contrario, Ibn al-Athir y otros historiadores árabes cuentan que en septiembre
de 845, un ejército musulmán penetró en Galicia, llegando a la ciudad de León,
a la que pusieron sitio. Abandonada en la noche por sus habitantes, fue
saqueada y destruida, aunque no lograron abatir sus murallas, «pues tenían
diecisiete codos de ancho». Según las crónicas cristianas, León no fue
repoblado hasta el reinado de Ordoño I, planteando esta noticia la cuestión, no
resuelta, de si hubo un previo intento de repoblación por parte de Ramiro, o si
la ciudad estaba ocupada por gentes del entorno que se hallaban fuera de
control cristiano y musulmán. Pero, sobre todo, Ramiro I pasó a la historia
como un rey «constructor», por los excepcionales monumentos que mandó levantar
en el Naranco. Dice la «Rotense»: «Después de que descansó de las guerras civiles,
edificó muchos edificios de piedra y mármol, sin vigas, con obra de abovedado,
en la falda del monte Naranco, a sólo dos millas de Oviedo». La «Sebastianense»
da nombre a una de las construcciones, una iglesia en memoria de Santa María, a
la que califica de «admirable belleza y hermosura perfecta», y añade, que «si
alguien quisiera ver un edificio similar a ése, no lo hallará en España». Murió
en su palacio del Naranco el 1 de febrero de 850 y sus restos fueron enterrados
en Oviedo, en el panteón real de la iglesia de Santa María construida por su
antecesor Alfonso II.
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El sueño de don Ramiro. Hacia 1866. En este cuadro historicista, el
artista representa uno de los momentos previos a la legendaria batalla de la
Reconquista ocurrida en Campo de la Matanza, en las cercanías de Clavijo (La
Rioja), 23 de mayo de 844. Ramiro I (791?-850), rey de Asturias (842-850), en
las vísperas a la contienda tiene un sueño en el que se le sugiere que una
intervención milagrosa del apóstol Santiago a lomos de un corcel blanco sería
lo que propiciaría el triunfo de los cristianos en la contienda. Se trata de El
sueño de D. Ramiro, del pintor natural de Manila (islas Filipinas) Lorenzo
Rocha, donde había nacido en 1837, formado en la Escuela de aquella capital,
pensionado por el Gobierno y pintor honorario de Cámara. Llegó a ser Director
de la Escuela de Dibujo, Pintura, Escultura y Grabado de Manila, donde impartía
diversas asignaturas en 1898, según consta en el Anuario del Comercio, de la
Industria, de la Magistratura y de la Administración de ese año, en el que
falleció. Museo del prado. |
FUENTE: JAVIER RODRÍGUEZ MUÑOZ. Publicado por La Nueva España el 12-02-2014. Ver enlace. __________________________________________________________________________
AUTORES.
Javier Rodríguez Muñoz, historiador. Nació en
Mieres en septiembre de 1948. Licenciado en Historia por la
Universidad de Oviedo en 1973, ha dedicado toda su vida al estudio de la
historia y cultura asturiana, realizando su trabajo vinculado a las editoriales
Gran Enciclopedia Asturiana-Silverio Cañada y a La Nueva España, en los últimos
años. Ha participado muy directamente en obras como la Gran Enciclopedia
Asturiana y sus Apéndices; la Historia General de Asturias y la Enciclopedia
Temática de Asturias, además de otras obras y colecciones. Dirigió la librería
y sala de arte Artemón, en la calle Mon, de Oviedo (1977-1978) y entre
1980-1981, dirigió y puso en marcha el Centro Social y Cultural de Las Vegas,
dependiente del Ayuntamiento de Corvera de Asturias. En 1988 dirigió la
exposición 1388-1988. Seis siglos de historia, organizada por el Gobierno del
Principado de Asturias en conmemoración del sexto centenario de dicha
institución. Con tal ocasión coordinó la edición de la «Biblioteca Histórica
Asturiana», colección de 26 títulos que cubrían toda la historia de Asturias,
siendo autor de algunos de ellos. Coordinó también la colección «Cruzar el
Charco» editada por el Archivo de Indianos, 16 títulos publicados entre 1992 y
1994. De diciembre de 1993 a diciembre de 1996 trabajó en la puesta en marcha
del Museo de la Minería, en El Entrego, donde ha llevado el departamento de
Difusión y redactado los textos que ilustraron la exposición inicial. (…). Seguir
leyendo…. Fundación José Barreiro.
EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La
Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la
forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para
cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.“El único deber que tenemos con la historia es
reescribirla”. (Oscar Wilde)
El Blog de Acebedo se
adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y
CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y
nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta
García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo
haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.
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