20 de febrero de 2018

La crítica situación del urogallo cantábrico


Urogallos y pinos, ¿una alianza viable?
Urogallo Macho. Gonzalo Gil Madrera
Una reciente propuesta vincula la supervivencia del ave más emblemática de la cordillera Cantábrica a la plantación del árbol con el que llegó durante las glaciaciones, que desapareció desplazado por el haya
Urogallo hembra. Gonzalo Gil Madrera
El pino silvestre, albar o escocés y el urogallo común tienen una larga y estrecha historia juntos. Una sociedad que se mantiene en casi toda su área de distribución, salvo en la cordillera Cantábrica, donde comenzó a debilitarse hace unos 3.000 años, conforme el haya se fue extendiendo y desplazando a la conífera, apoyada en un clima favorable a esa sucesión (también en la acción del hombre: talas, quemas y aclareos para crear pastos), y que hoy solo subsiste en un bosque de la zona, el pinar de Lillo, en el norte de León (al otro lado del puerto de Tarna), una de las manchas vestigiales de la era de los pinos en la región atlántica ibérica, junto con las de Velilla del Río Carrión, en Palencia, y las de la sierra de Xurés, en la frontera luso-galaica.
Cartel de la campaña protección de los acebos. Dibujo de Mauricio Antón
La ruptura de ese vínculo parece estar en el origen antiguo de la actual crisis de las poblaciones cantábricas de urogallo, con una identidad genética diferenciada (la raza "cantabricus", exclusiva de estos territorios), en tanto las acículas de pino, y del pino silvestre en particular, son la base de la dieta del ave durante todo el año en el resto de su área de distribución, mientras que en la cordillera cantábrica ha debido buscar recursos alternativos, menos nutritivos, menos abundantes y menos predecibles, especialmente en invierno, que es una época crítica en la que el urogallo sobrevive casi de milagro. Teniendo en cuenta esa circunstancia, se ha propuesto recientemente la plantación de matas de pino silvestre como vía para tratar de salvar los últimos urogallos cantábricos.
Dibujo de pareja de Urogallos en celo en un pinar
La operación tiene su lógica, pero no se puede reducir la problemática del urogallo a un hábitat menos idóneo, ya que hay muchos otros factores añadidos que están actuando en su contra, comenzando por el golpe fatal que representó la caza legal de la especie hasta mediados de la década de los setenta, cuya herencia ha sido una población muy mermada y empobrecida genéticamente, y continuando por los desequilibrios en su hábitat derivados del manejo de los bosques hasta llegar a los efectos del cambio climático en curso.
Urogallo pollo. Gonzalo Gil Madrera
De igual modo, tampoco se puede ignorar el hecho de que los pinares de pino silvestre desaparecieron como consecuencia de una sucesión natural, inducida por un cambio climático (aunque con cierta ayuda humana), por lo que restituirlos "a la fuerza" a sus antiguos territorios -una operación que seguramente sea factible, dados la plasticidad y la frugalidad de esta conífera- puede tener consecuencias imprevisibles para la ecología de la cordillera y sus otros habitantes.
Urogallo en un monte asturiano
Por lo demás, tal vez, al cabo de tres milenios de vida en bosques de frondosas, el urogallo cantábrico no acepte de buen grado ser devuelto al hábitat y las costumbres de sus ancestros (de hecho, aunque hay muchos pinares de repoblación, solo el de Bedramón, en Allande, le ha parecido "acogedor"), o no se acomode a ellos con suficiente rapidez. Y dados su debilidad demográfica y sus dificultades de supervivencia, no está para experimentos.
Lámina de urogallos. Wildlife Art. aves.
Tampoco hay que perder de vista que el urogallo está en declive en toda su área de distribución; la población pirenaica, que vive en pinares de pinos silvestre y negro como los que hubo en la cordillera Cantábrica, no afronta una situación más halagüeña, y algunas poblaciones europeas "de pinar" han desaparecido. Se parte, además, del desconocimiento de algunos aspectos esenciales de la biología y la ecología del urogallo cantábrico, que impide predecir su respuesta.
Urogallos en la nieve. Autor Fulvio Baldanza
Y el pino silvestre, ¿sería capaz de reconquistar sus antiguos dominios? La tendencia del clima a una mayor sequedad lo favorece como potencial colonizador del norte ibérico, que en el escenario previsto para 2050 se convertirá en su principal refugio (las cordilleras Pirenaica y Cantábrica), mientras que desaparecerá de los montes Béticos y de la mayor parte del Sistema Central. No obstante, según los mismos modelos climatológicos, la gran beneficiada por el calentamiento será la carrasca, por lo que favorecer los pinares no sería una buena estrategia adaptativa al nuevo escenario. Un escenario, por cierto, muy inconveniente para el urogallo.
Dibujos de una pareja de urogallos
FUENTE: LUIS MARIO ARCE

Luis Mario Arce.
Nacido en Oviedo, trabaja como periodista especializado en naturaleza y medio ambiente en el diario asturiano “La Nueva España” y se dedica a la observación de aves desde hace 37 años. Es socio de SEO/BirdLife desde 1982, coordinador del grupo local SEO-Asturias y colabora como guía en los viajes internacionales que organiza el equipo de Educación Ambiental y Voluntariado de SEO/BirdLife.




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1 comentario:

  1. Crear rodales de pino silvestre en la Cordillera está muy lejos de pretender restituir los antiguos dominios de este conífera. Posiblemente ya llegue tarde a estas alturas, pero sin duda será más útil que los programas que se han llevado a cabo en estos años que no han servido más que para achacar la extinción del urogallo a las vaguedades al uso: fragmentación, pistas, furtivos, etc. Millones de euros tirados en reflexiones bizantinas sin ninguna consecuencia práctica. Lo que hace falta es ejecutar programas piloto de alcance limitado que permitan constatar la repercusión de la toma de medidas sobre las especies. Esto es ciencia y no la verborrea metafísica.

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