De cuando el independentismo llegó al Nalón
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Foto postal de San
Juan de la Arena (Asturias) - vista parcial, ed. Alarde. Todocolección |
En
1932, La Arena decidió unilateralmente, en referéndum celebrado a espaldas del
ayuntamiento sotobarquense, proclamar su independencia
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Recorte de prensa de la época |
La situación no llegaría a mayores, pero a punto
estuvo de promover un cisma a orillas del Nalón. Que
un periódico nacional dedicara una página entera a una noticia “de provincias”
indicaba que la cosa era seria. Y a La Arena el diario “La Libertad” mandó
hasta un corresponsal para cubrir el bombazo: allí, a la vera del Nalón, en lo
que el periodista madrileño, tan urbanita él, definía como “un pintoresco
pueblecito pesquero”, estaba a punto de declararse la independencia.
Unilateralmente, sin opción al diálogo con el Ayuntamiento de Soto del Barco:
los arenescos habían hecho hasta un referéndum particular en el que el “sí”
arrasó. Todo el pueblo frente a apenas seis votos en contra. Así estaba el
ambiente, irrespirable. Ese día, en agosto del 32, Gil Blas -bajo ese seudónimo
se escondía el periodista de “La Libertad”- llegó al pueblo acompañado del
gobernador de Asturias para intentar averiguar el porqué del súbito deseo
independentista de La Arena y, sobre todo, la forma para tratar de detenerlo.
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Cecilio Plá.
“San Juan de la Arena. Asturias” 1890. Artículo publicado en Asturias Diario,
el 26 de octubre de 2016, por Pedro Alberto Álvarez. saber más.... San Juan de la Arena |
Primer
descubrimiento: no era tan repentino el sentimiento, ni meras razones de
sentimentalismo contra el Ayuntamiento sotobarquense las que habían caldeado
los ánimos. Si La Arena era un pueblo próspero, desde luego no se notaba ni en
su urbanismo ni en sus infraestructuras. “Está completamente abandonado”,
afirma Gil Blas en el extenso reportaje que se publicó el 20 de agosto. “No hay
agua, no hay medios suficientes higiénicos para atender a la población
trabajadora, se carece de alcantarillado (…) El cementerio es insuficiente y,
además, ofrece cuadros macabros por razón de esta misma insuficiencia.” Y la
cosa venía de lejos. En junio de 1926, con motivo de la celebración de las
fiestas del pueblo, EL COMERCIO había denunciado también aquella situación. La
Arena, decían, generaba anualmente casi treinta mil pesetas limpias para las
arcas municipales, un beneficio que jamás repercutía en el pueblo. Solo gracias
a la Sociedad de Pescadores “El Progreso Mariano” y a cierto número de
particulares se había instalado el servicio telefónico; solo por la inversión
privada de los comerciantes llegó el telégrafo. Por
aquel entonces, sin embargo, lo que se pedía era un extremo sí cubierto por la
ley: que La Arena se constituyera en entidad local menor, lo que acabó
consiguiendo en 1930. Pero ya lo había advertido cuatro años atrás EL COMERCIO:
“El pueblo quiere una independencia económica para su desenvolvimiento más
libre”. Ahora, en el 32, los dirigentes de la entidad local menor e impulsores
de la particular declaración independentista, definían aquel hito como “el
primer paso en nuestra independencia”. Al frente estaba Manuel Albuerne,
conservero que sería asesinado tres años más tarde por un antiguo amigo de la
infancia que le pagó mal haber prosperado más en la vida que él, pero eso es
otra historia. Él era el presidente, y le acompañaban Aurelio, Manuel y Eladio
González, Amador Avello, Marcelino y Francisco Fernández y Francisco de la
Noval. Y la voluntad de todo el pueblo, o casi toda. Al gobernador y al
periodista les había recibido, vaya por Dios la casualidad, un pescador de los
pocos que criticaban el proceso independentista y reclamaba, sencillamente, que
se presionase más al Ayuntamiento de Soto para que resolviera sus problemas.
“Luego supimos que aquel vecino”, dice en su crónica Gil Blas, “con otros cinco
o seis, han sido los únicos que no han firmado la solicitud de segregación”.
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El Comercio-1926-06-23 |
Por
eso estaba trabajando. Todos los demás pescadores, en aquel verano del 32,
secundaban el paro en pos de la ansiada independencia. En el aire, enturbiando
el sentimiento popular, ondeaba la realidad: ¿acaso podría ser económicamente
sostenible una Arena independiente? Los impulsores del proceso, obviamente,
decían que sí. Que con lo que tributaban a esa fecha les sobraban casi diez mil
pesetas al año y que, al contrario de lo que defendían los partidarios de la
unidad, era falso que estos beneficios fueran tan inestables como también lo
era el oficio de la pesca, del que provenían. “Nosotros tenemos concertado un
canon anual”, aseguró un independentista anónimo a Gil Blas, “y con el importe
del mismo nos sobra para atender a los gastos que se originen con la creación
de este Ayuntamiento”. Al de Soto del Barco, por el contrario, contribuían los
arenescos -o eso afirmaban- con más del 50% del presupuesto y, a pesar de todo,
no llegaba. No había centros sanitarios -y los pocos eran obra del esfuerzo
particular-; ni se habían canalizado los manantiales de agua potable por más
que se hubieran enviado, años atrás, al Ayuntamiento sendos proyectos y
presupuestos; ciento cincuenta críos no iban a la escuela porque no había aulas
suficientes. Un
sindiós. No conocemos, ya que no las recabó Gil Blas -quizás por ya conocidas
para el lector de 1932- las razones contrarias que, desde el Ayuntamiento sotobarquense
se daban para contrarrestar tales acusaciones, tampoco la más grave: que, de
una partida de 4.500 pesetas destinadas a obras en La Arena frente a otro tanto
para Soto del Barco en 1930, nada de eso se había gastado “por piquillas que no
debieran existir” y que aún perduran ochenta años después, si bien ahora
puramente sentimentales. Por aquel entonces, la cosa fue grave. No solo por el
mero deseo político de independizarse de Soto, sino porque también hubo
enfrentamientos particulares cuando, por ejemplo, se anunció a los
sotobarquenses, cartelito mediante, que les quedaba prohibido sacar sacos de
arena del pueblo, como hacía tiempo era costumbre. “Contra
un pueblo que unánimemente solicita una cosa es difícil y peligroso ir”,
asevera Gil Blas en el punto y final de su reportaje, publicado cuando ya las
aguas habían vuelto a su cauce y, al menos sobre el papel, el Ayuntamiento se
había comprometido a hacer frente a las reivindicaciones urbanísticas de
L’Arena a cambio de no perder el territorio. “Con la disgregación de los
pueblos”, había asegurado EL COMERCIO en el antedicho reportaje del año 26,
“pretenden algunos demostrar que se pierden estimables virtudes raciales,
aunque las étnicas subsistan porque no pueden borrarlas la franja imaginativa
de la división, ni la instalación de fielatos en las demarcaciones de entrada
al pueblo.” Al fin y al cabo, eso son las fronteras. Cualquiera de ellas:
murallas inexistentes que separan un solo mundo. Comenzando por el de un
arenesco frente al de un sotobarquense… y siguiendo por todo lo demás.FUENTE: ARANTZA MARGOLLES. Publicado por Asturmix - El Comercio________________________________________________________________________
AUTORES.
Arantza Margolles Beran nació en Gijón, 1982. Licenciada
en Historia por la Universidad de Oviedo y Máster en Arqueología y Patrimonio
por la Universidad Autónoma de Madrid. Coautora de "Villafría 1934: Luz en
la memoria" y "El crimen de ayer", ambos publicados en 2012.
Colaboradora semanal en El Comercio y Noche tras Noche, (RTPA) y guionista del
programa 'Historias y Misterios'. Fuente:
Más de 130 años al servicio de
Asturias. EL COMERCIO lanzó su primer ejemplar el 2 de
septiembre de 1878 y en 1995 incorporó La Voz de Avilés, el periódico histórico
de la villa fundado en 1908. También en el mismo año se integró en Vocento. Es
el periódico más leído en Gijón y el segundo del Principado. EL COMERCIO edita
varias ediciones: Asturias, Cuencas y Oriente, además de La Voz de Avilés. Sus
lectores disfrutan de una renovada oferta de suplementos y complementa el día a
día de la provincia con la aplicación ‘Vive Gijón’. Una guía de la ciudad en la
que se puede encontrar cualquier punto de interés en función de la localización
del usuario. La mejor forma de vivir Gijón desde dentro la proporciona EL
COMERCIO. Además, el diario cuenta con un potente posicionamiento multimedia
gracias a su portal online. FUENTE:
EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La
Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la
forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para
cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.
“El único deber que tenemos con la historia es
reescribirla”. (Oscar Wilde)
El Blog de Acebedo se
adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y
CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y
nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta
García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo
haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.
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última vez el 21 de abril de 2023 a las 18:46 horas.
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