Escrito con sangre
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Ilustración de Alfonso Zapico |
Ver
artículo: "La Revolución de Octubre de 1934
en Asturias"
https://elblogdeacebedo.blogspot.com.es/2014/10/la-revolucion-de-octubre-de-1934-en.html
Las torturas sufridas por
el anarquista Segundo González Viesca en la cárcel de Oviedo y que él mismo
narró a través de una carta a su amigo Fernando Solano
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Ilustración de Alfonso Zapico |
En 1935,
los detenidos en la Cárcel de Oviedo publicaron el folleto titulado "Los
presos de Asturias acusamos" con el informe que habían dirigido al Fiscal
general de la República para denunciar ante la opinión pública la represión
posterior al octubre revolucionario. En sus páginas recogían los casos más
destacados de torturas a que habían sido sometidos muchos de ellos en la misma
prisión, en diferentes cuarteles de Guardia Civil o de Asalto, o en edificios
habilitados como calabozos provisionales en el convento de Sama, las cárceles
de Moreda o Trubia, el colegio de monjas de La Oscura, las Adoratrices de
Oviedo y el colegio de los frailes de Mieres, por ejemplo.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
El documento es
terrible y se acompañó de la descripción de los suplicios más empleados, que en
muchos casos concluyeron con la muerte, la locura o secuelas permanentes en el
cuerpo de las víctimas. Después de estudiar este texto, pensaba que ya no había nada que pudiese
sorprenderme sobre aquellos horrores. Me equivocaba. La otra tarde
"Quilino" el de Polio me pasó la fotocopia de una carta dirigida por
el anarquista Segundo González Viesca a su compañero Fernando Solano Palacio en
enero de 1936, que narra con detalle su propia experiencia en aquellas
siniestras sesiones. El escrito fue hecho para que Solano la incluyese en el
libro que estaba preparando sobre la revolución y a la vez recoge datos muy
interesantes sobre lo ocurrido en Cenera, que ahora quiero contar. Pero antes
les advierto sobre su dureza, de modo que si hoy no tienen cuerpo para leer
estas cosas, no deben seguir adelante.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
Los hechos se iniciaron el 28 de noviembre de 1934, cuando una compañía de la
guardia civil y otra de asalto mandadas por el siniestro capitán Reparaz se
personaron en el valle de Cuna para perseguir a los vecinos que habían tenido
un papel destacado en la insurrección. Segundo González fue detenido, acusado
de haber presidido el Comité revolucionario y allí mismo recibió la primera
tanda de puñetazos y golpes de fusil, iniciada por el propio capitán cuando no
pudo dar información sobre un supuesto arsenal de armas escondidas Al concluir la lluvia de golpes tenía la boca y la nariz partidas y varias
costillas y dientes rotos; la sangre era tanta que hubo que echarle encima un
cubo de agua para poder seguir el interrogatorio, esta vez mediante el conocido
método del "trimotor": suspendido en el aire con los brazos atrás y
las muñecas atadas por una cuerda que se pasaba por una viga del techo. En esa
posición inverosímil volvió a ser molido a culatazos en los riñones y los
testículos al tiempo que le pedían que gritase "Viva Cristo rey" y
que se ensuciase en las madres de los líderes de la revolución. Cuando lo bajaron tenía los brazos tan insensibles que apenas pudo sentir el
dolor que se buscó con el siguiente suplicio, introduciendo unos palos entre
los dedos que luego retorcieron con una cuerda.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
Según la carta de Segundo González, tras él fueron subidos al
"trimotor" el alcalde de barrio Nicolás Fernández Palacios, Luis
Moro, Rufino Martínez, Arsenio García y Vicente Fernández, en presencia del
maestro de Cenera, quien también fue amenazado, mientras la mayor parte de los
vecinos escuchaban los gritos de dolor, obligados a formar frente a la Casa del
Pueblo en tanto se registraban sus viviendas. Al llegar la noche, todos fueron subidos a un camión y trasladados hasta
Mieres, acompañados por una muchacha, cuyo nombre desconocemos, quien también
fue detenida, injuriada y golpeada por haber llamado asesinos a los
uniformados. En el trayecto la comitiva hizo una parada en Valdecuna donde los guardias
desvalijaron el Centro Obrero y quemaron los enseres y los libros en medio de
la plaza, como habían hecho antes de salir de Cenera y ya en el colegio de los
frailes, siguieron las palizas. Esta vez tan fuertes que los guardias creyeron
que habían matado a Rufino Martínez cuando este perdió el conocimiento. Para
comprobar si aún estaba con vida, uno de ellos le mordió un dedo con tanta saña
que le seccionó la uña y la yema. Lo mismo le sucedió a Segundo, quien volvió a
subir al "trimotor" y también quedó inconsciente, pero en este caso
se buscó despertarlo a base de patadas en sus genitales que acabaron
desollándole el pene.
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La cosa no quedó ahí, pero les ahorro la relación de horrores que se sucedieron
aquella noche hasta que al amanecer fueron llevados a otro departamento, junto
a 30 presos más. Cuando llegaron, su estado era tan lamentable que al verlos el
médico militar ordenó su traslado al Hospital. Rufino Martínez quedó paralítico
y Segundo Gutiérrez estuvo un mes encamado hasta que desde allí se le condujo
ante el juez militar. Ocho meses después su causa fue sobreseída por falta de
pruebas y se le puso en libertad. Una prueba de la veracidad de lo expuesto está en que Félix Gordón Ordás, ex
ministro de la República y diputado en Cortes por León, recogió su caso en el
informe que llevó al Parlamento sobre la represión de la Revolución de Octubre,
aunque con una pequeña discrepancia en las fechas, ya que señaló su entrada
"el 27 de noviembre con una costilla fracturada y con el cuerpo
renegrido", pero también confirmó que hubo necesidad de sondarle y que
para apalearlo le habían suspendido "en el aparato que utilizan con este
fin", fechando el alta el 19 de diciembre. También es curioso reseñar la anécdota que siguió a este asunto. Y es que
cuando en Mieres se conoció el tormento sufrido por el de Cenera, corrió el
rumor de que la tortura lo había dejado impotente.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
Por eso en cuanto tuvo
ocasión se empeñó en desmentirlo. El momento llegó con al visita que hizo a los
obreros del Caudal Federica Montseny en la Semana Santa de 1936. Hasta ella
llegó el hombre, acompañado por Solano Palacio para pedir un desmentido público
anunciando que aún estaba en buenas facultades y así se hizo en La Revista
Blanca: "Solano me trajo a Segundo Gutiérrez, el autor de la carta, narrando los
martirios sufridos, que se publica en La Revolución de octubre. Quedé
impresionada por su tipo de bandido calabrés, como yo decía riendo. Es un
hombre hercúleo, recio, moreno, de ojos ardientes Y terribles, o que me
parecieron terribles, quizá porque me miraban con algún encono. Aún río
pensando en su cólera, tan española y tan extraordinaria, en un hombre
físicamente aniquilado por los tormentos. -¡Flaco servicio me has hecho con tu
"corolario"! En él dices que estoy con la virilidad echada a perder,
y ahora las mujeres no me quieren. -¿Y por qué? -exclamé yo, sin acabar de comprenderle. -Porque dicen que estoy "capao". Y esto no es verdad, que yo soy tan
macho como antes. -¡Hombre, si quieres que publique una rectificación en ese sentido, dispuesta
estoy a hacerlo! -No, mujer. Con que les digas que hagan la prueba, basta -decía otro compañero,
riendo a carcajadas.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
Pasado el rato de hilaridad, provocado por la indignación
de Gutiérrez, empecé a hacerle preguntas sobre lo ocurrido. Me mostró las
costillas rotas, que le forman un bulto en el pecho y que ya deben haberle
extraído, pues le imposibilitaban para todo trabajo físico, doliéndole
horriblemente, cada vez que se inclinaba. Mientras hablaba, narrando los
horrorosos tormentos que en su carta describe, yo le contemplaba. Es una naturaleza de hierro, un hombre de una pieza, de carácter y de energía
sobrehumanos. Sólo así pudo resistir en silencio martirios espantosos; sólo así
pudo resistirlos sin perecer. -Este tiene siete vidas como los gatos. No acaba de morirse nunca -decían los
verdugos, rabiosos. Los ojos -ojos terribles, repito-, de Segundo, brillaban
como carbunclos al narrar una vez más lo pasado.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
Los demás inclinaban las
cabezas, callando, rumiando el dolor y la rabia impotentes. El dolor y la rabia
que es el dolor y la rabia, la sed frenética de venganza de todo Asturias. Yo
estaba pálida de emoción, sacudidos los nervios, todo mi ser en tensión. -¡Oh,
si otra revolución estalla en Asturias, por muchos que sean sus horrores, por
espantosa que sea la venganza del pueblo, yo la comprenderé y la justificaré
plenamente!-, decía con exaltación. -Vaya. Para cuando llegue, que quizá no tardará mucho, ya te guardaré un fusil
-me dijo Gutiérrez, riendo. Ya lo han visto. Este fue uno entre muchos casos, pero su protagonista tuvo el
valor de ponerlo por escrito. Lo que no sabía es que el paso del tiempo iba a
convertir su denuncia en un documento histórico.
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El edificio de la Junta General en octubre de 1934. Ilustración de Alfonso Zapico |
FUENTE:
ERNESTO BURGOS-HISTORIADOR
Ernesto Burgos Fernández (historiador).
Nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957. Licenciado en Geografía e
Historia por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de Estudios Avanzados en
Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas mineras del sur de
Asturias» 2006).Profesor de Educación Secundaria, ha trabajado en los institutos
«Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino de La
Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES «Mata
Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador mierense fue
distinguido con el reconocido galardón anual de
“Mierense del año”.
Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance.
Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del
Principado de Asturias (Aula Didáctica de
los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de
Asturias y Poitou-Charente (Francia). Realiza ilustraciones, diseños y campañas
para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es
ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…). Se estrena en 2006 con un álbum de corte
histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo
publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción
determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto
palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James
Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011),
que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno
de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).
Vive en la localidad francesa de
Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri,
2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se
encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que
constará finalmente de tres tomos. Esta
magnífica obra es un autentico tesoro de la novela gráfica española y refleja
la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes
luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el
susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente
poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el
sonido de "La balada del norte". Sus libros han sido traducidos al
inglés, francés, alemán o polaco. (…) http://alfonsozapico.com
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Fué horroroso lo que pasó
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