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| El principio del fin del Imperio español. La poderosa marina estadounidense derrotó a las embarcaciones españolas en la batalla de Cavite, Filipinas (Hemeroteca).  La vanguardia
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Tres se fueron a 
pique el 1 de mayo de 1898, cañoneados en la batalla de Cavite, aunque 
uno tuvo una segunda vida al ser rescatado del fondo: fue el «Don Juan 
de Austria», que volvió a ser empleado por la Marina estadounidense a 
pesar de que había recibido nada menos que trece impactos en su casco, 
pero los mismos que lo habían hundido estimaron que merecía la pena 
devolverlo a la superficie por la calidad de su factura. No en vano 
-digámoslo con orgullo- había salido de la Fábrica de Mieres, esta es su historia. Durante décadas, el mayor problema que se vivía en los 
arsenales del Estado español era la falta de materiales con los que 
poder trabajar adecuadamente, por lo que muchas veces los proyectos de 
origen nacional tenían que acabar encargándose en astilleros 
particulares del extranjero. Por ello, cuando el 23 de enero de 1887 fue
 botado en el arsenal de Cartagena el crucero de tercera clase «Don Juan
 de Austria», el acontecimiento se celebró como un logro de nuestra 
ingeniería marítima porque su construcción se había activado con 
materiales exclusivamente nuestros, procedentes en su mayor parte de los
 hornos mierenses, en cuyos talleres se había conseguido además realizar
 en el tiempo récord de dos meses más de la cuarta parte del trabajo 
total del casco, lo que implicaba que en caso de necesidad un buque de 
la importancia del que nacía en aquel momento podría completarse en ocho
 meses, compitiendo en brevedad con los tiempos internacionales.
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| Ilustración de Alfonso Zapico | 
Además,
 el trabajo del hierro realizado por los obreros asturianos fue elogiado
 por los especialistas, que recogieron en sus informes frases afirmando 
que «la mano de obra es esmerada» o que «lleva el sello de perfección de
 cuanto elaboran nuestras inteligentes maestranzas». El nuevo 
crucero tenía 63,85 metros de eslora, 9,73 de manga, 3,8 de calado medio
 y llegaba a desplazar  1,160 toneladas. Su estructura se remató en la 
misma grada de construcción de Cartagena, para ser arrastrado después 
hasta el dique flotante haciendo uso de un sistema ingenioso que nunca 
se había empleado en España y que consistió en desplazarlo sobre unos 
1.100 rolletes de fundición colocados en una extensión de 85 metros. La 
llamativa operación se verificó en 77 minutos con una precisión y 
seguridad que arrancaron los vítores de las más de veinte mil personas 
que acudieron a presenciarla y sin que ocurriese el más leve incidente, 
de manera que la prensa informó de que aquel había sido un verdadero día
 de satisfacción para los astilleros murcianos.Y si aquella fue 
la cara de la moneda en la primera vida del «Don Juan de Austria», la 
cruz vino, como ya he anticipado, en el desastre de Cavite, donde el 
Ejército yanqui remató en las costas de Filipinas la faena que había 
iniciado poco antes en Cuba hundiendo la mayor parte de nuestra flota 
ultramarina.
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| Los españoles habían preparado una serie de baterías para intentar hundir los barcos norteamericanos, además de los cañones de la propia flota. También se dispusieron algunas minas.  Al amanecer del 1 de mayo la batalla comenzó. Imagen. | 
El encargado de consumar la siniestra faena en aquel 
lugar de la bahía de Manila fue el comodoro George Dewey, responsable de
 la escuadra asiática de Estados Unidos; frente a él estaba el almirante
 Patricio Montojo mandando la escuadra española. Tras aquella jornada 
trágica, el militar fue relevado de su cargo y juzgado posteriormente, a
 pesar de que había resultado herido en la batalla, porque para evitar 
un final aún más dramático en aquel desastre, al darse cuenta de que 
todo estaba perdido, mandó quemar y hundir las naves que aún se 
mantenían a flote antes de que cayeran en manos de su enemigo.Uno,
 que no sabe nada de batallas navales, estudió en su día que el 
almirante había avisado previamente de que España no tenía nada que 
hacer ante un Ejército mucho más moderno y mejor equipado, pero también 
he leído después otras opiniones que mantienen que aunque los buques 
españoles eran un poco más viejos que los de los americanos, la 
diferencia no era tanta, y la idea de que la escuadra española presentó 
una relación de viejos buques de madera frente a la todopoderosa flota 
de acorazados de los americanos se explotó para eximir de culpa a los 
responsables políticos de aquella enorme calamidad militar. Sea 
como fuere, los españoles perdimos en Manila siete barcos y tuvimos 161 
muertos y 281 heridos, mientras que el otro bando también registró nueve
 heridos y un fallecido, no se vayan a creer. Y así se acabó la 
primera vida del «Don Juan de Austria», pero el acorazado, que se había 
hundido gloriosamente como español, volvió a flote cuando los técnicos 
de los vencedores estimaron que todavía era posible aprovechar alguno de
 aquellos restos que ellos mismos habían varado, lo que apoya la idea de
 que no todos los barcos eran tan malos.
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El Isla de
Luzón fue un crucero de segunda categoría de la Armada Española, cabeza de la
Clase Isla de Luzón, que participó en la guerra hispano-estadounidense de
finales del siglo XIX.  (…). Wikipedia  | 
Y lo hicieron en tres casos: en
 el del «Isla de Cuba», que acabó vendiéndose a la Marina venezolana; en
 el del «Isla de Luzón», transformado en mercante, y en el de nuestro 
crucero, que por sus posibilidades fue el único que acabó incorporándose
 como cañonero a la flota americana convertido en el «USS Don Juan de 
Austria». Ahora pasemos a la segunda parte de esta historia. Una 
vez restaurada, la flamante embarcación fue destinada al puerto de 
Cantón, donde permaneció hasta el 18 de octubre de 1900, protegiendo los
 intereses de sus nuevos propietarios en las costas del Pacífico 
occidental; luego volvió a Filipinas y a Japón, para desempeñar labores 
de transporte de tropas, pero sin abandonar los combates esporádicos. En
 el verano de 1903 fue reparado de nuevo en los astilleros de Yokohama y
 aquel invierno partió hacia Europa siguiendo una ruta que le hizo pasar
 por Singapur, Ceilán, India, canal de Suez y el Mediterráneo, hasta 
llegar al puerto inglés de Portsmouth el 21 de abril de 1904; allí 
permaneció en el dique más de un año hasta que recibió un nuevo destino 
al unirse a la tercera escuadra de la flota atlántica para patrullar 
entre Norfolk y la República Dominicana. No les voy a abrumar 
ahora con el historial de fechas y datos del cañonero, que pueden 
ustedes sacar de cualquier libro especializado, como yo estoy haciendo 
ahora, pero sepan que el «USS Don Juan de Austria» cruzó varias veces el
 gran charco y se dedicó a misiones de escolta durante la I Guerra 
Mundial. 
Finalmente, realizó su última labor de acompañamiento en la 
primavera de 1919 uniéndose desde Boston a un convoy especial que traía 
de vuelta a casa desde Europa a los miembros de la 26.ª división del 
Ejército de los Estados Unidos. Poco después, el 18 de junio de 1919, 
fue dado de baja definitiva en Portsmouth y entregado como chatarra en 
octubre de aquel año. Quienes trabajaron a destajo en Mieres para 
cumplir el encargo que se les hizo en la década de 1880 nunca pudieron 
imaginar que los remaches que tenían en sus manos iban a recorrer el 
mundo para ser testigos de primera línea de algunos de los 
acontecimientos más decisivos de la historia de aquellos años. Ya ven 
cómo son las cosas.  Tampoco se crean que ésta fue la única vez que los 
talleres de la Fábrica realizaron trabajos navales, aunque seguramente 
pocos tuvieron la proyección del «Don Juan de Austria». Hace 
muchos años alguien muy vinculado a los archivos de la empresa me 
aseguró que había llegado a ver el proyecto de un submarino para la 
guerra de Secesión americana -destinado al bando de la Confederación, 
por supuesto-. He mirado el tema por encima y puede ser verdad, pero no 
puedo confirmarlo porque en este momento, por la dispersión de los 
fondos de nuestra Fábrica y las dificultades de acceder a ellos, resulta
 más fácil hacer el pino con una mano que aclarar algunos datos de su 
historia. Así son las cosas, aunque no me cabe duda de que vendrán
 tiempos mejores y alguien, seguramente más joven y con más tiempo, se 
lo acabará contando. A ustedes o a sus hijos. Ahora me disculparán, pero
 me voy a ver el archivo de Mina La Camocha, que se acaba de recuperar 
entero, hasta la factura más pequeña, para conservarlo perfectamente 
inventariado y abierto a los investigadores en una sala del Museo del 
Ferrocarril. ¡Qué envidia nos dan estas cosas!
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| Ilustración de Alfonso Zapico | 
FUENTE: ERNESTO BURGOS - HISTORIADOR. Publicado por La Nueva España el 02-09-2009. Enlace. AUTORES.
Ernesto
Burgos Fernández (historiador). Nació
en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957. Historiador, columnista y biógrafo,
éstas son algunas de las facetas de un Ernesto Burgos que rescata con talento
personajes y anécdotas de nuestra historia. Un notorio investigador y gran
divulgador. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo
(1979). Diploma de Estudios Avanzados en Arqueología Histórica («La
romanización en las cuencas mineras del sur de Asturias» 2006). Profesor de
Educación Secundaria, ha trabajado en los institutos «Juan de Herrera»
(Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino de La Miranda» (Palencia), «Valle
de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES «Mata Jove» de Gijón. En el año 2016
el reconocido historiador mierense fue distinguido con el reconocido galardón
anual de “Mierense del año”. Secretario General de Izquierda Republicana en
Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y
actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Coautor de los
libros de texto «Entre amigos» (Conocimiento del Medio) para Asturias y
Cantabria (2002); coordinador de la revista de Ciencias Sociales «Cuadernos de
Mieres» (2001-2002); experto en la cultura y la historia de las cuencas mineras
asturianas. Ha impartido varios cursos sobre el patrimonio arqueológico de
Aller, Lena y Mieres y defendido ponencias sobre su temática en jornadas y
congresos. Desde los años 70 escribe desinteresadamente artículos para
numerosas publicaciones, álbumes y periódicos locales (Esquisa, Mieres 30 días,
La Voz de Ujo, Camín de Mieres, Mieres, El Carbón, Por tierras del Caudal, Aula
de Paz…). Ha sido pregonero en las fiestas de Santa Bárbara (2002); La Teyerona
(2006); San Xuan de Mieres (2007) y Santa Cruz (2011). Histórico militante
republicano. Secretario General de Izquierda Republicana en Asturias
(1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y
actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Biógrafo de los
revolucionarios mierenses Manuel Grossi Mier («Cartas de Grossi». 2009) y Jesús
Ibáñez («Y el verbo se hizo furia». Semana Negra 2010), también ha prologado a
varios autores asturianos. Colaborador del diario asturiano La Nueva España,
donde ha firmado las series: «El patrimonio de Las Cuencas» (1998-2000); «100
años de historias y andanzas» (2000-2002) y «Los personajes de nuestra
historia» (2003-2004). Desde febrero de 2005 mantiene ininterrumpidamente la
página semanal «Historias heterodoxas». FUENTE. 
EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La
Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la
forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para
cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.
“El único deber que tenemos con la historia es
reescribirla”. (Oscar Wilde)
El Blog de Acebedo se
adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y
CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y
nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta
García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo
haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.
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NOTA: Los nombres de los autores aparecen en el pie de cada
imagen o al final de cada artículo, si no es así, se debe a que es un dato que
se desconoce, así que, si algún autor la ve en este blog, le rogamos que se
ponga en contacto con “El Blog de Acebedo” para hacerlo figurar o para borrarla si es su
deseo, porque es justo reconocer a los autores.
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