Gijón; Los cines que se llevó
el siglo
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Cámara diseñada para el Sistema 2 de Technicolor. Fuente- George Eastman House |
Fue la sensación. Desmayos,
mareos, abandonos en plena proyección por la impresión que producían las
fotografías en movimiento que llegaron a Gijón para las fiestas de Begoña del
1896 (¡cuánto ha llovido desde entonces!)
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Dibujo de personas en el cine - (Imagui) |
El 13 de agosto de aquel año, el primer cinematógrafo –se había inventado
en Francia, tan solo un año atrás- llegó a la ciudad y, aunque no era su
intención primera, lo haría para quedarse. Por aquel entonces, el cine era
un espectáculo ambulante que se desplazaba de feria en feria y que, en el caso
de Gijón, solía instalarse en el paseo de Begoña, cuando no dentro del propio
Jovellanos, asociado, a veces, a otras exhibiciones que, miradas con nuestros
ojos de hoy, pecaban de escasa corrección política: allá por 1903, la barraca
del «Salón Royal Cosmograph», instalada en Begoña, compartía toldo con la del
señor Vracoman, un austriaco que presumía de ser el más gordo del mundo. Para
que así, matando dos pájaros de un tiro, quienes se acercasen a ver las
imágenes en movimiento del duelo por el papa León XIII, pudieran luego admirar
los 230 kilos y los dos metros de perímetro de la cintura del obeso.