Falangistas y católicos al rescate de los mineros |
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA. |
Al atardecer del 20 de febrero de 1949, un domingo de invierno, el cielo de Peñule se tiznó de tonos cárdenos, pero los parroquianos no repararon en tan insólito meteoro. Los dibujos del artículo son del historietista e ilustrador, Alfonso Zapico |
Ilustración de Alfonso Zapico.
Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un
historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue
galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de
destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA. |
El Comercio.Como tenían por costumbre, una decena se congregó en el chigre de Arsenio Moro Álvarez, donde solían apurar las últimas horas de las jornadas festivas. Ya oscurecido, en una mesa presidida por un porrón de vino,
Longinos Yagüe, Buenaventura Diez, Germán el Portu y Adelino Álvarez Suárez, un falangista al apodaban 'El Macho', se enfrascaron en su cotidiana partida de tute. De improviso, pasadas las diez de la noche, un joven armado irrumpió en el local, encañonó con su escopeta a los jugadores de cartas y realizó dos disparos contra 'El Macho', que se desplomó de la silla al tiempo que gritaba
«ay madre del alma que me mató». Ya en el suelo, lo remató con su pistola ametralladora y lo despojó del arma que siempre llevaba, una pistola del 9 largo. De inmediato, apuntó hacia
Aduato Moro Álvarez, otro falangista presente en el local, que desesperadamente buscaba protección debajo de una mesa, y disparó contra él, infligiéndole graves heridas que le ocasionaron la muerte a las pocas horas. Desde el umbral de la puerta, la escena fue contemplada por otro hombre, quien empuñó sus propias armas, encañonó al resto de la clientela, ordenó que no se movieran y cubrió la retirada de su camarada.
Antes de abandonar el chigre, entre vítores a la República y el comunismo, se identificaron como los guerrilleros Rubio y Quintana.