20 de junio de 2019

Anticlericales de libre pensamiento en Mieres

Cuando Mieres era una blasfemia.
Ilustración de Alfonso Zapico
Las crónicas anticlericales recogidas en la publicación «El Motín» a finales del siglo XIX
Ilustración de Alfonso Zapico

http://www.lne.es
El 25 de febrero de 1909 Alfonso Muñoz de Diego contó en un semanario la sensación que le produjo llegar al Mieres por ferrocarril el tañido de las campanas que anunciaban la presencia de las diferentes órdenes religiosas que se habían instalado en la villa, al tiempo que veía a un grupo de seis frailes esperando en el andén. El viajero, ateo militante, escribía así su lamentación: «Recordaba tiempos en que el nombre de Mieres metía pavor entre la tropa negra; tiempos en que Mieres era una blasfemia y resultaba plasmosa heroicidad visitar el pueblo obrero vistiendo manteos». El periódico donde se publicó aquella crónica era «El Motín», dirigido por el escritor José Nakens, que llevaba décadas compartiendo con «Las Dominicales del Libre Pensamiento» las preferencias de los lectores anticlericales españoles. José Nakens, republicano sevillano, está vinculado por una casualidad con la historia de Asturias, ya que fue el padre del periodista Javier Bueno que alcanzó tanta notoriedad en la Revolución de 1934 y la posterior Guerra Civil. Había fundado «El Motín» en 1881 con el objetivo de buscar la unidad de los partidos de su ideología -una quimera que aún hoy sigue pendiente-, aunque su obsesión era la de combatir las creencias religiosas y el poder de la Iglesia católica.

Ilustración de Alfonso Zapico
Pero, a pesar de que cumplía bien su faceta política, exageró tanto las críticas al clero que le llovieron los procesos y las multas por delitos de imprenta, muchos de sus colaboradores dieron con sus huesos en la cárcel y los obispos repartieron entre sus redactores nada menos que 47 excomuniones. Todo ello, unido a que muy pocos lectores se atrevían a comprarlo por la calle o a firmar una suscripción para evitar dar a conocer su ideología a los vecinos, hizo que cuando habían transcurrido diez años desde el inicio de su publicación, las ventas empezasen a bajar. A estas circunstancias se unió el desastre de 1898, que tuvo un efecto negativo en los bolsillos de los españoles y dejó la herencia de un Gobierno conservador, con una censura tan férrea sobre la prensa que forzó a su director a cerrar el periódico durante una temporada. Luego, lo que en principio parecía una desgracia le dio una segunda vida a la publicación. En 1906 Nakens fue condenado a nueve años de prisión con la acusación de haber encubierto al anarquista Mateo Morral, quien había atentado contra el rey Alfonso XIII y su esposa arrojándoles una bomba el día de su boda, pero solo cumplió cuatro meses y salió de la cárcel reforzado, retomando «El Motín» con más páginas y nuevas ideas, lo que le devolvió el éxito comercial durante unos años, aunque al final de la década de 1910 las ventas se hundieron otra vez paulatinamente. «El Motín» contaba con uno o varios informadores en la Cuenca del Caudal, cuyos nombres no podemos afirmar con certeza, aunque los suponemos entre unos pocos candidatos; a veces con fina ironía y otras con la más gorda de las sales, fue salpicando sus páginas de noticias en las que ridiculizaba las actividades de los párrocos de la zona. Sería curioso poder recogerlas todas, pero como esta página no da para tanto, les he seleccionado una muestra que da buena idea de lo que estoy contando.
El Motín fue una publicación de finales del siglo XIX y principios del XX, bien periódico o revista semanal que también imprimía en color y que duró sus más que considerables para la época 45 años. Desde su fundación el 10 de abril de 1881 hasta el 6 de noviembre de 1926. Destacaron en él los dibujos y caricaturas de Demócrito (el pseudónimo de Eduardo Sojo). Semanario satírico, republicano y anticlerical, El Motín se creó a las pocas semanas de la llegada al gobierno de los liberales. Entre sus objetivos se encontraban: la crítica a los conservadores, funcionarios, las ridiculeces de la clase media, la defensa de la unidad del partido republicano y la lucha contra el poder del clero. (Wikipedia).
Por ejemplo, en julio de 1882 nuestro corresponsal anónimo narraba el caso del cura de La Rebollada, que había comprado una novilla en 260 reales para rifarla obteniendo unos 2.000. Curiosamente el ganador fue un compañero suyo del seminario, por lo que desde «El Motín» se preguntaba si a continuación estaba preparando el sorteo de un mantón de Manila para su ama.
Y de paso aprovechaba para insistir sobre un tema que fue objeto frecuente en sus críticas, la relación de este cura con los protestantes de la fabrica de Numa Guilhou, cuyas creencias atacaba desde su púlpito mientras les pedía dinero para realizar obras en su iglesia y de los que no tenía reparos en aceptar dinero cuando decía misa a sus trabajadores en la capilla católica de la empresa En mayo de 1889, se volvía sobre este tema, dando a conocer que el cura de «La Arrebolada», concejo de Mieres, «Amén de las brevas que le caen en su curato, se chupa en la fundición de Trubia una misa dominical que le produce nueve reales, sin perjuicio de la que se berrea en su parroquia y no le importa nada que los que se la pagan sean protestantes, ni que el cajero lo sea también».
Ilustración de Alfonso Zapico
En este caso, la información parece venir de fuera de la villa, ya que el nombre de La Rebollada aparece confundido y la fábrica que se cita es la de Mieres y no la fundición de Trubia, pero aún así, la crónica se completaba contando que cuando dicho cajero quiso casarse con una joven católica, el párroco le había pedido mil reales por la ceremonia; una cantidad tan elevada que la pareja, después de regatear con un jesuita que se dejó caer por la villa, decidió cortar por lo sano y optar por el matrimonio civil. Como consecuencia de esta decisión, el sacerdote negó a la joven la comunión, porque, según él, vivía en concubinato y el cajero a la recíproca le obligó a él a pagar los sellos de su correspondencia privada, que hasta aquel momento cargaba gratis a la empresa. Dos meses más tarde, otra crónica, esta vez proporcionada sin duda por alguien del mismo Mieres, acusaba a la Guardia civil de estar a los caprichos del cura y perseguir a quien este les indicaba, dando el ejemplo del almacenista de vinos Víctor Alonso a quien habían interrogado porque no iba a misa y recibía en su casa a ciertos individuos poco ortodoxos. También citando nombres propios, el 8 de abril 1897 se publicó que un año atrás, el cura de Seana había casado a dos de sus feligreses llamados Manuel González y Balbina Espinosa, pero cuando habían pasado seis meses, se enteró de que los dos eran primos en tercer grado y les exigió ocho duros con la amenaza de «descasarlos» si no se los entregaban y para convencerlos llegó a enviar a su casa a su propia ama.
Ilustración de Alfonso Zapico
Lógicamente, los esposos se negaron al chantaje y entonces el cura pasó a la acción, contando su parentesco desde el púlpito a toda la comunidad y denunciándolos al juzgado, donde el secretario «un tal Robles, le dijo, porque el cura no acudió, que si aquel mismo día no se separaba de su mujer, al siguiente mandaría una pareja de civiles para que llevaran a la cárcel a los dos. ¿Si será animal el tal secretario, a pesar de que quiere pasar en Mieres por republicano y masón?», se preguntaba el corresponsal. 
Ya no podemos saber si este caso fue cierto, pero lo que sí es verdad es que en ese año ejercía como secretario del juzgado de Mieres don José Álvarez Robles, del que nos consta su membresía masónica en la Logia Nueva Luz, con el curioso nombre simbólico de Cazalla. En julio del mismo año, «El Motín» se hacía eco de la detención a instancias del párroco de Mieres, de un vecino de Gijón, sin duda protestante, que vendía por las casas el evangelio de San Juan y criticaba el desarrollo de una fiesta católica celebrada en Ablaña que había finalizado con varios jóvenes heridos a palos y pedradas. Pero fue con el nuevo siglo, cuando las noticias pasaron a mayores. Sin duda el caso que tuvo más eco fue el que se publicó el 1 de enero 1902 ampliando un suceso que se había recogido ya en el periódico «La Aurora Social»: «¿Es cierto que dos miembros de la junta directiva del Centro Católico de Mieres penetraron en la habitación de una joven criada y, aprovechándose del sueño de esta, la narcotizaron para saciar en ella sus bestiales y feroces instintos? ¿Es igualmente exacto que la desgraciada víctima de esos caribes, fue a pedir justicia al párroco don Vicente Perera, y que este señor la aconsejó que ingresara en un asilo de arrepentidas para cubrir su falta?», sin comentarios.
Ilustración de Alfonso Zapico
Y como ya no hay espacio, una última nota, de diciembre de 1908, en la que se esta vez se arremetía contra el cura de Valdecuna, quien al parecer había agredido violentamente a una cuadrilla de chicos que daban la cencerrada a unos viudos recién casados, siguiendo la costumbre que se repetía entonces por toda España. Días después, cuando el hermano mayor de uno de los chavales se encontró con él y le recriminó esta acción, el irascible párroco había respondido rompiéndole una botella en la cabeza, lo que hizo al herido llevar el caso hasta el juzgado. Pero lo peor había sido la venganza del de la sotana, quien había hecho valer su influencia para forzar el despido del joven, que perdió así su trabajo en la Fábrica de Mieres. No cabe duda de que la suma de todas estos sucesos contribuyó a crear el ambiente que hizo que uno de los capítulos de la revolución de octubre de 1934 fuese el de la persecución clerical. Todavía hoy la Iglesia sigue santificando a sus muertos de aquellos días. En cuanto a José Nakens fue enterrado en 1926 sin ceremonias religiosas y no llegó a ver ni la llegada de la II República ni, por supuesto, la pérdida de influencia del Vaticano.
Ilustración de Alfonso Zapico

FUENTE: ERNESTO BURGOS-HISTORIADOR
Ernesto Burgos Fernández (historiador). Nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957.
Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de Estudios Avanzados en Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas mineras del sur de Asturias» 2006).Profesor de Educación Secundaria, ha trabajado en los institutos «Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino de La Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES «Mata Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador mierense fue distinguido con el reconocido galardón anual de  “Mierense del año”.

Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia).  Realiza ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…). Se estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).  Vive en la localidad francesa de Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de tres tomos.  Esta magnífica obra es un autentico tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…) http://alfonsozapico.com
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