Ilustración de Alfonso Zapico |
Ilustración de Alfonso Zapico |
http://www.lne.es
El 25 de febrero de 1909 Alfonso Muñoz de Diego contó en un semanario la sensación que le produjo llegar al Mieres por ferrocarril el tañido de las campanas que anunciaban la presencia de las diferentes órdenes religiosas que se habían instalado en la villa, al tiempo que veía a un grupo de seis frailes esperando en el andén. El viajero, ateo militante, escribía así su lamentación: «Recordaba tiempos en que el nombre de Mieres metía pavor entre la tropa negra; tiempos en que Mieres era una blasfemia y resultaba plasmosa heroicidad visitar el pueblo obrero vistiendo manteos». El periódico donde se publicó aquella crónica era «El Motín», dirigido por el escritor José Nakens, que llevaba décadas compartiendo con «Las Dominicales del Libre Pensamiento» las preferencias de los lectores anticlericales españoles. José Nakens, republicano sevillano, está vinculado por una casualidad con la historia de Asturias, ya que fue el padre del periodista Javier Bueno que alcanzó tanta notoriedad en la Revolución de 1934 y la posterior Guerra Civil. Había fundado «El Motín» en 1881 con el objetivo de buscar la unidad de los partidos de su ideología -una quimera que aún hoy sigue pendiente-, aunque su obsesión era la de combatir las creencias religiosas y el poder de la Iglesia católica.
Ilustración de Alfonso Zapico |
Pero, a pesar de
que cumplía bien su faceta política, exageró tanto las críticas al
clero que le llovieron los procesos y las multas por delitos de
imprenta, muchos de sus colaboradores dieron con sus huesos en la cárcel
y los obispos repartieron entre sus redactores nada menos que 47
excomuniones. Todo ello, unido a que muy pocos lectores se atrevían a
comprarlo por la calle o a firmar una suscripción para evitar dar a
conocer su ideología a los vecinos, hizo que cuando habían transcurrido
diez años desde el inicio de su publicación, las ventas empezasen a
bajar. A estas circunstancias se unió el desastre de 1898, que
tuvo un efecto negativo en los bolsillos de los españoles y dejó la
herencia de un Gobierno conservador, con una censura tan férrea sobre la
prensa que forzó a su director a cerrar el periódico durante una
temporada. Luego, lo que en principio parecía una desgracia le
dio una segunda vida a la publicación. En 1906 Nakens fue condenado a
nueve años de prisión con la acusación de haber encubierto al anarquista
Mateo Morral, quien había atentado contra el rey Alfonso XIII y su
esposa arrojándoles una bomba el día de su boda, pero solo cumplió
cuatro meses y salió de la cárcel reforzado, retomando «El Motín» con
más páginas y nuevas ideas, lo que le devolvió el éxito comercial
durante unos años, aunque al final de la década de 1910 las ventas se
hundieron otra vez paulatinamente. «El Motín» contaba con uno o
varios informadores en la Cuenca del Caudal, cuyos nombres no podemos
afirmar con certeza, aunque los suponemos entre unos pocos candidatos; a
veces con fina ironía y otras con la más gorda de las sales, fue
salpicando sus páginas de noticias en las que ridiculizaba las
actividades de los párrocos de la zona. Sería curioso poder recogerlas
todas, pero como esta página no da para tanto, les he seleccionado una
muestra que da buena idea de lo que estoy contando.
Por ejemplo, en julio de 1882 nuestro corresponsal anónimo narraba el caso del cura de La Rebollada, que había comprado una novilla en 260 reales para rifarla obteniendo unos 2.000. Curiosamente el ganador fue un compañero suyo del seminario, por lo que desde «El Motín» se preguntaba si a continuación estaba preparando el sorteo de un mantón de Manila para su ama.
Y de paso aprovechaba para insistir sobre un tema que fue objeto frecuente en sus críticas, la relación de este cura con los protestantes de la fabrica de Numa Guilhou, cuyas creencias atacaba desde su púlpito mientras les pedía dinero para realizar obras en su iglesia y de los que no tenía reparos en aceptar dinero cuando decía misa a sus trabajadores en la capilla católica de la empresa En mayo de 1889, se volvía sobre este tema, dando a conocer que el cura de «La Arrebolada», concejo de Mieres, «Amén de las brevas que le caen en su curato, se chupa en la fundición de Trubia una misa dominical que le produce nueve reales, sin perjuicio de la que se berrea en su parroquia y no le importa nada que los que se la pagan sean protestantes, ni que el cajero lo sea también».
En este caso, la información parece
venir de fuera de la villa, ya que el nombre de La Rebollada aparece
confundido y la fábrica que se cita es la de Mieres y no la fundición de
Trubia, pero aún así, la crónica se completaba contando que cuando
dicho cajero quiso casarse con una joven católica, el párroco le había
pedido mil reales por la ceremonia; una cantidad tan elevada que la
pareja, después de regatear con un jesuita que se dejó caer por la
villa, decidió cortar por lo sano y optar por el matrimonio civil. Como
consecuencia de esta decisión, el sacerdote negó a la joven la comunión,
porque, según él, vivía en concubinato y el cajero a la recíproca le
obligó a él a pagar los sellos de su correspondencia privada, que hasta
aquel momento cargaba gratis a la empresa. Dos meses más
tarde, otra crónica, esta vez proporcionada sin duda por alguien del
mismo Mieres, acusaba a la Guardia civil de estar a los caprichos del
cura y perseguir a quien este les indicaba, dando el ejemplo del
almacenista de vinos Víctor Alonso a quien habían interrogado porque no
iba a misa y recibía en su casa a ciertos individuos poco ortodoxos. También
citando nombres propios, el 8 de abril 1897 se publicó que un año
atrás, el cura de Seana había casado a dos de sus feligreses llamados
Manuel González y Balbina Espinosa, pero cuando habían pasado seis
meses, se enteró de que los dos eran primos en tercer grado y les exigió
ocho duros con la amenaza de «descasarlos» si no se los entregaban y
para convencerlos llegó a enviar a su casa a su propia ama.
Lógicamente,
los esposos se negaron al chantaje y entonces el cura pasó a la acción,
contando su parentesco desde el púlpito a toda la comunidad y
denunciándolos al juzgado, donde el secretario «un tal Robles, le dijo,
porque el cura no acudió, que si aquel mismo día no se separaba de su
mujer, al siguiente mandaría una pareja de civiles para que llevaran a
la cárcel a los dos. ¿Si será animal el tal secretario, a pesar de que
quiere pasar en Mieres por republicano y masón?», se preguntaba el
corresponsal. Ya no podemos saber si este caso fue cierto,
pero lo que sí es verdad es que en ese año ejercía como secretario del
juzgado de Mieres don José Álvarez Robles, del que nos consta su
membresía masónica en la Logia Nueva Luz, con el curioso nombre
simbólico de Cazalla. En julio del mismo año, «El Motín» se
hacía eco de la detención a instancias del párroco de Mieres, de un
vecino de Gijón, sin duda protestante, que vendía por las casas el
evangelio de San Juan y criticaba el desarrollo de una fiesta católica
celebrada en Ablaña que había finalizado con varios jóvenes heridos a
palos y pedradas. Pero fue con el nuevo siglo, cuando las
noticias pasaron a mayores. Sin duda el caso que tuvo más eco fue el que
se publicó el 1 de enero 1902 ampliando un suceso que se había recogido
ya en el periódico «La Aurora Social»: «¿Es cierto que dos miembros de
la junta directiva del Centro Católico de Mieres penetraron en la
habitación de una joven criada y, aprovechándose del sueño de esta, la
narcotizaron para saciar en ella sus bestiales y feroces instintos? ¿Es
igualmente exacto que la desgraciada víctima de esos caribes, fue a
pedir justicia al párroco don Vicente Perera, y que este señor la
aconsejó que ingresara en un asilo de arrepentidas para cubrir su
falta?», sin comentarios.
Y como ya no hay espacio, una última
nota, de diciembre de 1908, en la que se esta vez se arremetía contra
el cura de Valdecuna, quien al parecer había agredido violentamente a
una cuadrilla de chicos que daban la cencerrada a unos viudos recién
casados, siguiendo la costumbre que se repetía entonces por toda España.
Días después, cuando el hermano mayor de uno de los chavales se
encontró con él y le recriminó esta acción, el irascible párroco había
respondido rompiéndole una botella en la cabeza, lo que hizo al herido
llevar el caso hasta el juzgado. Pero lo peor había sido la venganza del
de la sotana, quien había hecho valer su influencia para forzar el
despido del joven, que perdió así su trabajo en la Fábrica de Mieres. No
cabe duda de que la suma de todas estos sucesos contribuyó a crear el
ambiente que hizo que uno de los capítulos de la revolución de octubre
de 1934 fuese el de la persecución clerical. Todavía hoy la Iglesia
sigue santificando a sus muertos de aquellos días. En cuanto a José
Nakens fue enterrado en 1926 sin ceremonias religiosas y no llegó a ver
ni la llegada de la II República ni, por supuesto, la pérdida de
influencia del Vaticano.
FUENTE: ERNESTO BURGOS-HISTORIADOR
Por ejemplo, en julio de 1882 nuestro corresponsal anónimo narraba el caso del cura de La Rebollada, que había comprado una novilla en 260 reales para rifarla obteniendo unos 2.000. Curiosamente el ganador fue un compañero suyo del seminario, por lo que desde «El Motín» se preguntaba si a continuación estaba preparando el sorteo de un mantón de Manila para su ama.
Y de paso aprovechaba para insistir sobre un tema que fue objeto frecuente en sus críticas, la relación de este cura con los protestantes de la fabrica de Numa Guilhou, cuyas creencias atacaba desde su púlpito mientras les pedía dinero para realizar obras en su iglesia y de los que no tenía reparos en aceptar dinero cuando decía misa a sus trabajadores en la capilla católica de la empresa En mayo de 1889, se volvía sobre este tema, dando a conocer que el cura de «La Arrebolada», concejo de Mieres, «Amén de las brevas que le caen en su curato, se chupa en la fundición de Trubia una misa dominical que le produce nueve reales, sin perjuicio de la que se berrea en su parroquia y no le importa nada que los que se la pagan sean protestantes, ni que el cajero lo sea también».
Ilustración de Alfonso Zapico |
Ilustración de Alfonso Zapico |
Ilustración de Alfonso Zapico |
Ilustración de Alfonso Zapico |
Ernesto Burgos Fernández (historiador).
Nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957.
Licenciado
en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de
Estudios Avanzados en Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas
mineras del sur de Asturias» 2006).Profesor de Educación Secundaria, ha
trabajado en los institutos «Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra»
(Mieres), «Camino de La Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde
2006 en el IES «Mata Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador
mierense fue distinguido con el reconocido galardón anual de “Mierense del año”.
Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance.
Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del
Principado de Asturias (Aula Didáctica de
los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de
Asturias y Poitou-Charente (Francia). Realiza ilustraciones, diseños y campañas
para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es
ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…). Se
estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga,
La guerra del profesor Bertenev (Dolmen,
2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de
lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto
conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida
de James Joyce, Dublinés (Astiberri,
2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge
el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri,
2011). Vive en la localidad francesa
de Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve
con regularidad, se encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada
del norte”, que constará finalmente de tres tomos. Esta magnífica obra es un autentico tesoro de
la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de
Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de
las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y
nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a
la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". Sus
libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…) http://alfonsozapico.com
_____________________________________________________________________________
_____________________________________________________________________________
NOTA: Si te ha interesado
esta entrada y quieres preguntar, comentar o aportar algo al respecto, puedes
dejar un comentario o escribir a mi dirección de “correo del blog” con
la seguridad de ser prontamente atendido.
¡¡¡Difunde “El blog de Acebedo” entre tus
amistades!!!
Sígueme en:
·
§ - Twitter – “El
blog de Acebedo”
No hay comentarios:
Publicar un comentario