15 de julio de 2023

Alfonso XIII en Ribadesella en 1912

Un rey a tiro
La Sra. Marquesa de Argüelles en cuyo hermoso palacio de Ribadesella se celebró el gran festival en honor de S. M. el Rey. Fuente: Memorias de Madrid.
Alfonso XIII acudió a Ribadesella en 1912, invitado por los marqueses de Argüelles, para un concurso de caza de pichón que no pudo ganar
El Rey en Ribadesella (Asturias). Aspecto del tiro de pichón Instalado en casa de la marquesa de Argüelles y en el cual se Han celebrado Tiradas Extraordinarias. 30-06-1912. Foto coloreada. Fuente: © ABC-Archivo.

La Nueva España.
Muy felices se las prometían los impulsores del veraneo asturiano en el estío de 1912. Tantos años intentando echar el lazo a los monarcas, dejando un camino de azúcar para que vinieran a pasar la estación aquí. Ofertas, peticiones, propagandas varias, palacios fantasmas, intentos mil. Y no había manera. Así que, cuando se consiguió, aunque fuese una visita relámpago, la cosa fue como para celebrar. La temporada reglamentaria de los soberanos era de movimiento social constante. Con sus autos, caballos, paseos y balandros. Con sus recepciones y reuniones. Caminando y regateando entre la gente más principal. Mesas, manteles, actos sociales, festejos y cuchipandas varias. Y los fotógrafos allí, contándolo en todas las revistas ilustradas. La familia real daba prestigio a raudales, ponía de moda cualquier playa, cualquier lugar y sus bellezas. Negocio seguro.
Del viaje de S.M. el Rey a Asturias. Don Alfonso Xiii Tomando el té en casa de los Marqueses de Argüelles donde ha Sido objeto de Grandes Agasajos. 30-06-1912. Foto coloreada. Fuente: © ABC-Archivo.
Era eso que se llamaron los «star», la gente que abría camino, los modelos que había que imitar. Una playa no era la misma si se sabía que un miembro de la casa real la había elegido para su veraneo, para consumir su tiempo libre, para realizar alguna cura o para el mejor de los paseos. Otros veraneantes de excepción llegarían detrás. Posiblemente con la cartera repleta. Y el resto se dejaría caer, si podía, para decir que había estado allí, aunque sólo hubiese conseguido atisbar una lejana pamela, defensa solar de la blanca tez una testa coronada. Con el arma al brazo llegó hasta Ribadesella el rey Alfonso XIII, dispuesto a participar en un concurso de tiro de pichón organizado por la marquesa de Argüelles aquel mes de julio. No era la villa donde el Sella muere, una capital a la moda, como Santander o San Sebastián, pero tenía a los marqueses de Argüelles, cuyos contactos en Madrid iban, desde los apellidos titulados de más ringorrango, hasta la misma casa real. «Para ellos habían inventado la playa de Santa Marina, saltando el río lejos del pueblo más viejo, y llegando a la misma confluencia del agua dulce y el agua salada. Allí se apropiaron de terrenos públicos o desecaron marismas por cantidades irrisorias y, con todo lo conseguido, empezaron a trazar las líneas maestras de una playa exclusiva, el arrabal elegante nacido al otro lado del puente de Ribadesella».
El Palacio (chalé) de la Marquesa de Argüelles en Ribadesella, recién construido. Fuente: © Asturias por descubrir.

Una playa inventada para el ocio, para el disfrute del veraneo y también para convertirse en un negocio tan saneado como las marismas sobre las que se edificó la colonia. Así que, para poner su nuevo barrio de veraneo elegante en el escaparate, colocaron antes una copa y le dieron lustre para que lucharan por ella las mejores escopetas de las casas elegantes de España. Tiro de pichón. Un concurso para disparar sobre pájaros vivos, individuos jóvenes que salen de una jaula empujados a un vuelo desnortado para ser abatidos por el tirador que, apostado en el lugar correcto, es avisado de cuándo el pollo va a salir. Y lo mata y gana y, a lo peor, lo deja herido y gana también. Siempre pierde el bicho. La curva que traza el Sella antes de entregar el agua al mar lucía mejor que nunca. En el interior del palacio de verano de los Argüelles estaba dispuesto todo aquello que un rey podría necesitar: un banquete pensado para que lo presidiera, al final de una larga mesa cubierta por un mantel que, decían las crónicas, estaba valorado en 60.000 pesetas (no de las «antiguas», de las de entonces), la mejor sociedad formando para pasar a los comedores, un espacioso pabellón y una tribuna airosa, para que nada pudiese impedir que el monarca tuviera una vista perfecta en cada momento. Y el Rey paseando por allí, dando su brazo de caballero a la marquesa de Argüelles.
El Rey a su llegada al Palacio de la marquesa de Argüelles en Ribadesella (Asturias). Fuente: © Asturias por descubrir.

Y empezó el concurso. A diez pichones. Todos los que consiguió matar el joven ovetense Carlos Latorre. Don Alfonso XIII era un consumado tirador, usaba escopetas de precisión que le fabricaba en Éibar Víctor Sarasqueta. Sin embargo algún pájaro se le escapó vivo. No era lo mismo tirar en la Casa de Campo que en la casa de los Argüelles. Fuera por todo eso o por la mala suerte, es lo cierto que perdió el concurso y la copa de su amiga la marquesa. Quien se fijara en los caminos pensaría lo contrario. No había más que ver cómo la entrada a Ribadesella y el recorrido de la comitiva regia, especialmente Colunga y Villaviciosa, estaban llenas de una multitud que mostró su entusiasmo en la ida y esperó a mostrarlo en la vuelta. Muchedumbre asombrada al ver una caravana de casi un centenar de coches levantando polvo por unas carreteras poco acostumbradas a tanta rodada. Después, «lunch». A eso de las 18.30, toda la expedición volvió a Gijón para embarcarse en el «Giralda». Los adioses fueron por cuenta de la banda del Regimiento de Burgos, que dio la salida al Rey entonando su «Marcha real». El himno de todos. Y los pañuelos de las damas de la colonia riosellana volando para decir adiós al jefe del Estado y al caballero galante del que habían disfrutado en aquella singular y playera ocasión. Una memorable tarde en la que rey se puso a tiro de los de Argüelles, sin ser el mejor tirador de pichón, pero acertó en la diana de la publicidad para aquella nueva playa de nadar y guardar la ropa.
1912. Alfonso XIII, en el chalet de los Marqueses de Argüelles, Playa de Santa Marina- Ribadesella. Mundo Gráfico. Foto: Campúa. Colección. Anuca Ibáñez. Fuente: Facebook: Sociedad Etnográfica de Ribadesella. © Biblioteca Nacional de España.
FUENTE: JUAN CARLOS DE LA MADRID AUTOR DE «AQUELLOS MARAVILLOSOS BAÑOS. HISTORIA DEL TURISMO EN ASTURIAS». La Nueva España.
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AUTORES.

Juan Carlos De la Madrid Álvarez
es un historiador, escritor y guionista nacido en Avilés (Asturias). Su primera faceta es la más destacada, por ser la que comprende la mayor parte de su producción literaria y en la que se ha centrado su formación universitaria, siendo Doctor y Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo, Diplomado en Cinematografía por la Universidad de Valladolid y Especialista en Gestión Cultural y Territorio (Universidad de Oviedo-IUDE), faceta ésta última en la que ha desempeñado una larga trayectoria profesional en la función pública y con la que aún está relacionado y en activo. Como historiador ha escrito diecinueve libros y una veintena de capítulos en otras obras colectivas, que se mueven dentro del terreno de la historia social, el cine y la fotografía, los espectáculos populares, el patrimonio histórico e industrial, la historia de la prensa, de la emigración, del deporte, del nacionalismo y la historia local. Se ha especializado en la investigación de los fenómenos que desembocaron en el nacimiento de los espectáculos de masas (cine, teatro popular, prensa, fotografía, cómic, turismo, deporte…). Su último libro, Una patria posible, fútbol y nacionalismo en España, es una síntesis del trabajo de muchos años. (…). Ha escrito, además, centenares de artículos en prensa, de la que es colaborador habitual, siendo también asiduo conferenciante y, en diversas instituciones, profesor de historia, cinematografía, periodismo, gestión cultural, patrimonio industrial o relaciones internacionales entre otras materias. (…). Textos resumidos extraídos del blog de Juan Carlos de la Madrid.  Foto Ricardo Solís. (LNE).

EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA).
La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.

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Esta página se editó por última vez el 16 de julio de 2023 a las 08:16 horas.

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