Lito
González, una visión del pasado, presente y...
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Lito en la puerta de su establecimiento en la céntrica calle Jerónimo Ibrán de Mieres. (facebook; amigos de la bodeguina) |
Un mierense que ha vivido
siempre de cara al público
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Manuel González Menéndez "Lito". (facebook; amigos de la bodeguina) |
http://www.lne.es
Creo
recordar que en tiempos pasados, hace cincuenta o sesenta años, era bastante
normalillo eso de que un "peque" o una "peque" femenina o
masculino, cogiese los bártulos de su escuela de primaria para liarse la manta
a la cabeza, y unas veces por mandato paterno o materno y otras por propia iniciativa,
bastante responsable, eligiese, como aprendiz, una profesión para buscarse el
futuro y llevar, en lo posible ya, unas perrillas a casa.
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Lito y Nuria con clientes en la puerta de la Bodeguina. Foto de josé Ramón Viejo. (Facebook; amigos de la bodeguina) |
Eso le
ocurrió a nuestro protagonista de hoy, Manuel González Menéndez, para todos
"Lito el de la Bodeguina" que con trece años colgó los libros -ya
podía ser las botas del fútbol treinta años más tarde, con un buen bagaje
económico- y se buscó el cocido como aprendiz repartidor y "chico para
todo" de unos almacenes de coloniales, los de Antolín, en la calle
Guillermo Schultz.
Pero
antes de seguir la plática, unas reflexiones en torno a su persona. Nació este
popular mierense el treinta y uno de julio de 1948 en las Casas Baratas, hijo
de Manolín del Cantu y de Herminia que, dicho sea de paso, era hermana de Juan
Menéndez -¿algo especial?- pues sí, porque se trataba de "El Grillu"
o para mayor conocimiento "El Almirante de la Canción Asturiana" es
decir, Juanín de Mieres.
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Retrato de Juanín de Mieres realizado por Manuel Banciella. Fotografía: Paco. Mieres, 1957. Archivo particular de Luis Alberto Fernández González. |
Toda una mezcla familiar muy peculiar puesto que
Manolín del Cantu, su padre, era muy popular en su entorno por su alterne en
torno al bien vino, de Casa Tornillos a Casa Cuartas y viceversa, Mientras que
Herminia, preparada para echarle un rapapolvo, calmaba sus ansias cantando en
el Orfeón de Mieres, al lado de su hermano Juanín. Y así,
nuestro "Lito" con sus trece añitos y una bicicleta de cuarta
categoría que pusieron en sus manos, inició su vida laboral gastando mucho
calzado porque, dicho sea de paso, la bici apenas tenía frenos y era de
obligado cumplimiento no solo recorrer las arterias de su Mieres de entonces, allá
por los primeros años de los sesenta, sino también las carreteruchas de los
pueblos más o menos cercanos. Y así cinco años que hicieron de él una figura
familiar en el hábitat local. Pero
claro está, llegaron los 18 años y aparece la oportunidad de cambiar la
camionera por la bici y Lito se hace dependiente polivalente de Casa Roces, en
la entonces calle Bernardo Aza, hoy Escuela de Capataces. Hombre? el cambio
tiene sus ventajas y no solo económicas, sino ambientales.
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El patrón de La Bodeguina Lito en plan Capone. Foto. Alberto Cienfuegos.(facebook; amigos de la bodeguina) |
Su figura se agranda
en el círculos alrededor de la Plaza del Mercao, por aquel entonces Plaza
Cubierta y repartiendo productos de charcutería, sobre todo jamones, junto a
material para confeccionar los ricos manjares del "gochu". Por eso y
mucho más su figura adquiere matiz familiar, "vamos?" como si fuera
de casa. Y así estuvo, claro está, como "Lito el de Casa Roces" nada
menos que veinticinco años, durante los cuales llegó a conocer, de primera mano
la idiosincrasia de un pueblo como el de Mieres, a través de la singularidad de
sus gentes, participando en actividades con algún título en el deporte del
judo.
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Lito colocando la terraza en su establecimiento. (Facebook; amigos de la bodeguina) |
Lo que
ocurre es que Manuel González deseaba bucear en nuevos horizontes, encontrarse
con otros retos y sobre todo buscar su propia identidad. Eso le hizo mover
ficha en busca de un empleo en la capital del Principado. Oviedo era nuevo para
él y necesitaba descubrir su verdadera senda. Allí, logró hacerse con el
trabajo de encargado de tienda del Grupo Ifa y aunque eso tampoco llegó a
colmar sus deseos, supo aguantar otras siete temporadas, hasta que la llamada
de su tierrina se convirtió en una contante despertando ansias de volver que ya
no tenían vuelta atrás, por el simple hecho de que nuestro Lito, pegado a la
patria chica, había descubierto su verdadera vocación que, dicho sea de paso,
giraba en torno al sector de la hostelería.
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El cantante mierense Víctor Manuel con unos amigos en la bodeguina de Lito en Mieres. (Facebook; amigos de la bodeguina) |
Entonces,
casi como por encarto apareció la oportunidad en forma de un proyecto del que
iba a compartir el protagonismo de la novedad. Otro mierense de reconocido
prestigio, Jaime Gutiérrez, heredero de unas conocidas bodegas mierenses,
precisamente ubicadas en la calle Jerónimo Ibán, hoy convertida en uno de los
puntos estratégicos de la ruta de los vinos, licenciado en químicas y con el
título de etnólogo, todo ello tras un primer contacto cara al público en su
juventud como jugador del Club Patín Kíber, tuvo la feliz idea de crear en
Mieres la primera vinotería, podría decirse que de Asturias, donde el atractivo
néctar de la uva fue gran protagonista asumiendo la oferta de los principales
puntos estratégicos de producción de la piel española. Esto ocurría a finales
de los años ochenta y su ubicación tomó cuerpo físico en la llamada calle
Palacio Valdés, también en las cercanías de la Plaza del Mercado
y hoy sitio que
ocupa uno de los prestigiosos restaurantes de la villa de Teodoro Cuesta.
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Lito González. (Facebook; amigos de la bodeguina) |
El éxito
del establecimiento fue casi explosivo, de la mano, como responsable de Lito,
con otro socio llamado Paco, pero fue el que había sido repartidor de
coloniales, de productos cárnico y otros menesteres, quién se encargó de
liderar el proyecto. No solo el acierto dio de lleno en la diana para la
clientela de Mieres, sino que de otros muchos lugares de Asturias acudía las
gentes ante la fama que había traspasado fronteras comarcales. Unos ochos años
más tarde, desgraciadamente, por asuntos ajenos al desarrollo de la idea, el
asunto desapareció del mapa dejando el clásico sabor de la ausencia pero
abriendo puertas a nuevas iniciativas que hoy día confirman el acierto del
precursor del invento.
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Lito y Nuria con unos clientes en el interior de la Bodeguina. (facebook; amigos de la bodeguina) |
Sin
embargo Manuel González seguía en sus trece de convertirse en punta de lanza de
la hostelería local en la nueva línea de las vinoterías. Así nació, en el mismo
punto neurálgico de la calle Jerónimo Ibrán, la que podría llamarse
"primera" "Bodeguina de Mieres", una especie de rincón
donde, pese a su reducido espacio interior -con el beneplácito de un buen
tiempo gran parte de la clientela usa la terraza- tiene 185 tipos de vinos, de
los cuatro puntos cardinales de España, y se encuentran abiertos a cualquier
petición que se haga por parte de sus muchos clientes.
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Cartel de la bodeguina de Mieres. (Facebook; amigos de la bodeguina) |
Al que a
partir de ahora denominaremos "Lito el de la Bodeguina", es ya
jubilado con casi setenta años, está casado con Amable, es padre de una hija,
profesora de filología inglesa en Madrid y abuelo de un precioso crío de tres
años, Elías para más señas, al que adora. En su "almacén" de
recuerdos guarda mil anécdotas pero lo cierto es que nunca podrá olvidar las
charlas con Juan Menéndez, El Grillu para los mierenses, el Almirante de la
Canción Asturiana como fue justamente bautizado, porque, dicho sea de paso Lito
es sobrino carnal del gran intérprete de la tonada través del parentesco de
hermanos con su madre Amparo. Hasta poco antes de su fallecimiento y con motivo
de las fiestas de San Xuan, donde se le rendía el justo homenaje popular,
Juanín de Mieres no perdonaba la charla en la Bodeguina con su sobrino
predilecto en torno a un buen vino.
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El desaparecido y querido Fernando Martos Cabrero "Pina" con su guitarra |
Precisamente
el tema principal de este encuentro giraba en torno al ambiente de los bares
antes y ahora. Salían a relucir nombres como Casa Tornillos, Casa Cuartas, la
sidra de la ruta de Requejo, los bares Caudal y Salamanca camino de la Villa y
muchos más. "Mira -finaliza nuestro personaje- cuando yo abrí La
Bodeguina, tal como dice el bando municipal, a partir de las once se está prohibido
vociferar y dar voces. Entonces yo simulaba una llamada de la policía para
decir a los clientes que debía desalojar el establecimiento. Hoy a las diez de
la noche estoy mirando a ver si entra alguno. Las cosas han cambiado". De
todas formas hasta hace muy poco se celebraba una especie de fiesta bajo el
título de "Martes en la Bodeguina", con la presencia musical de
nuestro recordado Fernando Cabrera, el Pina para todo Mieres con su guitarra y
sus melodías.
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Lito saludando en la ventana de su establecimiento en la Calle Jerónimo Ibrán. (facebook; amigos de la bodeguina) |
FUENTE:
AMADEO GANCEDO (La nueva España)
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