"Pina", el músico solidario
Fernando Martos Cabrero "Pina" (Lne) |
El desaparecido y popular
Fernando Martos Cabrero (1951 Linares-Jaén -
2017 Mieres-Asturias), llevaba años impartiendo maestría con la guitarra
en Mieres, primero entreteniendo a clientes por locales de hostelería y luego como profesor
El grupo de aprendices de Pina, rodeando al maestro. (Lne) |
Había que tener una fuerte dosis de entusiasmo, generosidad,
disposición y sentido solidario, entre otras cosillas más, para dedicar su
tiempo libre (de jubilado minero), a la enseñanza gratuita de colectivos y a
ofrecer recitales solidarios, partiendo de una formación musical autodidacta,
tal como hacia el mierense de adopción Fernando Martos Cabrero, para el general
conocimiento de este su entorno vital, "Pina", que es como le conocía
todo el mundo. Y es que esa es la estampa que ofrecía este andaluz de
procedencia que consideraba la capital del concejo como su patria chica. Y es
igual que se tratara de colectivos jóvenes o de la tercera edad. En realidad,
"Pina" venía dedicándose desde hace mucho tiempo a difundir su
"hobby", llegando a varias generaciones.
Pina en su etapa de jugador de fútbol ( arriba tercero Izda). Mieres Recuerdos |
Ya metido en la harina asturiana, estudió primaria seis años
en el colegio Santiago Apóstol, para pasar más tarde al instituto Bernaldo de
Quirós y cursar estudios de bachillerato. Posteriormente se dedicaría a tareas
de aprendiz de mancebo en la farmacia de Santa Marina. Pero, la necesidad de
conseguir dinero que llevar a casa lo llevó hasta el Pozo Nicolasa, en Ablaña,
donde estuvo toda su vida laboral, primero de ayudante minero y luego de
oficial sondista (Inyectador, es como se conoce en el argot minero), hasta los cuarenta y cuatro años, edad a la que
le llegó la esperada prejubilación. Se casó a los veintiséis años con una
bonita joven de Ujo llamada Isabel, tenía dos hijos, una pareja, Iván y
Beatriz, y una nieta de cuatro años, Laura, que era "la niña de sus
ojos".
¿De dónde le venía la vena musical? Su padre, también
llamado Fernando, tenía una rondalla en el barrio de La Peña, y ahí nació su
inquietud. A los diez años ya tocaba la guitarra, bandurria, laúd y timple
canario. Pero antes fue opositor a futbolista iniciando el ciclo en el
Mierense, más tarde Oviedo juvenil, Vetusta, Figaredo y Hunosa. También
completó esta afición entrenando a las categorías inferiores del Caudal, todo,
según su talante, de forma altruista. Y ahí concluyó todo. Pudo mucho más, su
sentimiento por la música y sus deseos de expandirla, aunque, con un imperativo
inamovible, al margen de que su condición de jubilado no se lo permite, nada de
interés crematístico, todo a golpe de gratuidad, generosidad y solidaridad.
Fernando Martos, con su guitarra. (Lne) |
Y llegó el momento de su más fructífera satisfacción. Hace
unos cuatro o cinco años le llaman del Centro de Día de Personas Mayores, en la
confluencia de las calles Escuela de Capataces y Sacramento, donde sus
aptitudes y su disposición venia alcanzando su máximo nivel, no ya como
elemento de diversión y festivo, sino de pura enseñanza musical, a la que se
apuntaban mierenses de varias generaciones para participar en dos cursos, uno
de iniciación y otro de perfeccionamiento, siempre teniendo a la guitarra
española como primera figura escénica.
Pina, en su etapa de entrenador con un equipo del Caudal benjamín. (facebook) |
La que fue directora del centro, María, y a la actual, Gema,
sentían la necesidad de expresarle a "Pina" su agradecimiento por
esta actividad. Y sin embargo era el propio Fernando Martos quién se sentía obligado
a la gratitud con las responsables del centro por las facilidades que recibía
para divulgar sus aficiones y deseos.
Cuenta la anécdota que en cierta ocasión a un alumno se le
rompió una cuerda de su guitarra y manifestó la imposibilidad de poder seguir.
A ello respondió "Pina": "Toma la mía que eso lo arreglo yo
inmediatamente". Intercambiados los instrumentos, el profesor trazó, con
una tiza, la línea de la cuerda rota y siguió tocando como si estuviese
completa. Todos los presentes quedaron asombrados. Y es que, en ocasiones, hace
más el deseo y la imaginación que los medios.
Disponía Fernando Martos de un amplio repertorio anecdótico.
En su día, hace ya años, en Úbeda tuvo oportunidad de conocer a Joaquín Sabina,
cuando éste tenía en torno a los veinte años. Allí se saludaron y estuvieron
charlando un buen rato. La impresión de "Pina" sobre el cantautor fue
estupenda y lo encontró muy gracioso. Él lo considera uno de los poetas urbanos
más grande que tiene actualmente la lengua española. Sin embargo, todo lo que
le ha sucedido en su larga trayectoria, musicalmente hablando, "Pina"
lo resumía en una frase que aprendió de su padre: "El mejor pago que nos pueden dar es aprender y participar, por
eso pienso que si cobro por mis actuaciones terminará por faltarme la
ilusión".
Guitarra, instrumento con el que daba clase "Pina" . (Mati-2012) |
FUENTE: AMADEO
GANCEDO
Fernando Martos Cabrero "Pina". (Lne) |
Fernando Martos Cabrero “Pina” se “fue” un frío día de
enero, recién comenzando el año 2017. Para los cronistas interesados;
“PINA” falleció en el
Hospital Central de Asturias, HUCA
(Oviedo), el día 2 de Enero de 2017, a los 65 años de edad. Fernando
Martos Cabrero, estaba muy ligado al mundo mierense en distintas facetas y dejó
como legado a quienes lo conocieron, su tesón, alegría y carácter altruista.
Mieres, ya no es lo mismo, se encuentra un poco más vacío sin “PINA”
D.E.P |
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