22 de junio de 2016

Otra versión del asedio al cuartel del Regimiento Simancas en Gijón (Y II)

La niña que sobrevivió al asedio del Simancas
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
Los datos sobre la biblioteca del Instituto los recuerda María José gracias a su hermano Alfonso, «cinco años mayor que yo y un chico muy estudioso y listo, que después de la guerra estudió Medicina»
Cuartel de Simancas de Gijón en 1937. Pinterest.

La Nueva España.
Aquel chico «subía a la biblioteca con un cabo del que se hizo muy amigo, así que siempre que podía estaban allí mirando libros y después me contaba lo que había visto». Sobre esa misma biblioteca «un día dispararon un morterazo y cuando subieron mi hermano y aquel cabo, cuyo nombre recordé durante mucho años, pero con el tiempo se me ha olvidado, vieron el agujero del impacto y como ellos querían seguir yendo allí lo taparon con libros a los que nadie hacia caso». Respecto a la actuación del crucero de la Armada Nacional que durante la guerra bombardeó Gijón, «no recuerdo en qué fecha fue, pero el "Cervera" disparó hacia los asediadores y dos obuses dieron en las paredes del jardín; yo vi la parte trasera de aquellas balas tan grandes incrustadas en sus agujeros, y como mi hermano y yo nos metíamos por todos los sitios, fuimos a la base de la torre del edificio y vimos bajar corriendo a un telegrafista al que llamaban Romanones, aunque ése no era su nombre verdadero, como más tarde supimos, porque se casó después con mi hermana Blanca».
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
El telegrafista Romanones «bajaba muy sucio y sudado y sacó un pañuelo muy grande que alguna vez había sido blanco y se limpiaba el sudor. Corrió hacia él el teniente López y le pregunto: "Pero Adolfo, ¿Qué está pasando"; y él respondió: "Ya, ya mandé una señal y les dije que alargaran en tiro, que nos estaban atizando a nosotros"». El nombre de Romanones (apodo que tenía en su pueblo), era Adolfo Montaña Gancedo y en los años ochenta del pasado siglo defendió que nunca se pronunció ni se envió el mensaje: «Disparad sobre nosotros, el enemigo está dentro», mandado desde el Simancas al «Cervera» en el día final del asedio. Adolfo Montaña publicó en 1988 el libro «Memorias de un perdedor», y en 1983 había debatido en el Ateneo Jovellanos de Gijón con el periodista José Antonio Cepeda acerca de que los mensajes enviados desde el cuartel al crucero habían sido los de «alargad el tiro porque disparan sobre nosotros». Cepeda, por su parte, defendía la autenticidad de la célebre frase. «Pero lo que yo presencié de niña es cómo Romanones daba aquellas explicaciones de los impactos, cosa que al parecer había sucedido más de una vez». 
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
El cerco y la intensidad del asedio sobre el Simancas se van intensificando a medida que pasan los días. «Antes del día de Begoña, 15 de agosto, nos cortaron la luz y el agua; mi papá ya sabía que las cosas se habían puesto muy mal y sacaba de una cesta botellines de sidra El Gaitero y nos daba algún sorbín, porque agua ya no teníamos». Será también su padre el que les pase «un candil de carburo a los telegrafistas para que enviaran señales de luz». El día 16 de agosto llegan al Simancas los zapadores supervivientes del cuartel de El Coto, que había caído ese día. «De Zapadores vinieron unos cuantos y también guardias civiles; uno traía una bandurria y otro soldado tenía una guitarra y entonces cantaban coplas y compusieron una canción con la música del himno "Valencia", y la letra decía: "Simancas /, regimiento sin cobardes ni engañados por traición /, que sepan /, que si Dios quiere que caiga lucharé como un león /, mis padres queridos espero pronto abrazar /, Gijón angustiado trasmítele mi canción /, no importa que apenas duerma /, no importa que pase hambre/, no importa que morir pueda /, lucharé como un león"».
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
Mientras, «en esas incursiones que hacían aquel cabo y mi hermano en la biblioteca encontraron un plano del edificio y la finca y vieron dónde estaba un antiguo pozo, así que fueron corriendo a decírselo al coronel Pinilla». Fue al abrir dicho pozo «cuando encontraron que estaba todo cegado con libros escolares del Instituto; sacaron los libros y empezó a salir el agua, así que vino un camión cisterna del regimiento y aspiraba el agua y después nos poníamos a la cola para recibirla: los pequeños en una jarrina y mi padre con un caldero». Antes de que el número de bajas se fuera incrementando, María José ya había observado directamente el rostro de la muerte. «Recuerdo los primero muertos, porque mi hermano y yo fuimos a mirar detrás de un muro y allí vimos a uno que le llamábamos "El chato" y a otro, que era Murillo; el primero estaba blanco como mármol y el otro estaba negro, porque parece que le habían disparado en el corazón y se había congestionado». María José también tuvo trato con el coronel Pinilla, «aunque quien fue cogiendo el mando fue el teniente coronel Inocencio Suárez, que no se me olvida cómo se llamaba, porque un cañonazo lo mandó contra una pared y perdió parte de la cara y le quedó el cuerpo paralizado; mis padres iban y lo curaban, y mi mamá le daba de comer una papilla que ella hacía». 
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
En aquellas circunstancias, «decían que Pinilla era indeciso y yo no sé si Suárez fue tomando el mando porque lo pedían los capitanes o por qué motivo». Sin embargo, «Pinilla era también un gran hombre; Alfonso y yo íbamos a veces a la sala de banderas a llevarle algún recado que le mandaban mis padres, y era muy amable y nos daba siempre caramelos». Sobre el mismo Pinilla «tengo oído contar que tras la caída del Simancas sobrevivió, pero al ver los fusilamientos él se puso al lado de una hilera de los que iban a fusilar y murió allí, junto a ellos». La historia oficial del Simancas, recogida en los tomos de «La historia de la Cruzada», relata la escena de que Pinilla murió combatiendo a campo abierto en el patio del cuartel. El final del asedio del Simancas comenzó por la biblioteca, «que recibió un tiro de mortero y prendió fuego; ahí se inició el incendio, o sea, que esa biblioteca desapareció totalmente y lo que allí había se quemó todo». Mientras el fuego se extendía por la techumbre de madera del edificio, «nosotros estábamos metidos debajo de las camas; la perra empezó a ladrar y llegó un cabo que era guapísimo y muy alto, Modesto Iglesias, que con el tiempo se casó con mi hermana mayor, Oliva». 
Gijón, 21 de agosto de 1936. El cuartel de Simancas en Gijón tras haber sido tomado por los republicanos (...) Saber más... la comunidad del anillo.

El cabo Iglesias «abrió la puerta de una patada y gritó: "¡Corred, corred, salid todos, que está quemando el edificio", y efectivamente, cuando salimos entraba ya el humo por todas partes». María José evoca también que «en el primer piso estaban recluidos dos capitanes que al comienzo del asedio habían salido con dos compañías, Nemesio Gómez y Ángel Hernández del Castillo; habían dejado las compañías fuera y volvieron a entrar a buscar más soldados para sacarlos: eran desertores y Castillo hablaba con nosotros desde la ventana, por eso lo recuerdo más». Ambos oficiales estaban detenidos desde entonces, «y tenían cada uno un ordenanza; cuando empezó a arder todo, el ordenanza de Castillo le abrió la puerta y huyó, mientras que el ordenanza del otro no lo hizo, con lo que Nemesio Gómez murió allí mismo, asfixiado». En cuanto a María José y su familia, «salimos casi desnudos del lugar en que estábamos y cruzamos el patio grande; en la salida hacia el patio, no se me olvidará nunca, estaba el capitán Arroyo, que siempre nos daba caramelos a los pequeños y al que después vi morir, y gritaba: "Corred, corred, meteos todos en aquella trinchera"». 
Estado en que quedó el cuartel del Simancas tras el asalto de las fuerzas republicanas. La Nueva España.
Al tiempo que «papá y mamá llevaban a los dos pequeños, uno de dos años y otra de poco más, corrimos y yo perdí las sandalias; nos metimos en aquella trinchera, que estaba al fondo del patio, junto al paredón del cuartel que daba a Ceares, y que a la vez era enfermería». Junto a ellos está «Alfredo, el del botiquín, que era muy amigo de mi hermano». En esa trinchera «estuvimos metidos todo el día, sin comer ni nada, y venían algunos heridos, pero tenían que marchar otra vez porque no les podían atender». En concreto, «recuerdo que llegó uno con la pierna toda descarnada, sólo tenía hueso, y venía a que lo curaran, pero le dijeron que no había forma de hacer nada; se retiró y yo, como era muy curiosa y siempre lo miraba todo, me asomé y vi que le disparaban desde atrás y caía muerto». María José se emociona en este momento de la conversación con LA NUEVA ESPAÑA. En la tarde de aquella jornada, «hubo que salir del cuartel porque ya habían entrado los rojos, y lo hicimos por la garita de arriba, en el extremo del cuartel; echamos a correr por allí y había montones de cuerpos de soldados, y corríamos por encima de ellos, y yo recuerdo que los cuerpos estaban calientes porque caíamos y los tocábamos». 
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
El hermano de María José, «iba cogido a uno de los que estaban encargados del polvorín, Peregrín, y lo llevaba porque había quedado ciego de un balazo y Alfonso le había estado curando los ojos con manzanilla. Él decía: "Alfonsito, no me dejes, no me dejes, no me abandones", y salió cogiendo a mi hermano por el brazo hasta que le dispararon y cayó, y al hacerlo le arrancó la ropa a mi hermano». Los hermanos de María José eran Oliva, de 17 años, «que como digo se casó con Modesto Iglesias, y que aún vive, con 94 años, en Palencia; después venía Blanca Rosa, de 16, que se casó con Adolfo Montaña, y María del Pilar, de 14». A las tres hermanas mayores les seguía Alfonso, de 12 años y «cinco años más tarde nací yo, y luego vinieron María del Carmen, cuatro años menor, Clara Isabel, que vive en Tenerife, y Manolín, el más pequeño, que tenía dos años». Por tanto, de la familia Díaz Gutiérrez aún viven cuatro supervivientes del asedio, «aunque la mayor no quiere hablar de ello y Clara Isabel y María del Carmen eran muy pequeñas entonces para recordar cosas». Pero María José recuerda que aquel 21 de agosto «el cuartel quemó entero y no se me olvidó nunca el olor». Pese a sobrevivir la familia entera al asedio, las penalidades de la contienda no se habían acabado. Fueron apresados por los milicianos y «nos llevaron por las huertas de El Coto, y salían las milicianas y gritaban: "Matadlas, matadlas, que no las matáis porque son guapas". Tras aquel suceso nos llevaron al comité de Ceares y nos metieron en una habitación sin comer; estuvimos allí todo el día mientras ellos estaban reunidos en otra habitación, deliberando».
CUARTEL DEL SIMANCAS. Guerra Civil en Gijón. Estudio fotográfico Vinck.   
A continuación «nos metieron en un camión, y cuando íbamos por La Calzada se subió por un lado un capitán republicano, que antes de la guerra nos servía de la cervecería La Estrella a la cantina; le llamábamos Juanazas, porque era muy bruto, y le preguntó al miliciano que adónde nos llevaban. "¿Adónde va a ser? A fusilarlos?", y él replicó: "Eso será por encima de mi cadáver"». Conducidos al «comité de La Calzada, nos dieron de comer fréjoles y onzas de chocolate, y luego nos llevaron a una casa de unos que habían fusilado». Sus padres «se dedicaron a coser sacos terreros», y acabada la guerra comenzaron de nuevo «con un puesto en la Plaza del Sur». María José Díaz Gutiérrez se casó en 1950 con el fotógrafo gijonés Roberto Lena, propietario del conocido establecimiento Foto-Lena. Hasta 1958 no volvió al Simancas, rehabilitado desde comienzos de los años cuarenta y devuelto a los jesuitas. El citado año se inauguró la escultura de Manuel Laviada en la fachada principal del colegio. «Vinieron supervivientes, me acerqué al grupo y vi muchos que conocía, como el cabo Gutiérrez, Iturmendi, Valiño?; mi marido los estaba retratando y yo intenté acercarme a saludarles, pero un señor me lo impidió y le dije: "Yo también soy superviviente del Simancas", a lo cual me replicó: "Ande, vaya a contar cuentos a otra parte"». Sin embargo, «esto es lo que recuerda aquella rapacina de siete años», concluye María José con cierta emoción en la mirada.
María José Díaz Gutiérrez, hija de los cantineros del cuartel gijonés. La Nueva España.

FUENTE: JAVIER MORÁN. Publicado por La nueva España el 27-02-2013. Ver enlace.
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AUTORES.

Javier Morán, (…), corresponsal religioso de La Nueva España, imparte “doctrina” informativa a diario desde las páginas de uno de los periódicos más prestigiosos de Asturias. Con proyección nacional. Siempre equilibrado, reprocha a la Iglesia que “esté a la defensiva ante los medios”, reconoce que “Rouco está acumulando demasiado poder” en la Iglesia española, pero cree que “sería cruel que los obispos no reeligiesen a Blázquez”, y, ante la confrontación Iglesia-Gobierno, asegura que “la calles es de todos, también de la Iglesia”. A sus 43 años es uno de los corresponsales religiosos más cotizados de España. Hace años, a Javier Morán, licenciado en Periodismo y en Filosofía, los directivos de La Nueva España le ofrecieron ocuparse de la información religiosa y aceptó encantado. Y eso que reconoce que se trata de “una información difícil, que interesa tanto a los que están a favor como en contra, que llega amucha gente y que toca la fibra sensible de las creencias”. (…). Fuente: Redes Cristianas.

Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia).  Realiza ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…).  Se estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).  Vive en la localidad francesa de Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de cuatro tomos.  Esta magnífica obra es un auténtico tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". En un paréntesis, entre el segundo y tercer volumen de La balada del norte, Zapico completó Los puentes de Moscú (Astiberri, 2018), para mostrar de nuevo su faceta como reportero gráfico al poner el micro al diálogo entre el político Eduardo Madina y el músico Fermín Muguruza. Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…). Foto: Wikipedia  Twitter.

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“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.

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21 de junio de 2016

Otra versión del asedio al cuartel del Regimiento Simancas en Gijón (I)

La niña que sobrevivió al asedio del Simancas
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
En contra de lo que cuenta la historia oficial, los sitiados advirtieron al crucero «Cervera» de que estaba disparando sobre ellos por error, según relata María José Díaz Gutiérrez, hija de los cantineros del cuartel gijonés
El incendio tras la caída del acuartelamiento. La Nueva España 
La Nueva España.
Pisadas en el tejado y disparos de ametralladoras despertaron a María José un día de julio de 1936. Era el comienzo. Un mes más tarde, aquella niña de 7 años huía tropezando y cayendo sobre cadáveres «que aún estaban calientes». Era el final del asedio del cuartel del Regimiento Simancas en Gijón, el episodio bélico de mayor envergadura al comienzo de la Guerra Civil en Asturias. Aquel asedio duró desde el 20 de julio al 21 de agosto y María José, hija de los cantineros del cuartel, lo vivió directamente y observó una parte importante de los sucesos. Hoy rememora todo aquello, después de 77 años en los que únicamente lo había evocado ante familiares y amigos. María José Díaz Gutiérrez vive en la calle Cabrales de Gijón, a unos 300 metros en línea recta del Colegio de la Inmaculada, que en enero de 1932 era abandonado por los jesuitas, tras el decreto de la República que imponía la expulsión de la Compañía de Jesús. Meses después, el edificio era utilizado como Instituto Jovellanos, y tras la revolución de 1934 el ministro Gil Robles le daba también uso como cárcel, hospital de sangre y cuartel del Regimiento Simancas n.º 40.
Asalto al Cuartel de Simancas. 21 de agosto de 1936. Slideshare
Aquel año de 1936 María José «había cumplido 7 años en mayo y estaba con mi abuela en Bañugues, donde había hecho la primera comunión». Al producirse la sublevación a favor del Ejército Nacional por parte del coronel Aranda en Oviedo y del coronel Pinilla en Gijón, «mi madre manda aviso a Bañugues de que me lleven al Simancas, donde ella, Oliva Gutiérrez, y mi padre, Alfonso Díaz, llevaban la cantina». Todavía en Bañugues, María José pudo ver «un resplandor en el cielo de Gijón, como de un incendio». Sería la primera percepción acerca de la guerra de aquella niña, que a continuación contemplaría penalidades y hechos desgarradores. Su testimonio contiene elementos valiosos. Todavía recuerda nombres y vicisitudes de oficiales, suboficiales y soldados, «aunque perdí memoria después de haber sufrido cinco infartos». También aporta datos sobre hechos significativos del Simancas, por ejemplo, sobre las comunicaciones con el crucero «Almirante Cervera», que fueron objeto de polémica acerca del la frase: «Disparad sobre nosotros, el enemigo está dentro». O sobre la biblioteca del Instituto, donde se conservaba la colección de casi 800 dibujos y bocetos reunidos por Jovellanos y Ceán Bermúdez, de artistas españoles e italianos, fundamentalmente del siglo XVII. La nómina de autores era extraordinaria: Rafael, Miguel Ángel, Durero, Zurbarán, Velázquez, El Greco, Rembrandt, Carreño Miranda, Goya, Pereda, Vassari, Caravaggio, Herrera «El Viejo», Murillo, Sampieri, Ribalta...
Esta pintura naval ofrece una perspectiva diferente y complementaria del crucero "Almirante Cervera" que ya mostramos en una entrada anterior. Fue un buque de largo historial militar, especialmente entre julio de 1936 y marzo de 1939. (...). Saber más... Arte Militar y Naval.

Las hipótesis sobre el destino del «tesoro» de Jovellanos han sido tres a lo largo de los años: su destrucción durante el incendio final del cuartel, su salida a causa del robo o de una incautación oficial nunca documentada, o su enterramiento por orden de los oficiales encabezados por el coronel Antonio Pinilla Barceló. En el presente, acaban de realizarse prospecciones geológicas bajo el Colegio de la Inmaculada con la finalidad de comprobar si existen restos del asedio en el subsuelo del antiguo cuartel. Pero el testimonio de María José Díaz inclina los indicios hacia la destrucción de todo lo contenido en la biblioteca, al igual que habría sucedido con la Virgen del jardín del edifico, sobre la que también hubo suposiciones de que fue enterrada durante el cerco para evitar ulteriores ultrajes de los asediadores. Todo había comenzado cuando «mi tío, que tenía un autobús de aldea, me llevó de Bañugues a Gijón y fuimos al cuartel; los guardias de la entrada no le dejaron pasar a él, pero a mí sí porque dentro estaban mis padres y mis siete hermanos y hermanas». La noche de aquel día «dormimos muy precariamente: sobre las mesas de la cantina se pusieron unos colchones y nos acostamos». A la mañana siguiente, «sentimos que andaban por el tejado; habían colocado metralletas y empezamos a escuchar los disparos». Eran los primeros movimientos del cuartel para repeler a los asediadores milicianos del Frente Popular.
Milicianos durante el asedio al Cuartel de Simancas. La Nueva España.
La cantina se hallaba «en la zona de edificios bajos, donde también estaba la armería», en una hilera de construcciones similares a las actuales y que corren en paralelo a la avenida de los Hermanos Felgueroso, flanco oeste del cuartel. «Nos bajamos de las mesas y nos escondimos allí mismo: una hermana mía se volvió como loca; empezó a decir: "Estáis matando a todo mi pueblo", y papá la hizo callar». La explotación de cantina «había salido a subasta más o menos cuando se estableció el cuartel y mis padres se encargaron de ella; antes, les había quebrado una tienda importante que tenían en la calle del Carmen, de ultramarinos y a la vez almacén, en el que vendían de todo, por ejemplo, colchones». Los padres de María José habían estado previamente en Cuba, y al volver «estaban muy bien, aunque fueron de más a menos y aquella tienda suya desapareció». Aquel 20 de julio, tras el inicio de las hostilidades, «abrieron un hueco en la pared de los edificios bajos que daba al edifico principal por allí salimos y nos llevaron a la Iglesia, donde estaba también una señora viuda con una niña y los conserjes del instituto, que eran mayores». En el templo del colegio de los jesuitas «estuvimos poco tiempo, dos o tres días, y después nos llevaron por un pasillo muy grande a la zona del edificio que era instituto, y nos ubicaron al fondo, en una habitación muy grande, cuyas ventanas miraban al patio, donde ahora está el campo de fútbol del colegio».
Asalto al Cuartel de Simancas. 21 de agosto de 1936. Slideshare
«Nos pusieron camastros de soldado, que eran unas tablas con una colchoneta de paja, y allí fuimos malviviendo el mes que duró el asedio». En los primeros días «salían compañías, o un pelotón, y de las tiendas que había en los alrededores traían comida. Había también un almacén, de Rodero me parece que se llamaba, y de allí trajeron las patatas que pudimos comer. Al principio, el asedio no era muy intenso; sabíamos que estaban afuera, les oíamos cantar y gritar, y había tiroteos». En efecto, durante el asedio se produjeron salidas ocasionales de fuerzas del Simancas, algunas de ellas hasta el Cuartel de El Coto, donde también se había sublevado el batallón de Zapadores n.º 8 y era asimismo objeto de asedio.
En el interior del Simancas, «había que ir a la cola para la comida, que era siempre patatas con algo de carne que no sé de dónde la traían; al final, la carne era de los mulos del regimiento. También trajeron dos vacas; una era lechera y de aquella leche nos repartían algo a nosotros». En el cuartel había entonces «unos trescientos hombres».
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
En el centro del edificio estaba el jardín del colegio, «donde había una Virgen Inmaculada, en el centro, rodeada de rosales; también hicieron un agujero para que saliéramos allí». Los ataques aéreos o los momentos de fuego de la artillería asediadora eran alertados «con una señal, que creo recordar era una sirena; entonces corríamos a meternos debajo de las camas, y una de aquellas veces cayó una bomba y toda nuestra ropa y lo que teníamos por el jardín se fue a tomar vientos». Aquella imagen de la Virgen no fue enterrada, ya que según el testimonio de María José, «permaneció en su sitio durante todo el asedio, hasta el último día; nosotros jugábamos alrededor de ella y teníamos una perra negra que se llamaba "Tellita", porque tenía una estrellita blanca en la cabeza».
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
FUENTE: JAVIER MORÁN. Publicado por La nueva España el 27-02-2013. Ver enlace.
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AUTORES.

Javier Morán, (…), corresponsal religioso de La Nueva España, imparte “doctrina” informativa a diario desde las páginas de uno de los periódicos más prestigiosos de Asturias. Con proyección nacional. Siempre equilibrado, reprocha a la Iglesia que “esté a la defensiva ante los medios”, reconoce que “Rouco está acumulando demasiado poder” en la Iglesia española, pero cree que “sería cruel que los obispos no reeligiesen a Blázquez”, y, ante la confrontación Iglesia-Gobierno, asegura que “la calles es de todos, también de la Iglesia”. A sus 43 años es uno de los corresponsales religiosos más cotizados de España. Hace años, a Javier Morán, licenciado en Periodismo y en Filosofía, los directivos de La Nueva España le ofrecieron ocuparse de la información religiosa y aceptó encantado. Y eso que reconoce que se trata de “una información difícil, que interesa tanto a los que están a favor como en contra, que llega amucha gente y que toca la fibra sensible de las creencias”. (…). Fuente: Redes Cristianas.

Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia).  Realiza ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…).  Se estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).  Vive en la localidad francesa de Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de cuatro tomos.  Esta magnífica obra es un auténtico tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". En un paréntesis, entre el segundo y tercer volumen de La balada del norte, Zapico completó Los puentes de Moscú (Astiberri, 2018), para mostrar de nuevo su faceta como reportero gráfico al poner el micro al diálogo entre el político Eduardo Madina y el músico Fermín Muguruza. Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…). Foto: Wikipedia  Twitter.

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NOTA: Los nombres de los autores aparecen en el pie de cada imagen o al final de cada artículo, si no es así, se debe a que es un dato que se desconoce, así que, si algún autor la ve en este blog, le rogamos que se ponga en contacto con El Blog de Acebedo para hacerlo figurar o para borrarla si es su deseo, porque es justo reconocer a los autores

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20 de junio de 2016

El Acueducto Los Pilares, una obra monumental que suministró agua a Oviedo durante casi tres siglos

El derribo en la sombra de Los Pilares
En el siglo XVI se levantó el "Acueducto" que surtía de agua a la población ovetense.
El 11 de enero de 1915 cayeron las primeras piedras del monumento del siglo XVI; solo perviven cinco arcos. Hace un siglo que el acueducto, (que peleó doce años por sobrevivir), desapareció

Los arcos de los Pilares fueron derribados, quedan como testigos mudos de la historia cinco arcos, que sobrevivieron, incluso, a posteriores planes de urbanismo. Fuente 

El Comercio.

La historia del monumento - Año 1537. fue el año en que los poderes públicos decidieron acometer una importante obra, la traída de Fitoria para captar agua del manantial. Para ello era necesario la construcción de toda una infraestructura que incluía el acueducto de Los Pilares. Las obras, según recoge el llamado 'Libro viejo de Fitoria', se desarrollaron entre 1568 y 1600. El trazado de la traída era de unos ocho kilómetros y el acueducto estaba formado por 41 arcos, con una longitud de 390 metros y una altura de 10 metros. La obra tuvo grandes costes por diversos cambios del proyecto. El incremento de la demanda de agua hizo que en 1866 se autoriza la captación de aguas de los manantiales de Ules y Lillo. Fue el principio del fin del acueducto de Los Pilares.  

19 de junio de 2016

La «cara humana» de una región muy forestal

Los asturianos y sus árboles

DIEGO TERRERO, El Carbayón, c. 1879. (Foto coloreada). Archivo Municipal de Oviedo.

Ejemplares notables, simbólicos, de tejos y otras especies arbóreas plantados en los pueblos representan la "cara humana" de una región forestal y son parte de la identidad y la historia local
Un roble muy longevo declarado Monumento Natural. El Carbayón de Valentín se encuentra en el municipio de Tineo (Asturias), en la localidad de Valentín junto a la capilla de San Pedro. Es un ejemplar de Quercus Robur no muy alto, unos 8 m., aunque destaca por las dimensiones de su tronco, que alcanza los 10 metros de diámetro. La antigüedad de este roble, además de por el diámetro de su tronco, queda corroborada por datos históricos que aparecen citados, según la Enciclopedia Asturiana, en documentos anteriores al descubrimiento de América. (...). Saber más... Turismo Asturias.

Asturias es un país de árboles. Se ve, y lo constatan las estadísticas: casi el 73 por ciento del territorio, 770.549 hectáreas, está cubierto de arbolado. La proporción es de 0.7 hectáreas por habitante. Son cifras del IV Inventario Forestal Nacional. Otro informe, éste del Principado, va más allá y cuantifica los árboles de la comunidad: 640 millones, es decir 597 por habitante.

18 de junio de 2016

La historia del lavadero Batán de Mieres

El lavadero del Batán
Construcción de las tolvas del lavadero del batán en los años 50 del pasado siglo XX. Archivo Municipal de Mieres. Foto Archivo.
La historia de una de las instalaciones mineras más emblemáticas de la comarca
Construcción de las tolvas del lavadero del batán en los años 50 del pasado siglo XX. Archivo Municipal de Mieres. Foto Archivo.
La Nueva España

El lavadero del Batán con su porte es el castillo del carbón nacional en su lucha contra el carbón de importación. Un carbón de importación manchado de sangre, de explotación y de la hipocresía de aquellos que sólo ven en él su menor precio y la mentira de que contamina menos. Que se siga lavando carbón nacional en el Batán significa que nuestro carbón continúa resistiendo a sus múltiples enemigos. El lavadero siempre ha tenido muchas críticas, fundamentalmente por estrangular el crecimiento urbanístico de Mieres y por su impacto medioambiental. Pero a la hora de juzgarlo no podemos utilizar los criterios por los que nos regimos en la actualidad. Hemos de trasladarnos al Mieres de principios de los años cincuenta del siglo pasado donde lo que importaba era el despegue industrial y las líneas de separación entre los intereses de empresas y administraciones eran difusas, por no decir inexistentes. Hay que recordar en este punto que Fábrica de Mieres a partir de 1948 había comenzado un proceso de inversiones y modernización de sus instalaciones. 

17 de junio de 2016

Las cuencas mineras asturianas han sido cuna de ilustres pioneros de la aviación

Las Cuencas, una mina de los cielos
Pedro Duro y Guillermo Guisalosa al despegar en Madrid el 18 de diciembre de 1904. Imágenes cedidas por el Círculo Aeronáutico Jesús Fernández-Duro. Saber más
Las comarcas carboneras, con La Felguera a la cabeza, han sido cuna de ilustres pioneros de la aviación, pilotos de caza, generales del Ejército del Aire e ingenieros aeronáuticos

Jesús Félix Fernández Duro (La Felguera, España, 18 de mayo de 1878 - San Juan de Luz, Francia, 9 de agosto de 1906) fue un aeronauta español Caballero de la Legión de Honor, fundador del Real Aero Club de España y primera persona en sobrevolar los Pirineos, entre otros logros. Wikipedia

La Nueva España
El primer hombre en sobrevolar los Pirineos, una de las primeras mujeres en pilotar un avión en España, generales del Ejército del Aire, pilotos de cazas de combate y de aviones comerciales, instructores de vuelo, ingenieros aeronáuticos de grandes multinacionales... Las comarcas mineras asturianas, que han vivido del subsuelo durante más de siglo y medio, también son una mina de los cielos. Desde que el ser humano cumplió el sueño de volar, destacados personajes nacidos en las Cuencas han hecho realidad ese mismo empeño, dejando su huella en la historia de la aviación. Lo hizo Jesús Fernández Duro en un globo de hidrógeno hace más de un siglo, lo hizo Gloria Cuesta años más tarde en un biplano De Havilland y lo hizo Bayardo Abós en un F-18, en la guerra de Kosovo, y en un C-101 como integrante y posterior jefe de la Patrulla "Águila". Pero, ¿de dónde procede ese estrecho vínculo de las Cuencas, y de La Felguera en particular, con el aire?.

15 de junio de 2016

El trágico accidente minero en una mina de Laviana en el año 1924

La catástrofe de mina "La Sota"
Salida de los féretros desde el Ayuntamiento de Laviana donde se había instalado la capilla ardiente de los mineros fallecidos en el terrible accidente ocurrido en la mina «La Sota», el 28 de mayo de 1924. Saber más... El Blog de Antón Saavedra.

Una decena de trabajadores fallecieron por asfixia en la explotación lavianesa en 1924 a consecuencia de un incendio originado en la capa "Adolfita"
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
La Nueva España
El miércoles 28 de mayo de 1924 el sol primaveral se volvió tinieblas en Laviana cuando un accidente minero -uno más- trajo el luto a las familias del concejo. Este fue el balance: diez fallecidos por asfixia y treinta y seis huérfanos con edades comprendidas entre los once años del mayor y los seis días del más pequeño. Lo más lamentable del caso fue que muchas de las muertes se habrían podido evitar si los compañeros que acudieron al rescate de los primeros caídos hubiesen tenido conciencia del peligro que asumían al entrar en su búsqueda, pero el sentimiento de solidaridad que siempre ha impregnado al mundo del carbón pudo más que la prudencia y les llevó a correr la misma suerte de los que querían rescatar. Ahora les cuento como se vivió esta tragedia. Los testimonios de los testigos coincidieron en que todo comenzó cuando los últimos trabajadores del relevo de la mañana, que dejaba su labor en la mina "La Sota" de Carrio, propiedad de don Joaquín Velasco, abandonaron la mina sin percatarse de que la dinamita que acababan de utilizar había prendido un pequeño fuego en una capa conocida como "Adolfita". 

13 de junio de 2016

Mieres tiene una brillante historia en torno al hockey sobre patines

Dos figuras en la historia del hockey sobre patines
Alfredo Visiola y Andrés Caramés, todo un paradigma. Que el deporte local, en núcleos de cierto relieve, sigue teniendo tirón para los amantes de determinadas facetas, constituye toda una realidad, a pesar de que los honores del máximo interés se los llevan aquellos supercampeones de las grandes epopeyas
El inicio del Hockey sobre patines en Mieres. Equipo del Fabrimieres, hacia 1958. (Foto aportada por Luis G. Moratinos).  Facebook: MieresAntes y ahora de Carlos Díaz Marcos.

La Nueva España. 
Pero cada localidad, cada rincón asturiano tiene su corazoncito. Y Mieres, al margen de la brillante historia del Caudal Deportivo y otras prácticas de antaño, tuvo época de gran novedad alcanzando niveles nacionales y de la máxima dimensión en torno al hockey sobre patines. De la gesta más sonora, bajo la bandera patrocinadora del Kíber, principal producto de la factoría mierense de licores "Bernaldo de Quirós", dos figuras emergen con la fuerza, uno del gran creador y otro llevando el pabellón de su tierra a la gran categoría de la internacionalidad. Todo un paradigma. A la hora de tocar este tema, el camino aparece claro y directo hacia la labor, estampa, personalidad y balance de un mierense, nacido accidentalmente en Gijón, pero mierense por los cuatro costados, que se llamaba, desgraciadamente se fue, con la tranquilidad de los bien nacidos, hace ahora diez años: Alfredo Visiola Rollán. ¿les dice algo este nombre.? Sin comentarios?