7 de marzo de 2021

Las duras tareas domésticas en las aldeas a lo largo del siglo XX

La mujer, el alma de la casería 
(8 de marzo, día internacional de la mujer trabajadora)

Cuadro: Campesina Asturiana de Tomás García San Pedro. Cuadro nº 181 del catálogo. Todocolección

Relato de las duras tareas domésticas en las aldeas a lo largo del siglo XX
Mujeres trabajando en la casería (1961). Foto coloreada. LNE
La Nueva España
El trabajo en la casería que conocieron nuestras abuelas y algunas de nuestras madres es ya una reliquia del pasado. Lo primero que hacían, nada más levantarse, en torno a las 6 ó 7 de la mañana, en invierno y a las 5 en el verano, era encender la cocina y abrir la puerta de la casa. Era muy importante que los vecinos vieran que ya estaba la chimenea tirando y que si alguien pasaba viese la puerta abierta. Lo contrario les daría nota de vagas. A continuación se iba por agua a la fuente. La mujer acompañaba al hombre a la cuadra. Le ayudaba a sacar el cucho, echar de comer a las vacas, echar los xatos a mamar y a catar. Luego llevaba la comida a los gochos y a les pites. Si era verano y había que segar, esta tarea la realizaba la mujer sola, lo mismo que si el marido iba a la feria o algún trabajo temporero.
Haciendo un colchón de lana (1960). Foto coloreada. LNE 
Después volvía a la cocina y preparaba el desayuno, sopes de pan o de boroña con leche recién catada, sin hervir. Si había en la casa algún mayor o enfermo se le daba café. Después atendía a los niños pequeños y lavaba su ropa y los pañales. Seguido ponía el pote. Para los niños se hacían sopas de pan muy cocidas o se sacaban patatas del pote y se les daban "estripadas" con el tenedor. Hacer las camas, fregar las bacenillas y barrer ocupaban parte de la mañana, pero también tenía que ir con el marido a la huerta o al prao. Por la tarde había que picar leña, traer agua sin descanso, estrar las vacas, cortar el árgoma, cerrar las gallinas, dar de cenar a los gochos, catar, hacer la cena. Solían cenar cocido del mediodía o fariñes, leche y, cuando las había, manzanas asadas o castañas y algún día de mercado, unas sardinas. Después de cenar y, en vísperas de ir al mercado, mazaban la manteca. Y así un día y otro día. Los días de ir a vender eran los jueves y sábados y, en ocasiones, los domingos. Si el ama tenía que amasar, otra mujer iba al mercado y traía "los enredos". Iban andando o en burro. Las tareas de la mujer variaban según el día de la semana. Había un día destinado para la colada. Ésta se hacía en la tina, colocada en el portal de la casa y, por lo general, se repetía cada 15 días. Se ponía la ropa en la tina y encima se colocaba un saco y sobre él la ceniza de roble. También se solían poner hojas de laurel para perfumar la ropa.
Estudio de Borriquillo con lechera Obra de Alfredo Enguix. Año 1980. 
Luego vertían tres jarras de agua templada, tres de agua caliente y tres de agua hirviendo. La ropa se dejaba allí "mugando" hasta el día siguiente que se llevaba a aclarar al río o a la fuente. A veces se tendía en el prao "al verde" para blanquearla. Una vez seca la ropa, se planchaba con plancha de hierro calentada sobre la cocina de carbón. El viernes piñeraba la harina y, a lo largo de la semana, renovaba varias veces el formientu. El sábado era día de amasar el pan y la boroña de la semana. La mujer no estaba exenta de realizar sus tareas habituales por el hecho de amasar o de hacer la colada, sino que tenía que trabajar más. Ese día había que madrugar mucho para amasar temprano y que el pan fermentase bien. De esta labor se ocupaba exclusivamente el ama, porque era de mucha responsabilidad, al estar en juego el principal sustento familiar de la semana. Antes de nada, era costumbre hacer la señal de la cruz. Había que pedir la protección divina para asegurar un buen resultado, pues si salía mal había que comerlo igual o pasar hambre. Se amasaba durante un buen rato hasta que la masa "güeyara". Entonces se envolvía en "la manta'l pan" y se dejaba formentar al calor. Cuando la masa había aumentado, se hacían los panes y se dejaban reposar hasta que el forno estuviese listo. Justo al acabar de amasar se encendía éste.
«Campesina» (1889), de Tomás García Sampedro. Enciclopedia Popular Asturiana.
Limpieza a fondo
Como ese día estaba muy acalorada del forno, aprovechaba para hacer una limpieza más a fondo en casa. Se fregaban con arena y estropajo de esparto todos los muebles de la cocina: bancos, mesa, "bañal" (solía ser de madera), armario, vasal, escudillera... y los suelos de madera. Ese día la casa olía a gloria, entre el pan recién hecho y la madera limpia. En primavera había que segar a diario, a focete, lo que llevaba mucho tiempo. A veces se picaba el segao con paja, en la máquina de picar. El segao se traía, bien al hombro, en cargues, en el carro o en el burro con "parigüeles". Era el tiempo de preparar la tierra para sembrar. Lo primero que se sembraba eran las patatas tempranas y la remolacha azucarera, los arbejos, la achicoria, se plantaba el cebollín y a finales de abril o principios de mayo se sembraban el maíz y les fabes. Había que sallar las patatas, el maíz y la remolacha. Se sembraba mucho terreno, por lo que estas tareas ocupaban a todos los de casa durante varios días. El lino se arrancaba a finales de mayo, a mano, juntándolo en manojos o puñaos, que se ataban con pajas de centeno. Se ponía a curar en el corredor del hórreo o de la casa hasta que estaba bien seco.
"Campesinos" de Manuel García Linares. Saber más sobre el autor de la obra. Ayuntamiento de Tineo
Empieza la siega
En mayo se esquilaban las ovejas y había que preparar la lana, lavándola y "escarmenándola", bien para hacer colchones o para filarla. A finales de junio se arrancaban los ajos, se recogía la grana de alfalfa y de vallico y se comenzaba a segar la yerba. Las mujeres y los niños. "esbarallaban" y escogían las malas hierbas. Estos días se solía llevar la comida y comer y merendar en el prao. Era la época de empezar el jamón. Había que mejorar la dieta, pues el trabajo era más duro. Para recoger yerba, a veces, había andechas. Se ayudaban los vecinos entre sí. Luego se traía a casa con el carro y las vacas y se metía en las tenadas. Las mujeres tenían que "paliarla" dentro y pisarla, para que entrase toda. La que no cabía se amontonaba en varas. Cuando se acababa con la yerba había que arrendar el maíz y luego coyer el centeno y el trigo. Se hacía por la tarde. Previamente, se avisaba a los vecinos que venían de andecha. Se coyía con "mesories" que arrancaban las espigas y se echaban en la goxa de coyer pan. Se merendaba en la tierra y se pasaba bien a pesar del trabajo, pues había mucha gente, se gastaban bromas y se contaban muchos chismes. Una vez recogido de la tierra había que pisarlo. De muy antiguo lo pisaban a manal, en la era o lo llevaban a los molinos de rabil, de desergar. Más tarde venían las máquinas trilladoras y, cuando éstas desaparecieron, dejaron de sembrarlo. Después había que segar la paja y se recogía en varas. Esta paja se utilizaría en primavera para picar con el segao. En los meses de julio y agosto había que preparar el lino. Era una tarea muy laboriosa. Enseguida se comenzaba a arrancar las cebollas, coger los arbejos, las patatas y a recoger les fabes tempranes. Las casas que tenían ciruelas preparaban rico dulce, cocido lentamente en calderas de cobre.
La vaqueira, 1985. Obra de Manuel García Linares. Saber más. 

Acaba el verano
Al final del verano había que "variar" los colchones, extender la lana al sol y darle, frecuentemente, palos con una vara larga y fina, para sacudir el polvo y ponerlos esponjosos. Esto se hacía aprovechando un buen día de sol y en esta tarea ayudaba toda la familia, pues tenía que estar listo para la noche. Más antiguo no había colchones, sino jergones, rellenos de hoja de maíz. Esta hoja solía cambiarse dos veces al año. El verano se aprovechaba para encalar la casa. También para ir a tomar baños, los que tenían algún pariente o conocido cerca del mar, para ir de promesa a algún santuario y a alguna romería, normalmente la del pueblo de la familia, y tenía lugar la fiesta del lugar. Para ello, la mujer tenía que administrarse muy bien, ahorrando desde meses atrás para celebrar un buen banquete. A la compra especial se le llamaba "comprar el probe para el día la fiesta". Se acababan de recoger las fabes que se pisaban a manal y se echaban al aire. Por las noches se escogían en la mesa de la cocina, preparándolas para llevar al mercado. Se pañaban las peras, las manzanas para hacer sidra y dulce, entre octubre y noviembre. Se cogía el maíz y comenzaban les esfueyes. Éstas sí que eran divertidas. A finales de octubre se sembraba el trigo, se arrancaba la remolacha; unos la arrancaban y otros cortaban las hojas y, también, la achicoria. Luego se llevaba en carros a Lugo de Llanera la cargaban en el tren la primera y la achicoria a la secadora. En el otoño recogían las castañas, hacían una "corra" y se "esbillaban", dejándolas listas para consumir y vender. También era el momento de hacer el samartín, la matanza del gocho, salar los jamones y el tocino, hacer los chorizos y morcillas. En el invierno, las mujeres aprovechan para filar el lino y la lana y tejer medias y jerseys, y coser algo. Cuando estaban enfermas había que trabajar igualmente, salvo que fuese muy grave o se tuviesen muchos años. La vida familiar seguía y el papel de la mujer era muy importante, era el alma de la casería.
Comida el día la fiesta'l pueblu, en 1959, Foto coloreada. LNE
FUENTE: ROSA M.ª RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ (Cronista de las Regueras). Publicado por La Nueva España el 13-03-2019. Ver enlace.
________________________________________________________________________
AUTORES

Rosa María Rodríguez (Cronista Oficial del Concejo de Las Regueras), es natural de la localidad de Parades, en la parroquia de Biedes
. Rodríguez realizó estudios de Filología Española, en la especialidad de Literatura Española, en la Universidad de Oviedo, donde se licenció en 1980. En esta época comenzaron a aparecer sus primeros trabajos acerca de Las Regueras: una serie de artículos sobre temas históricos publicados en la revista Las Regueras, la primera publicada en nuestro municipio. En 1994 funda la “Asociación Comisión de Festejos Espíritu Santo de Parades", que presidió hasta el año 2004. En ese mismo año funda la 'Asociación Cultural Recreativa La Piedriquina", de la que es Presidenta desde su fundación. A mediados de los años 90, sus actividades de estudio e investigación, orientadas a la recuperación de las tradiciones orales, de los valores etnográficos, históricos y culturales y del patrimonio del concejo, comenzaron a difundirse a través de las publicaciones de la asociación “La Piedriquina", creada con el objetivo esencial de dinamizar a los vecinos, primero de la parroquia de Biedes, donde fue creada, y luego de todo el concejo. Ha sido autora y/o editora de ocho libros, dos capítulos en sendos libros, nueve monografías y ciento ocho artículos en revistas. Coordina la edición de dos revistas: La Piedriquina y La Piedriquina. Anuario. La Piedriquina es una publicación de carácter etnográfico, histórico y de recogida de la tradición oral y acumula un total de noventa y dos números. La Piedriquina. Anuario abunda en la investigación, de una manera más profunda y rigurosa aún si cabe, y acumula ya ocho números publicados. Ha sido organizadora, como Presidenta de la Asociación Cultural La Piedriquina, de exposiciones, homenajes y belenes temáticos, todos ellos sobre diferentes aspectos, personajes y elementos del patrimonio cultural y etnográfico de Las Regueras. Su labor investigadora y divulgadora le ha valido dos premios fuera de las fronteras del municipio. En 1986 recibió el accésit especial del Concurso de Investigación del Ayuntamiento de Llanera por el trabajo titulado Casas solariegas del concejo de Llanera. En 2010, su labor fue reconocida por el "Premio Alfonso Olea al Fomento de las Artes en Asturias'’, concedido por la Fundación Laboral 2000. Desde diciembre de 2014, por unanimidad de todos sus grupos políticos en Pleno del Ayuntamiento de Las Regueras, es la Cronista Oficial del municipio, siendo la primera que ostenta este cargo. 
FUENTE: DAVINIA DURÁN. "El Tapín"

EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.

___________________________________________________________________________________
___________________________________________________________________________________

NOTA: Los nombres de los autores aparecen en el pie de cada imagen o al final de cada artículo, si no es así, se debe a que es un dato que se desconoce, así que, si algún autor la ve en este blog, le rogamos que se ponga en contacto con El Blog de Acebedo para hacerlo figurar o para borrarla si es su deseo, porque es justo reconocer a los autores

Si te ha interesado esta entrada y quieres preguntar, comentar o aportar algo al respecto, puedes dejar un comentario o escribir a mi dirección de correo del blog con la seguridad de ser prontamente atendido.

¡¡¡Difunde El blog de Acebedo entre tus amistades!!!

Sígueme en:

© - Facebook - Roberto Cortina

© - Twitter - El blog de Acebedo

© - El Blog de Acebedo

© - Instagram - acebedo.mieres

No hay comentarios:

Publicar un comentario