El burro explosivo
Ilustración de Alfonso Zapico |
Ilustración de Alfonso Zapico |
Pero el caso no fue así: ni el poema existió
nunca, ni los hechos sucedieron de esta forma. La realidad es que
Alberti quiso inmortalizar la anécdota que a él le habían contado, y que
cuando llegó a sus oídos ya estaba deformaba por los detalles que se
habían ido añadiendo después de mil repeticiones en sobremesas y charlas
de café. Y para hacerlo, tituló a uno de sus poemarios, publicado en
1938, en plena Guerra Civil, por las Ediciones del 5º Regimiento en
Madrid, con el nombre de «El burro explosivo».