Un rescate feliz en San Feliz
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Ilustración de Alfonso Zapico |
El salvamento de cinco mineros del grupo La Cobertoria en septiembre de
1935. Los dibujos del Articulo son de los libros "LA BALADA DEL NORTE" de Alfonso Zapico-Ver reseña al final del artículo
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Ilustración de Alfonso Zapico |
https://www.lne.es/
La historia minera de las cuencas nos
deja una serie de accidentes importantes, que da cuenta de la peligrosidad del
trabajo en este tipo de instalaciones. Siendo los derrumbes o las explosiones,
debidas a la acumulación de gas grisú las principales causas de fallecimientos
en las cuencas mineras. Según el investigador en accidentes mineros Mario Antuña,
que durante más de cinco años averiguó los accidentes producidos en Asturias y
que materializo en el libro
"Catástrofes mineras asturianas", esta actividad en nuestra
región dejo más de cinco mil muertos.
Afortunadamente también existieron
accidentes que tuvieron un final feliz como el que vamos relatar y que ocurrió
en el grupo minero de la "Cobertoria" situado en el concejo de Lena,
que estaba arrendado a la empresa Fábrica Mieres por el diputado de la ultraderechista C.E.D.A., Bernardo Aza. Lo que relatamos sucedió el lunes 23
de septiembre de 1935, en el grupo minero situado en San Feliz y que ocurrió
por un desprendimiento de tierras, dejando sepultado a un grupo de cinco
mineros. Eso sucedió diez minutos antes de terminar el turno, un grupo de obreros
salían de la mina sintieron el ruido producido por el desprendimiento. Como
quedaron cortadas las comunicaciones con el interior, se ignoraba la suerte que
pudiesen correr el resto de mineros que estaban adentro. Era uno de tantos
accidentes mineros que desencadenaba una historia que parecía tener también
tintes de tragedia. En las cercanías de la mina, ese
mismo día y casi a esa misma hora de la tarde se celebraba un entierro en el pueblo de San Feliz cuando los
vecinos vieron a un minero que iba con un médico, enseguida supusieron que algo
grave ocurría. Cuando se supo de la magnitud de lo que había sucedido se
produjo un movimiento de expectación que dejo paso a la pena.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
Nada más
terminado el entierro; casi todos los que asistieron a él, junto personas de
los alrededores y de Pola de Lena se trasladarían al lugar del suceso donde ya
estaban fuerzas de la Guardia Civil mandadas por un capitán, tanto para
contribuir a los trabajos auxilio como para cuidar del orden.
Hecho el recuento del relevo saliente
por el vigilante de turno, se supo que los mineros que estaban dentro de la
mina eran los picadores: Víctor López Díaz (de Tiós), Joaquín Moran Espina,
Emilio Sánchez Álvarez, y los ramperos: Alfredo Martínez Cachero y Luis Álvarez
García, de 23 años, vecino de Soterraña. Estos cinco mineros quedaron atrapados
cuando iban a abandonar el trabajo, como consecuencia de desprenderse un macizo
de carbón. Desde el primer momento, se organizó
el salvamento y los trabajos se hicieron con gran celeridad ya que se pusieron
a disposición de los jefes todos los obreros del grupo, así como también
ingenieros, capataces, vigilantes y obreros de otras sociedades mineras, que
rápidamente se presentaron a ofrecer sus servicios, siendo digno de mencionar
el rasgo conmovedor de los vigilantes y de los mineros del grupo
"Fortuna" de Turón, pues era un grupo hermano debido a que su
propietario también era Bernardo Aza. Por eso, nada más conocer el accidente,
los mineros de Fortuna reclutaron una camioneta y se presentaron en la bocamina
de San Feliz, dispuestos a realizar por si mismos los trabajos de salvamento de
sus compañeros.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
Desde el primer momento estuvieron en
el lugar del suceso, el gerente de la empresa, Bernardo Aza, y su hermano
Antonio junto con el joven ingeniero de "minas de Figaredo", Alfredo
Santos Figaredo, ocupándose junto Gerardo Suárez quien era capataz del grupo
minero de todos los detalles técnicos y alentando a los rescatadores. Durante
el rescate tanto el joven ingeniero como el capataz estuvieron en el interior
de la mina junto a los salvadores. Unas horas después de suceder el
accidente, se presentaron desde Oviedo en la mina los ingenieros del Estado. Al
enterarse el Gobernador general de la importancia del siniestro, se personó en
Pola de Lena, llegando a San Feliz a media noche. Presenció los trabajos de
salvamento é intercambio impresiones con las personas que participaban en el
rescate. Al mismo tiempo ordenó que se iniciasen las averiguaciones las causas
del accidente. Mientras se realizaban los trabajos
de salvamento e iban pasando las horas, acudieron a la bocamina numerosas
gentes de las comarcas cercanas; y entre ellas se encontraban los familiares de
los sepultados. En previsión de que pudieran hallarse
heridos o con menos, suerte muertos, la sociedad explotadora del grupo,
prepararía en un sitio cercano a la bocamina, camillas, aparatos de respiración
artificial, servicio médico-farmacéutico, tuberías y ventiladores, alimentos,
bebidas. Todo correspondía a las necesidades en estos casos llegando a llevar
cinco ataúdes con el consiguiente sacerdote por si hacía falta.
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Ilustración de Alfonso zapico (Brigada de Salvamento Minero) |
Estos trabajos de rescate fueron muy
difíciles debido a los continuos derrumbes de tierra y carbón siendo su
ejecución muy lenta. Sobre las tres de la madrugada, los mineros que estaban
realizando los trabajos de salvamento consiguieron ponerse en comunicación con
los sepultados por medio de voces y golpes que daban con la picas los
sepultados en el muro de la capa. A partir de este momento se redoblaron los
trabajos, avivado el esfuerzo de los que participaban en el salvamento, al
sentir las voces de sus compañeros. Al saberse la noticia, en la plaza de
la bocamina se produjo entre los que estaban una explosión de júbilo. Esta
buena nueva se extendió como un reguero de pólvora hasta los familiares de las
víctimas. Pero el momento de felicidad absoluta, se vería empañada, a de la
duda de si vivían o no todos y por el hecho de que podría quedar horas o
incluso días de arduo trabajo y decisiones antes de que los mineros pudiesen
salir a la plazuela de la mina, y estuviesen a salvo. Aquel martes, amaneció con muchas
dudas respecto a la suerte de aquellas cinco víctimas. Incluso se acentuaron
los rumores por la mañana, sin fundamento, de que los cinco habían fallecido.
Durante toda la mañana de aquel día no cesaron de pasar autobuses de diferentes
lugares de la cuenca en dirección al sitio de la catástrofe, ya que, como se
sabe, la paralización de la minería fue total en toda Asturias por este motivo.
La falsa noticia causó consternación en toda la cuenca minera, pero la alegría
no tuvo límites cuando se supo que los cinco salían sanos y salvos del interior
de la mina.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
A las doce y media de ese día, se
lograría hablar con ellos y fue cuando se supo que todos estaban ilesos, y no
habiendo transcurrido media hora de labor, se rompía precisamente en el sitio
donde se encontraban los cinco mineros. Estos se hallaban en perfectas
condiciones y el momento del encuentro con sus compañeros fue de auténtica
emoción. Rápidamente bajaron a la galería, donde fueron reconocidos por el
médico y autorizados, visto su buen estado, para salir al exterior. La noticia de haberse hallado vivos a
los cinco mineros, produjo la natural alegría entre sus familias, sus
compañeros de empresa y cientos de vecinos, que desde el primer momento y a pie
de bocamina, habían seguido con emoción y tensión los trabajos de salvamento. La acertada organización de los
trabajos de rescate, consistieron en relevarse cada media hora en el frente, y
fueron dirigidos por el ingeniero Alfredo Santos Figaredo, que contó con la
aprobación y consejo de los ingenieros de la Jefatura de Minas, Arango y Beamón
y llevadas a cabo por el capataz jefe del grupo, Gerardo Suárez y el auxiliar
Manuel Fernández.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
El éxito de la operación fue
evidente: no sólo todos y cada uno de los cinco mineros saldría a la plaza de
la bocamina, sino que estaban en buen estado de salud y en un tiempo mucho más
breve de lo esperado al culminarse en veintidós horas un rescate que, se
suponía, que podía durar hasta cuarenta ocho horas. A su salida cada uno de los
rescatados fueron abrazados por familiares, compañeros y amigos. Entre ellos
estaría el gobernador, que se mostró muy emocionado y feliz en todo momento. Esa misma tarde regresaría para Oviedo esta autoridad, que había pasado la
noche en lugar del suceso, así como varios ingenieros, el propietario de la
mina y otras personas. Durante aquellas horas y como sucedió
en centenares de rescates mineros, hubo un clima de mucha solidaridad, trabajo
en equipo, profesionalismo, compromiso por solucionar el problema, calidez
humana y mucho liderazgo. Como anécdota reseñamos que uno de
los mineros recatados se fue con alguno de sus familiares y amigos a tomar unos
vinos a Pola de Lena. La verdad es que el hecho era para celebrarlo.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
FUENTE: JOSÉ ANTONIO VEGA
José Antonio Vega Álvarez nació en
el conocido barrio de Requejo en Mieres, en el seno de una familia oriunda de
la Hueria San Tirso (en asturiano,
L’Agüeria San Tiso), valle perteneciente a los concejos asturianos de
Mieres y Langreo. Es hijo, nieto y bisnieto de mineros y campesinos. En su
familia hubo mineros tanto de carbón como de mercurio siendo su padre el único
que practicó los dos tipos de minería de forma activa. Tras hacer sus estudios en Mieres, se incorpora de forma temprana
al mundo de la minería privada, trabajando en diferentes lugares de las Cuencas
Mineras. Unos años después cambia de profesión. Esta relación del investigador con su primera profesión en la
minería del carbón, ha hecho de él, un apasionado practicante de todas las
formas de recuperar el pasado de esta, así como de sus gentes y su entorno. Por
esto durante años, se dedicó y realizó largas sesiones de búsqueda, sumergido
en los archivos de toda la región y consultando papeles que acumulan incluso
polvo de décadas y algún siglo. José Antonio Vega tiene
varios libros publicados con una editorial nacional, donde es, autor y coautor
de libros relacionados con la formación profesional de diferentes técnicos y
especialistas. FUENTE: EL SASTRE DE LOS LIBROS. http://elsastredeloslibros.es
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La balada del Norte (Recomendación del Blog)
Alfonso
Zapico, Premio Nacional del Cómic 2012 con Dublinés, lanza su
mirada a una realidad que le toca de cerca, para recrear con pulso firme unos
tiempos convulsos de grandes desigualdades, donde se sitúa la gestación de la
Revolución asturiana del 34 como telón de fondo.
https://www.astiberri.com/products/la-balada-del-norte
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Los Increíbles
libros de Alfonso Zapico. LA BALADA NORTE I – II – y III. Los viejos y nuevos
tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la
Humanidad entera. Éste es el sonido de La balada del norte. Fuente: Librería
Barco papel. https://twitter.com/alfonsozapico |
Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance.
Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del
Principado de Asturias (Aula Didáctica de
los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de
Asturias y Poitou-Charente (Francia). Realiza ilustraciones, diseños y campañas
para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es
ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…). Se estrena en 2006 con un álbum de corte
histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo
publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción
determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto
palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James
Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011),
que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno
de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).
Vive en la localidad francesa de
Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri,
2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se
encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que
constará finalmente de tres tomos. Esta
magnífica obra es un autentico tesoro de la novela gráfica española y refleja
la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes
luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el
susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente
poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el
sonido de "La balada del norte". Sus libros han sido traducidos al
inglés, francés, alemán o polaco. (…) http://alfonsozapico.com
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