La demolición de la pérgola de
Los Campinos, un paraíso para los patos
La pérgola de los gatos- (Gijón en retrovisor) |
El derribo se hizo para
construir una plaza en homenaje a los Alféreces Provisionales
La plaza del Alférez Provisional, tras la demolición de la pérgola de Los Campinos de Begoña (Gijón) |
La primavera
había llegado en el año de 1968 con más esplendor que nunca a París, los
estudiantes comenzaban a sacar los adoquines del bulevar de Saint Michel para
romper los escaparates y desde la espectacular cúpula de las galerías
Lafayette, al lado del teatro de "La Ópera", desconcertaban a los
alumnos en viaje de estudios del Corazón de María al escuchar los versos en
catalán del "La, la, la" del Dúo Dinámico y Augusto Algueró cantados
por Joan Manuel Serrat, quien había sido designado para representar a España en
el Festival de Eurovisión. En el Barrio Latino aparecieron históricas pintadas
que dieron la vuelta al mundo y nos hicieron reflexionar sobre dónde estábamos
y cuál era nuestro futuro: "La imaginación al poder", "Prohibido
prohibir" y "Seamos realistas: pidamos lo imposible".
La pérgola de los gatos |
Lamentablemente, la imaginación al poder de los gijoneses se reflejaría históricamente con la demolición el 13 de noviembre de la pérgola de Los Campinos de Begoña, nuestro entrañable punto de encuentro para tantas pandillas -que se encontraba en una situación de total abandono por la falta de conservación de su vistoso azulejado- desde donde, curiosamente, los patos que no tenían ni rejas, ni banderas, no se escapaban y vivían allí felices en su estanque entre nenúfares y parterres, para lograr frondosas enredaderas de hiedra que nos daban sombra cuando el sol nos calentaba más de la cuenta en aquellos tiempos de represión de todo tipo.
Y su desaparición fue para homenajear -al destruir sin contemplaciones nuestra tradición sociológica y urbanística- a los Alféreces Provisionales que tenían al lado, en la calle de Covadonga, su sede social.
General Francisco Franco (1892 - 1975). Visto por el lápiz de Alfonso Zapico |
Aquel año de 1968, de
vacaciones en Asturias, Francisco Franco afirmaría que "han pasado treinta
años y nuestro ideario está tan lozano y vivo como el primer día. Somos una
democracia por encima de todas las críticas. La democracia no consiste en unas
formas hueras, en unas formas falsas, en la explotación por el dinero del
sentimiento político de los hombres. Somos una democracia porque vamos a buscar
en el pueblo su propia voluntad, porque tenemos congresos económico-sindicales
donde todas las fuerzas del país exponen sus puntos de vista. La política que
venimos desarrollando en estos treinta años no es de vencedores, sino de paz,
de orden, de progreso. Aunque el régimen no hubiera hecho más que despertar la
ilusión y la esperanza habría hecho ya mucho. Puso a Asturias y a España entera
en pie y nos convirtió en ejecutores de nuestro propio destino. La prosperidad
se fundamenta en la disciplina. Sabéis que durante estos treinta años no os ha
faltado la voz de mando. Y no os faltará mientras yo subsista".
Bromuro en el café nos echaron los curas en París.
Ilustración de Alfonso Zapico |
Ajenos a todo lo
que realmente pasaba en España, el viaje de estudios de los alumnos del Corazón
de María lo hicimos a París. Los organizadores fueron el cantante Fernando
Duque y Juan Cabello, que nos buscaron alojamiento en Oyarzun -donde años
después supimos que en aquel pueblo estaba el corazón de ETA- en el
"Hostal Bonanza", la víspera del "Aberri Eguna" y perplejos
quedamos cuando al día siguiente los grises subieron metralleta en mano a
nuestro autobús escolar, en busca de alguien que desconocíamos en nuestra
ignorancia sobre todo lo que pasaba en España y en la existencia de
terroristas.
En aquella primavera de París descubrimos un mundo más moderno y también quedamos estupefactos cuando nuestras juveniles entrepiernas no reaccionaban ante las espectaculares minifaldas que lucían las desinhibidas francesas en los floridos bulevares parisinos. Aquello motivó una urgente reunión de todos para descubrir las causas: El jefe de la expedición, el padre Vitalino Aller Racimo ,y el conductor de "la pota", que así llamábamos a nuestro autobús colegial, el hermano Esteban, nos diluían bromuro en el café en los desayunos.
Una cantante de origen gijonés, a Eurovisión.
En aquella primavera de París descubrimos un mundo más moderno y también quedamos estupefactos cuando nuestras juveniles entrepiernas no reaccionaban ante las espectaculares minifaldas que lucían las desinhibidas francesas en los floridos bulevares parisinos. Aquello motivó una urgente reunión de todos para descubrir las causas: El jefe de la expedición, el padre Vitalino Aller Racimo ,y el conductor de "la pota", que así llamábamos a nuestro autobús colegial, el hermano Esteban, nos diluían bromuro en el café en los desayunos.
Massiel en el festival de Eurovisión en 1968. (RTVE) |
De vuelta ya en Gijón
fue cuando el siempre coherente Joan Manuel Serrat puso al régimen contra las
cuerdas al negarse a cantar en castellano en Eurovisión -él no cantaba como
otros que todos sabemos canciones elogiosas a Franco en el Santiago Bernabéu-
por lo que fue prohibida la reproducción de sus discos en España y su
contratación en la única televisión que entonces existía: la estatal.
Pepa Flores "Marisol" -quien ya no era la inocente niña de "Un rayo de sol" que nos enamoró- se negó a sustituir a Serrat. Entonces, muy hábilmente, el prestigioso sastre nacido en Gijón, Emilio Santamaría, junto a su esposa Concepción Espinosa, quienes pusieron de nombre a su hija María de los Ángeles Félix -años después su profesor de ballet, el cubano Héctor Zaraspe, la rebautizó artísticamente como Massiel- movió los hilos como manager para que su hija pasase del contestatario "Di que no" a decir que sí vestida de ranchera, porque estaba actuando en México. Y se fue a París a comprarse el famoso vestido de Courrèges, que había popularizado las minifaldas.
Alemania dio el triunfo a España a cambio del PAL.
Pepa Flores "Marisol" -quien ya no era la inocente niña de "Un rayo de sol" que nos enamoró- se negó a sustituir a Serrat. Entonces, muy hábilmente, el prestigioso sastre nacido en Gijón, Emilio Santamaría, junto a su esposa Concepción Espinosa, quienes pusieron de nombre a su hija María de los Ángeles Félix -años después su profesor de ballet, el cubano Héctor Zaraspe, la rebautizó artísticamente como Massiel- movió los hilos como manager para que su hija pasase del contestatario "Di que no" a decir que sí vestida de ranchera, porque estaba actuando en México. Y se fue a París a comprarse el famoso vestido de Courrèges, que había popularizado las minifaldas.
Joan Manuel Serrat en 1968. (RTVE) |
Toda la
maquinaria del régimen se movilizó de forma implacable. Así se hicieron todo
tipo de gestiones para que la Europa democrática se pusiese al lado de la
dictadura franquista, aunque sólo fuese musicalmente hablando. La consigna
política estaba clara: Massiel tenía que ganar Eurovisión. Y así fue.
Aquel 6 de abril, en el Royal Albert Hall de Londres, todo estaba preparado para que ganase el idolatrado Cliff Richard con su "Congratulations", pero en las últimas votaciones seis votos de Alemania -como previo pago a que España asumiese su sistema PAL para las emisiones de televisión- hicieron que Massiel y el "La, la, la" ganasen por un solo voto el concurso de Eurovisión del año 1968. Al día siguiente, los periódicos no dudaron de calificar como gesta nacional el triunfo de España y compararon a Massiel con Agustina de Aragón. Y hasta le concedieron el "Lazo de Isabel la Católica".
Aunque la cantante de origen gijonés triunfó con "Rosas en el mar" no todo fueron rosas después para ella y Massiel pagó un alto precio por su triunfo, lo que le llevó a una gran depresión y hasta el arrepentimiento, debido a que muchos le dieron la espalda y en Cataluña era abucheada por el público.
Otro tanto le pasó a Serrat quien aquel año cantó por el verano en "El
Parque del Piles" de Gijón acompañado por el grandioso pianista de jazz,
Teté Montoliú, siendo también abucheado cuando cantaba alguna canción en
catalán. Debido a ello, Joan Manuel Serrat optó por exiliarse a México y allí
se hizo amigo del periodista gijonés Paco Ignacio Taibo y de su esposa
recientemente fallecida Mari Carmen Mahojo -nacida en Cimadevilla y sobrina del
periodista Ignacio Lavilla, redactor jefe del periódico "Avance"-
quienes hicieron de su casa de dos plantas en la calle de Culiacán del barrio
judío del Distrito Federal un refugio para muchos artistas. Entre ellos a Joan
Manuel Serrat, quien allí conoció a Lucía Bosé, a la que dedicó su hermosa
canción "Lucía" tras un tórrido romance.
FUENTE: MANUEL
DE CIMADEVILLAAquel 6 de abril, en el Royal Albert Hall de Londres, todo estaba preparado para que ganase el idolatrado Cliff Richard con su "Congratulations", pero en las últimas votaciones seis votos de Alemania -como previo pago a que España asumiese su sistema PAL para las emisiones de televisión- hicieron que Massiel y el "La, la, la" ganasen por un solo voto el concurso de Eurovisión del año 1968. Al día siguiente, los periódicos no dudaron de calificar como gesta nacional el triunfo de España y compararon a Massiel con Agustina de Aragón. Y hasta le concedieron el "Lazo de Isabel la Católica".
Aunque la cantante de origen gijonés triunfó con "Rosas en el mar" no todo fueron rosas después para ella y Massiel pagó un alto precio por su triunfo, lo que le llevó a una gran depresión y hasta el arrepentimiento, debido a que muchos le dieron la espalda y en Cataluña era abucheada por el público.
Jardines del 'Parque del Piles' de Gijón. (El Comercio) |
Lucía Bosé |
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