Imagen de una
maqueta del Gijón de 1820 que el Ayuntamiento de Gijón ubicó en su stand de la
Feria de Muestras del año 2005 y luego reutilizó en diversas exposiciones, y
otra de la Autoridad portuaria, podemos recrearnos en cómo era nuestra ciudad
cuando era poco más que un pueblo de 9.058 habitantes censados. (…). Facebook: Hernán Piniella Iglesias. |
En aquellos censos solo contaban como vecinos los varones cabeza de familia, mientras las viudas con hijos eran contabilizadas como medio vecino, el resto de habitantes, hijos, ancianos u otras personas que vivieran en la misma casa eran contados como almas. Otra manera de librase de las levas, a las que eran llamados los hijos de los Pecheros, amén de ocultarse, era declararse Hijosdalgo, el rango menos notorio de la nobleza y en Asturias más del 80% de los habitantes resultaron ser Hijosdalgo, por más pobres que fueran, algún privilegio debían de tener los paisanos de Don Pelayo. En la feligresía de San Juan de Tremañes a la que pertenecían el Natahoyo y Lloreda, había censados 112 vecinos y 538 almas en un total de 95 casas, 48 vecinos en Tremañes, 38 en el Natahoyo y 26 en Lloreda. En un terreno calizo de clima sano cruzado de Sur a Norte por dos ríos el Cutre o Cutis y el Tremañes o Pilón uniéndose ambos en el lugar del Natahoyo o Ataoyo con el arroyo de San Pedro, pocos metros antes de desaguar al mar, para cruzar sus cauces existían dos puentes de Piedra en El Natahoyo y Lloreda y uno de madera en Tremañes.