La
complicada conservación de la conserva asturiana
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Cuando
Carlos Albo Kay fundó las Conservas Albo en 1869 en un pequeño local en
Santoña, donde trabajaba con la anchoa en salmuera, seguro que no podría
imaginar la magnitud que tendría su obra. Lo que arrancó como un centro
experimental, enmarcado en un contexto muy particular de transformación de la
villa cántabra, se ha convertido con el paso del tiempo en una referencia
nacional, en la que por encima de todo se han conseguido preservar los valores
de la marca. (…) Texto: El Correo gallego.. Foto: El Mundo de la Empresa.
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La conservera “Albo” enlató durante más de un siglo (1895-2009) en Candás (Asturias),
se instaló en Candás en el año 1895 y se hacían muchas cosas artesanalmente,
produciendo anchoas en salazón y escabeches, durante un tiempo fabricó en
exclusiva bonito para la Península
Desde el siglo XIX los grandes conserveros de pescado han protagonizado un desplazamiento progresivo de su actividad en la cornisa desde el País Vasco hacia Galicia. Conservas Albo fue fundada en 1869 con el nombre de Albo y
Arredondo en Santoña (Cantabria), uno de los puertos pesqueros de mayor
importancia del litoral Cantábrico. Su fundador fue Carlos Albo Kay hombre
singular de conocimientos polifacéticos, profesor de inglés, francés y
matemáticas en el Instituto de Manzanedo del que llegó a ser Director. A principios del siglo XX, Albo desarrollo un notable aumento de su
producción, debido principalmente a la conserva “Appertizada”, llegó a tener
hasta once factorías implantadas a lo largo de los litorales Cantábrico y
Atlántico, necesidad impuesta por la ausencia de la tecnología del frío y en
consecuencia, aproximarse a los puertos con mayor aportación de pesca en
fresco.
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Carlos Albo
Kay fue el fundador de Conservas Albo. Nació en 1848 en Burdeos. Su padre,
Venancio Albo Bernales, originario de la localidad cántabra de Limpias, trabajó
durante varios años en la banca londinense. Allí conoció a la que sería su
esposa, la irlandesa Mary Kay Hudden. Ambos, debido a la quiebra de la
institución en la que Venancio trabajaba, se mudaron a Burdeos, donde nació su
hijo Carlos. A los pocos meses decidieron regresar a España, para establecerse
en Santoña. (…). Texto: El Correo gallego.. Foto: Conservas ALBO.
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En Asturias los trabajadores/as de la centenaria conservera
del concejo de Carreño (en torno a los 58), se temían lo peor cuando en un
escueto comunicado de la dirección de la empresa Conservas Hijos de Carlos
Albo, S.A., repartió a los
representantes de los trabajadores de manos del jefe de personal, un documento
donde se informaba que la fábrica de Candás cerraría el 31 de julio de 2009, la
factoría cesó la producción nacional y comenzó el trasladó a la planta de Vigo. La actividad que dio progreso a la villa, y en la que Albo
era el estandarte, llego a su fin, tras el anuncio de cierre de la planta, Candás
ya no era lo mismo, había algo diferente en la villa, después de 114 años ya no
estaba la fábrica de Albo en activo y eso haría a Candás más triste y desdichada. Muchas cosas han cambiado desde que la firma cántabra de
Albo y Arredondo echó anclas en Candás un día de 1895, Algo que había
permanecido inalterado en la villa durante muchísimos años, la fabricación de
latas de conserva, ya no era algo
habitual y cotidiano.
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En el año 1995, con motivo del centenario de la conservera,
bajo el mandato del que fue alcalde, y ya desaparecido, José Luis Vega “Pelís”,
el Ayuntamiento de Carreño editó un libro en el que se recoge la larga historia
de la conservera en la villa candasina. Por sus instalaciones pasaron muchas
generaciones de vecinos, destacando en todo momento la alta cuantificación de
sus trabajadores en el tratamiento y elaboración del bonito. La primera referencia de la firma Albo y Arredondo, formada
por los empresarios Manuel Arredondo y Carlos Albo Kay, data de 1891. Cuatro
años después se abrió la factoría de Candás, apareciendo en el registro de la
matrícula de industria y comercio de Carreño. Le siguieron los años más
brillantes de su larga historia, con gran expansión económica, sobreviviendo
incluso al fallecimiento de su fundador, en 1909, y pasando a denominarse la
empresa con el nombre actual de Hijos de Carlos Albo. Según las cifras recogidas por el historiador carreñense
Manuel Ramón Rodríguez, en el año 1897, de abundante pesca, la fábrica de
Candás ya elaboró doce millones de sardinas, cien mil kilos de bonito. Y amplió
su gama de productos en 1899 con la fabricación de salazones. Entonces tenía
una plantilla de 40 obreros y ya exportaba a Egipto, Italia y el continente
americano.
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Trabajadoras
en una conservera riosellana, en una imagen antigua. La Nueva España.
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Alfonso Albo se hizo cargo de la compañía en Candás en 1909,
protagonizando la etapa de expansión y apogeo de la fábrica. En 1925 recibió
incluso la visita del entonces Príncipe de Asturias, don Alfonso de Borbón. En
1928 Candás tenía 4.000 habitantes, 100 embarcaciones pesqueras y 540 obreros
de ambos sexos trabajando en la conserva. En 1931 se realizó un balance de
beneficios tras el primer año como sociedad anónima: con ocho fábricas en
funcionamiento, los beneficios iban en siete de ellas desde los casi 15
millones de las antiguas pesetas de la fábrica de Cillero (Lugo), hasta los 73
de Vigo. Sólo una factoría se salía del mapa. Y era la de Candás, la más
beneficiosa, con 125 millones de pesetas en ganancias. La villa era ya entonces
la mejor arma de la firma, quintuplicando incluso los resultados de la fábrica
madre de Santoña, que se quedó en 25 millones de beneficios. Llegó julio del 36, la guerra, y la fábrica, como las demás
de Candás, fue incautada por el Frente popular. No se reanudó la actividad
hasta marzo de 1938. Un hijo de José Albo Abascal, también Alfonso Albo, ocupó
el puesto de gerente hasta 1962. Ese año cesó la fabricación de envases de
hojalata, con lo que Candás pasó a elaborar exclusivamente bonito y atún.
Así, la
fábrica adquirió protagonismo en las exportaciones al extranjero, especialmente
a Suiza, y mantuvo la producción para la Península de igual modo, y de manera
exclusiva, hasta la elaboración de bonito en la fábrica de Vigo. Esa medida, y
la imposibilidad de llevar las instalaciones a un polígono agroalimentario,
termino por finiquitar la historia de Albo en Candás, (versión en su día de la
empresa). Albo fue una más de las que se fueron de una villa que contó con
cerca de cien conserveras, y de las que hoy, sólo quedan calles con sus nombres;
Bernardo Alfageme, Pedro Herrero, Carlos Albo Kay... «En los años 70 llegaban diariamente a la fábrica 40 o 50
camiones con atunes que en ocasiones alcanzaban los 200 kilos de peso,
levantados a pulso entre tres trabajadores/as». Muchos de los trabajadores/as fueron
testigos del cambio producido en la fabricación industrial de las latas de
bonito, especialidad de la firma en Candás.
Son muchos los recuerdos de una larga vida de la factoría en
la villa candasina, aquellos tiempos de los fríos inviernos en la nave, bajo la
cual transcurría el río Noval, o lo costoso por parte de los trabajadores/as, de
levantar los grandes atunes que llegaban, y el peligro de que se clavaran espinas como espadas de grandes, de
un pescado que llegaba a bajo cero….. Hasta el año 2008, la fábrica producía 100.000 latas de
bonito al día, y 4.000.000 de kilos del pescado pasaban por las manos de estos
trabajadores/as que por entonces trabajaban en la factoría. Cuando llegó enero
del año 2009, la producción nacional fue
cancelada, dedicándose la fábrica a producir en exclusiva para Suiza.
La complicada historia de la conserva asturiana. El sector conservero fue intensivo en empleo en Asturias hasta los años 60, y una vía de ocupación tradicional para la mano de obra femenina, y que llegó a contar con instalaciones en casi todos los puertos de la región. La presencia en Asturias de los grandes fabricantes nacionales de conservas de pescado, muchos de los cuales, procedentes casi siempre de otros territorios, consolidaron aquí su relevancia entre finales del XIX y primera mitad del XX. Albo sigue el camino de Alfageme (Miamu), Cabo Peñas, Garavilla y otras marcas de relevancia nacional que tuvieron aquí asiento u origen, y que han acabado por concentrar su peso industrial en Galicia, la región más cualificada y especializada en este tipo de industria. Sobre todo en Vigo. La conservación del pescado por diversos procedimientos tradicionales y de carácter artesanal (salazón, escabeche, jugo de vinagre y laurel, etc.) fue una actividad consustancial a las villas costeras y puertos de mar. Pero el gran revulsivo del sector se produce con la combinación de dos factores: la mejora de las comunicaciones en el XIX, que facilita la conquista de los mercados del interior por este tipo de elaboraciones y, sobre todo, la aparición del envase de hojalata para las conservas herméticas, que se atribuye a Nicolás Appert en 1833, aunque parece haber existido una patente previa, de 1820, atribuida a Peter Durand.
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Sala de preparación del pescado de Pesquerías Astur en 1922. (e. bosquets) |
La utilización pionera en España de este nuevo y revolucionario procedimiento de conservación para el pescado se la disputan Galicia y Asturias, según se recurra a unas u otras fuentes, pero desde el primer momento quedó planteado un manifiesto liderazgo gallego en el desarrollo de esta industria. En la etapa preindustrial, Jovellanos había lamentado que faltasen capitales y técnicas que permitieran desarrollar una industria de conservas y salazones similar a la de Galicia. A la superioridad de la comunidad vecina había contribuido la presencia de empresarios catalanes en las costas gallegas, en las que habían introducido sistemas intensivos de pesca y nuevas técnicas. «La competencia de la pesca gallega se hacía irresistible para los productores del Cantábrico», ha escrito Joaquín Ocampo. A ello se sumaban otras circunstancias. Asturias es la
segunda provincia por número de puertos, pero por detrás de Pontevedra, y,
además, el Principado, pese a sus óptimas condiciones, aportaba ya en el XVIII
los menores índices de barcos matriculados por puerto. Ya entonces Galicia
ocupaba al 33% de los pescadores españoles frente al 4,5% de Asturias, y además
la flota pesquera asturiana pasó de suponer el 6,14% del total español a fines
del XVIII a ser apenas el 2,78% en la segunda mitad del XIX. La estrechez de la
plataforma continental asturiana fue un inconveniente adicional al desarrollo
de la actividad, junto con una concepción de las embarcaciones poco propicia
para la pesca de altura.
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La reactivación industrial del sector conservero asturiano
se produce en la década de 1880. El ferrocarril favoreció su expansión y su
desarrollo capitalista al ampliar los mercados potenciales. También contribuyó
a su progreso el desarrollo urbano e industrial, y el aumento en los niveles de
renta familiar. Además, en 1885 y 1905, sendos reglamentos de pesca decretaron,
aunque con ciertas limitaciones, la libertad para las nuevas artes y equipos
extractivos, lo que favoreció la pesca industrial o capitalista frente a la artesanal
y familiar tradicional. Asturias no quedó al margen de este proceso de cambio de
escala del negocio, y de ahí que inversores ajenos a la comunidad, como los
Massó, Alfageme, Albo, Herrero Hermanos y otros -algunos de ellos, procedentes
de tierras de Castilla- tomaran posiciones en la industria conservera
asturiana, contribuyendo a su impulso de manera muy preponderante, sin
perjuicio de la presencia de promotores autóctonos, como los Alvargonzález,
considerados pioneros en la región. En Asturias proliferaron las fábricas de
conservas en casi todos los puertos y localidades costeras y la industria conservera
pasó a ser un sector pujante e intensivo en empleo.
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Mujeres
trabajando en Conservas Albo en 1930. Imagen: El Comercio. El Comercio.
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Lo que se produce a partir de lo largo de todo el primer
tercio del siglo XX, como hecho diferencial en España, es el gran resurgimiento
de la industria conservera asturiana, que, aunque no llega a cuestionar el
liderazgo pontevedrés, logra dar un vuelco al sector y situar al Principado, a
la altura de 1933-1934, como la segunda potencia provincial del país en
producción de conservas de pescado. Este gran «boom» conservero asturiano
permite a la región casi cuatriplicar la producción de conservas en sus
diversas modalidades en el período (pasa de 4.179 a 15.274 toneladas anuales) y
sextuplicar la de conservas herméticas en lata (de 2.200 toneladas a 13.933),
con lo que en este ámbito específico llegó a aproximarse a los niveles
productivos de Pontevedra, que entonces elaboraba 19.218 toneladas. En ese momento Asturias suponía el 33% de la producción de
las provincias cantábricas y era, por consiguiente, la gran potencia conservera
de la cornisa. A este impulso no fue ajena la I Guerra Mundial, que
permitió un extraordinario desarrollo de nuevas actividades económicas
españolas, y particularmente asturianas, merced a la neutralidad del país. Entre 1914 y 1920, coincidiendo con la conflagración, se produjo una
aceleración del crecimiento del sector conservero nacional porque otros grandes
países productores estaban involucrados en el conflicto y ello supuso el
desabastecimiento de los mercados internacionales.
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(…) La
empresa nació a pequeña escala y artesanalmente, produciendo anchoas en salazón
y escabeches, para progresivamente, incrementar su actividad e iniciar a principios
del siglo XX la auténtica conserva “Appertizada”, que supuso un desarrollo
notable de su producción, llegó a tener hasta once factorías implantadas a lo
largo de los litorales Cantábrico y Atlántico. (…). Conservas ALBO.
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Como consecuencia de todo ello, y de la generalización del
motor en las embarcaciones, que acrecentó las capturas, Asturias pasó a aportar
el 12,34% de la producción conservera española a fines de los años 20. El fin
de la Gran Guerra, y el consiguiente restablecimiento de la industria conservera
europea, abocó al cierre de muchas factorías asturianas entre 1920 y 1926, por
lo que en esos años se acelera la concentración de la actividad productiva como
mecanismo de supervivencia. La industria conservera asturiana que superó el trance logró
sobrevivir por el acceso al mercado nacional y por las exportaciones, sobre
todo por vía marítima: entre 1920 y 1930 Asturias llegó a representar el 17% de
las exportaciones españolas de sardina enlatada y el 7,5% del resto de
conservas de pescado. Pero la crisis internacional de 1929 y las fuertes
medidas proteccionistas que proliferaron en plena Gran Depresión obligaron a la
industria conservera de la región a reconducir sus expediciones hacia el
mercado interior español. Ahí la industria conservera encontró la competencia del
pescado fresco, favorecido por el ferrocarril, una vez que en 1924 la familia
Urquijo, con importantes intereses ferroviarios, puso en marcha la sociedad
Vagones Frigoríficos, que centró su actividad en el transporte de pescado en
fresco hacia el interior de España.
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CONDE CORBAL
"JOSÉ CONDE CORBAL" [Pontevedra 1923]. Inquieta, multiforme, bohemia
personalidad la de este artista, de dedicación exclusiva a la pintura en fecha
relativamente tardía. Inició estudios, que no concluyó de Derecho y Ciencias Químicas
en Compostela. Trabajó en cerámica y en minería. Colaboró en diversos
periódicos, con expresivos dibujos, entre los que destacan la serie titulada
«El Orense perdurable», que aparecía en «La Región» en los años sesenta, con
textos de Vicente Risco, de quien fue el pintor íntimo amigo. (…). Ines. Pintores Gallegos.
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La Guerra Civil y las difíciles condiciones económicas de la
posguerra, con cartillas de racionamiento, hambruna y pobreza generalizadas,
marcaron un punto de inflexión en aquel «boom» que se había producido en el
sector conservero asturiano en el primer tercio de la centuria. Pese a ello,
Asturias aún ocupaba en los años 40 el sexto lugar de España en producción
(había perdido cuatro posiciones en el «ranking» provincial del sector
conservero en poco más de una década) y a la altura de 1948 aún sobrevivían 105
fábricas en la región, que, en apenas una década más, se verán reducidas a la
mitad. En 1957 subsistían ya sólo 59, repartidas por Candás, Gijón, Avilés,
Cudillero, San Juan de la Arena, Luarca, Ribadesella, Llanes, Tapia de
Casariego, Lastres, Navia, Puerto de Vega, Luanco y Figueras. El decenio de los
50, considerado como una «década bisagra» por algunos economistas, sirve de
tránsito del primer al segundo franquismo y de la autarquía a la progresiva
liberalización económica del período pre-estabilizador (1957-1959).
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La dictadura franquista se ve impelida por el fracaso
económico a renunciar a su ideario autárquico fundacional (una economía
autosuficiente y cerrada al mercado internacional) y esa apertura
liberalizadora en todos los órdenes también entraña una gradual mejora de
salarios y aumento de costes, lo que obliga a los fabricantes a renunciar al
extremado minifundismo en el que se había desenvuelto el sector para conjurar
el recorte de márgenes con mayores economías de escala. La atomización, con la
proliferación por el litoral asturiano de numerosas pequeñas fábricas (más de
medio centenar en 1957), carece de viabilidad económica, máxime cuando la
mejora de la capacidad adquisitiva reintroduce el pescado fresco como
competidor directo en las opciones de consumo de una incipiente clase media, lo
que entraña una merma de la cuota de mercado que la industria conservera tenía
hasta entonces en la dieta y en la cesta de la compra de los españoles. A este retroceso se suma el declive de la pesca local, que
acrecienta los precios en origen, y además la difusión de los congeladores
domésticos de alimentos, que permitió la aparición de un nuevo negocio, el del
pescado congelado.
En los años 60, tras la liberalización económica que supuso
el Plan de Estabilización de 1959, se agudiza la crisis del sector
pesquero-conservero y la reducción del número de fabricantes en España: en
Asturias se pasa de 40 fábricas en 1968 a 20 -propiedad de 17 empresas- en
1973-74. Una reducción contundente del 50% del censo fabril en apenas
seis años fue un aldabonazo de lo que iba a sobrevenir: la crisis abierta del
sector en los años 70. El desplome que padeció la actividad entre 1960 y 1970, y
que causó el cierre de la mayoría de las fábricas conserveras asturianas -en
1969, 11 factorías de la región se fusionaron en FACSA para sobrevivir-
coincide con diversos factores intrínsecos al propio sector pesquero (escasez
de capturas, aumento de costes, utillaje anticuado...), pero a ello se sumó a
la difusión del frigorífico en los hogares y al desarrollo, con la motorización
española y el Plan General de Carreteras de 1962-1973, de la flota de
camiones-frigoríficos, todo lo cual favoreció aún más el consumo de pescado
fresco en detrimento de la conserva, pero también la escasez creciente de
materia prima para las fábricas conserveras y su mayor carestía.
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Cleto Ciocchini, escuela argentina, 1899 –
1974. Obra: regreso de pescadores. Nació en San Vicente, Buenos Aires, el
23 de abril de 1899. Realizó sus estudios artísticos en Buenos Aires y en la
Escuela de Bellas Artes de La Plata. En 1919 viajó a Europa para perfeccionar
sus conocimientos en Roma, Florencia, París y Madrid. En 1920 realizó una
muestra individual en el Liceum de Florencia y en 1922 expuso en el Salón de
Otoño de Madrid. En 1927 regresó a la Argentina y expuso en el Salón Nacional,
obteniendo el Premio Estímulo. También obtuvo el Primer Premio de pintura en el
Salón Municipal de La Plata (1930), el Segundo Premio Nacional (1943) y el
Premio adquisición en 1947, 1949 y 1950. Llegó a ser reconocido con el Gran
Premio de Honor del Ministerio de Educación en 1951. (…). Puesta en Valor
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Los fabricantes gallegos se encontraron en muchas mejores
condiciones para subsistir. Contaban en sus puertos (sobre todo, Vigo) con la
más potente flota de altura y congeladora del país, lo que les facilitaba
mayores suministros y a mejor precios, y además gozaban de una costa propicia
para los cultivos marinos, con lo que pudieron manejar una mayor variedad de
especies, como los moluscos, mientras que la industria asturiana quedó reducida
a una gama de productos mucho menos diversificada, por la propia disponibilidad
de materia prima, y a mayor coste. Las grandes marcas nacionales acabaron
concentrando por ello el grueso de su capacidad de producción y sus sedes
centrales en Galicia (origen hoy del 80% de la producción nacional) y sobre
todo en Vigo. La entrada de España en la Unión Europea en 1986 y la
posterior apertura del mercado comunitario a conservas procedentes de países
extraeuropeos forzó una mayor concentración empresarial en España. En la década
de 1988 a 1998 el sector conservero asturiano redujo su empleo fijo de 260
trabajadores a 150, según datos de SADEI, aunque se mantuvo constante el número
total de fabricantes (11), porque los cierres se compensaron con la
incorporación de nuevos elaboradores, aunque más pequeños. En la década
posterior (1998-2008) se produce un ligera recuperación: se pasó de 11 a 13
productores y de 150 a 180 empleos, con una producción de 3.000 toneladas, muy
lejos en todo caso de las 15.200 toneladas y 1.846 empleos que tenía el sector
en Asturias en 1933. (...).
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Trabajadora conservera a principios del siglo XX. LinealCero. |
FUENTES: JAVIER CUARTAS - BRAULIO FERNÁNDEZ - CONSERVAS ALBO. Publicado por La nueva España el 28-06-2009. Ver enlace. ___________________________________________________________________________
AUTORES.
Javier
Cuartas (1959), periodista y escritor español. Ha destacado como
analista económico. Corresponsal del diario El País en Asturias y es redactor
de la sección de Economía del diario La Nueva España de Oviedo. Fuente: Voseurop.eu.
La
Nueva España es el
periódico más difundido en el Principado de Asturias y el noveno de información
general en España. Se define a sí mismo como un "diario
independiente de Asturias", de tendencia liberal moderada. Se publica en
Oviedo desde 1936 y es editado por la empresa Editorial Prensa Ibérica. La
redacción se encuentra en Oviedo y publica a diario seis ediciones locales que
cubren el Principado de Asturias: la general y las específicas para Oviedo,
Gijón, Avilés, las cuencas mineras, el Occidente y el Oriente de Asturias. Es
el más importante en cuanto a tirada según la OJD de todos los periódicos
asturianos: tuvo una difusión media de 57 396 ejemplares julio 2009/junio 2010
y de 91 626 durante los domingos del periodo julio 2006/junio 2007. Su director
es desde 2019 Gonzalo Martínez Peón, quién sucedió a Ángeles Rivero. (...). Saber más... WIKIPEDIA.
Wikipedia, la enciclopedia libre, fue creada el 15 de enero de 2001 como
proyecto de edición abierta que pretendía agilizar y flexibilizar el desarrollo
de la hoy extinta enciclopedia con revisión por pares Nupedia, y ha crecido
continuamente en número de artículos y de ediciones idiomáticas hasta la
actualidad. (…). En marzo de 2000 Jimbo Wales creó Nupedia, un proyecto de
enciclopedia libre basado en un ambicioso proceso de revisión por pares,
diseñado para hacer sus artículos de una calidad comparable a la de las ASTURES(principalmente
doctorandos y académicos), a los que se proponía colaborar de modo no
remunerado. Debido al lento avance del proyecto, el 15 de enero de 2001 se creó
un wiki (UseModWiki) vinculado a Nupedia cuya finalidad inicial era agilizar la
creación de artículos de forma paralela, antes de que estos pasaran al sistema
de revisión por expertos. Existe cierta polémica entre los fundadores de
Nupedia sobre quién propuso originalmente la idea de usar un wiki a Jimbo
Wales, si Larry Sanger o bien una tercera persona, pero el caso es que el éxito
de aquel "pequeño proyecto paralelo" (Wikipedia) acabó eclipsando a
Nupedia, que dejó de funcionar en 2003. (...). Seguir leyendo.... Wikipedia.
EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La
Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la
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“El único deber que tenemos con la historia es
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García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo
haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.
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última vez el 08 de octubre de 2024 a las 08:30 horas.
El museo que hay en Candás a este respecto es visita ineludible. Lo recomiendo.
ResponderEliminar¿Sería posible hacerse con un listado de las trabajadoras(solo mujeres) de la fábrica desde 1930 y durante la represión frnquista?
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