La Voz de Asturias Hubo un momento mucho más dulce que el actual para Oviedo. No hace mucho tiempo, la ciudad llegó a tener 42 de las, nada más y nada menos, 300 fábricas de chocolate de Asturias. El auge del comercio con ultramar, apoyado en una floreciente industria indiana a ambos lados del Atlántico y la ausencia de grandes marcas nacionales hicieron que en la capital asturiana se asentara una multitud de pequeñas y medianas fábricas artesanales que hacían el milagro a diario con cacao y azúcar. En el amplio trabajo Chocolate y publicidad en Asturias (editado por el Museo del Pueblo de Asturias), de Claudia Prieto Rodríguez, se recoge buena parte del testimonio gráfico que de ello ha quedado. Según José Ramón Fernández-Tresguerres, que prorroga el libro, «entre 1925 y 1945, Asturias fue la cuarta productora de chocolate en España, detrás de Barcelona, Valencia y Madrid»
Placa de Chocolates La Covadonga, que fue fundada por Pedro Magdalena, estuvo en la calle Uría y luego en la calle Fray Ceferino de Oviedo MUSEO DEL PUEBLO DE ASTURIAS
Del gusto de los asturianos, y en concreto de los ovetenses, por el preciado cacao, queda constancia ya en la constitución de La Perla Americana en 1853, según señala Tresguerres. No es que no se consumiera antes: «Hasta esa fecha, la elaboración del chocolate se realizaba exclusivamente de manera artesanal, en pequeñas industrias que casi no necesitaban reclamos publicitarios para su comercialización. La producción se encaminaba, principalmente, a satisfacer las necesidades del mercado local y apenas salía de su reducido ámbito geográfico». Es lógico que la mayoría de las fábricas de chocolate estuvieran cerca de puertos de desembarco del producto que llegaba de América. A partir de ahí, dice el investigador, se asienta en «los núcleos principales de consumo, es decir, los economatos mineros, los de las empresas siderometalúrgicas, ferroviarias, militares, etc., ya que el chocolate se consideraba un alimento de mucho poder nutritivo, rico en calorías y, por lo tanto, muy importante en la dieta de los trabajadores». Pequeñas tiendas de ultramarinos como El Arco Iris, cuyos azulejos aún se pueden ver en los arcos junto al ayuntamiento, comercializaban también el producto. La industria chocolatera, de hecho, dio empleo a un «número importante de trabajadores», asegura. Hasta La Perla, entonces, la elaboración artesanal, «a brazo», había sido aprendido del otro lado del océano por quienes inventaron el producto, los indios de Centroamérica.
Después del tueste, se iba prensando la semilla hasta obtener la pasta, a la que posteriormente se le añadía el azúcar y en ocasiones especias como canela o vainilla. Durante décadas, dice Tresguerres, y sobre todo en los años cincuenta y sesenta del siglo XX, las empresas chocolateras emplearon reclamos publicitarios consistente en rifas y canjes de regalos por cupones, que se incluían en sus tabletas o cuando se completaban los álbumes de cromos. «Estos sorteos llegaron a alcanzar una importancia inusual si tenemos en cuenta que muchos de los regalos consistían en bienes de consumo todavía escasos para la época». Destaca las colecciones que ofrecieron La Primitiva Indiana, Herminia, Kike o La Cibeles. De esa curiosa y efectiva publicidad nos ha llegado, según una minuciosa recopilación realizada por Claudia Prieto, una notable documentación sobre la actividad chocolatera ovetense. Prieto recorre, si no todas, muchas de las numerosas casas que se dedicaban al producto, que se consumía en gran cantidad a la taza y en menor medida, sólido. Nace Pinín Chocolates La Cibeles, una de las que pudo continuar en el tiempo, creó también las marcas CibelCao y Caopinín (en referencia al personaje de las tiras dibujadas por Alfonso). Inició su trabajo de la mano de Tomás Moreno en 1917 en la calle San Juan en, después se trasladó a San Francisco en 1925, donde siguió hasta 1959, cuando se trasladó a Buenavista y finalmente, en 1969, a Meres (Siero), donde aún es fabricado por Chocolates del Norte, del grupo Lacasa. «Los chocolates de esta fábrica asturiana se exportaron a casi todo el mundo», dice Prieto.
Anuncios de chocolate de Ramón Villa y La Asturiana, en la calle Asturias. La Voz de Asturias.
Publicó álbumes de cromos coleccionables, realizó sorteos, concursos y una infinidad de promociones. No obstante, lo más destacado de toda esa publicidad, puede que sea que, con Chocolates La Cibeles nació el cómic asturiano. El gran dibujante Alfonso Iglesias concibió Las aventuras de Pinín para esta marca de chocolates y también se ocupó de la mayoría de los anuncios publicitarios de la misma, dentro de sus variedades de chocolatinas y chocolate en polvo (Caopinín), así como de los carteles para su patrocinio del equipo de hockey Club Patín Cibeles, de Oviedo, también fundado por Tomás Moreno. Otra fábrica importante fue Chocolates La Astorgana, fundada por Rafael Plana Marqués en el número 25 de la calle Argüelles en 1901, «año en el que participó en la Exposición Internacional de Alejandría». La fama chocolatera de Astorga, explica Claudia Prieto, «la ciudad con la escuela de maestría más prestigiosa del gremio», se remonta al siglo XVI, cuando el propio Hernán Cortés, quien había traído el primer cargamento de cacao desde América al viejo continente, entregó semillas de cacao como parte de la suculenta dote para casar a su hija con el primogénito del Marqués de Astorga.
La moderna fábrica de La Perla Americana, una empresa de éxito que ubicó sus nuevas instalaciones en este edificio de la calle Santa Susana de Oviedo. La Voz de Asturias
A finales del siglo XIX había más de 40 fábricas de chocolate censadas en Astorga. Esta saturación hace emigrar a muchos chocolateros astorganos a otras ciudades o pueblos, incluso a naciones americanas, propagando sus empresas el nombre de Astorga y sus comarcas, como hizo Plana Marqués, a quien sucedió José Acebal, también fue propietario de la famosa panadería El Molinón. Camilo de Blas, que aún sigue endulzando las mesas desde su veterana tienda de Jovellanos y otras dos, sigue ahí desde 1914. «Siguiendo la tradición familiar, los dos hijos de Camilo de Blas Heras, quien había empezado a elaborar chocolate en León a principios en 1827, se instalaron en Asturias», cuenta Prieto. Uno de ellos, José de Blas, fundó en Oviedo su propia fábrica de chocolates que se vendían en la propia confitería de Jovellanos y también en la del Paseo de Begoña de Gijón. En la elegante ubicación de la calle de Uría, número 60, se instalaría Chocolates La Covadonga en 1917. Al morir su fundador, Pedro Magdalena, se trasladó a la calle Fray Ceferino, 10 en 1932. Funcionó al menos, hasta 1945, año en el que Daniel Magdalena Ibáñez renovó el registro. Su eslogan era “Limpieza y esmero”. Uno de los hijos de Pedro Magdalena, Antolín, fue propietario de la fábrica de chocolates La Perla Asturiana, también en Oviedo. En efecto, La Perla Asturiana, era una fábrica de chocolates fundada en 1908 por Fernando Vigil Escalera, sucedido por Amador García y éste por Antolín Magdalena. Estaba en la calle Campoamor y tras la Guerra Civil se trasladó a Campomanes, nº4.
Ya existía hacía mucho La Perla Americana, como se mencionó antes. Así, explica Prieto, «queda en el aire la duda sobre si el parecido en los nombres de éstas y de otra tercera, La Perla de Oviedo, fue solo coincidencia o un intento publicitario». En 1940, según documenta la experta, vendía sus tabletas de 400 gramos de chocolate familiar a 12,90 pesetas. «Para confeccionar este chocolate popular, destinado a desayunos (desleído en agua) y meriendas (crudo y acompañado de pan), se utilizaba preferentemente el cacao de la Guinea Española porque era el que resultaba más rentable». Sin embargo, cuando en 1968 esta colonia alcanzó su independencia, la enorme subida del precio de la materia prima provocó la caída y el cierre de la mayor parte de los pequeños fabricantes que no podían competir con las grandes marcas. La Perla Americana, como se ha comentado, data nada menos que de 1853, fundada por Antonio María Fernández en el número 3 de la calle Rúa y luego trasladada a Santa Susana en 1872, donde gracias a su éxito pudo construir una nave nueva, mientras la antigua quedaba como confitería. Antonio M. Fernández falleció en 1886, «cuando sus chocolates habían ganado 15 Medallas de Honor en varias exposiciones», Por los lazos establecidos del suministro de chocolates, Antonio Sarri, el sucesor, recibió, de León XIII, el título pontificio de Marqués de San Feliz, el 7 de junio de 1897. En 1928 cesó la actividad de la que fue una de las fábricas de chocolate más importantes de España. El edificio de la misma, una de las primeras construcciones de la Santa Susana, fue demolido en 1973, después de pasar sus últimos años cerrado y abandonado.
Escena habitual en el siglo XVIIde preparación del chocolate (Xocolatada). Wikipedia
Los Llavona, chocolateros Una estirpe chocolatera fue la de Chocolates Fernando Llavona, por el titular que le dio su nombre a principios de los años 20. Llavona, nacido en Torazo (Cabranes) había aprendido el oficio con su tío y se instaló en la calle Arzobispo Guisasola hasta el fin de la Guerra Civil. «Sufrió dos veces la destrucción de sus instalaciones, durante la Revolución de Asturias y durante la contienda española», explica Prieto. Una de sus hijas, casada con el catalán Román Pitarch, introdujo la fabricación de turrón en la empresa, siendo la única, junto con Diego Verdú, que la producía en Oviedo en esa época. Otros miembros de la familia Llavona extendieron las marcas chocolateras, como Atilano Llavona (Chocolates Atila, de 1945, en la calle Asturias, 24) o José Antonio Llavona (Con la marca que llevaba su nombre en 1927). Mención aparte merece La Favorita, que Adolfo Llavona estableció en Santa Susa en 1924 y luego se trasladó la calle Fontán 6, donde aún existe la tienda del mismo nombre. A finales del siglo XIX, Adolfo Llavona Venta decidió instalarse por su cuenta y abrir su negocio de ultramarinos y fabricación de chocolates en la calle Santa Susana, esquina a la calle Rosal. Posteriormente compró los edificios número 2 y 4 del Arco de los Zapatos, en El Fontán, instalándose en sus bajos, donde actualmente continúa vendiendo sus productos, aunque desde la muerte de Adolfo en 1958 ya no se fabrica chocolate. Claudia Prieto documenta también el intenso trabajo de José San Román González y luego de Vicente Rodríguez al frente de Chocolates La Italiana desde 1897, año de fundación.
Granos de cacao; su similitud con las «almendras» hizo que los españoles lo denominaran así en sus comienzos. WIKIPEDIA
El número de empleados que sostenía, según publicaba entonces El Noroeste, era de 115, con una producción anual de 70 000 cajas en los tres establecimientos; así como Chocolates La Verdad, en Covadonga, 23, registrada por Domingo Calvo y Manuel González Huerta en 1922. Chocolates Osnola data de 1950. Con el eslogan «Si es Osnola, que no sea una taza sola», se anunciaba en la radio la fábrica de chocolates de Luis García Aguirre, hermano de Ignacio, propietario de Chocolates Auseva, de Gijón. Además de chocolates finos para comer en crudo y chocolate familiar para hacer a la taza, esta fábrica también elaboró Yelmacao, un chocolate en polvo que se vendía en preciosas latas de metal litografiadas. Para incentivar las ventas, entre otras de sus promociones publicitarias, editaron varias series de cromos coleccionables sobre las series de aventuras tituladas: De la tierra a la luna, La vuelta al mundo en 80 días, África salvaje o La conquista del Polo Norte. Ramón Villa fundó La Independiente en 1922, en la calle Asturias, 16 y fue premiado Medalla de Oro y Placa de Honor en la Exposición de Milán de 1921, una publicidad inmejorable.
El metate, o piedra de moler el cacao, muy usado en España hasta el siglo XIX, en lo que se denominaban «chocolates de brazo» o «chocolate a la piedra». WIKIPEDIA
Las envueltas de sus diferentes clases de chocolates también incluían el dibujo de la Cruz de Mérito obtenida por Ramón Villa, quien también tuvo tostadero de cafés, tés, caramelos, pastillas de café con leche y fábrica de achicoria, bajo la marca La Asturiana. Pero hay muchas otras, algunas con una actividad muy notable y más teniendo en cuenta la fuerte competencia y el tamaño limitado de una ciudad como Oviedo, aunque sin duda muchas vendían también fuera, incluso a otros países. Así, Claudia Prieto menciona y documenta Chocolates Braga (calle Santo Domingo, 35), Cooperativa Militar (Desde 1932 en San Antonio, 10); Chocolates Corujo (Mon, 19); Chocolates Fano (avenida de Pumarín, 17); Hijos de M. Morí (calle Cimadevilla); Álvarez Cañedo (calle Santa Susana, 4); La Asturiana (de Francisco Acebal, en La Vega y luego El Águila esquina Jovellanos); La Diana (en Naranco, 14); La Familia (Rosal, 16) y muchísimas más como La Popular, regentada por Armando G. Ojangueren, que luego crearía la famosa academia mercantil: su depósito central estaba en la calle Mon, en cuyo edificio aún están al descubierto los rótulos.
Más cercana en el tiempo estaba Chocolates Mavi, de Manuel Fonseca, en la Travesía del Rayo y desde 1968 en Granda. Editó álbumes de cromos coleccionables, entre los que podemos destacar el titulado Historia de los conquistadores y también regalaba electrodomésticos, motos, radios, menaje de hogar…, siempre bajo su eslogan «Me convencí y chocolates Mavi pedí». A mediados del siglo XIX, explica en el prólogo Tresguerres, se produce la incorporación de la energía al proceso productivo: el vapor. «La introducción de la energía eléctrica a finales del siglo XIX y principios del XX supone una auténtica revolución en todo el proceso de fabricación», lo que favorece el aumento de la producción, el abaratamiento de los costes «y con ello la generalización del consumo por las clases populares». Aunque seguía siendo un producto más bien caro, debido al uso del cacao y el azúcar, dos bienes preciados. Tras la Guerra Civil, las pequeñas empresas no se pueden adaptar a los cambios tecnológicos y competir con grandes industrias nacionales o internacionales como Nestlé o Suchard. En el censo industrial de 1958 todavía se contabilizaban alrededor de ochenta fábricas de chocolate en Asturias, pero a partir de los años sesenta comienza el lento declive hasta la casi total desaparición de esta industria.
«Pocillo» de chocolate con su «molinillo» (palo de madera). Forma habitual de tomar chocolate en España durante el siglo XVIII. WIKIPEDIA
FUENTE: DANIEL ROIG. Publicado por La Voz de Asturias el 01/11/2020. Ver enlace.
El Árbol de
los Dioses. La larga y dulce historia de la planta de cacao fue iniciada por
los Aztecas. De hecho, el nombre viene de la palabra azteca “cacahult”. En la
región de Mesoamerica en México, las semillas de cacao eran tan apreciadas por
los aztecas que eran usadas como moneda corriente para el comercio de la época.
Los aztecas bebían sus chocolates a la temperatura del ambiente o frías, “a
menudo mandaban gente rápida a la montaña para que trajese hielo corriendo, lo
picaban y se lo colocaban al chocolate”. Las recetas de chocolate más antiguas
de que se tengan noticias provienen de los aztecas y se remontan a la época en
que los españoles invadieron Mesoamérica, a comienzos del siglo XVI. Saber más...
Mucho se precian suizos, italianos, belgas y franceses de sus chocolates. Pero la realidad es que el chocolate entró en Europa a través de España, quien a su vez le debe esta delicia a América
Ya en el siglo XVI consta que la probó Hernán Cortes. Después,
desde el Virreinato de Nueva España con centro en México se exportó a
España. Relataban los conquistadores que el valor de aquellas
«almendras» era tal entre los pueblos mesoamericanos que la usaban de
moneda.
En España comenzó el chocolate bebido a ser habitual consumo exquisito
entre las clases altas en las tertulias y salones del siglo XVIII. Se
hizo tan frecuente que para ello se crearon vajillas y «molinillos»
especiales y fiestas propias, las «chocolatadas». Y de las fábricas de
los monasterios, viendo la bondad del negocio saltó el chocolate a ser
un producto de elaboración y venta en empresas particulares. La relación
de los monjes con el chocolate y con todos los productos americanos fue
en los dos primeros siglos de la conquista americana total. Y aún en
1767 cuentan que al expulsar a los jesuitas de los reinos se les
permitió llevar unas pocas pertenencias y el chocolate.
«Como agua para chocolate» (1989) de Laura Esquivel (también en película, pero preferimos leerla). La cueva del escritor
La costumbre de consumir esta rica bebida consta arraigada en Asturias
en el siglo XVIII. Gaspar Melchor de Jovellanos la cita en sus Diarios
como ofrecimiento indispensable en las tertulias y en las visitas de
cualquier casa que se preciara.
El chocolate se consumió bebido hasta casi la mitad del XIX, cuando fue
posible mejorar la maquinaria que permitiera solidificarlo. En Asturias
empezaron entonces a proliferar fábricas de chocolate. De algunas aún
recordamos nombres, envoltorios y publicidad.
Sin ser exhaustivos citemos las que tuvieron su origen en Pola de
Laviana, que bajo la marca «Mayín y Troya» ofrecía chocolate con
almendras, en Gijón, estaba «Zarracina», la muy reputada «Primitiva
Indiana» desde 1860 y la de la triple variedad «La Herminia, Plim y
Sueve»; y en Oviedo a principios del siglo XX se funda «La Cibeles».
caratula de la película, «Chocolat», 2000, dirigida por Lasse Hallström e interpretada por Juliette Binoche y Johnny Depp. Ver enlace
Pero casi cada zona que se tuviera por importante en Asturias fabricaba
su propio chocolate.
Y puesto que era tan frecuente en las «buenas mesas» también fue objeto
de pintura. Y puesto que sigue siendo exquisito la novela y el cine
siguen su rico rastro. Y los médicos señalan: tomado en su justa medida
es antidepresivo, no engorda ni es perjudicial. Como decía el gran
científico asturiano Grande Covian «comer de todo en plato pequeño».
La planta de Cacao, es una planta autóctona de Sudamérica. InfoRegión
La historia del chocolate viene del encuentro entre el viejo
y el nuevo mundo. La mezcla de las bayas de cacao con azúcar fue la gran
aportación española, que transformó un producto en principio amargo, en el
deleite de muchas generaciones futuras. De España pasó a Europa, donde los suizos
lo mezclaron con leche y, desde entonces, la creación e innovación han sido
constantes. También desde el campo académico, donde científicos de la
Universidad de Granada han descubierto que no engorda. Ver enlace de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=gcnBhkBwBqo
La historia del chocolate en España es una parte de la historia culinaria hispánica comprendida desde el siglo XVI, cuando los españoles conocieron el cacao (Theobroma cacao) mesoamericano al comenzar la colonización de América, hasta el presente
El
chocolate tiene su origen en México, donde el dios Quetzalcoatl regaló, según
cuenta la leyenda, el árbol de cacao a los hombres, que años después se
bautizaría con el nombre científico Theobroma Cacao, que significa en griego
“alimento de los dioses”.https://www.chocolatesnestle.es
http://es.wikipedia.org
Tras la Conquista de México, el cacao viaja como mercancía en barco desde un puerto de Nueva España,
rumbo a las costas españolas. Este primer viaje a Europa ocurre por
primera vez en algún momento indeterminado de la década de 1520. No fue hasta el siglo XVII cuando sale regularmente desde el puerto de Veracruz, abriendo una ruta comercial marítima que abastecería la nueva demanda de España, y posteriormente de Europa. La introducción de este ingrediente en las costumbres culinarias españolas fue ciertamente inmediato, comparado con la de otros ingredientes traídos de América,
y su popularidad y aceptación en todos los estamentos de la sociedad
española alcanzó niveles muy elevados ya a finales del siglo XVI. Desde sus comienzos, el chocolate fue considerado por los españoles como una bebida y permaneció en ese concepto hasta principios del siglo XX. Desde el primer momento se endulzó con azúcar de caña, y fueron los españoles los primeros en difundirlo en Europa. (...). Seguir leyendo en WIKIPEDIA
La Voz de Asturias es un diario digital de la
comunidad autónoma de Asturias (España)
redactado principalmente en castellano aunque en algunas de sus secciones y
artículos se emplea el asturiano. Tiene su sede en Oviedo y está editado por
Ediciones Periódicas del Noroeste empresa perteneciente a la corporación La Voz
de Galicia. Fue fundado por José Tartiere Lenegre el 10 de abril de 1923.
Aunque conservador en sus orígenes, pasó más tarde a adscribirse a una línea
progresista, declarando como su objetivo estar al "servicio de los
asturianos [...] manteniendo un compromiso con valores como la libertad, la
pluralidad y el progreso de Asturias". Durante la dictadura franquista
fue el periódico predilecto de la izquierda asturiana, que encontraba en él
informaciones que otros diarios no recogían —como las referentes a las huelgas
mineras de los años sesenta— y columnistas todo lo progresistas que permitía la
censura.[cita requerida] Ya en democracia, el periódico pasó a ser afín, de
manera más o menos explícita, al Partido Socialista Obrero Español, en el
Gobierno en Asturias durante la mayor parte del nuevo periodo político. La Voz
de Asturias desapareció, como diario impreso, el 19 de abril de 2012, pero
resurgió como digital en 2016 de resultas de la adquisición, por parte de la
corporación La Voz de Galicia, del diario digital asturiano Asturias24, que
había sido fundado en 2013 con el mismo espíritu que el diario desaparecido.
Paralelamente a dicha operación, la empresa gallega se hizo también con la
cabecera histórica, que había pasado a manos del productor cinematográfico José
Velasco tras el cierre del periódico. En su nueva etapa, la orientación
ideológica del diario continúa siendo progresista, pero no hay una
identificación tan explícita con un partido político concreto como existía en
el diario desaparecido en 2016. (…) Seguir leyendo……
Wikipedia, la enciclopedia libre, fue
creada el 15 de enero de 2001 como proyecto de edición abierta que pretendía agilizar
y flexibilizar el desarrollo de la hoy extinta enciclopedia con revisión por
pares Nupedia, y ha crecido continuamente en número de artículos y de ediciones
idiomáticas hasta la actualidad. (…). En marzo de 2000 Jimbo Wales creó
Nupedia, un proyecto de enciclopedia libre basado en un ambicioso proceso de
revisión por pares, diseñado para hacer sus artículos de una calidad comparable
a la de las enciclopedias profesionales gracias a la participación de eruditos
(principalmente doctorandos y académicos), a los que se proponía colaborar de
modo no remunerado. Debido al lento avance del proyecto, el 15 de enero de 2001
se creó un wiki (UseModWiki) vinculado a Nupedia cuya finalidad inicial era
agilizar la creación de artículos de forma paralela, antes de que estos pasaran
al sistema de revisión por expertos. Existe cierta polémica entre los
fundadores de Nupedia sobre quién propuso originalmente la idea de usar un wiki
a Jimbo Wales, si Larry Sanger o bien una tercera persona, pero el caso es que
el éxito de aquel "pequeño proyecto paralelo" (Wikipedia) acabó
eclipsando a Nupedia, que dejó de funcionar en 2003. Después de Wikipedia en
inglés, la segunda edición en ser creada fue Wikipedia en alemán, el 16 de
marzo siguiente, pero inicialmente solo fue usada para pruebas. Desde entonces
se han ido creando ediciones en muchos más idiomas. Harry Geitner, editor
responsable de la Nupedia, pasó a colaborar con Wikipedia y trabajó activamente
en la organización y directrices del proyecto. Sus aportes marcaron un importante
sesgo en la orientación inicial del proyecto, hasta que se desvinculó del
proyecto en febrero de 2002. En la actualidad Wales lleva las riendas de la
iniciativa, tanto en tiempo dedicado como en recursos, y es miembro de la
Fundación Wikimedia, que se ocupa de las tareas de supervisión. En este momento
no existe un editor responsable, ni tampoco hay personal contratado a cargo del
proyecto. Wikipedia funciona gracias a la contribución voluntaria de miles de
wikipedistas. Inicialmente, no existía el registro de usuarios; toda
colaboración se realizaba en forma anónima. El 20 de septiembre de 2004
Wikipedia alcanzó el millón de artículos en 105 idiomas y causó una
considerable atención por parte de los medios de comunicación. El artículo un
millón se publicó en hebreo y aborda el tema de la enseña oficial de
Kazajistán. Para el 1 de marzo de 2006 Wikipedia en inglés había sobrepasado el
millón de artículos y el 8 de marzo del mismo año Wikipedia en español llegó a
los cien mil. En octubre de 2011, Wikimedia anunció el lanzamiento de Wikipedia
Zero, una iniciativa para permitir el acceso gratuito móvil (datos) a la
Wikipedia en países del tercer mundo a través de colaboraciones con operadores
de telecomunicaciones móviles. El 17 de junio de 2015 la Fundación Princesa de
Asturias le concedió su premio homónimo en la categoría de Cooperación
Internacional. Wikipedia
EL BLOGDE ACEBEDO.(ANTOLOGIA DE LA
HISTORIA). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado
y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender,
para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que
vivimos.
“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)
El Blog de Acebedo se adentra en la
historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO.
navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada
historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 –
01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío nella”
NOTA:Los nombres de los
autores aparecen en el pie de cada imagen o al final de cada artículo, si no es
así, se debe a que es un dato que se desconoce, así que, si algún autor la ve
en este blog, le rogamos que se ponga en contacto con “El Blog de Acebedo” para hacerlo
figurar o para borrarla si es su deseo, porque es justo reconocer a los
autores.
Si te ha interesado
esta entrada y quieres preguntar, comentar o aportar algo al respecto, puedes
dejar un comentario o escribir a mi dirección de “correo del blog” con la seguridad
de ser prontamente atendido.
En aquellos años 40 de la posguerra en España, los críos solíamos merendar una onza de chocolate de aquello que tenía algarroba en su composición, y que lo mismo se preparaba a la taza que se comía tal cual...y aunque hasta los años 50 aquel chocolate de mis vivencias que yo conocí no subió de calidad, sí que lo había mejor para quien pudiera pagarlo...Recuerdo especialmente aquellas deliciosas chocolatinas que mi madre me compraba en Camilo de Blas, cuando viajaba a Oviedo para encargar en los almacenes Osoro y Guisasola los artículos que luego vendía en el economato. Aque- llos chocolates que vendían allí mismo, al dar la vuelta a la esquina nada más salir de la estación del Vasco en Oviedo eran verdaderamente deliciosos, con su envoltura interior de lo que llamábamos papel de plata. El desayuno de las mañanas también consistía en una buena taza de chocolate que llamábamos "hecho", con sus tostadas untadas de auténtica mantequilla, en muchas ocasiones hecha de casa, con aquella gruesa nata que salía de la leche una vez hervida...esto no lo hemos vuelto a ver, como muchas otras cosas que se llevó por delante todo esto a lo que llamamos el progreso...la leche industrial que tomamos ahora sabe Dios de donde nos viene totalmente transformada... Y aquellas tardes de invierno, cuando las mujeres de casa se reunían alrededor de sus tazas de chocolate caliente, remojadas las rebanadas de pan alrededor de la taza para que se fueran impregnando de su exquisito sabor... tampoco volverán a ser lo que fueron...ya ni tan siquiera son, por mucho chocolate con churros que haya por las churrerías...nada volverá a ser lo mismo...
En aquellos años 40 de la posguerra en España, los críos solíamos merendar una onza de chocolate de aquello que tenía algarroba en su composición, y que lo mismo se preparaba a la taza que se comía tal cual...y aunque hasta los años 50 aquel chocolate de mis vivencias que yo conocí no subió de calidad, sí que lo había mejor para quien pudiera pagarlo...Recuerdo especialmente aquellas deliciosas chocolatinas que mi madre me compraba en Camilo de Blas, cuando viajaba a Oviedo para encargar en los almacenes Osoro y Guisasola los artículos que luego vendía en el economato. Aque-
ResponderEliminarllos chocolates que vendían allí mismo, al dar la vuelta a la esquina nada más salir de la estación del Vasco en Oviedo eran verdaderamente deliciosos, con su envoltura interior de lo que llamábamos papel de plata.
El desayuno de las mañanas también consistía en una buena taza de chocolate que llamábamos "hecho", con sus tostadas untadas de auténtica mantequilla, en muchas ocasiones hecha de casa, con aquella gruesa nata que salía de la leche una vez hervida...esto no lo hemos vuelto a ver, como muchas otras cosas que se llevó por delante todo esto a lo que llamamos el progreso...la leche industrial que tomamos ahora sabe Dios de donde nos viene totalmente transformada... Y aquellas tardes de invierno, cuando las mujeres de casa se reunían alrededor de sus tazas de chocolate caliente, remojadas las rebanadas de pan alrededor de la taza para que se fueran impregnando de su exquisito sabor... tampoco volverán a ser lo que fueron...ya ni tan siquiera son, por mucho chocolate con churros que haya por las churrerías...nada volverá a ser lo mismo...
¡VIVA EL CHOCOLATE!
ResponderEliminar