Testimonio de un Mieres que ya se fue
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Vista parcial de Mieres hacia el año 1912. (Foto Archivo)
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La imagen industrial y, en menor medida, campesina del concejo de Mieres |
Edificio de la escuela de Capataces hacia el año 1928. (Foto Archivo) |
En el año 1895 Alfonso Pérez
Nieva es más generoso con Mieres, viendo lo que otros, como Rafael M. de Labra,
no vieron, incluso haciendo el mismo trayecto y, quizá desde la ventanilla de
mismo tren «La humedad, he aquí la gran
artista del valle de Mieres. El lugar carece de lontananzas, es largo y
estrecho, es una hondura recortada al fondo por colinas que se enlazan, y tan
próximas que se echan encima de la vega. La característica del sitio es el
arbolado. Por las lomas trepan ejércitos de robles de álamos y de hayas, las
praderas tienen un verdadero toldo de nogales y castaños, todos los huertos
marcan sus lindes con filas de frutales. La luz llega al paraje cernida por
entre millares de hojas y tamizadas; tal exceso de vegetación
mantiene en la atmosfera una bruma continua, y de esta suerte, casi siempre reina
aquí una dulce claridad misteriosa12 ».