La sicalipsis como norma: «La Vida Galante» (1898-1905), revista erótica |
N.º 1 de LA VIDA
GALANTE [de 373]. Imagen de “La bella Otero”. EDITORIAL RAMÓN SOPENA, S. A. Barcelona.
VIDA GALANTE, LA (1898, SOPENA). Creación de la ficha (2012): Francisco Javier
Alcázar y Antonio Moreno. · Datos e imágenes obtenidos de la Biblioteca
Nacional. En Tebeosfera. Disponible en línea el 13-III-2023 en: Fuente: Tebeosfera.
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En los siete años que duró la publicación de La Vida Galante (Vida Galante, sin artículo determinado, a partir de su número 91), nunca hubo pornografíaLa Cantera de BabiSolo lo erótico tuvo cabida en un semanario con retranca y cabeza que, en su primer ejemplar, presentaba a
la gallega Carolina, La Bella Otero (1868-1965) no solo como a una mujer hermosa –su belleza, se dice, tiene algo diabólico que excandece la carne como su fuese un veneno-, sino como una de claro entendimiento, conversación inagotable, salpicada de ingeniosidades peregrinas y donosura de buen tono, extraordinario don de gentes e impecable venustidad. Vaya: que lo que hoy definiríamos como lo sapiosexual ya se inventó a finales del siglo XIX. Y puestos a inventar palabrejas, eso también lo hizo
La Vida Galante, de la mano de su editor,
Ramón Sopena. A él se atribuye la invención del término
«sicalíptico»: algo pícaro, algo verde, siempre asociado a las nobles artes del galanteo y el erotismo.
«Remigio es un sereno verdaderamente sicalíptico», dice un relato publicado en Vida Galante en 1903. «Está al tanto del movimiento galante de su demarcación, y suele indicarme todo lo que se refiere a la vecindad femenina, sin escatimar detalles ni incidentes». Eso era La Vida Galante, y esta es su historia.