José Vitos, junto a un ciudadano marroquí, tras cruzar el Estrecho |
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artículos del blog: José Vitos Natal
La
leyenda de “Vitos” (I)
La
leyenda de “Vitos” (II)
El 28 de agosto de 2008 se colocó una
placa en la fachada de la piscina municipal "Manuel Llaneza"
recordando que se cumplían los cincuenta años de una hazaña deportiva que llevó
el nombre de José Vitos Natal por todo el mundo. La pequeña ceremonia de
homenaje se completó con un coloquio al que asistieron numerosos vecinos que
arroparon a Vitos igual que ya habían hecho en 1958 sus padres y muchos de
ellos mismos, cuando el campeón regresó a casa convertido en un héroe.
El tiempo pasa deprisa y ya ha
transcurrido otra década en la que hemos perdido a algunos de quienes
celebraron aquel aniversario, entre ellos el director general de Deportes
Misael Fernández Porrón, otro mierense querido, que aquel día encabezó los
actos junto al entonces alcalde Luis María García.
Siendo rigurosos, tenemos que aclarar
que el récord de Vitos se cumplió en realidad un día antes de la fecha que
siempre se ha dado por buena, ya que nuestro nadador paró el cronómetro en la
playa inglesa de Folkestone cuando pasaban once minutos de las once de la noche
del día 27 de agosto.
José Vitos Natal,con la selección Asturiana de natación,en el año 1959. |
La aventura de Vitos merece ser
recordada una vez más porque su relevancia trascendió el hecho deportivo para
convertirse en patrimonio de todos los que vivieron el momento en que uno de
los suyos, un hombre sencillo y alejado de la política del momento, fue capaz
de alcanzar un triunfo internacional solamente con su propio esfuerzo. Representaba el sueño de una generación
de mierenses: un rapaz de Turón, que había aprendido a nadar en un recodo de un
pequeño río, negro por el carbón del pozu Santa Bárbara, que estaba cien metros
más arriba, acababa de batir una marca mundial. Todo comenzó cuando Francisco Alperi,
médico y delegado de Educación y Descanso de Mieres lo descubrió una tarde
nadando en la piscina municipal y se dio cuenta de su potencial. Él fue quien
se preocupó de que un buen entrenador mejorase su técnica y también el que le
recomendó más tarde que comenzase a hacer travesías en el mar. Lo demás vino
rodado, las victorias en las competiciones del Cantábrico le abrieron el camino
para cruzar con éxito en 1957 el estrecho de Gibraltar.
José Vitos Natal durante su paseo triunfal en Mieres. |
Se trataba de Luis Asensi Galiana
"Tragamillas", el alicantino que iba a cerrar su palmarés
proclamándose campeón de España nada menos que en 28 ocasiones entre las
modalidades de 1500 libres y 400 mariposa; junto a él Monserrat Tresserras Dou,
una mujer especializada en las travesías, que se acababa de convertir también
en 1957 en la primera española en cruzar a nado el estrecho de Gibraltar, y por
último el propio Vitos. Tres valientes de una época en la que
estas pruebas se hacían sin neoprenos, con el cuerpo untado con una mezcla de
lanolina y vaselina que podía pesar kilo y medio y sin más protección que un
traje de baño, gorro y gafas de peor calidad que las que hoy se coloca
cualquier bañista antes de lanzarse a una piscina de verano.
Recibimiento a Vitos, después de cruzar a nado el Canal de la Mancha,en el año 1958.(Colección Amadeo) |
Salvador Ferradas fue su preparador, y
bajo sus órdenes entrenaron los tres la primera semana de agosto de aquel 1958
en Madrid haciendo nocturnos que duraban desde las diez de la noche hasta las
cuatro de la mañana, hasta que el día 8 marcharon hacia París y después a
Calais para coger el barco con destino a Dover donde siguieron practicando
sobre el mismo agua que luego iban a intentar cruzar. Allí, Vitos no tardó en darse cuenta de
una circunstancia que para él era la más importante. Los tres eran excelentes
nadadores y fondistas y la distancia no debería suponer ningún obstáculo, pero
el verdadero problema estaba en la temperatura del mar. El mierense observó como el frío no
parecía afectar a Montserrat, pero sin embargo Asensi, acostumbrado a las aguas
del Mediterráneo, no iba a poder aguantar mucho tiempo en unas aguas que no
alcanzaban los quince grados y aún podían bajar más con el tránsito de los
grandes barcos que a su paso removían las aguas profundas que estaban gélidas.
Él también dudaba de sí mismo, porque aunque conocía bien las características
del Atlántico, no sabía cómo podía reaccionar su cuerpo después de pasar tantas
horas sumergido.
Y por fin, después de acostumbrarse al
litoral inglés, teniendo como cuartel general el hotel Majestic de Folkestone,
llegó el momento señalado por la Channel Swimming Association, encargada de
controlar el evento.
Interior de la piscina de Educación y Descanso en 1960. Hoy piscina Manuel Llaneza. (Foto Alonso) |
El día 26 de agosto el equipo español se
desplazó hasta el departamento del paso de Calais en el norte de Francia para
pasar la noche previa a la prueba. Lógicamente los nervios mandaron sobre el
sueño, pero a las 6,45 de la mañana los deportistas ya estaban en una playa
cercana al cabo Gris Nez cumpliendo el imprescindible ritual de embadurnar su
cuerpo con la grasa protectora.
Poco después llegaron los observadores
ingleses y, tal como estaba previsto, a las ocho en punto los tres se lanzaron
al agua, cada uno en busca del barco de control que les habían asignado y que
debía encargarse de marcar su rumbo. Una misión fundamental, ya que los 33
kilómetros que separan la costa en línea recta se convierten en 50 para los
nadadores que están obligados a hacer una gran parábola para coger las
corrientes a favor, y perder ese trayecto supone fracasar en el desafío.
Pronto se cumplieron las previsiones de
Vitos: Asensi, que era el más rápido de los tres y los había llegado a doblar
en los entrenamientos, tuvo que abandonar por congelación a los noventa minutos
de la salida. Y él mismo también comenzó a perder la sensibilidad en los
brazos, aunque logró superarlo y seguir adelante mientras veía como el barco
que guiaba a Monserrat, dirigido por el capitán Hutchinson, el mejor y más caro
de todo el canal, junto al piloto Talbot, tomaba una deriva diferente a la
suya.
José Vitos, durante su travesía a nado por el canal de la Mancha |
Luego sabría que ellos estaban acertados
porque la catalana, que nadaba a crol, llegó a sin problemas a la playa de
Santa Margarita, en Dover, después de catorce horas y catorce minutos, mientras
que la fuerza del agua impidió que él hiciese lo mismo y tuviese que nadar
nueve kilómetros más de lo previsto para pisar tierra en una cala cercana a
Folkestone cuando se cumplían quince horas y once minutos desde la salida. Ambos habían cumplido con creces su
objetivo. El tiempo de Monserrat era el séptimo más rápido en la historia del
Canal y el de Vitos el noveno, pero batía el récord de braza rebajándolo nada
menos que en seis horas. Una marca tan excepcional, que no pudo ser superada
hasta el año 2002. José Vitos Natal mostró aquel día la
mejor cara del deporte, alejada de los intereses y el negocio que hoy lo
rodean. Apurando las últimas fuerzas llegó casi de rodillas hasta el cronómetro
de la playa que debía parar con su propia mano; el aire del estrecho y la
presión de las gafas le habían dejado el contorno de los ojos en carne viva;
había perdido casi nueve kilos desde el momento de la salida y tardó semanas en
caminar con normalidad.
Pero todo mereció la pena. Después de haber sido recibido en España
por las principales autoridades -Franco incluido, como no podía ser de otra
manera en aquella época- su entrada en Asturias y su llegada a Mieres el día 2
de septiembre y a Turón el 3 fueron una explosión de alegría que unió a todos
los vecinos. José María Pellanes recordaba que para la ocasión tuvieron que
confeccionarse con urgencia siete mil banderitas que se repartieron entre los
niños de las dos localidades.
Antigua piscina de Mieres, hoy Manuel Llaneza |
Luis Asensi ya ha fallecido; Monserrat
Tresserras volvió al Canal de la Mancha en 1961 para cruzarlo en el sentido
contrario y se convirtió así en la primera mujer en nadarlo en ambas
direcciones; José Vitos tiene ahora 86 años llevados con holgura, aunque el frío
de aquella jornada se quedó para siempre en su piel y le obliga a ir siempre un
poco abrigado. Los mierenses estamos orgullosos de que sea uno de los nuestros.
El mierense en el año 2006, durante una visita a Dover |
FUENTE:
ERNESTO BURGOS-HISTORIADOR
Ernesto Burgos Fernández nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957.
Licenciado en Geografía e Historia
por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de Estudios Avanzados en
Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas mineras del sur de
Asturias» 2006).Profesor de Educación Secundaria, ha trabajado en los
institutos «Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino
de La Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES
«Mata Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador mierense fue
distinguido con el reconocido galardón anual de
“Mierense del año”.
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