Tolivia,
cuna de bandolerosEn el verano de 1927, una pareja de bandoleros acabó con la vida de Robert Horme,
inglés empleado en las minas de Buferrera. El botín apenas llegó a veinticinco
pesetas
A las puertas de la Audiencia
Provincial, lo nunca visto. Un guaje menudo, escurrido y en madreñas miraba
fijamente a la cámara de fotos con un par de esposas atenazándole las muñecas.
Juan de la Fuente no llegaba a los quince años y lo único que había querido en
la vida era dejar de llindar vacas. Sencillamente. Alfonso Camín, testigo de
excepción, narraba así las aspiraciones truncadas del pequeño pastor: «Solía
quedarse pensativo frente al horizonte que cerraba en los prados. ¿Qué habría
más allá? Pensaba en América y en la guerra. En todo ese trágico juego de
gentes mayores». ¡América, la gran deseada! Días atrás
del juicio que le condenaría a casi tantos años de prisión como los que llevaba
de vida, Juan se lo había dicho al periodista Francisco Caramés: «No sabe usted
lo aburridísimo que resulta el pastoreo». Por eso, cuando Benjamín el de la
Bárgana le había ofrecido embarcarse en un negocio que les reportaría el dinero
suficiente como para pagarse el pasaje a América, Juan de la Fuente no se lo
pensó dos veces.
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Antiguas Minas
de Buferrera en el Parque Nacional de los Picos de Europa. WIKIMEDIA. |
Qué iba a saber él, entonces, de la
moralmente cuestionable trayectoria de Benjamín, el de la Bárgana. Natural de
Tolivia, presumía de haber matado, años atrás, a un hombre en Lugo, para
robarle 30.000 pesetas y pagar con ellos el amor de una mujer. El romance fue
tan fugaz como el dinero. «¡No quiera usted saber las cosas que decía de ella y
de lo que la haría si la encontrara nuevamente!», exclamaba el pequeño Juanín.
Para el verano de 1927 ambos se habían hecho ya inseparables, y Benjamín había
logrado convertir al pastorcillo en su compinche de robos, atracos menores y
fechorías varias. Pero el 31 de julio todo se les fue de
las manos. El titular de EL COMERCIO del 2 de agosto abundaba en detalles: «Dos
empleados ingleses en las oficinas de las minas de Bufarrera (Covadonga), salen
de excursión en una moto al Pontón y, al regresar, al oscurecer, unos
enmascarados asesinan a tiros a uno de ellos, cajero de las minas».
Aquella
noche Robert Cecil Horme, cajero de las minas de manganeso de Buferrera, y el
ingeniero George William Teasdale, fueron sorprendidos por «dos hombres mal
vestidos, y enmascarados con pañuelos sucios (.) El primero representaba
dieciocho años, y el segundo, de doce a trece». Desgraciadamente, el mayor era
un hábil tirador. Horme murió de forma casi instantánea y Teasdale, presa del
pánico, tiró al suelo todo lo que llevaba encima: un billete de 25 pesetas,
algunas monedas y un reloj de pulsera. Ése fue el módico precio de la vida de
Robert Cecil Horme, inglés de veintisiete años, «afabilísimo y alegre», afirma
EL COMERCIO, «de simpatía de todos cuantos les trataban, entre éstos muchos
pastores de aquellas cercanías». Fueron, precisamente, los pastores
cangueses quienes más colaboraron en la búsqueda de los malhechores. El 4 de
agosto EL COMERCIO informa de que "un pastor llamado Marino, vecino de
Labra, que se encontraba ordeñando una vaca, vio que de una cueva que hay en el
sitio denominado Teón salía un individuo desconocido, que se escondió en la
misma cueva cuando vio que le observaban (.) Al poco tiempo, de ella salieron
dos individuos que emprendieron marcha monte arriba». Los habitantes de la zona
exigían justicia inmediata, la prensa se desgranaba en detalles y la policía
necesitaba culpables.
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Campesino sentado. Autor; José Vela Zanetti. (Artened) |
Ignorando los testimonios, el joven Teasdale se vio, de
la noche a la mañana y sin prueba alguna en su contra, entre rejas. ¿No había
sido él, acaso, el único superviviente del crimen? ¿No era el botín demasiado
ridículo como para creerse la historia de los bandoleros? Se equivocaban, de
cabo a rabo, los agentes; pero, para aquel entonces, el Bárgana y de la Torre
estaban ya muy lejos, disfrutando el Benjamín de la fama que les había dado el
luctuoso suceso y celebrándolo a copas de ron en las tabernas lavianesas. Fue, precisamente, el amor por la fama
del Bárgana el que le llevaría a la tumba. En noviembre de 1927 la prensa ya
había atribuido centenares de robos, crímenes e, incluso, una violación, a la
pareja de bandoleros. La víctima no le parecía, empero, muy hermosa a Benjamín,
que así lo haría saber, muy ofendido, en una carta remitida a un diario
gijonés. «¡Culparme a mí del atraco a la criada del cura de Entralgo! (.) ¡Y
publica el retrato de la atracada! Sepa este señor que yo soy escogido para eso
que se relaciona con el género femenino, y que soy del parecer que cuando lleve
a uno el diablo se lo lleve en coche, no en una carreta del país.
Presumo algo
más y tengo mi partidito entre las hijas de Eva». En la carta, Benjamín se
definía bandolero, honrado y orgulloso lavianés. «Soy el Vivillo asturiano,
natural de la Bárgana, parroquia de Tolivia, del concejo de Laviana». Todo un
poeta. En diciembre de 1927, Benjamín y Juan
aparecieron de improviso en una taberna de Tolivia. El estado etílico de ambos,
especialmente el del niño, hizo posible que Juan de la Fuente fuera arrestado,
pero Benjamín, malherido, consiguió escapar. Pocos días más tarde, el 14 de
diciembre, la Guardia Civil daba con su paradero. Había ido a refugiarse a casa
de unos tíos, donde, avisado de la inminente entrada de la Benemérita, se
suicidó. Tras el fracasado intento de colgarse de una viga del techo, el
Bárgana recurrió a una fórmula más expeditiva y dolorosa: degollarse a sí mismo
con una navaja.
Lo último que imploró a los guardias, valiéndose de la mímica,
fue que le pegasen un tiro para aliviar su sufrimiento. No haría falta: apenas
vivió unos minutos más. Mientras tanto, los sueños de un
chiquillo inocente se desvanecían en una sucia celda. «Mi hermano me ha dicho»
-susurró un compungido Juan de la Fuente al reportero Caramés- «que tiene usted
muchos libros. Si quisiera prestarme alguno, se me pasarían mejor las horas,
que aquí son interminables.» ¡Criaturita!
FUENTE:
ARANTZA MARGOLLES. Publicado por El Comercio el 08-09-2013. Ver enlace. ___________________________________________________________________________
AUTORES.
Arantza
Margolles Beran nació en Gijón, 1982. Licenciada en Historia por la
Universidad de Oviedo y Máster en Arqueología y Patrimonio por la Universidad
Autónoma de Madrid. Cursando actualmente estudios de Lengua y Literatura
Españolas e Historia del Arte en la UNED. Especializada en genealogía,
hemerografía y divulgación. Coautora de "Villafría 1934: Luz en la
memoria" y "El crimen de ayer", ambos publicados en 2012.
Colaboradora semanal en El Comercio y Noche tras Noche, (RTPA) y guionista del
programa 'Historias y Misterios'. Fuente: El Comercio.
El
Comercio es un diario editado en Gijón. Es
el segundo más leído del Principado de Asturias tras La Nueva España y el
periódico más antiguo de la región tras la desaparición de El Oriente de
Asturias. Fue fundado el 2 de septiembre de 1878 por un grupo de navieros e
industriales a partir de la adquisición de la imprenta La Comercial, situada en
la calle Corrida de Gijón.2 El diario contaba con una tirada de 600 ejemplares,
basándose su línea editorial en la defensa de los intereses comerciales
gijoneses, principalmente el puerto y el ferrocarril. Durante la Guerra Civil
fue incautado, utilizándose sus instalaciones para imprimir el diario
socialista Avance. Posteriormente, sería incautado por las fuerzas sublevadas.3
Tras la guerra, tuvo una serie de dificultades para su puesta en marcha, debido
a las limitaciones a las importaciones de posguerra, las limitaciones de papel
y la oposición de la prensa oficial del Movimiento. Sin embargo, pudo superar
estas dificultades, convirtiéndose a lo largo de la década de 1950 en uno de
los periódicos más importantes de Asturias y alcanzando una difusión regional,
principalmente bajo la dirección de Francisco Carantoña Dubert. Desde 1995
forma parte del Grupo Correo (actualmente Grupo Vocento), adquiriendo en 1996
el diario de ámbito local La Voz de Avilés, cuya cabecera mantiene para la
edición de esta comarca. (...). Saber más...
WIKIPEDIA.
EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La
Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la
forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para
cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.“El único deber que tenemos con la historia es
reescribirla”. (Oscar Wilde)
El Blog de Acebedo se
adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y
CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y
nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta
García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo
haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.
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