Defensores en la azotea del Instituto de Previsión, en Oviedo. Ametralladoras antiaéreas en Oviedo durante la Guerra Civil. La Nueva España. |
La torre de la Catedral, con el pico mocho por los cañonazos. La nueva España |
La sublevación militar contra la Segunda República la debía iniciar el Ejército desplegado en el Protectorado de Marruecos a las cinco de la mañana del 18 de julio de 1936, según orden cursada por el general Mola, el "director" del movimiento subversivo, en telegrama cifrado. La víspera, el 17, se descubrió en Melilla que un alijo de armas estaba siendo repartido en la Comisión de Límites entre miembros de Falange Española. El coronel Solans y el teniente coronel Seguí, dirigentes en esa ciudad de la sublevación, pasaron a la acción y detuvieron al general Romerales, comandante general de Melilla, y a otros militares leales. De seguido, el movimiento se extendió a otras plazas como Ceuta y Tetuán y al resto del territorio, que tras alguna resistencia fue controlado por los rebeldes. Mientras tanto, el general Franco volaba desde Canarias hasta Tetuán, con escala en Casablanca, y en la madrugada del 19 recibía en el aeropuerto a la plana mayor de los sublevados, que puso el Ejército de África a sus órdenes.