La braña de las piedras hincadas
Grandes lajas coronan
los muros de la zona estival de pastos del pueblo de Is, en Allande: fueron
protección contra los osos y hoy constituyen una joya etnográfica
La Nueva España.
La inmensidad del paisaje resulta abrumadora cuando se llega
a la sierra de Carondio camino de la braña de Is, en Allande, desde hace años
abandonada por la falta de uso que antes le daban los vecinos del pueblo del
mismo nombre. Elías García, guarda del coto de Allande, considera este lugar
una joya etnográfica que debería ser preservada por su singularidad. De hecho,
cree que es la braña más antigua del concejo. Pero lo que la hace singular son
las lajas que coronan sus muros. A día de hoy sólo dos personas viven en el pueblo de Is (precioso, por cierto), lo cual no quiere decir que esté abandonado. Sólo hay
un par de casas caídas, las demás han sido rehabilitadas y arregladas por sus
propietarios, que regresan al pueblo bien los fines de semana o durante las
vacaciones. "Antiguamente esta braña se destinaba a pastos de
verano para el ganado menudo, cabras y ovejas, de los vecinos de Is. Se las
subía a pastar y por las noches guardaban el ganado en las cabanas. Esta braña no es de alzada, como otras vaqueiras. El pastor tenía un camastro en el altillo y allí dormía", recuerda García.