Esbozo
de tres Asturias económicas
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Patrimonio Industrial. Revista Montsacro |
Los expertos consideran, años
después del "informe ERA", que la región es mucho más competitiva que
entonces, aunque sigue sin aprovechar todo su potencial
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Ensidesa desde el otro lado de la ria de Aviles. Avilés y su historia industrial. (Asturias Central) |
Entre 1992
y 1994, un equipo de economistas, sociólogos y geógrafos elaboró, por encargo
del Principado y bajo la dirección del catalán Manuel Castells, catedrático de
la Universidad de Berkeley (California), elaboraron el trabajo
"Estrategias para la Reindustrialización de Asturias" (ERA), una obra
con bases científicas que sus autores concibieron, aseguraban entonces y
reafirman ahora, como un instrumento para suscitar en la sociedad asturiana la
reflexión acerca de los colosales desafíos económicos que tenía por delante.
Reflexión sobre "la Asturias que fue, la Asturias que es y la Asturias que
puede ser", según una expresión del coordinador de aquel grupo, el
catedrático Juan Vázquez. En estas páginas se intenta actualizar ese debate a
partir de los contenidos del "informe ERA" y de las opiniones de
algunos de sus autores y de otros intelectuales.
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Salida del astillero del último barco de Naval Gijón. (Lne) |
LA ASTURIAS QUE FUE
Cuando en
1992 el episodio central de la reconversión-desmantelamiento del sector
carbonero; las de los siderúrgicos, que ese mismo año protagonizaban su
"Marcha de hierro", camino de una profunda cirugía de final incierto
entonces para la antigua Ensidesa, o las del naval, en transición desde la
batalla de los años ochenta hacia otra oleada de cierres en los 90. Y estaba la
Asturias del campo, sin barricadas, pero condenada también a la mutilación de
la actividad principal de la que vivían sobre todo las familias de las alas. Asturias,
región de "vieja industrialización", era, como en 1994 se recogía en
el libro de síntesis del programa ERA, un territorio "abocado a un
complejo proceso de transformación de su base económica" y que, expresó
Castells en una de sus manifestaciones públicas, corría el riesgo de
convertirse en "paraíso natural deshabitado y ruina arqueológica
industrial". Las palabras del catedrático de Berkeley sonaban provocadoras
en aquella sociedad que se sentía acreedora del Estado (el gran patrón al que
responsabilizaba del desmantelamiento de sus sectores tradicionales), sin
confianza en la capacidad de sus propias instituciones para dar respuestas
eficaces y con una convicción muy arraigada que también se retrataba en el
informe: "había pasado y presente, pero no futuro" para Asturias. El
"victimismo" y el "negativismo" de los asturianos, se decía
asimismo, impedían una reacción adecuada, más constructiva. Ese pesimismo,
llegó a decir Manuel Castells, era el mayor freno para el desarrollo de la
región.
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El sociólogo Manuel Castells, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Gorka Lejarcegi. (El País) |
"Si
la tendencia no se invierte, en una década el desplome de Asturias será
vertical", vaticinaba también el sociólogo. Hablaba de revertir aquella
mentalidad negativa y de revisar el modelo de transición económica que parecía
consolidarse: una combinación de deterioro industrial y de mantenimiento de
la renta "por la vía de las subvenciones".
El ERA
ponía en cuestión también una política de promoción económica, recuerda ahora
Alberto González, director general de la patronal FADE, enfocada sobre todo a
la captación de inversiones externas de gran alcance, con casos de éxito como
la llegada de Du Pont a Tamón (1993) y de Thyssen a Mieres (1992) y otros
tantos o más fracasos (General Electric y el fiasco del Petromocho, entre
ellos). "Los esfuerzos estaban volcados en atraer grandes proyectos de
fuera; una de las aportaciones centrales del ERA consistía en potenciar el
desarrollo con recursos endógenos", señala González, entonces recién
salido de la Facultad de Economía y ayudante del equipo de Castells. Tal
filosofía quedó retratada así en el informe: "La empresa asturiana (...)
tiene que ser destinataria principal de las medidas de reindustrialización".
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Instituto Nacional de Industria (INI). (Blog de la biblioteca de ingenieros de telecomunicaciones) |
¿Cómo era
entonces la empresa asturiana? El gran empresario era el Estado, a través del
Instituto Nacional de Industria (INI). Las sociedades públicas, encabezadas por
Hunosa y Ensidesa, aportaban más del 40% del empleo industrial (33.000 trabajadores
en 1992) y el 15% del producto interior bruto (PIB). Venían de procesos de
ajuste, motivados por la crisis de sus respectivos sectores (carbón y acero) y
también por sus propios problemas internos, y tenían por delante mayores
recortes y reconversiones. El informe ERA venía a concluir que la siderurgia
asturiana tenía condiciones para, con otro modelo, ser competitiva y
sobrevivir. Aunque no se escribió con tanta crudeza en el documento final, se
diagnosticaba que la minería no tenía solución, que iría al cierre, y se
apuntaba la necesidad de que el proceso fuera gradual y con políticas de
transformación para las comarcas carboneras, en particular para propiciar una
regeneración ambiental y urbana que amortiguara el riesgo de despoblamiento.
Ese discurso sobre la inviabilidad a largo plazo del carbón asturiano y de
Hunosa puso a los sindicatos mineros, y sobre todo al SOMA de José Ángel
Fernández Villa, entonces en el cénit de su influencia política, enfrente de
los trabajos del ERA. Ya antes algunos miembros del equipo de Castells, como
Juan Vázquez y el sociólogo Rodolfo Gutiérrez, habían sido incluidos por Villa
en lo que el catalogó como "frente anticarbonero" por sus posiciones
intelectuales sobre el futuro de Asturias.
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J.L. CEREIJIDO EFE; El secretario general del SOMA-UGT, José Ángel Fernández Villa |
El sector
privado estaba formado en aquellos años por empresas caracterizadas por su
reducida dimensión, con modelos de gestión anticuados y con una estrategia
competitiva, remarca Alberto González, volcada en los precios y en el mercado
interior. Y eran altamente dependientes de las grandes empresas públicas:
"Trabajar para ellas desincentivaba el riesgo y la apertura al resto de
España y al exterior; el objetivo a menudo se reducía a conseguir un contrato
con el INI". Asturias, se concluía en el ERA, era una región con
severísimos problemas de competitividad.
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El naval asturiano. (Lne) |
LA ASTURIAS QUE ES
La
extraordinaria mutación de la economía asturiana en el último cuarto de siglo
se manifiesta en datos como los siguientes: de los 33.000 empleos de la
industria pública quedan los 1.200 de Hunosa; la estructura productiva y
laboral, muy terciarizada, es ahora homologable a de cualquier otra economía
desarrollada (los servicios ocupan a más del 75% de los asturianos, frente al
54% de 1992, en detrimento de la industria y del campo); hay más personas con
trabajo (386.000, frente a los 352.000 de entonces) y la tasa de paro (13%),
alta por los impactos de la Gran Recesión, es también inferior a la de aquel
año (16,9%), en el que se superponían la crisis internacional del período
1991-1993 y la estructural de la región; la renta familiar casi se ha
duplicado; hay veinte mil empresas más, la mayoría negocios de autónomos sin
asalariados. Y Asturias dejó atrás su condición de gran foco de conflictividad
laboral, con seis millones de jornadas pérdidas en 1992, algo que no volvería a
verse hasta 2012 por las huelgas generales asociadas a la crisis reciente.
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INDUSTRIA PESADA. www.terapiatanguera.com.ar - Galeria - Murales -Campodonico |
Asturias
perdió perfil público y ganó iniciativa privada, y salió más que nunca a vender
a otros mercados, dentro y fuera de España, gracias al desarrollo de las infraestructuras,
el capítulo en el que, opina Juan Vázquez, quizá más claramente se ha mejorado
en estos años. En 1992, por citar dos ejemplos, estaba lejos de ser completada
la Autovía del Cantábrico y aún se trabajaba en el desdoblamiento de los túneles
del Huerna.
"Que
estamos mucho mejor es evidente, pero muchos de los cambios que se han
producido no han dependido tanto de las políticas regionales como de la
dinámica general de la economía y de las propias exigencias que ha tenido que
abordar el sector privado", señala Vázquez. De manera más natural que
inducida por el impulso político, de acuerdo con esa tesis, el tejido
productivo se han orientado hacia sectores con potencial de desarrollo y que
generalmente coinciden con los que estaban indicados en el "informe
ERA": el metal-mecánico, el agroalimentario, el químico, el turismo...La
reconversión de antiguas empresas del INI (Ensidesa, Santa Bárbara,
Fertiberia...) preservó un núcleo fabril que, en manos privadas (Arcelor,
General Dynamics, Grupo Villar Mir...) ha multiplicado el peso y protagonismo
de las multinacionales en la economía asturiana.
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Juan Vázquez. (LNE) |
Pero la
región sigue con un déficit de dinamismo (coinciden Juan Vázquez y Alberto
González) que se manifiesta en la tozuda divergencia con el crecimiento del resto
del país en estas décadas. "Asturias y Galicia son las únicas regiones que
aún han recuperado los niveles de empleo de 1976", apunta el catedrático.
Ese retraso de la región ya lo era en 1992, cuando el "informe ERA"
recomendaba, junto al desarrollo de las infraestructuras (las de transporte,
las asociadas a las nuevas tecnologías, el suelo industrial...) y a políticas
territoriales (incluido el desarrollo del área metropolitana central, aún
pendiente), poner mucha atención en el respaldo directo (con financiación,
centros sectoriales de promoción...) a las iniciativas empresariales que
emergieran desde dentro de Asturias, en la innovación y en la formación. Se
hablaba de impulsar el aprendizaje (FP dual) y la conexión entre empresa y
Universidad y de crear un centro de formación de empresarios.
"Muchos
de esos grandes temas siguen vigentes, no se avanzó en ellos lo
necesario", añade Juan Vázquez. Su criterio, compartido por el hoy
dirigente empresarial Alberto González y por el sociólogo Rodolfo Gutiérrez, es
que Asturias no aprovechó bien en estas décadas su potencial económico y que
tampoco tiene ahora una estrategia clara para hacerlo.
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Alberto Gonzalez. (Linkedln) |
"La clave es la
asignación de recursos", señala González en palabras técnicas y un tanto
eufemísticas para retratar que las Administraciones se han volcado más, y
siguen haciéndolo, en la atención de los impactos sociales derivados de los
cambios económicos que en la creación de riqueza. Gutiérrez pone este ejemplo:
"Asturias gasta hoy tanto en rentas mínimas (salario social) como en
educación universitaria; no propongo simplistamente que se gaste menos en lo
primero y más en lo segundo; sólo digo que ese no es un rasgo de una sociedad
que enfoca bien su bienestar a medio plazo".
El
reflejo estadístico aparece al comparar la posición de Asturias en dinamismo
económico y en renta familiar: la riqueza generada, medida en PIB
por habitante, sitúa a Asturias en la duodécima posición del país, el 13% por
debajo de la media; al mismo tiempo, la renta de los hogares es la séptima más
alta, gracias a las prestaciones sociales (pensiones, principalmente). El
bienestar de los asturianos depende en buena medida, como también hace 25 años,
de transferencias que en último término se sostienen con recursos procedentes
de lugares de España con mayor vigor económico.
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Aboño. Imagen-PACO RODRÍGUEZ |
LA ASTURIAS QUE PUEDE SER
Manuel
Castells venía de la Universidad de Berkeley, "otro mundo" donde en
1992 formaba parte de la rutina comunicarse por correo electrónico o compartir
archivos en "la nube". El principal observatorio económico de la
región, SADEI, tenía en aquel momento una sola conexión a internet. Castells
hablaba de globalización y de nuevas tecnologías cuando, recuerdan quienes
tuvieron contacto con la elaboración del "informe ERA", "aquello
sonaba a chino" en España. "Lo que hoy es evidente, hace 25 años no
lo era", recuerda Juan Vázquez.
Hoy es
evidente que la economía asturiana está expuesta como cualquier otra a la
globalización y que ha sufrido daños severos en la Gran Recesión (2008-2014).
La pérdida de producción ha sido relativamente mayor que en el conjunto de
España y la región sigue lejos de recuperar el nivel de PIB de 2008. Y en estos
años la genética de la economía regional ha variando, experimentando "un
cambio estructural no planificado y dirigido por las fuerzas del mercado, con
empresas que desaparecen y actividades nuevas que aparecen", en palabras
del catedrático de Fundamentos del Análisis Económico Joaquín Lorences, ajeno
al "informe ERA", pero muy pegado a la investigación de las
mutaciones económicas de Asturias.
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Joaquín Lorences.(LNE) |
En esas actividades y emprendedores que
emergen, argumenta Lorences, es donde la sociedad asturiana y sus instituciones
"deberían fijarse" para construir una nueva estrategia de desarrollo
basada en principios que conectan con una reflexión que también se hacía el
equipo de Castells en 1992: promover una política verdaderamente activa de
apoyo a las empresas y a las actividades más valiosas e innovadoras que genera
la región. Lorences
ha indagado en los cambios que esta crisis ha provocado en el tejido productivo
asturiano. "Los grandes sectores en los que se apoyaba la producción de
bienes tangibles y de inversión se han reducido fuertemente", expone. El
peso de la construcción en la generación de riqueza (medida por el valor
añadido bruto, VAB) ha bajado a la mitad (del 12% en 2008 al 7% en 2015), y la
industria manufacturera pasó del 19% al 17% en el VAB y del 14% al 12% en el
empleo.
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Imagen del Parque Tecnológico de Asturias. (Idepa) |
"Desde 2008, las únicas fuentes de crecimiento positivo están en
los servicios; ocupaba al 60% de los asturianos y ahora al 76%, un avance
bárbaro", valora el catedrático.
¿Qué
actividades han sacado la cabeza en medio del cataclismo de la Gran Recesión?
Lorences ha identificado crecimientos del número de empresas con empleados en
facetas de los servicios clasificadas por la OCDE como de alta
tecnología. Asturias gana negocios de telecomunicaciones, programación
informática, procesos de datos, grabación y edición musical o investigación y
desarrollo en ciencia naturales.
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Térmica de hunosa en la pereda. (hunosa.es) |
Avanzan también servicios de apoyo a las
empresas en los que Asturias ha sido tradicionalmente deficitaria: asesorías
fiscales, laboratorios de procesos, gabinetes de estudios de mercado,
diseñadores, intérpretes... "Un cinturón de empresas favorable al
surgimiento de nuevas ideas", expone Lorences. La
industria del metal, capital en la región, pierde dimensión y la
agroalimentaria, que sujeta el futuro del campo, mantiene su musculatura. Se
aprecia a la vez un crecimiento de manufacturas de media y alta tecnología:
fabricación de fertilizantes, plásticos, equipos electrónicos, maquinaria,
material ferroviario, instrumental médico, pinturas...Hasta un total de once
ramas de actividad que "consumen conocimiento y nuevas tecnologías, con
empleo cualificado y estable". El catedrático Lorences diagnostica:
"La economía está reconvirtiéndose en la buena dirección, hacia un modelo
más basado en el conocimiento, de forma consistente con las grandes economías
del mundo; ese cambio lo está protagonizando el sector privado, con sus propios
incentivos y en medio de una crisis devastadora, lo que permite decir que
estamos ante crecimientos sólidos, robustos".
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Instalaciones de Industrial Química del Nalón, en Trubia. (Lne) |
Es el
embrión de la economía asturiana del futuro. En él deberían centrarse,
reflexiona Lorences, decisiones políticas que faciliten el acceso a financiación
alternativa a bancaria (capital-riesgo), que remuevan obstáculos regulatorios,
que corrijan las carencias de formación (entre ellas, las de los emprendedores
y empresarios) y que aborden, con el liderazgo de la Administración, la
conexión efectiva entre la Universidad y el mundo empresarial. Este catedrático
lo ve así: "No hay país desarrollado que no tenga una universidad pegada
al culo de los empresarios".
Apuntes
para una nueva estrategia de desarrollo de Asturias congruentes con los
planteamientos que en 2013 hacía el desaparecido Consejo Asesor de Asuntos
Económicos de la Presidencia del Principado, del que formaron dos de los
redactores del ERA (Juan Vázquez y Rodolfo Gutiérrez): "Es prioritario
reorientar las políticas regionales hacia el dinamismo económico, contribuir a
generar el clima que favorezca la creación de riqueza mediante un mayor
protagonismo de las empresas en la vida regional", se lee en uno de sus
documentos.
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La planta de pasarelas de Thyssenkrupp en Mieres. (Lne) |
El
"informe ERA" lo había dicho 25 años atrás. Se encargó bajo la presidencia
del socialista Juan Luis Rodríguez-Vigil y se culminó con Antonio Trevín, tras
la crisis institucional que, por el escándalo del "Petromocho"(la
fallida inversión petroquímica anunciada en 1993), condujo a la dimisión del
primero. Foco de críticas de la oposición (por sus costes y contenidos) en un
Parlamento asturiano tan dividido como el de ahora y blanco de otras
procedentes de los medios creadores de opinión, el devenir político dejó
aparcado en una estantería el que en el mundo académico está considerado como
el intento más ambicioso y científico de diseñar un "proyecto de
región" para Asturias.
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Instalaciones de Du Pont en el valle de Tamón. (lNE) |
FUENTE:
LUIS GANCEDO
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