Alfonso Enriquez, el gran rebelde
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(…). Entre más de 300 documentos conocidos, correspondientes al período que va desde los comienzos de la Monarquía asturiana hasta el S. XII, no figura Noreña como nombre de lugar, hecho que podría significar que el nombre del río Noreña, más antiguo que el de la villa, fue aplicado a ésta en tiempos posteriores ya que si existen documentos escritos que hacen referencia al río Noreña ya en el S. X. (…). https://www.aytonorena.es/historia |
Hijo bastardo de Enrique de Trastámara y Elvira Iñiguez "La Corita",
dama de compañía de los Garcilaso de la Vega, nace en Asturias en 1355
mientras su padre reclutaba fuerzas para una de sus revueltas. Ver artículo del Blog; “El Infante Alfonso Enríquez, primer conde deGijón”.
Poco se sabe de su infancia hasta que el 13 de abril de 1367 se le
localiza junto a su padre en la batalla de Nájera, donde presenció el
descalabro de los suyos ante las tropas del Príncipe Negro. Como es bien
sabido la derrota del Trastámara no supuso el fin de la guerra y en
1368 se encuentran, padre e hijo, asediando Toledo, donde Alfonso es
nombrado por obra y gracia de su padre, señor de Noreña, titulo que don
Enrique había heredado de Rodrigo Álvarez de las Asturias
y que ahora transfería a su bastardo. Se habituaba el hijo de don
Enrique a la guerra y en 1369 está junto a su padre en Montiel, donde
todo acaba.
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Enrique II de Castilla, también conocido como Enrique de Trastámara,
llamado «el Fratricida» o «el de las Mercedes» (Sevilla, 13 de enero de
1334-Santo Domingo de la Calzada, 29 de mayo de 1379), fue rey de Castilla, el
primero de la Casa de Trastámara. De Jaume Serra -
https://www.museodelprado.es/uploads/tx_gbobras/P08117.jpg, Dominio público, WIKIMEDIA.
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Nombrado caballero por su padre en Santiago de Compostela en 1372 y
ascendido a la categoría de conde de Noreña y Gijón y de "La Puebla de
Villaviciosa, e la de Colunga, con Cangas de Onís, e Cabranes, e Pongrin
(Ponga) e Mariñán, e Parras(Parres) e Piloña, e Caso, e Haller, e las
Pueblas de Grado, e de Pravia, e de Valdés, e de Salas, e de Luarca, con
todos sus términos, e vasallos e fijos dalgo, e fueros, e con todas sus
rentas, e pechos, e derechos, e con todas sus pertenencias, e con todo
el señorío real e mero-mixto imperio...", este mismo año comienza a
guerrear en Galicia contra los focos petristas que se mantenían
rebeldes. Al año siguiente acompaña a su padre en la guerra contra
Portugal, cuyo rey había recogido la antorcha del legitimismo petrista.
Durante esta campaña toma y saquea Cascaes. Con la firma de la paz con Portugal se estipula que don Alfonso se
casaría con una de las hijas del rey portugues, doña Isabel, a la sazón
de ocho años, con lo que habría que esperar para realizar en el enlace.
Alfonso, de 18 años se niega a casarse con la infanta portuguesa y huye a
Francia desde Asturias. Desembarca en La Rochelle y busca el apoyo de
Carlos V y del Papa Greorio XI, mientras en Castilla su padre le
confisca todos sus bienes.
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Municipio de Noreña. (…). Los estudios más actuales establecen
que el origen del enclave señorial (con jurisdicción independiente) estuvo
vinculado al linaje de Rodrigo Álvarez de Asturias (S.XIII - XIV). Los
genealogistas desde el S XVII suelen mencionar como señor de estas villa y
términos al padre de Rodrigo, Pedro Álvarez de las Asturias, mayordomo mayor
del rey Sancho IV, pero lo cierto es que no existe ningún documento en que
conste que don Pedro tuvo semejante señorío, por lo que compartiendo los estudios
de Juan Uría Ríu el primer señor de Noreña fue su hijo Rodrigo, quién dejaría
en herencia el Solar de Noreña a Enrique II, Conde de Trastámara y futuro Rey
de Castilla, (hijo ilegítimo de Alfonso XI). Será su hijo, D. Alfonso Enríquez,
el que obstente por vez primera el Titulo de Conde de Noreña, pero tras
sucesivas rebeliones contra su padre y contra su hermano Juan I, será derrotado
militarmente, reincorporándose Noreña a la Corona. (…). https://www.aytonorena.es/historia Imagen extraída de https://docplayer.es/44980474-Fasciculo-sobre-la-edad-media-escrito-por-alumnos-de-4oa-a-cargo-de-la-docente-guadalupe-goldar.html
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El rey de Francia, que estaba aliado con Castilla y había colaborado en
la llegada al trono de Enrique II y no quería perder el apoyo de la
marina castellana, aconseja a Alfonso que vuelva a Castilla y haga caso a
su padre, pero el incipiente rebelde retrasa su regreso hasta 1376. Y
es entonces cuando la que no se quiere casar es la infanta portuguesa,
que se había enterado de que don Alfonso no la quería. Finalmente se
celebra el matrimonio en Burgos en 1377, oficiado por el Arzobispo de
Santiago, que pregunto por tres dos al conde de Noreña si quería casarse
con la infanta portuguesa. Pero el conde permanecía en silencio. A la
tercera vez que el arzobispo preguntó el rey don Enrique obligó a su
hijo a contestar que sí. Pero todos los presentes tuvieron claro que
había sido un "sí" forzado. Se suele apuntar que uno de los motivos por los que el conde de Noreña
pudiera no haber deseado ese matrimonio es por la ambición misma del
conde, al cual, bastardo como él era, le parecía poco casarse con otra
bastarda, por mucho que lo fuera del rey de Portugal, y apuntan esas
mismas voces que don Alfonso albergaba la esperanza de casarse con la
hija mayor y legitima del portugues. De ahí su negativa. Pero otras
voces hablan del romance que don Alfonso mantenía con otra noble
asturiana, doña Inés de Soto, del linaje de los Miranda. No es seguro
que se conocieran ya en tan temprana fecha, pero si lo hicieran sería
una buena (y romántica) explicación para la testarudez del conde en su
casamiento. El matrimonio no fue consumado, pero los cónyuges permanecieron juntos
poco tiempo porque de nuevo la guerra, está vez contra Navarra, requirió
de los servicios del joven pero experimentado guerrero. A finales de 1379 la rápida campaña había concluido y lo mismo ocurrió
con el rey don Enrique, que murió enfermo a finales de año. Don Alfonso tenía un nuevo señor, su hermanastro legitimo pero menor
que subía al trono como Juan I. A éste don Alfonso no lo respetaba tanto
como a su padre.
El reinado de Juan I
Para empezar, ya en 1380, el conde de Noreña se hace con las rentas del
alfolí de Aviles, fuente de gran riqueza que controlaba prácticamente
todo el tráfico de sal de casi todo el viejo reino de León. A
continuación el conde hizo lo que no se atrevió en vida de su padre:
solicitar la nulidad de su matrimonio con Isabel de Portugal, una
humillación para la joven infanta, pero un peligro para las todavía
tirantes relaciones con el reino vecino. El siguiente paso del conde fue intentar recaudar impuestos en tierras
pertenecientes a al cabildo de la catedral. La reacción real fue
inmediata y Juan I exigió al conde que se abstuviera de ello. El conde
dio un paso atrás, pero solo para comenzar a conspirar con el Adelantado
Mayor de Castilla contra el propio rey. Por suerte para el reino el
propio hermano del Adelantado destapo la conjura. Alfonso Enriquez salió
indemne, no así el adelantado que perdió cargo y libertad, pues acabo
con sus huesos en la cárcel de Palencia. Las relaciones con Portugal se iban agravando a pasos agigantados. El
rey de Castilla descubrió una conjura de los reyes de Portugal e
Inglaterra para hacerse con su reino y se desplazó a Salamanca para
prepararse para la guerra. Y es entonces cuando tiene conocimiento de
que su hermano, desde Asturias, planea complotar con los enemigos del
reino. A marchas forzadas el Juan I parte hacia Oviedo dispuesto a
acabar con su hermano, pero don Alfonso no pierde el tiempo y solicita
el perdón real antes de que la sangre llegue al río. En apenas dos años
el conde de Noreña había sido descubierto en dos conjuras. El rey don Juan perdonó a su hermano y abandono Asturias de vuelta a la
ralla con Portugal, pero no sin antes dejar aseguradas las Asturias de
Oviedo, el formidable Gutierre de Toledo,
obispo de Oviedo, será su hombre fuerte en la región y demostrará estar
a la altura de las circunstancias.
El rey ordena a todos "los concejos e
iueces, e otros qualesquier oficiales de todas las villas, lugares e
cotos..." que obedeciesen al obispo en todo lo que ordenase. Bloqueado en Asturias por el enérgico obispo don Alfonso buscó maneras
más sutiles para subvertir el poder de su hermano. Solicitó unirse a la
embajada que se dirigía a Portugal con el pretexto de intentar hacer las
paces con el país vecino, pero cuando la susodicha misión le fue
concedida no perdió el tiempo y apenas pasó a Portugal ofreció sus
servicios a lusos e ingleses. Y no debió de ser muy disimulado porqué de
nuevo el rey don Juan tuvo noticias de la nueva traición de su
hermanastro. Por si fuera poco el Duque de Lancaster, Juan de Gante,
desembarcaba en Galicia titulándose rey de Castilla. Sin embargo, ni los ingleses ni los portugueses quisieron saber nada
del conspirador conde, que se vió abandonado por todos en Portugal,
mientras en Asturias don Gutierre se hacía con el control de todas sus
posesiones. Fracasado de nuevo su intento de conspiración, y ya era el
tercero, de nuevo don Alfonso solicita el perdón real. Y se le concede. Y apenas llega a Asturias don Alfonso comienza a abastecer sus castillos
y casas fuertes, en claro desafió al monarca, su hermanastro. Llega
incluso a intentar sabotear las paces que se estaban firmando con
Portugal y que culminarían con la boda del rey don Juan con la infanta
portuguesa Beatriz. Pero de nuevo el conde fracaso en sus burdos
intentos de intrigar y el rey se dispone a doblegarlo por la fuerza. Se
abastecen cuatro galeras para patrullar la costa asturiana y se ordena a
las naves de Santander que apoyen en lo necesario la operación. Cuatro
capitanes; Pedro Fernández de Velasco, Pedro Ruiz Sarmiento, Gonzalo
Martinez de Guzman y Pedro Suarez de Quiñones, serán los encargados de
hacer la guerra por tierra al conde, todos ellos estarán bajo las
ordenes del obispo don Gutierre.
Es el verano de 1383
La resistencia fue dura, pero a finales de año todos los partidarios
del conde habían sido reducidos. Especialmente violentos fueron los
asedios del castillo de Tineo
y del castillo de Vallado, en Cangas del Narcea, así mismo Arias Omaña
luchó por el rey en la montaña Leonesa reduciendo a los partidarios del
conde y matando a Rodrigo de Orda que era "mancebo muy valiente". De los
Omaña ya hemos hablado en otro sitio. Derrotado en todos los frentes don Alfonso se refugio en la fortaleza
de Gijón, villa con potentes murallas romanas que se encaramaba al cerro
de Santa Catalina, pequeña península unida a tierra por un estrecho
istmo que quedaba casi aislado con la marea alta. Junto al conde se
refugiaban varios caballeros ingleses que quedaban en Castilla "de
pasadas guerras". Esta vez el conde estaba dispuesto a todo y cuando el
rey, a mediado de Julio, se acercó en persona a parlamentar lo recibió a
ballestazos. Iniciándose entonces el asedio propiamente dicho. Pero los rebeldes se sabían cercados por tierra y mar. Y don Alfonso no
debía de ser demasiado bien valorado, porqué apenas se iniciaron las
hostilidades una parte de los sitiadores abrieron las puertas a los
soldados del rey. El conde de Noreña, derrotado de nuevo, no tuvo más
remedio que solicitar de nuevo el perdón real. Era la cuarta vez. Y está vez el rey perdona pero no olvida. Se concede el perdón a todos
los vasallos del conde, excepto aquellos que habían defendido Tineo y
Vallado, se concede Valencia de don Juan con título de condado a don
Alfonso, pero se le retiran todas sus posesiones asturianas, que pasarán
a la corona, excepto el condado de Noreña, que se entrega al obispo de
Oviedo, en agradecimiento de sus buenos servicios.
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A su vez se ordenan
batir muchas de las fortalezas asturianas, que solían ser usadas por los
"nobles robadores" para saquear la tierra, siendo el caso más
significativo el del castillo de Tudela de Oviedo, que había sido
erigido por Alfonso III allá en el siglo X y en su dilatada historia
había tanto protegido como amenazado a la ciudad. Por último el conde
entregaría como rehenes a su hija Beatriz y a su esposa Isabel (si, la
misma de antes, parece ser que no se llego a culminar la anulación y los
cónyuges se habían reconciliado). Alejado de las montañosas tierras
asturianas el conde rebelde ya no parecía ser un peligro. Pero las andanzas de don Alfonso estaban lejos de terminar. La muerte
de Fernando I de Portugal desemboco en una crisis dinástica que tanto el
rey de Castilla como su hermanastro quisieron aprovechar en beneficio
propio. A los dos les salió mal la jugada. Don Alfonso quiso de nuevo,
ahora desde Valencia de don Juan, conspirar con los portugueses, pero
una vez más fue descubierto y en está ocasión fue enviado, cargado de
cadenas, al alcázar de Toledo, se pasaría unos cuantos años en esta y
otras prisiones. Al rey don Juan la cuestión portuguesa también le salió
cara. La sangre de los castellanos se derramaría en abundancia en
Aljubarrota poniendo fin a la guerra con Portugal, que escogía a la
dinastía de Avis como nuevos monarcas. Lamiéndose las heridas don Juan
volvió a Castilla solo para ver como el Duque de Lancaster desembarcaba
de nuevo en Galicia dispuesto a arrebatarle la corona, ayudado ahora por
los vengativos portugueses. Pero la invasión anglo-lusa fracaso y Juan de Gante se avino a negociar
con Juan de Trastamara. Se acordó el matrimonio de Catalina de
Lancaster, hija del Duque, con don Enrique de Trastamara, hijo del rey y
ambos los dos recibirían el título de Príncipes de Asturias, vinculando
se desde entonces todos los señoríos de la región al heredero de la
corona. Si don Alfonso no se hubiera rebelado y sus tierras no hubiesen
sido requisadas está solución no hubiera sido posible. Pero el conde
había sido demasiado ambicioso y ahora su viejo solar asturiano, desde
el que tantos y tantos se habían rebelado, quedaba bajo el control
directo del heredero al trono. Estamos en 1388 y había nacido el
Principado de Asturias. Apenas dos años después Juan I moría en una aparatosa caída de caballo.
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El reinado de Enrique III
Don Enrique era todavía un niño cuando su padre muere en el desdichado
accidente y como solía suceder en estos casos, la regencia del monarca
desato una sorda lucha de poder entre diferentes facciones del reino.
Era cuestión de tiempo que algunos de ellos acudieran al encerrado don
Alfonso, que era el tío mayor del joven rey, para desequilibrar la
balanza y en 1392, seis años después de haber sido encerrado, don
Alfonso es puesto en libertad y sus posesiones en Asturias restituidas. Sin embargo, tras intensas negociaciones y diplomacias, las regencias
del nuevo rey fueron poco satisfactorias para don Alfonso y sus
parientes, los otros miembros de la casa de Trastamára, que se veían
alejados del poder real, siendo sustituidos por las Cortes y por los
linajes de segunda fila. Gentes ambiciosas y orgullosas como eran los
Trastamára (el Duque de Benavente, el Conde de Trastamára, la reina
Leonor de Navarra y el propio don Alfonso Enriquez) no iban a tardar en
rebelarse, pero incapaces de organizarse minimamente y teniendo como
único objetivo colmar su propia ambición, no tardarían en ser derrotados
uno a uno por el joven rey, que ya en 1393 era declarado mayor de edad. A comienzos del año siguiente se reúnen los conjurados en las tierras
de Lillo, al norte de León, a donde se dirige rápidamente el monarca con
un ejercito de 2000 hombres. La decidida actitud del rey hace flaquear a
los conjurados que no tardan en deponer su actitud y volver a la
obediencia del rey. Todos menos uno. El viejo conde de Noreña. El rey se dispone a entrar en Asturias con gentes de armas para acabar
de una vez por todas con el rebelde. Se dispone que una flota de naves
cantabras parta hacía Asturias para poner sitio a Gijón, la más
formidable fortaleza del conde. Al mismo tiempo Enrique III jura en la
iglesia de Santa María de la Regla de León desposeer al conde de todos
sus bienes.
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En la “Crónica de Juan I” referente a su décimo año de reinado, se refleja de forma bastante pormenorizada el acuerdo alcanzado entre el rey castellano y el duque inglés: “Otrosí, pusieron e ordenaron los dichos rey don Juan e duque de Alancastre en sus tratos que el dicho infante don Enrique oviese título de se llamar Príncipe de Asturias, e la dicha doña Catalina Princesa. Otrosí, mandamos al dicho,infante mi fijo que la tierra de las Asturias que Nos tomamos para la Corona del Regno por los yerros que el conde don Alfonso nos fizo, que nunca la dé a otra persona, salvo que sea siempre de la Corona, así como Nos prometimos a los de dicha tierra cuando para Nos la rescebimos”. https://burgospedia1.wordpress.com/2014/03/23/burgos-medieval-enrique-iii-el-doliente-un-retrato-de-familia-por-francisco-blanco/ |
Presto para la defensa el conde fortificó no solo Gijón, sino también el
poderoso castillo de San Martín, en la desembocadura del Nalón, dejando
a cargo de la defensa a un hijo bastardo suyo. Intentó hacerse con el
control de Oviedo, que en un principio le abre las puertas de su
alcazar, pero que al enterarse sus ciudadanos de las aviesas intenciones
del conde de Noreña, no dudan en armarse en intentar acabar con él en
el castillo de la ciudad. Don Alfonso logra salvarse y reunirse con los
suyos extramuros, pero la capital del principado se escapa de sus manos. El cerco a Gijón fue el escenario principal de la lucha, cuyo punto
destacado fue la quema por parte de los sitiadores de unas barcas que
don Alfonso tenía amarradas al lado de la ciudadela. Los defensores
intentaron evitar el golpe de mano, pero fue en vano, las barcas
ardieron y el cerco, por mar y tierra se estrechaba sobre Gijón. Por
cierto que se estrenaba en los hechos de armas el futuro corsario
castellano Pero Niño. Pero el invierno se acercaba y un ejercito de 400 caballeros y 2000
escuderos y ballesteros era difícil de sostener en Asturias, donde la
tierra "es muy fragosa" y don Enrique tenía miedo de quedar aislado de
la meseta por el duro invierno asturiano, por lo que se recurrió de
nuevo a la vía de la negociación. En esta ocasión las partes se
concedieron un plazo de seis meses para que el rey de Francia dictara
sentencia arbitral sobre el contencioso. Pero se acaba el plazo y don Alfonso no aparece por Francia y cuando lo
hace comienza a reclutar mercenarios y a intentar confundir a la corte
francesa con mentiras flagrantes sobre su situación y el porqué se ha
sublevado. El rey de Francia no llega a dictar sentencia pero recomienda
a don Alfonso que se vuelva a la obediencia real y de paso prohíbe a
los suyos alistarse a las ordenes del conde. Pero eso no detuvo al conde
en su búsqueda de aliados pues parece que apareció por tierras de
Bayona, que pertenecían a los ingleses y recluto para su socorro al por
entonces famoso pirata Harry Pay de Poole, al que ofreció refugio en
Gijón para que sus naves saquearan a placer el litoral gallego. Mientras tanto en Castilla el rey Enrique había puesto sobre aviso al
Adelantado Mayor de León Pedro Suarez de Quiñones para que se tomaran
las medidas necesarias para mantener la tierra de Asturias, mientras él
se acercaba desde Alcalá de Henares. Cuando el rey llega a León y tiene
noticias de lo acontecido en Francia se dispone a poner sitio de forma
definitiva a Gijón.
Don Alfonso ya estaba de vuelta en Gijón para cuando comenzó el asedio
de 1395, pero las fuerzas en su contra eran tan formidables y el cerco
tan estrecho que decidió volver a Bayona para buscar más ayuda de los
ingleses dejando al cargo de la defensa a su mujer Isabel de Portugal,
aquella niña con la que no había querido casarse años atrás. La
portuguesa, que era "mujer muy varonil" y contaba con caballeros muy
valerosos defendió ferozmente la ciudadela, que estaba siendo sometida a
un intenso fuego de artillería, pues parece que no menos de 70 carros
tirados por bueyes habían transportado una importante cantidad de
bombardas al sitio. Volvió a destacar en la lucha Pero Niño, que quemó
el palenque que defendía la torre de Villaviciosa. Algunos dicen que ese
palenque había sido levantado por "Arrypay" para defender sus naves. En los meses de Julio-Agosto, se fue desarrollando una lucha
violentisima entre las partidarios del conde y los del rey, pero la
lucha llego a su fin cuando los sitiadores instalaron frente a las
puertas la conocida como "bombarda de Gijón", un artilugio tan grande y
aterrador que los defensores saltaron de sus adarves nada más verla. La
visión del ingenio y la perdida de esperanza de un rescate por parte de
don Alfonso forzaron a la condesa Isabel a rendir la plaza. Gijón se
rendía al rey después de un duro asedio. Harry Pay de Poole pudo huir del sitio y parece ser que incendió parte
de la villa de la que escapaba, tal vez para cubrirse las espaldas y
sembrar un poco de confusión. El resultado no le debió parecer mal al
rey Enrique II que decidió demoler la ciudad rebelde por completo,
excepción hecha de la iglesia de Santa Catalina, quedando convertido en
un despoblado la villa que tantas veces había sido sitiada por los
ejércitos reales. Pasaría un siglo entero hasta que se volviera a ocupar
el lugar. ¿Y don Alfonso? El padre Carvallo dice que vivió "desterrado de estos
reinos" por el resto de sus días. Se dice que el rey Enrique II mando a
un tal Pedro Gonzalez de Agüero, caballero cántabro, a prender y matar
al conde, quién todavía se encontraba en Bayona. Don Pedro capturó en
San Juan de Luz a don Alfonso, pero recibió contra orden del rey de
liberar al viejo rebelde. El cántabro así lo hizo y volvió a tierras de
Castilla. Y esa es la última vez que se oye hablar del conde de Noreña. Más
adelante su mujer vuelve a aparecer por tierras de Portugal, donde ya
parece que es viuda, y uno de sus hijos, posiblemente el bastardo
Fernando que defendió el castillo de San Martín solicitó el perdón papal
para poder ingresar como presbítero en un monasterio de Palencia. En
Portugal los descendientes del conde darían lugar a la casa de Noronha.
Ideas de Aventuras:
- Los hombres del conde de Noreña han estado recaudando impuesto por
las tierras de Siero. Una pequeña y pobre aldea prevenida de que los
planes del malvado conde ha reunido un pequeña cantidad de dinero con la
que pretende reclutar a siete mercenarios para que la defiendan del
noble-bandido. ¿Aceptarán los personajes trabajar por tan poco dinero
para salvar a unos miseros campesinos?
- En las ruinas del castillo de Tudela, mandado derribar por Juan I
durante una de las revueltas del conde, dicen que se ocultan un gran
tesoro en unas galerías subterráneas que comunicaban el castillo con el
río Nalón. El conde de Noreña ha oído hablar de ese tesoro y ha
contratado a los personajes para que lo recuperen lo más rápidamente
posible. Lo que nadie sabe es que las galerías bajo el castillo han sido
cavadas hace cientos de años por los misteriosos mouros, los cuales no
están dispuestos a que nadie les robe su tesoro.
Post scriptum: Alfonso Enriquez fue un hombre ambicioso que
fracasó en todas sus sublevaciones para ser perdonado una y otra vez por
los sucesivos reyes Trastamára. No deja de ser un triste emulo de su
padre, bastardo como él, que también se sublevo varias veces contra el
rey legítimo, pero que, al contrario que el conde, triunfó en su última
batalla y logró hacerse con la corona. Don Alfonso no pudo o no supo
conseguir los mismos éxitos que su padre, lo que lo convierte de alguna
manera en un personaje un tanto tragicomico, casi un villano de opereta,
que no deja de sublevarse y rebelarse para terminar, invariablemente
fracasando. Casi como si fuera un villano al estilo "Pierre Nodoyuna". Lo cierto es que sus acciones tuvieron un efecto transcendental en el
reino de Castilla, pues contribuyo, a su pesar, a la creación del
Principado de Asturias, al fortalecimiento de las Cortes y al
afianzamiento de la corona. Todo ello a base de fracasar, claro.
En Asturias sus acciones trastocaron por completo el panorama. No solo el Principado colocaba bajo jurisdicción del heredero de la corona unas tierras que no habían hecho más que dar quebraderos de cabeza a los distintos reyes en los últimos cincuenta años, sino que desde entonces el obispo de Oviedo sería también conde de Noreña y, lo que fue muy importante para el s.XV asturiano, se afianzó el dominio en Asturias de una nueva casa noble; los Quiñones leoneses, quienes dominarían la región con puño de hierro hasta el reinado de los Reyes Católicos. He tenido que simplificar un tanto la última parte de la vida del conde. Su último levantamiento se enmarca en un contexto más amplio de rebelión de la alta nobleza en defensa de sus intereses frente a las Cortes, la Corona y los linajes de segunda fila, que estuvo condenado al fracaso por la propia impericia de los sublevados. Entrar en detalles me pareció demasiado farragoso. Respecto a Harry Pay de Poole, pirata inglés de la época, las versiones son contradictorias. En unas se dice que era amante de Isabel de Portugal, la esposa del conde, en otras que fue contratado por don Alfonso, en otras que prende fuego a Gijón después del sitio, es decir, como si Gijón no hubiese sido destruido por orden del rey Enrique "el Doliente". He escogido un poco de cada una y me he quedado con una visión en la que "Arrypay" pudo haberse enfrentado a Pero Niño y escapo de Gijón prendiendo fuego a la villa. Si era amante o no de doña Isabel queda a gusto de cada uno. Y eso es todo sobre el conde don Alfonso Enriquez, gran rebelde, mal conspirador y buen villano para quién lo quiera usar en sus historias.
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Bibliografía:
- "Historia dibujada de Asturias" Texto y guión de Carlos María de Luis, dibujos de Adolfo García
- "El conde don Alfonso" de Juan Uría Maqua,
- "Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias" del Padre Carvallo y www.gespacho.com/TodoASTURIAS/Concejos/GijonSXIV.html
FUENTE: RODRIGO FERNÁNDEZ "RODRO" - AQUERASTURIAS. Artículo publicado por AQUERASTURIAS el 25-08-2014. Ver enlace: aquerasturias. _________________________________________________________________________
AUTORES.
AQUERASTURIAS. Administrador, Rodrigo
Fernández, “Rodro”. Oviedo 1977. Dirección web: aquerasturias.blogspot.com.
Rolero desde los 14 años, asturiano, trashumante. Director de juego de
Aquelarre, Fading Suns, Cyberpunk, Pendragon, Runequest, Stormbringer/Elric.
Sus primeras aventuras se escribieron en un bloc de notas, luego pasó a la
máquina de escribir y, por último, al ordenador. Además de la campaña Ex Mundo
Tenebrarum, para el juego de rol Aquelarre, ha publicado varias aventuras en la
revista Nivel 9 de Nosolorol Ediciones, en uno de sus entregas del Día del
Juego de Rol Gratuito y en el blog Rerum Demoni. Fuente:
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haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.
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Muy bueno. Pero me he quedado con las ganas de saber algo más de lo que calificas como "farragoso". Creo que no estaría de más que publicaras algo sobre esa última parte de la vida del conde. Muchos estaremos encantados de poder leerlo y enterarnos un poco más. Saludos.
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