En
pleno debate sobre la minería, y fresca en la memoria la marcha negra
de los mineros españoles contra el recorte del 63% en las subvenciones
para el carbón, un estudio del Centro Nacional de Epidemiología muestra
ahora uno de los precios más desconocidos de esta energía: el coste en
vidas humanas.
Los científicos, coordinados por Gonzalo
López Abente, han analizado la mortalidad por cáncer en pueblos
situados a menos de cinco kilómetros de minas ?tanto subterráneas como a
cielo abierto? de carbón, minerales, piedras ornamentales, arena,
arcilla, fertilizantes y otros productos químicos.
Su
análisis sugiere que, en estos pueblos mineros, el riesgo de morir por
cáncer de colon es un 9,7% superior al del resto de la población, y el
de fallecer por un cáncer de pulmón es un 6,6% mayor al de los demás
ciudadanos. Estos riesgos están específicamente relacionados con la
cercanía a una mina de carbón a cielo abierto, como las presentes en las
provincias de León, Palencia, Córdoba, Teruel y Ciudad Real. Los
autores piden ?mucha cautela? a la hora de interpretar estos riesgos
relativos y recuerdan que siempre es más peligroso para un individuo el
mero hecho de fumar.
32 tipos de cáncer analizados
El
estudio, publicado en la revista Science of the Total Environment,
también alerta de un exceso de riesgo de morir por cáncer de vejiga del
10,6% y del 9,3% por leucemia, en este último caso sobre todo en
poblaciones con minería a cielo abierto de minerales, piedras
ornamentales, arena, arcilla, productos químicos y fertilizantes,
instalaciones frecuentes en el sureste de Madrid, la costa mediterránea
de Andalucía, Murcia y Cataluña. El cáncer de vejiga, según los
investigadores, podría estar relacionado con las minas de potasa, un
fertilizante muy utilizado por los agricultores. En Súria (Barcelona) se
encuentra la única mina de potasa en activo en España.
El
trabajo ha analizado la mortalidad por municipios a consecuencia de 32
tipos de cáncer entre 1997 y 2006, relacionándola con la presencia de
120 instalaciones mineras. Su principal autor, el epidemiólogo López
Abente, es padre de algunos estudios recientes muy relevantes para la
salud pública, como el Atlas municipal de mortalidad por cáncer en
España y el trabajo que descartó la relación entre cáncer y centrales
nucleares. ?Hay que tomar con mucha cautela estos datos, porque vemos
asociaciones estadísticas, no causales, y hace falta más
investigación?, recalca López Abente.
Sustancias carcinógenas
En
su estudio, los científicos describen ?un mayor riesgo de mortalidad
por cáncer? en las poblaciones localizadas en las inmediaciones de las
minas. En concreto, asocian las instalaciones subterráneas de carbón
con mayor riesgo de cáncer de tiroides, vesícula biliar e hígado; las
minas de carbón a cielo abierto, con tumores cerebrales y cáncer de
estómago; y los pozos mineros, con el mieloma, un tipo de cáncer de la
médula ósea.
Los epidemiólogos recuerdan que la contaminación
procedente de las minas está formada por algunas sustancias
carcinógenas, como el asbesto, el níquel, el plomo, los hidrocarburos
aromáticos policíclicos y los productos de la combustión en los motores
diésel.
El equipo de López Abente ha analizado la mortalidad
por cáncer en pueblos situados a menos de cinco kilómetros de las
instalaciones mineras, pero ha repetido el estudio para una distancia
de uno y 15 kilómetros, con el objetivo de minimizar fallos
estadísticos. Además, mediante técnicas estadísticas, los científicos
han intentado evitar los posibles efectos de las variables
socioeconómicas, como el analfabetismo, los menores ingresos económicos
y la tasa de desempleo.
Evidencias similares en EEUU y China
Los
investigadores han examinado la mortalidad causada por el cáncer en
lugar de la incidencia, que es el número de casos ocurridos, acaben o no
en muerte. En sus conclusiones, admiten que sería ?de gran interés?
estudiar la incidencia para confirmar los datos observados en su
estudio.
Además, los epidemiólogos consultados advierten de
que los estudios de este tipo son ?débiles? a la hora de establecer
asociaciones causales entre una fuente de contaminación y un mayor
riesgo de cáncer, a no ser que la asociación se observe en muchos puntos
geográficos. En su trabajo, López Abente y su equipo presentan
evidencias similares detectadas en minas de carbón en EEUU y China.
FUENTE: MANUEL ANSEDE
No hay comentarios:
Publicar un comentario