"Es un orgullo haber
triunfado cantando a mi tierra y a su gente"
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Vicente Díaz González. (Lne) |
"Cuando dejé la tonada
y cogí la guitarra recibí críticas durísimas, pero no me afectaron porque sabía
que hacía lo correcto; el tiempo me acabó dando la razón"
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Vicente Díaz González nació 13 de diciembre de 1948 en Soto del Barco |
-¡Ah, Celsa, habéis de mirar lo de este guaje,
que parez que tien maneras de cantante!
La que le decía tales palabras a Celsa González -la madre del crío cantarín que
pasaba el día encaramado en una cerezal- era Avelina, una de las vecinas de Los
Veneros, la aldea de Soto del Barco donde nació en 1948 Vicente Díaz, de
aquélla un jilguero que absorbía como una esponja las canciones de Luis Lucena
y Manolo Escobar y luego las reproducía con "sabor" a caleya:
"Avelina fue, que yo recuerde, la primera persona que vio talento musical
en mí; o por lo menos fue la primera que lo dijo. Yo frecuentaba la casa de su
hija, Conchina, porque era la única del pueblo donde había radio. Íbamos por la
tarde a escuchar aquel aparato y a mí me fascinaba cuando radiaban música.
Aquel mítico concurso de Radio Oviedo, 'Rumbo a la gloria', presentado por la
abuela de la Reina Menchu Álvarez del Valle, era mi favorito. Ahí descubrí,
cuando no sabía siquiera lo que era un disco, la tonada".
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Vicente Díaz con uno de sus CD. (El Comercio) |
Con apenas 22 años, Vicente Díaz bajó del guindo -artísticamente hablando- y
cogió el micrófono. No lo soltó durante 45 años, tiempo que compaginó con varios
trabajos en talleres mecánicos y en Ensidesa. Para la posteridad ha dejado un
legado de 250 canciones grabadas y 22 discos. Empezó como cantante de tonada y
dio el salto a la música popular -ligera que dirían algunos- llegando a
convertirse en uno de los reyes de las romerías asturianas. Hubo una época,
antes de que el "botellón" pervirtiera la esencia de las fiestas
populares, en que no había fiesta de prao que se preciara si no cantaba
Vicente. Para la historia quedará su tema "¿Qué tien esta sidrina?",
himno oficioso de los parranderos cuando se acaba la primera caja de sidra y
empiezan los cantarinos en el chigre. Hoy, ya retirado de los escenarios,
Vicente Díaz dicta sus memorias en el refugio rural que ha construido en La
Xirán (Castrillón), un remanso de paz donde ondea la bandera de Asturias, se
bebe sidra hecha en un llagar casero y una réplica de la Santina no pierde
ripio de lo que pasa desde una cueva que el cantante horadó en una pared de
roca.
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Vicente Díaz en plena actuaciòn. ((Todo Asturias) |
"Campanines de mi aldea"
"Nací
en Los Veneros, Soto del Barco. Me parieron en casa, a la antigua usanza. Soy
el mayor de dos hermanos, hijo de Celsa y Alfonso, campesino y maderista cuando
había trabajo. En casa teníamos una huerta enorme, que ahora está plantada de
eucaliptos, y vacas. Sé lo que ye la aldea porque me crié en una. Y sé del
sacrificio de las gentes de antes porque lo mamé: mi güelo venía desde Colloto
a Riberas de Pravia calzao de madreñas a cortejar, ¿oíste? Por cierto, que me
pusieron de nombre Vicente porque así se llamaba mi güelo, pero ya de guaje
empezaron a llamarme Suso porque Vicente no les gustaba. Y Suso sigo hoy en día
para mi familia: Suso el de la Quintana. Mi madre tampoco fue manca: iba todos
los jueves andando al mercao de Pravia a vender frutas, hortalizas y fresas".
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Vicente Díaz, junto al mar cantábrico.(Shazam) |
"La vida en el pueblo era fundamentalmente... aburrida. El principal
entretenimiento de los guajes era tirar con el gomero y andar a los nidos.
También jugábamos al fútbol en el único praduco algo llano que hay en todos Los
Veneros, que ye un sitio cuesto por todas partes. Acuérdome que el balón tenía
unas costuras tan brutas que si le dabas de cabeza dejábate marca. Fui a la
escuela mixta que había en el mismo pueblo. El primer maestro que tuve se
llamaba Miguel y era de Lamuño (Cudillero). Tenía yo 4 años y me llevaba él a
hombros a la escuela cuando pasaba por delante de mi casa".
"¡Cómo eran aquellas escuelas de pueblo: todos revueltos, grandes y
pequeños! Yo salí un guaje tranquilín, aposentao, pero había alguno que tenía
que ponerlo firme el maestro. Un recuerdo que me quedó grabado fue el día que
el matón de la escuela me puso la mano encima: revolvime y dejéi claro que no
me tocara las narices. ¡Oye, fue mano de santo!".
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El cantante, con un sombrero mexicano, en una de sus giras por Sudamérica. |
Al son del martillo
"A
los 14 años dije que no quería estudiar más y entré de pinche en el taller de
Pepe el Chapista de Peñaullán (Pravia). Empecé ganando 14 pesetas al día,
estuve tres años allí y aprendí el oficio de chapista. El horario de trabajo
era de 8 de la mañana a 9 de la noche, ¿te puedes imaginar? Eso sí, parábamos a
comer y solíamos jugar al fútbol. Cuarenta tíos dando patadas a la pelota en
una explanada de cemento más pequeña que una pista de futbito. Había uno que
jugaba muy trafullero. Y un día me metió un forro que casi me mata. Acabamos
pegándonos. Ese mismo día, Pepe, el dueño, me llamó por la tarde y yo pensando
que me iba a reñir o algo. Y va y me sube el sueldo. Le dije: '¡Joder, Pepe,
casi me merez la pena pegái a otro!'. Al parecer, tampoco a Pepe le caía muy
bien el otro rapaz". "Yo trabajaba cantando. Al son del martillo contra la chapa: ¡pom, pom,
pom! y yo venga cantar. Ahora si lo hace alguien le miran raro seguro, pero
antes eso era normal: cantaba la gente por el campo, las muyeres en el
lavadero, los paisanos en el chigre... Y a mí me gustaba mucho cantar: lo que
oía por la radio, 'Molinera de Santianes', que la cantaba mi padre cuando
llegaba a caso un poco achispao... También empecé a salir de fiesta y a los
bailes. Iba de paquete en la moto con otro amigo: Cornellana, La Arena,
Cudillero... lo andábamos todo. ¡Vaya dos pispantes!".
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Vicente Díaz toca la guitarra junto a su perra 'Kira' en su casa de campo castrillonense |
"Carretera de Avilés"
"A
Avilés llegué con 17 años. El viejo vendió un monte y pagó la entrada de un
piso en Villalegre. Para mí no fue nada traumático cambiar el pueblo por la
ciudad. Entré a trabajar en la Pegaso (hoy Remasal) y empecé a cortejar en La
Fundición a la que hoy ye mi mujer: Feli (Felipa Castellano), una hija de
extremeños llegados a Avilés cuando el 'boom' de Ensidesa con la que me casé a
los 22 años en la iglesia de los Padres Agustinos del Carbayedo".
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Vicente Díaz (arriba, a la derecha, señalado con una flecha), con otros reclutas durante el tiempo de mili. |
"A los 21 años fui para la mili. Primero campamento en El Ferral, donde
coincidí con Quini y Jesús Castro, los del Sporting, y luego Artillería en
Segovia. Allí había muchos de la Cuenca y gracias a ellos descubrí la tonada.
Los escuchaba cantar y me quedaban todas, siempre tuve buen oído y buena
retentiva. El caso ye que me licencié y cuando volví al taller los compañeros
me calentaron la cabeza con la idea de presentarme a uno de los muchos
concursos que había entonces. Me apunté a uno en el parque de Santarúa de
Candás y quedé tercero, por detrás de 'El Manquín' y Manolo Ponteo, que de
aquélla metían fumo. Habían ido mis padres a verme y volvimos pa casa en taxi
llorando de la emoción. Mis padres jamás me echaron p'atrás en esto de la
canción, al contrario".
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José González (el Presi). Editorial Picu Urriellu |
Tras los pasos del "Presi"
"Con
la tontería del premio en Candás conocí a Javier el de Arroes, que tiene el
mejor archivo de canción asturiana que conozco y me preparó repertorio para ir
a más concursos. En tres años gané 18 primeros premios, y mira que de aquélla
había competencia y de la dura, mucha más que ahora. El primero que gané fue el
de Panes... ¡Madre mía! Como no tenía coche para el viaje pedí un adelanto a la
empresa para dar la entrada de un Seat 600 de segunda mano que costaba 30.000
pesetas. Llego a Panes, miro los premios que estaban expuestos en un escaparate
y me dije: 'El primero se va p'Avilés'. Y vaya si vino: con lo que gané ese día
acabé de pagar el coche".
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Vicente Díaz, bajo el hórreo de El Carbayedo, en Avilés. (Lne) |
"Tantos premios me dieron fama en el mundillo de la tonada. Llegaron a decir
de mí que era el sucesor natural del 'Presi'. ¡Casi nada al aparato, con lo que
yo admiré a ese hombre! Empecé a cuidame. Dejé las Farias, trasnochar lo menos
posible... La cosa estaba entre fumar o cantar, nunca me gustaron las medias
tintas; si subes a un escenario ye para darlo todo. De aquélla me acompañaba de
gaitero Manolo Quirós, siempre sintonizamos muy bien. Recuerdo cuando
revolucionamos los cachés de la tonada; lo normal era cobrar cinco mil pesetas
por barba y un día dizme Manolo: 'Oye, Vicente, cobrando mil duros y quitando
la gasolina nun queda casi ganancia; ¿por qué no pedimos siete mil pesetas?'
Eso hicimos, y a las pocas semanas me suelta: '¡Ahora sí, Vicente, ahora sí que
cunde tocar!' ".
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Vicente Díaz y su esposa, Feli Castellano, durante un viaje por el extranjero |
La entrada en Ensidesa y el giro artístico
"A los
26 años entré en Ensidesa por enchufe. Ganaba menos que en el taller, pero ¡qué
coño!, era Ensidesa, un empleo para toda la vida. Lo malo fue que el enchufe no
era tan bueno como para librarme de que me destinaran a las baterías de coque.
No hay cosa más puerca y mala para la garganta. Y tuve que dejar la tonada
porque no era plan. Por eso cambié de género y me pasé a la canción popular.
Hice lo mismo que ya había hecho el 'Presi', pero cuando aparecí en los
escenarios con una guitarra me llovieron críticas. Salieron los puristas y me
pusieron verde. La verdad ye que me entró por un oído y me salió por el otro,
yo estaba seguro de lo que hacía y el tiempo acabó por darme la razón. Armé
repertorio con canciones del 'Presi', temas populares, alguna composición que
me hicieron... y a la gente le gustó. No tengo mayor orgullo en mi vida
profesional que haber triunfado cantando a mi tierra y a su gente. Soy un
hombre sencillo, campechano y creo que la base del éxito que tuve tiene que ver
con haber sabido reflejar eso en los escenarios: cantar a las cosas de aquí, a
las que todo el mundo siente cercanas y le son queridas: la mar, la mina, la
sidra, las fiestas, las montañas, los pueblos... Es que Asturias ye muy
guapa".
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Díaz, con "Quini", años después de haber coincidido con el futbolista en el Ejército |
FUENTE: FRANCISCO
L. JIMÉNEZ
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