El Cantábrico, mar de espíasLa neutralidad de España en la Gran Guerra se
rompió con una red que vigilaba la presencia de la región con ayuda del partido de Melquíades Álvarez |
Melquíades
Álvarez González-Posada (Gijón, 17 de mayo de 1864-Madrid, 22 de agosto de
1936) fue un político y jurista español que llegó a desempeñar el cargo de
presidente del Congreso de los Diputados durante la Restauración borbónica.
WIKIPEDIA |
La Nueva España La costa asturiana contó con una amplia red franco-británica de
espionaje que vigilaba los movimientos alemanes para abastecerse de
combustible y aprovisionarse de alimentos. Y es que, aunque España fue
oficialmente neutral en la I Guerra Mundial, la costa asturiana, como en
el resto del litoral cantábrico, se vio involucrada casi por casualidad
en la contienda que arrasó el corazón de Europa. En octubre de 1915 la
presencia de un submarino alemán abasteciéndose en el puerto de Gijón
fue contestada con una demostración de cruceros franceses. El hecho
desembocó en que España fijase en tres millas el límite de las aguas
territoriales a efectos de neutralidad.
En esa maraña de espías y
contraespías tuvo un papel preponderante el Partido Reformista fundado
por Melquíades Álvarez, defensor de la causa aliadófila y presto a
colaborar con ingleses y franceses a fin de detener la expansión
alemana. |
Captura de
pantalla de El UB-65. El U-65 era un submarino alemán de la Primera Guerra
Mundial. Ver enlace… ABC |
Así lo cuenta a LA NUEVA ESPAÑA el historiador Eduardo González
Calleja, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid, en su libro
"Nidos de espías" (Alianza), escrito con Paul Aubert.
El 10 de
junio de 1917 fue hundido por el UC-248 a cinco millas al sudeste del
Cabo Peñas el vapor noruego "Solhaug", mientras el contratorpedero
"Villaamil" permanecía anclado en El Musel sin hacer nada. Fue uno de
los momentos más tensos que se vivieron en la región durante el
conflicto. González Calleja no es ajeno a las historias y leyendas que
circulan en las localidades portuarias sobre submarinos alemanes que
fondeaban en bahías como la de la Concha de Artedo (Cudillero) para
aprovisionarse e incluso practicar el contrabando. A tenor de lo que el
historiador cuenta en su libro, queda claro que esas historias, que han
ido transmitiéndose a través de las generaciones, están respaldadas por
la existencia de una amplia red de vigilancia, establecida por el eje
anglo-francés, de San Sebastián a Vigo. En Asturias esa red tuvo
relevancia en puertos como los de Ribadesella, Gijón, San Esteban de
Pravia, Avilés y Luarca, como enclaves principales. El libro
relata que, por su proximidad a los puertos franceses, la costa
asturiana, como el resto de la cantábrica, "fue objeto de un minucioso
escrutinio". Cuenta el profesor que el Estado Mayor General (EMG) envió
en agosto de 1915 al comisario Chatain para, supuestamente, "esclarecer
puntos técnicos referentes a los submarinos alemanes a cargo de una
compañía petrolera privada". |
Submarino B-5,
en el puerto de Cartagena. El fantasma del submarino nazi. Dos de los buques
sucumbieron frente a Ribadesella y Peñas, mientras que el tercero fue reflotado
tras ser hundido frente a Gijón. Saber más… El Comercio |
En realidad, su tarea era "comprobar los
rumores sobre avituallamiento de submarinos, supervisar la estructura de
vigilancia ya establecida por los representantes consulares de San
Sebastián a Vigo y constituir una red de agentes y subagentes", que
constataron "movimientos y concentraciones anormales de combustible y
compras sospechosas de barcos que los agentes de la Inteligencia
británica estaban comenzando a investigar", como indica González
Calleja. En Gijón sólo prestaban servicio subagentes españoles
que patrullaban con un pequeño vapor de recreo. Sus trabajos se
extendían hasta San Esteban. La falta de profesionalidad acrecentaba la
operatividad de un servicio que controlaban los cónsules. Al de Gijón
González Calleja lo describe como "un anciano incapaz". A finales de
1915 británicos y franceses abordaron la organización de la costa
cantábrica. Ribadesella se asignó a Saint-Palais; a Santiago Inerarity,
sobrino del abogado de la Embajada inglesa, Gumersindo de Azcárate, se
le destacó en Gijón; a Nolibois, en San Esteban, y a Félix Cantabrana,
en Luarca. La desactivación del Cable Alemán fue otro de los
episodios que hicieron que la costa cantábrica tuviese un papel
protagonista en la Guerra. Tanto los alemanes, de un lado, como los
franceses e ingleses, del otro, estaban representados por sus
respectivos consulados en las principales plazas portuarias, entre ellas
la de Gijón. El 5 de agosto de 1914, el Imperio británico entró
en la contienda tras el corte del cable telegráfico submarino que unía
Vigo y Emden a la altura del canal de la Mancha. "En medio de una guerra
en la que las comunicaciones telegráficas tuvieron tanta importancia,
que de repente un bando se quedase incapacitado para mantener sus
comunicaciones transoceánicas habituales era crucial", asegura el autor.
Además, independientemente de las historias de espionaje, las
pequeñas bahías, como la de la Concha de Artedo, "eran un refugio ideal
tanto para el abastecimiento de los submarinos como para el contrabando,
y eso lo supieron aprovechar muy bien, especialmente los alemanes",
afirma Calleja.
La actividad fue intensa también en la vecina
Galicia. Entre 1914 y 1919, en torno a una veintena de grandes buques
comerciales permanecieron internados en los puertos gallegos. A Vigo
llegó la joya de la flota mercante del Imperio alemán, el "Goeben", de
9.000 toneladas. El buque funcionó como centro de información y
espionaje, y su tripulación, como agentes secretos. Marineros de este
barco ayudaron, más de una vez, a los trabajadores del inutilizado Cable
Alemán a instalar postes de telegrafía y hasta una nueva estación en el
Monte do Castro, expresamente destinada a dar cobertura a su flota en
alta mar. A González Calleja le llama poderosamente la atención
la vinculación de los reformistas con las tareas de vigilancia. "Es un
fenómeno que no he detectado en ninguna otra zona de España", asegura.
Si acaso, algo similar ocurrió en Vizcaya, desde algunos sectores del
Partido Nacionalista Vasco (PNV), que también colaboraron con Inglaterra
y Francia. Al historiador no le choca menos la "permisividad"
del Gobierno español ante unos movimientos de espionaje o vigilancia
que, en definitiva, tendría que realizar la Policía. "Pero lo cierto es
que en aquella época no había nada parecido a unos servicios secretos,
así que entiendo que al Gobierno también le beneficiaba que alguien
asumiese ese trabajo", relata el profesor. Otro de los fenómenos
que no pasa desapercibido para el historiador es el arraigo de los
aliados entre la población asturiana, poco proclive a los alemanes
durante la contienda. "Esa falta de sintonía con Alemania es propia de
todo el norte de España y se explica por la distancia y la falta de
relaciones", añade. |
Dibujo de Mujeres trabajando en los cargaderos de Carbón. Ilustración de Alfonso Zapico |
Con Gran Bretaña y Francia era diferente. El
carbón asturiano se exportaba a Inglaterra y muchas empresas tenían a
personal desplazado en la región. "Esas relaciones económicas fueron muy
importantes y marcaron también las preferencias políticas", a juicio
del historiador. Y en la base de la red, el Partido Reformista,
de ideales republicanos, laicistas y anticaciquiles, fundado en 1912 por
Melquíades Álvarez, defendía la necesidad de acometer una profunda
reforma de la Constitución de 1876 para conseguir un régimen político
democrático para España. En sus filas militaron intelectuales como
Manuel Azaña, José Ortega y Gasset, Manuel García Morente, Fernando de
los Ríos, Américo Castro, Teófilo Hernando y Alfredo Martínez. Federico
de Onís, Augusto Barcia, Adolfo González Posada, Pedro de Répide,
Ricardo de Orueta, Gustavo Pittaluga Fattorini, el propio Gumersindo de
Azcárate, Víctor Ruiz Albéniz, Benito Pérez Galdós, Enrique de Mesa,
Enrique Díez Canedo, Filiberto Villalobos, Rafael María de Labra, Miguel
Moya, Luis Zulueta y Escolano, Luis Simarro Lacabra y Toribio Fernández
Morales fueron otros de los ilustres seguidores de las ideas de
Melquíades Álvarez. La mayor base electoral del Partido Reformista se
situaba en Asturias, donde llegó a tener numerosos representantes en las
instituciones locales y provinciales. Tras el fracaso de la
Asamblea de Parlamentarios reunida en Barcelona en julio de 1917, el
partido pone a punto su programa en la asamblea realizada los días 29 y
30 de noviembre y 1 de diciembre de 1918, esperando ser llamados por el
rey Alfonso XIII para formar un Gobierno que convoque Cortes
Constituyentes que acometan la reforma de la Constitución de 1876. |
Alfonso XIII de
España, llamado «el Africano» (Madrid, 17 de mayo de 1886 - Roma, 28 de febrero
de 1941), fue rey de España desde su nacimiento hasta la proclamación de la
Segunda República Española el 14 de abril de 1931. WIKIWAND |
Entre los puntos no negociables de la reforma estaban, según el Partido
Reformista, el reconocimiento de la soberanía nacional (poniendo fin a
la "soberanía compartida" del rey y las Cortes) con la consiguiente
supresión de ciertos poderes de la Corona, la modificación del Senado
(para acabar con la designación directa por el rey de parte de sus
miembros), el reconocimiento de derechos y libertades y la reforma de la
estructura del Estado que permita la autonomía de los municipios y las
regiones. El rey no los llamó a gobernar y vuelve al sistema del
turno nombrando al conde de Romanones presidente del Consejo de
Ministros. A finales de 1922 un miembro del Partido Reformista, José
Manuel Pedregal, entra a formar parte del Gobierno encabezado por el
liberal Manuel García Prieto y presidió el Congreso de los Diputados
tras las elecciones generales de España de 1923, celebradas en abril. La
Primera Guerra Mundial ya había quedado atrás, aunque dejó para siempre
en Asturias numerosas historias de espías y submarinos hundidos que
nunca aparecieron. |
El fantasma del submarino nazi. Dos de los buques sucumbieron frente a Ribadesella y Peñas, mientras que el tercero fue reflotado tras ser hundido frente a Gijón. Saber más… El Comercio |
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FUENTE: MARÍA JOSÉ IGLESIAS. Publicado por La Nueva España el 28-12-2014. Ver enlace ____________________________________________________________________
AUTORES.
María José
Iglesias Suárez (Oviedo, 1969), periodista,
licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra y Máster
por la Escuela de Organización Industrial. María José ha desarrollado la mayor
parte de su carrera profesional en LA NUEVA ESPAÑA, donde venía desempeñando su
labor como redactora especialista en áreas tan diversas como agroalimentación y
política agraria, Unión Europea y diplomacia. En enero del año 2009 acudió como
enviada especial del periódico a la toma de posesión de Barack Obama como
presidente de los Estados Unidos. Profesional entusiasta y versátil, María José
Iglesias había trabajado como periodista en Miami, Madrid y Lanzarote antes de
fijar definitivamente su lugar de residencia en Asturias. Fuente de texto e
imagen: La
Nueva España.
EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La Historia es una disciplina académica
que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el
presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado
a existir la sociedad en la que vivimos.“El único deber que tenemos con la historia es
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MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros
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García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío
nella”
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