Gobierno
Provisional del 14 de abril de 1931: de pie:
Indalecio Prieto,
Marcelino Domingo,
Casares Quiroga,
Fernando de los Ríos,
Lluís Nicolau d'Olwer,
Francisco Largo Caballero,
José Giral,
Diego Martínez Barrio.
Sentados:
Alejandro Lerroux,
Manuel Azaña, Niceto Alcalá Zamora,
Julián Besteiro
y
Álvaro de Albornoz.
Tras el feliz hallazgo de «los papeles» de Alcalá-Zamora, sustraídos en febrero de 1937, acaso sea el momento de ocuparnos, en tanto aguardamos con interés la publicación de los documentos recuperados, de lo que don Niceto dejó consignado en las «Memorias» que reescribió en el exilio, no sólo en torno de personajes asturianos de su época, sino también de la Revolución del 34 que le tocó vivir desde su atalaya de presidente de la República
Y es que, a juzgar por lo que se ha venido publicando en los
últimos tiempos, da la impresión de que muy pocos leyeron los textos
memorialísticos del que fue primer presidente de la II República.Niceto Alcalá-Zamora en 1931. (Wikipedia) |
Antes de nada, recordemos, una vez más, lo que el propio don Niceto dejó escrito a propósito del contenido de sus obras: «La parte final, la más importante, llamábase “Dietario de un presidente”… Fue el libro-registro de todo mi mandato… El primer volumen comprendía los 22 días finales de 1931 y el año 1932. Luego, 1933, 1934 y 1935 tenían cada uno su volumen, siempre con índice alfabético por personas y asuntos que remitía a cada efeméride. Los cien días escasos de mi mandato en 1936 formaban un apéndice breve y movido, reflejo de aquellas turbulencias, prólogo inmediato a la tragedia que siguió a mi destitución”.
El político español Niceto Alcalá-Zamora (derecha), en una imagen de principios de 1931. CORDON PRESS. (El País) |
Wenceslao Carrillo.(Wikipedia). |
Así, «según mi opinión, los dos diputados asturianos Teodomiro Menéndez y González Peña debieron, como todos los demás, ser juzgados por la Sala Segunda del Tribunal Supremo, conforme a la ley de 1912… (…) Fueron los dos diputados sometidos a consejos de guerra ordinarios y ambos condenados a muerte. Lerroux, sin vacilar, se declaró favorable, resuelto al indulto.
Ramón González Peña, detenido tras octubre del 34, había liderado al revolución en Asturias. (Pinterest) |
Melquíades Álvarez. (Pinterest) |
Si hubo un acontecimiento premonitorio de la tragedia que, andando el tiempo, se iba a cernir sobre Asturias y sobre España, el tal evento tuvo lugar en el lecho de muerte de Clarín. Allí estaban, además de su hijo, Melquíades Álvarez y el médico Alfredo Martínez. Al rector Alas, hijo del novelista y crítico, de la mente más despierta de la España de su tiempo, lo fusilaron tras un consejo de guerra en febrero del 37. Don Melquíades fue salvajemente asesinado en el verano del 36 y a don Alfredo Martínez, galeno del novelista, le dispararon a la puerta de su casa en Oviedo, poco antes del estallido de la Guerra Civil. Antes de morir, tuvo el médico ovetense la grandeza moral de pedir que lo enterrasen discretamente para evitar enfrentamientos callejeros. El liberalismo asturiano, que nada tiene que ver con el que desde ciertas instancias se enarbola, fue víctima de las atrocidades de la guerra. Veamos, por último, lo que don Niceto dejó escrito sobre don Alfredo Martínez: «Este hombre leal, bueno y de positivo mérito, que me dejó un excelente recuerdo, más acentuado aún por la grandeza moral mostrada en su larga agonía, cuando murió víctima de un odioso crimen político para el que no había dado ni pretexto». Para la Historia de España y también para la Historia de Asturias, es seguro que los papeles de don Niceto Alcalá- Zamora serán de sumo interés.
Manuel Azaña sale de la residencia de Niceto Alcalá Zamora el 17 de febrero de 1936, en una imagen captada por Santos Yubero (de la exposición de la Sala Alcalá 31 de Madrid). |
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Biografía de Alcalá Zamora
Político español, primer presidente de la Segunda República (Priego, Córdoba, 1877-Buenos Aires, 1949)
Niceto Alcalá Zamora |
Participó
en la política de la Restauración desde las filas del Partido Liberal,
llegando a ser ministro de Fomento (1917-18) y de la Guerra (1922-23) en
sendos gobiernos de García Prieto.
Su oposición a la dictadura de Miguel Primo de Rivera
le llevó a declararse partidario de la República en 1930, a participar
en el Pacto de San Sebastián para derrocar a la monarquía y a presidir
el gobierno provisional que se hizo cargo del poder tras la renuncia de Alfonso XIII, el 14 de abril de 1931. Su presencia en aquel gobierno representaba la
adhesión al régimen republicano de sectores conservadores, católicos y
de clase media. Pero pronto entró en conflicto con los dirigentes
republicanos más avanzados: discrepó sobre todo de la regulación
constitucional de las relaciones Iglesia-Estado, hasta el punto de
dimitir y ceder la jefatura del gobierno a Manuel Azaña.
No obstante, fue elegido presidente de la
República, cargo que ejerció durante cinco años con lealtad a la
Constitución; durante el primer bienio entró en conflicto con las
predominantes fuerzas de izquierdas; pero no fue mucho mejor su relación
con los partidos de derechas que triunfaron en las elecciones de 1933
(enfrentamiento con Gil Robles, indulto al general golpista Sanjurjo
contra el parecer del gobierno...). Tras
las elecciones de 1936, que dieron el triunfo al Frente Popular, Alcalá
Zamora acabó por ser depuesto como presidente, al haber rebasado el
número de disoluciones de las Cortes autorizado por la Constitución en
un solo mandato presidencial; una vez más, fue Azaña el encargado de
sucederle. Se exilió en París y, más tarde, en Buenos Aires. En
el balance de su actuación política hay que destacar la voluntad de
integración que demostró, aceptando lealmente el juego democrático desde
posiciones conservadoras; su aspiración de promover una gran opción
política de centro que facilitara el consenso estaba condenada al
fracaso en una época de tensiones sociales y políticas tan graves como
las que acabaron conduciendo -tres meses después de su destitución- a la
Guerra Civil. Alcalá Zamora, famoso por su
elocuencia parlamentaria desde las Cortes de la Restauración, fue
miembro de la Real Academia Española y dejó una abundante obra escrita (Tres años de experiencia constitucional, Los defectos de la Constitución de 1931, Inventario objetivo de cinco años de República...).
Un retrato del político republicano Niceto Alcalá-Zamora. CORDON PRESS. (El País) |
FUENTE: BIOGRAFÍAS Y VIDAS
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