Fatigada,
extravagante, pobre e incomunicada: la Asturias que vio Carlos I cinco siglos
atrás
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Retrato del Emperador Carlos V con su perro. Autor Tiziano. Saber más |
Tras desembarcar en el concejo de Villaviciosa, en 1517, el rey permaneció diez días en la región, en un periplo recogido en una crónica de Laurent Vital. Ver artículos del blog:
1.- Tazones (Villaviciosa-Asturias),el 19 de septiembre de 1517.2.- El próximo 19 de septiembre de 2017, hará 500 años que Carlos V pisó tierra asturiana
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Ilustración de Pablo García |
Fue lo
más parecido a la llegada de un extraterrestre. Probablemente, el avistar un
platillo volante hubiera impresionado más a los asturianos que, en 1517, vieron
arribar a sus costas la imponente flota con cuarenta naos que escoltaba al
flamante rey de Castilla y Aragón, Carlos I, en su viaje a la Península
Ibérica. Pero también es probable que un OVNI les hubiera atemorizado menos, ya
que la formidable armada hizo pensar a muchos que era una invasión del
"turco" lo que presenciaban. No eran los otomanos, sino los
flamencos, quienes llegaban a tierras españolas. Y con ellos, una nueva era
para los reinos que conformaban España. No era
Asturias el destino original de don Carlos, sino el puerto de Laredo. Pero los
vientos adversos confundieron a los marinos y, cuando se quisieron dar cuenta,
estaban frente a la costa asturiana, y no en el Golfo de Vizcaya, como era su
previsión primera. Era el 8 de septiembre de 1517, y la vergüenza en la flota
era general.
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RECREACIÓN DEL DESEMBARCO DE CARLOS V EN TAZONES (Pintura de A. Romo). Saber más |
Carlos I
pondrá pie en tierra española, por vez primera, en la noche del 19. El lugar
exacto del desembarco es aún hoy objeto de debate: para unos fue el puerto de
Tazones, para otros la villa de Villaviciosa. Las crónicas apuntan a que los
barcos anclaron frente a Tazones, a media legua según Laurent Vital, autor de
una crónica sobre el viaje del monarca. Carlos I comió a bordo y, al anochecer,
se embarcó en un bote para pernoctar en tierra. El mayordomo de Cámara del rey,
Pierre Boissot, señala Tazones como el lugar del desembarco, para después de la
cena desplazarse a Villaviciosa, donde hizo noche. Vital, en cambio, relata
que, al ver la humildad del puerto ballenero, decidieron remar hacia
Villaviciosa, a dos leguas de distancia. Sea como
fuere, Carlos I acabó arribando, siendo ya noche cerrada, a la villa de
Maliayo, cuyos habitantes le esperaban emboscado, según el relato de Vital,
asombrados por las dimensiones de la flota flamenca y temiendo que fuesen
turcos o franceses: "Viendo, pues, que estos grandes poderosos barcos se
acercaban cada vez más, se reunieron los hombres del país en el mayor número
que pudieron, todos armados con palos, según la usanza del país, llevando sus
dardos, jabalinas, espadas y puñales, sin mostrarse, y habiendo enviado muy a
propósito sus espías y exploradores cerca del abra y puerto para mirar cuáles
gentes eran, qué continente tenían y si arribaban allí". Los temores
desaparecieron al ver que los extraños visitantes portaban banderas con las
armas de Castilla, y los parroquianos comprendieron que estaban en presencia de
su señor.
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Recreación de carlos V llegando a Tazones (Asturias). LNE |
Carlos I
pernoctó, en su primera jornada en tierras españolas, en un palacete maliayés:
la Casa de Rodrigo de Hevia. Allí pasó cuatro noches el hijo de Juana "La
Loca" y Felipe "El Hermoso", mientras el grueso de su flota
ponía rumbo a Santander. El rey
pasaría diez días y otras tantas noches en tierras asturianas, un periplo que
le serviría para tomar contacto con la realidad de sus nuevas posesiones y con
la naturaleza de sus súbditos. "La Asturias que ve Carlos no es la
Asturias de época Moderna que vamos a ver a finales del siglo XVI. Es una
Asturias Medieval, todavía sin evolucionar: una tierra muy agraria, muy rural,
pobre si la tenemos que comparar con lo que él conoce, con esa Flandes tan
rica", explica María Álvarez, profesora de Historia de la Universidad de
Oviedo y directora del curso de extensión universitaria "Carlos V y Asturias.
Historia de un desembarco", que promueve el Ayuntamiento de Villaviciosa
con motivo del quinto centenario de la llegada del flamenco. María
Álvarez recupera una idea presente en las crónicas para definir a la Asturias
de la época: "pobre y fatigada". Mas Villaviciosa, precisa la
historiadora, era relativamente rica, pese a estar en un momento de
reconstrucción: "Tenían un puerto que articulaba un comercio marítimo muy
local, un centro pesquero similar a los gallegos o los cántabros. Había sufrido
un incendio y no habían sido capaces de volver a poner toda la maquinaria
urbana en marcha. Pero hay que pensar que, aunque tienen una economía muy
primaria, en Villaviciosa tenemos la mayor concentración de arte Románico de
toda Asturias. Por eso, si había una tierra rica en la región, aunque fuera una
riqueza relativa, era esa".
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Recreación de la llegada de Carlos I a Tazones, en el año 2016. LNE |
En las
jornadas que pasa en Villaviciosa, el rey es agasajado por la nobleza local y
recibe todas las atenciones de un pueblo fascinado. Son primero los señores los
que acuden a rendir pleitesía al flamenco, al que entregan como presente unas
cubas de vino, doce cestos de pan blanco, seis bueyes y veintitrés carneros.
Después será el populacho el que improvisará una corrida de toros ante la Casa
de los Hevia, para entretener al monarca. Tras
cuatro noches en la villa, don Carlos abandonó el lugar y avanzó hacia Colunga.
Por el camino, relata Laurent Vital, fueron muchos los que se acercaron a los
caminos, "todos bien armados", para ver pasar al rey. Pero fue otra
cosa lo que sorprendió a los flamencos en el camino de Colunga: un súbito
chaparrón que pilló a la comitiva a menos de una legua de su destino, y que
"caló hasta los huesos a la compañía, principalmente a las damas y
doncellas que iban a caballo y una parte en carretas descubiertas". Don
Carlos se alojó en la mejor casa de Colunga, y su hermana, Leonor, en la de
enfrente. "Ciertamente, el mejor de estos alojamientos era muy pobre y
desgraciado, como la fortuna que lo ofrecía y no tal como a Su Majestad
correspondía, pues el que va por los campos, de un país en otro, está sujeto a
alojamientos que pueda encontrar, unas veces buenos, otras muy malos. Así era
necesario aceptarlos entonces en aquel país, que es como desierto e inhabitable
y muy penoso de pasar y peligroso, no pudiendo un ser tratado más que muy
desdichadamente", dejó escrito Laurent Vital.
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Tocados en Ribadesella |
"El
cronista se permite alguna licencia, porque quiere mostrar el contraste entre
el Flandes que conocían y estos pueblos, a los que ve casi como bárbaros. Es
llamativo cómo describe el estado de los caminos, cómo habla ya de esas
dificultades para el comercios por las deficiencias en las comunicaciones que
serán una carencia histórica de Asturias", reflexiona María Álvarez. Más allá
del mal estado y la peligrosidad de los caminos, al cronista le llaman la
atención los ropajes y las costumbres de los asturianos. "Los hombres y
mujeres mozas van allí comúnmente sin calzas; no sé si porque es la costumbre o
porque el paño les resulta demasiado caro", afirma. A los varones los
define como "bastante rudos y poco corteses para los extranjeros", mientras que las mujeres serían "más benignas, corteses y amables". Profundizando
en la moda de la época, Vital deja una descripción de los ropajes femeninos:
"Las mujeres de aquellas regiones van vestidas sobriamente con telas de
poco precio, y lo más a menudo sus hábitos no son más que de lienzo. Sus
adornos y atavíos de cabeza son extraños y tan altos y largos como en tiempos
pasados solían ser los de las damas y doncellas con sus altos tamboriles, pero
no son tales, sino que son adornos hechos como respaldos, cubiertos por debajo
de tela, bastante al estilo pagano, resultándoles muy penosos de llevar y muy
costosos por la gran cantidad de tela que emplean en ellos, pues les cuesta
tanto como el resto de sus vestidos. A mi parecer, no podría comparar mejor
esos adornos que con esas mujeres del pueblo que se han cargado en la cabeza
ocho o diez pisos de colmenas cubiertos con una tela, o con una mujer que se
hubiera revestido la cabeza con una gran cestas de cerezas, pues así son de
altos y anchos por encima esos adornos".
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Tocados en Villaviciosa |
El
asombro del cronista creció al llegar a Ribadesella, el jueves 24 de
septiembre, y descubrir unos tocados aún más extravagantes a sus ojos: "En
ese Rivadesella [sic] fue recibido el Rey alegre y amablemente, y era la gente
muy recreativa. Entonces fue cuando primero vi a las mujeres adornadas con
adornos hechos de estrafalaria manera, pues parecía que llevasen en sus cabezas
fárragos o canutos, o, hablando más entendida y honestamente, con esas cosas
con que los hombres hacen a los niños. Es el más loco adorno de mujeres que
jamás he visto, pues, como a las locas a quienes han plantado la caperuza hasta
las orejas, y, por encima el cuerpo, cuello y cabeza de un gallo, que les llega
hasta encima de la frente, así llevaban las mujeres casadas de aquella
provincia un adorno de tela blanda o crespón hecho a manera de canuto, con un
cuello del espesor de media vara de vuelta, en tal modo recogido y volcado
sobre la cabeza, que la punta de ese canutito les descansaba cerca de la
frente". Esta tradición, continúa el cronista, estaría vinculada a la
resistencia de las creencias paganas entre las mujeres, cuando el cristianismo
llegó a tierras asturianas, varios siglos antes del desembarco del monarca.
Estos tocados que tanto sorprendieron al cronista, corniformes, fueron
recuperados dos años atrás por la asociación "I Desembarco de Carlos
V" para su ya tradicional recreación de la llegada del monarca a Tazones.
Para ello, los miembros del colectivo acudieron a grabados de la época y al
asesoramiento de historiadores.
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Recreación de un un soldado de la escolta real. LNE |
En
Ribadesella permaneció el rey dos jornadas, y la segunda llegó al pueblo una
compañía de entre trescientos y cuatrocientos hombres que desfilaron ante
aquellos distinguidos invitados antes de recrear una escaramuza en la playa,
utilizando naranjas secas a la manera de proyectiles. Tras esto llegaron unos
bailes, y finalmente una corrida de toros. La
tauromaquia sería también espectáculo central en la siguiente etapa del periplo
asturiano de don Carlos. Fue en Llanes, a donde el rey llegó el 26 de
septiembre, sábado, y donde pasaría sus dos últimas noches en la región.
Avisados de la inminente llegada del monarca, los vecinos engalanaron sus casas
con ramos y alfombraron el pavimento desde la entrada a la villa hasta el lugar
elegido para el alojamiento del flamenco.
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La historia de la tauromaquia en Oviedo (Asturias), se remonta al año 1673 (En las fiestas de Santa Eulalia). FRANCISCO DE GOYA (1746-1828)
Estampa nº 12 de la serie La Tauromaquia, 1816. 7ª edición, Calcografía
Nacional (Rupérez, 1937). Saber más
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En Llanes
acudió don Carlos a la misa de domingo, para después ir a ver los toros. Y a
propósito de esta corrida en concreto dejó Laurent Vital un completo testimonio
de cómo era la fiesta en la época, que es a la vez uno de los más antiguos
sobre el arte de la tauromaquia en España, destacando la presencia de los
banderilleros y la descripción de cómo el animal estaba rodeado por hombres
armados con espadas: "En cuanto los toros se sienten así picados,
hostigados y acosados por todos los lados por donde huyen, se enfurecen y
excitan de tal modo y se ponen tan furiosos como para matar una persona si
alcanzarla pudieran; también mugen y corren como arrebatados por las
angustiosas punzadas que esos hombres les dan, y los veréis correr con quince o
dieciséis banderillas a la vez, que les cuelgan de la piel y les hieren cada
vez más al correr".
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Recreación de Carlos V pisa tierra en Tazones (Asturias). (El Comercio) |
La corrida sólo terminaba cuando el animal, agotado,
se echaba en la tierra: "luego lo matan y arrastran fuera, para hacer otro
tanto con otro y ver cuál será el mejor de la cuadrilla y quién habrá dado más
bella diversión a la nobleza. Así, como habéis oído, se ejecuta la corrida de
toros". El rey
disfrutó en Llanes de las corridas de toros y, también, de la fidelidad de sus
gentes a la corona de Castilla, en un escenario muy distinto al que el monarca
habría de encontrarse cuando, tras atravesar la cordillera Cantábrica, tenga
que enfrentarse a las exigencias de los poderes locales que derivarán en la
guerra de las Comunidades. Laurent Vital conoció además a un tallista natural
de Saint-Omer, en Calais, que estaba en la villa tallando un nuevo altar para
la iglesia mayor. Tras abandonar Llanes, la comitiva puso rumbo a San Vicente
de la Barquera. Pero ante la distancia entre ambas localidades, hicieron escala
en Colombres, donde las mozas del pueblo cantaron y bailaron para el rey. Don
Carlos abandonó Asturias el día de San Miguel, 29 de septiembre, y tras haber
oído misa en Colombres, para poner rumbo a San Vicente de la Barquera. Diez
intensas jornadas en las que el monarca tuvo su primer contacto con los que
habrían de ser sus súbditos. "Por las circunstancias no se pudo organizar
un ceremonial: de saber de la llegada del rey, el recibimiento hubiera sido
otro. Fueron reaccionando en función de las circunstancias, que quizás sea
también lo que lo hace especial. Porque no olvidemos que Carlos llega con
cierta reticencia: no quería venir, pero acaba enamorado de Castilla. Nunca
querrá volver a Flandes, porque ésta acaba siendo su casa", sentencia
María Álvarez.
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El palacio de los Hevia fue construido en el S.XV. En 1517 durmió en él varias noches el emperador Carlos V (www.hernandezrabal.com) |
FUENTE:
FRANCO TORRE. Publicado por La Nueva España el 27-08-2017. Ver enlace.
Christian Franco Torre, Langreo 1979, Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Oviedo y Máster en Historia y Estética de la Cinematografía por la Universidad de Valladolid. Entre sus publicaciones científicas destaca su participación en el volumen colectivo Universo Neville, coordinado por Juan Antonio Ríos Carratalá. Desde el año 2007, Franco Torre trabaja como colaborador literario y corresponsal para el diario La Nueva España, labores que compagina con la crítica cinematográfica en otros medios y con la programación de ciclos. Edgar Neville. Duende y misterio de un cineasta español es su primer libro en solitario y la culminación de una investigación de diez años en torno a la figura del cineasta madrileño. FUENTE: Edgar Neville. (Foto extraída de Escritores de Asturias).
El blog de Acebedo (Antología de
Historia). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender
el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para
entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad
en la que vivimos.
“El único deber que tenemos con la
historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)
El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra
tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este
blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada
historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829
– 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber
nacío nella”
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