El templo ilustrado
Buenaventura Rodríguez Tizón, conocido como Ventura Rodríguez. (Pinterest) |
Ventura Rodríguez, el arquitecto
de más prestigio en la España de su tiempo, propuso un proyecto revolucionario
para el real sitio tras el incendio que causó en 1777 la destrucción de la
capilla original
La basílica, en construcción, hacia 1895 (W. Selkirk) |
En el verano de 1778 el arquitecto Ventura Rodríguez Tizón (1717-1785)
acudió a Covadonga acompañado de su sobrino Manuel Martín Rodríguez
(1751-1823), un dibujante y un lacayo. Tan sólo unos meses antes, el ancestral
templo de madera del santuario, conocido como "el Milagro", se había
consumido en un incendio que transformó para siempre la imagen tradicional del
lugar. El arquitecto madrileño había sido designado por la Cámara de Castilla
el 23 de diciembre de 1777 para que acudiese a Covadonga, reconociese el sitio
y se ocupase en la elaboración de los planos de la nueva iglesia, por lo que se
desplazó a Asturias en cuanto sus obligaciones y la climatología se lo
permitieron.
Rodríguez, maestro mayor de Madrid, arquitecto del Consejo de Castilla
y director general de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, era por
entonces el profesional más prestigioso del reino, así como el mejor divulgador
de la reforma artística promovida por el grupo ilustrado, por lo que su
designación para ocuparse de un proyecto tan significativo resultaba bastante
lógica. Además, su nombre había sido propuesto por el abad Nicolás Antonio
Campomanes y Sierra (1717-1786), quien, sin duda muy bien asesorado, había
reclamado para la obra del santuario al "primer arquitecto de la
nación". Por otra parte, en sus memoriales dirigidos al monarca, el abad había
intentado orientar el trabajo de Rodríguez proporcionando algunas sugerencias
acerca del diseño del nuevo templo. En su opinión, tendría que reproducir, en
la medida de lo posible, la imagen de la iglesia destruida, acomodándose al
hueco de la cueva y sosteniéndose sobre grandes arcos de piedra. Además, con el
fin de impedir otro incendio, sus altares debían evitar la madera, por lo que
estarían realizados de jaspe, mármoles, estucos y pinturas. En su propuesta el
abad reflejaba la voluntad del cabildo e intentaba concertar dos aspectos de
difícil conciliación.
Covadonga en una vista general de 1894 (fototipia de O. Bellmunt). |
Postales MUSÉU DEL PUEBLU D'ASTURIES |
Finalmente, el arquitecto firmó los planos de su proyecto para
Covadonga el 27 de febrero de 1779, aunque no fueron aprobados por la Cámara de
Castilla hasta el año siguiente, el 17 de julio de 1780. Es posible que esta
demora estuviese justificada por la necesidad de adiestrar al maestro asturiano
Manuel Reguera (1731-1798), quien, como había sucedido ya en otras ocasiones,
sería el responsable de ejecutar el proyecto. En cualquier caso, Rodríguez
había elaborado un proyecto que, pese a atender algunas peticiones del abad,
como el mantenimiento de la multiplicidad de funciones de la iglesia, el empleo
de material no combustible o la limpieza de la ladera, suponía un cambio
radical de la imagen tradicional del santuario e ignoraba la exigencia
prioritaria del cabildo, que siempre había pensado en un templo encajado en la
cueva. Pese a haber realizado dos juegos de planos, los dibujos originales de
Rodríguez no han llegado hasta nosotros y sólo podemos estudiarlos gracias a
las reproducciones fotográficas realizadas con anterioridad a la pasada Guerra
Civil. Estas láminas muestran un proyecto ambicioso y renovador, concebido como
prototipo para la reforma artística y respetuoso con los significados
tradicionales del santuario. El arquitecto situó su obra delante de la cueva, que recuperaba su
apariencia natural y donde permanecería la imagen de la Virgen. De este modo,
la gruta se convertía en un lugar inaccesible para el fiel, pero potenciaba su
valor como espacio sagrado unido con la imagen de María y objeto de la
contemplación del fiel desde un gran ventanal de la nueva iglesia.
El proyecto de Ventura Rodríguez en Covadonga |
El conjunto diseñado por Rodríguez se componía de tres cuerpos
superpuestos. La zona inferior constituía el basamento de toda la obra e
incluía un gran cauce artificial o alcantarilla para recoger el agua que manaba
de los sudaderos de la montaña y conducirla hasta la cascada dispuesta en la
fachada. Además, este cuerpo acogía también los accesos en forma de rampas. En
este nivel el arquitecto abordaba una meditada transformación del paisaje para
acomodar su obra al entorno natural y fue la única parte que se materializó. El segundo cuerpo era un gran cubo cerrado que ascendía hasta la altura
de la casa de novenas y estaba destinado a mausoleo de Pelayo. En su interior
se ubicaría un gran obelisco con los restos del héroe, que hasta entonces
habían permanecido en la cueva, y a su lado se dispondrían varios nichos para
enterramientos de privilegio del santuario. El carácter sombrío de esta pieza
acentuaba la idea de cripta y la presencia de los restos mortales de Pelayo la
convertían en el eje fundamental del conjunto. El cuerpo superior era una gran iglesia de planta centralizada cubierta
con cúpula sobre tambor, precedida por un pórtico tetrástilo e inspirada en el
Panteón romano, aunque sus soluciones remiten a ejemplos barrocos precedentes.
El interior estaba recorrido por un deambulatorio anular de columnas que
insistía en el eje vertical de la obra, pero disponía también de un eje
longitudinal, enfatizado por la colocación del trascoro, que orientaba hacia el
gran ventanal dispuesto frente a la cueva.
Recreación de cómo quedaría el proyecto de Ventura Rodríguez en Covadonga. |
El santuario trazado por Ventura Rodríguez exigía al peregrino un
recorrido iniciático, que pasaba por la penumbra del mausoleo de Pelayo, se
abría a la luz del valle y penetraba en el interior de la iglesia para
disfrutar de la visión distanciada de la gruta. Nada tenía que ver con la
imagen tradicional del templo de madera, pero integraba la tradición religiosa,
el significado histórico y la reforma artística en una propuesta original,
renovadora y prerromántica. No obstante, el protagonismo de Pelayo y el mantenimiento
de la imagen de la Virgen en la cueva, que devaluaba el contenido religioso del
templo, convertían la obra en un auténtico monumento a la corona. Lamentablemente, un presupuesto desacertado, una financiación
deficiente y, sobre todo, la tenaz oposición del cabildo a una obra que
desdeñaba la imagen tradicional del lugar y apostaba por una interpretación más
laica del santuario frustraron su ejecución y nos privaron de una de las
creaciones más relevantes de la arquitectura española.
Postal de la estación del Repelao del tranvía a Arriondas MUSÉU DEL PUEBLU D'ASTURIES |
FUENTE: VIDAL DE LA MADRID
ÁLVAREZ
Vidal de la Madrid. (Foto: El Comercio)
(Catedrático De Historia Del Arte
De La Universidad De Oviedo)
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Biografía
de Ventura Rodríguez
Dibujo de Buenaventura Rodríguez Tizón |
(Ciempozuelos, España, 1717 - Madrid,
1785) Arquitecto español. Su trayectoria se sitúa a caballo entre dos grandes
corrientes artísticas: el barroco y el neoclasicismo, en las que se inscriben,
respectivamente, las obras de sus inicios y las realizadas a partir de 1760.
Se formó con los arquitectos italianos y
franceses que trabajaban en España para los Borbones, en particular con Juvara,
y en 1736, a la muerte de éste, Fernando VI lo nombró arquitecto y delineante
mayor de las obras reales. A este período corresponden sus obras barrocas, como
la capilla del Palacio Real de Madrid, el Transparente de la catedral de Cuenca
y la remodelación de la basílica del Pilar, en Zaragoza, realizaciones todas
ellas en las que aplicó los complicados trazados del barroco italiano, basados
en el predominio de la línea curva. Tras el fallecimiento de Fernando VI
dejó de trabajar para la realeza, y fue tal la cantidad de encargos que
recibió, sobre todo de particulares, que sus obras se encuentran repartidas por
toda España. Hacia 1760, la obra teórica de Blondel influyó decisivamente en
sus concepciones, hasta el punto de que abandonó la tendencia barroca y se
convirtió en un abanderado de la neoclásica, con una serie de trabajos en que
repitió a menudo los mismos esquemas. Entre sus creaciones de esta segunda
etapa destacan la iglesia de los Agustinos de Valladolid, el palacio del duque
de Alba en Madrid, y, sobre todo, la fachada de la catedral de Pamplona, con
una portada plenamente clasicista, a base de columnata y frontón, y dos
torres-campanario (vestigio de su etapa barroca) que confieren verticalidad al
conjunto.
Se le considera, junto con Juan de
Villanueva, el principal representante del neoclasicismo en la arquitectura
española, pero sus realizaciones barrocas poseen también un gran peso
específico, en modo alguno desdeñable. Fue, en todo caso, el principal
arquitecto español hasta la aparición de Villanueva.
FUENTE:
https://www.biografiasyvidas.comVentura Rodríguez por Goya- (Liceus) |
_______________________________________________________________________
_______________________________________________________________________
NOTA: Si te ha interesado
esta entrada y quieres preguntar, comentar o aportar algo al respecto, puedes
dejar un comentario o escribir a mi dirección de “correo del blog” con
la seguridad de ser prontamente atendido.
¡¡¡Difunde “El blog de Acebedo” entre
tus amistades!!!
Sígueme en:
·
§ - Twitter – “El
blog de Acebedo”
No hay comentarios:
Publicar un comentario