Los dineros de Roma
Monedas Romanas. En la serie SALVIS AVGG ET CAESS FEL KART, cada oficina
labró numerario a nombre de uno de los monarcas, y vemos que el augusto,
Diocleciano, fue en la primera A, Maximiano en la segunda B, Constancio Cloro
en la tercera Γ (Gamma) y Galerio en la cuarta Δ (Delta). https://www.revistaesfinge.com |
Las monedas suelen estar siempre entre los hallazgos materiales que más
agradecen los arqueólogos porque aportan mucha información sobre la
antigüedad real de los yacimientos y además al público le gusta verlas
en los museos más que los otros objetos que se sacan de la tierra y que a
los ojos de los profanos no son más que trozos de cacharros rotos,
fragmentos de hierros sin forma definida o piedras con alguna
abreviatura en latín, que al visitante no le dice nada
Los emperadores
romanos las utilizaron como la mejor vía de propaganda porque pasan de
mano en mano y todo el mundo las cuida, de modo que plasmaron en ellas
sus retratos y los de sus mujeres y sus hijos con un realismo que para
sí quisieran los euros y en sus reversos grabaron las imágenes de los
dioses y celebraron las victorias militares, los acontecimientos
familiares y hasta las buenas cosechas y el final de las epidemias. Algunos
de estos mandatarios ordenaron fundir a lo largo de sus vidas cientos
de ejemplares diferentes y por eso han llegado tantos hasta nuestros
días. En nuestras Cuencas la relación de las que se han hallado también
es extensa, pero desgraciadamente casi todas se han perdido y sólo
podemos saber que existieron por el recuerdo de los vecinos o las
anotaciones de los eruditos que las tuvieron en sus manos. Ilustración de Alfonso Zapico |
Denario de Tiberio PONTIF MAXIM. http://www.imperio-numismatico.com
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Saliendo de Mieres, en las proximidades de Santibáñez de Murias (Aller), se descubrió en el siglo XIX un lote de más de un centenar de monedas de cobre y plata de los tiempos de Augusto y Tiberio y en el castro del Picu Castichu, de Cabezón (Lena) por la misma época apareció otro un tesorillo junto a "cuchillos y una piedra de moler". Los Castiechos, de Pola del Pino y el mismísimo cementerio de Soto, son otros dos lugares alleranos, también marcados por los hallazgos casuales, pero de los que no podemos dar más datos. Más suerte tenemos con el depósito monetario que se encontró en Langreo en 1865 y que recogía piezas de distintas épocas y de pequeño módulo, porque alguien anotó en su momento que las más antiguas llevaban la efigie de Constantino, por lo que nos encontraríamos ante una colección posterior al año 306. Y lo mismo en el Castiechu, en Lena, donde actualmente se levanta la iglesia de Santa María, donde también aparecieron monedas datadas entre el 253 y el 337 con efigies de Galieno, Claudio el Gótico y otros emperadores de la decadencia, que seguramente se ocultaron intencionadamente y demuestran que el lugar estuvo habitado mucho antes del siglo XI, cuando aparece citado en documentos escritos.
Denario Romano. https://www.lavozdeasturias.es
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La verdad es que el panorama de la colección es muy pobre para lo que se espera de un campamento romano, aunque hay que aclarar que en estas excavaciones, a no ser que haya un golpe de suerte y se dé con un depósito destinado a pagar a la tropa o escondido intencionadamente, lo que se puede encontrar no es otra cosa que lo que fueron extraviando casualmente los legionarios acampados, pero así y todo, en este caso solo hablamos de cuatro piezas. Una es un denario de Julio Cesar acuñado entre el 49-48 antes de Cristo que representa en su anverso un elefante y en su reverso varios objetos de los que usaban los sacerdotes en las ceremonias religiosas. Fue acuñada en una ceca móvil para pagar a las legiones que le acompañaron en Las Galias y lo del paquidermo tiene la curiosidad de que es un símbolo del propio Cesar que, republicano como era, no se atrevía a poner todavía su efigie en las monedas y colocaba la figura de este animal cuyo nombre sonaba en alguna lengua bárbara muy parecido al del jefe romano. Es un ejemplar muy corriente, cuyo precio no pasa en las numismáticas especializadas de los 100 euros, como los otros hallados en La Carisa, pero su valor real, como se pueden suponer, lo da el lugar en que se encontraron y la información que de ellas puede obtenerse a la hora de saber por que caminos habían andado antes las legiones que nos visitaron en aquella campaña.
Ilustración de Alfonso Zapico |
Otros dos son bronces de la época de Augusto, el primero acuñado en Celsa, en el valle del Ebro, y presenta en su anverso el busto del emperador y en el reverso un toro; el segundo se mandó fundir en una ciudad de lo que hoy es Francia y en ella vemos en el anverso las cabezas de Augusto y Agripa mirando respectivamente a izquierda y derecha y en el reverso la proa de un barco bajo un medallón. Por las inscripciones correspondientes que rodean estos motivos se han datado el uno antes del año 27 antes de Cristo y el otro pocos años más tarde. La tercera es una de las emisiones imperiales de Publio Carisio, el legado que da nombre a nuestro paraje y se acuñó 23 años antes de nuestra era en la ceca de Emérita Augusta -ya saben, Mérida-, que acababa de fundarse con legionarios veteranos y, como un Benidorm clásico, contaba con todos los atractivos para pasar una buena jubilación.
Pero la que más me gusta es un As, también de bronce, que luce en su anverso la figura de Jano, el dios guerrero de las dos caras, y en el reverso la proa de un barco, uno de los símbolos de la República romana. La mando fundir Cneo Pompeyo tras la batalla de Munda, que se desarrolló en un lugar aún no determinado, pero que seguramente estaba emplazado entre Córdoba y Sevilla, en marzo del año 45 antes de Cristo.
Pompeyo Magno, o el Grande, fue uno de los personajes más importantes
de los últimos tiempos de la República romana. Pertenecía a una importante
familia de Roma y era hijo de Cneo Pompeyo Estrabón, quien a pesar de su origen
rural había adquirido el rango de senador, alcanzando el título de cónsul el
año 89 a.C. http://numisarchives.blogspot.com
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Ilustración de Alfonso Zapico |
FUENTE: ERNESTO BURGOS - HISTORIADOR
Ernesto Burgos Fernández (historiador).
Nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957. Licenciado en Geografía e
Historia por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de Estudios Avanzados en
Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas mineras del sur de
Asturias» 2006).Profesor de Educación Secundaria, ha trabajado en los
institutos «Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino
de La Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES
«Mata Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador mierense fue
distinguido con el reconocido galardón anual de
“Mierense del año”.
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