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Ilustración de Alfonso Zapico |
El tiempo no perdona a la memoria y a estas alturas los testigos
que pueden contar los acontecimientos de los años treinta en Asturias
-República, Revolución, guerra, represión- ya son sólo un puñado de
nonagenarios, por ello a la hora de estudiarlos debemos recurrir al
trabajo de investigación que reemplaza los testimonios directos
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Ilustración de Alfonso Zapico |
https://www.lne.es
Y aquí
viene el problema, porque la historia se está utilizando cada vez con
más frecuencia como instrumento de propaganda política y hay quien
deforma hechos o incluso los inventa con tal de arrimar el ascua a su
sardina. Hoy traemos a esta página un episodio acaecido en octubre de 1931 en
Mieres, que sirve como ejemplo de lo que les estoy contando y de paso
vale también para repasar el nivel de enfrentamiento ideológico que
vivía en aquel momento la izquierda asturiana y que nos recuerda
demasiado lo que vemos actualmente. Se trata del llamado «Pleno del
Novedades», aunque seguramente su escenario real fue el teatro Pombo.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
Recordarán ustedes que en 1910
Manuel Llaneza fundó el SOMA en el
corazón de las Cuencas, una organización en la que los mineros
encontraron, por fin, un marco adecuado y unitario para organizarse en
la defensa de sus derechos, pero la ilusión duró poco y tras el fracaso
de la huelga revolucionaria de 1917 ya se produjeron las primeras
fisuras en su seno. La crisis interna, unida a las noticias que llegaban
de Rusia, fue alimentando un grupo de tendencia comunista que logró
convocar un congreso extraordinario en agosto de 1921 y allí cogieron a
Manuel Llaneza con el pie cambiado, logrando el cese de su comité
ejecutivo, que fue sustituido por uno nuevo de tendencia prosoviética.
Ya supondrán que la aventura les duró poco; el aparato del sindicato era
duro de pelar y en octubre Llaneza volvía ser secretario general,
llevando con él a
Belarmino Tomás como presidente, pero la herida ya no
podía cerrarse y seis meses más tarde los socialistas decidían la
clausura de 21 secciones de la organización, en las que comunistas y
anarquistas eran mayoría.
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Belarmino Tomas visto por Adolfo Zapico |
Los expulsados decidieron entonces agruparse en el Sindicato Único de
Mineros de Asturias (SUM), constituyéndolo en La Felguera el 18 de
noviembre de 1922 bajo la protección de la CNT, y desde ese momento el
enfrentamiento entre las dos organizaciones fue una constante que llevó a
situaciones como el desahucio de los locales que obligó a los
militantes del SUM a reunirse en los chigres (seguro que están pensando
que el Partido Comunista repite ahora la misma historia). Luego, actitudes como la postura conciliadora de Llaneza con la
Dictadura de Primo de Rivera y el acontecimiento inesperado de su
muerte hicieron que algunos mineros partidarios de una línea más
combativa abandonasen las filas del SOMA haciendo crecer las del
sindicato rival. Una prueba evidente del desgaste socialista llegó con
las elecciones de la representación obrera para la dirección del
Orfanato, en las que los dos candidatos comunistas sólo fueron superados
por Llaneza y dejaron por debajo a sus acólitos Amador Fernández y
Belarmino, venciendo además holgadamente en el valle de Turón. Así llegó el SUM a la II República, fortalecido en su militancia, pero
dividido en lo ideológico. Pronto, la ambición del PCE por controlar una
organización tan atractiva para sus intereses acabó chocando con las
bases y los socialistas desencantados que decidieron plantar cara a los
autoritarios, y, para acabar de enrarecer el ambiente, los anarquistas
reunidos en el pleno regional de la CNT decidieron auto-expulsarse del
sindicato.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
Ante esta situación, fue convocado un congreso extraordinario que se
fechó para el 11 de octubre de 1931 en Mieres. En los trabajos de
investigación que recrean esta época se conoce a este episodio como «el
pleno del Novedades», por haber tenido como escenario el patio de
butacas de este cine, pero a uno, que a estas alturas ya desconfía de
muchas cosas, le ha dado por acercarse a la hemeroteca y acaba de ver
con sorpresa que según el diario «El Noroeste», que recogió la
información del congreso a los dos días de su clausura, la tumultuosa
reunión no fue allí, sino en el teatro Pombo. Hace ya muchos años que la
piqueta se llevó a los dos y por ello los más jóvenes deben saber que
apenas se distanciaban 50 metros, pero no cuesta nada corregir el dato.
Ahora veamos qué pasó ese día. La sesión se abrió a las 11 de la mañana con la intervención del
vicepresidente del comité sindical, José Prieto, quien explicó los
motivos de la convocatoria, y a continuación se recogieron las
credenciales de los delegados que pertenecían a cinco comités comarcales
y las secciones de Carcarosa, Acebedo, Ablaña, Urbiés, Güeria de
Urbiés, Santa Cruz, El Visu, Moreda, La Zorera, Pola de Lena, Vega del
Rey, Sotiello, Mieres, Santa Rosa, Sama, Lada, Requexáu, San Andrés,
Boo, La Tejera, Turón, Requejo, Villayana, Figaredo, Barros, La Nueva,
Carbayín, Blimea, La Felguera, San Tirso, La Nava, La Braña, Tudela
Veguín, La Ceposa, Los Pontones, Ujo, El Carbayu, Tras el Cantu,
Piñeres, Coto Raso, Teverga, Ribota y Riosa.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
Hoy seguramente nos sorprende encontrar en esta lista aldeas que ya
están prácticamente deshabitadas y que entonces contaban con su propia
sección sindical, pero hay que pensar que muchas familias de otras
regiones establecieron sus residencias en estos lugares en función de su
proximidad a las minas y se fueron unas décadas más tarde cuando las
explotaciones fueron cerrando. En fin, volvamos a la reunión: las primeras horas se desarrollaron en
medio de un ambiente tenso en el que se fueron leyendo cartas de
adhesión enviadas por otros colectivos obreros desde diferentes puntos
de Asturias e incluso de los compañeros que permanecían en la cárcel
provincial desde la última huelga, hacía ya 4 meses. Luego la cosa fue
subiendo de tono cuando se pidieron explicaciones a cinco secciones por
haber participado en otro pleno celebrado con anterioridad en La
Felguera sin autorización del sindicato; aquí ya quedaron claras las
posturas de los dos sectores y después de varias intervenciones subidas
de tono, los militantes que habían estado allí acabaron siendo excluidos
de la organización.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
Entonces pidió la palabra la delegación de la CNT, encabezada por
Segundo Blanco y Avelino González, que habían acudido sin ser invitados.
Avelino se dirigió a los asistentes pidiendo en primer lugar la
solidaridad económica con los presos de Oviedo, para entrar rápidamente
en la cuestión de los expulsados de La Felguera, mientras su
intervención era interrumpida constantemente por los militantes
comunistas, hasta que en medio del follón pudo oírse claramente una voz
de uno de los miembros del Comité Sindical Minero: «Estamos rodeados de
enemigos de abajo, de arriba y del medio». La respuesta de Ceferino Rey, otro destacado militante de la Tercera
Sindical Roja, fue recordar a los congresistas que en el último congreso
se había acordado abandonar la CNT, y que su representación nada tenía
que hacer en las deliberaciones; entonces aumentó el escándalo y los
enfrentamientos entre los partidarios de que los cenetistas
permanecieran y los que querían expulsarlos definitivamente. Cuando las palabras gruesas ya eran casi los únicos argumentos de los
discrepantes, alguien se sacó una carta de la manga pidiendo silencio
para dar lectura a un manifiesto suscrito por 62 militantes felguerinos
descontentos con la representación de su sección, criticando a la CNT y
pidiendo el ingreso en la Internacional Roja.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
A aquellas alturas, entre
el descontrol general y con una presidencia absolutamente incapaz de
poner orden, Segundo Blanco y Avelino González volvieron a solicitar su
turno para defenderse de las acusaciones que se acababan de oír, pero se
les negó el derecho a la palabra y, en consecuencia, los anarquistas
decidieron abandonar la sala. A las 3 de la tarde se cerraba en falso el pleno del Pombo con el
triunfo pírrico de los comunistas, que pasaron a controlar el SUM,
aunque tardaron un año en solicitar el ingreso en la Internacional
soviética. Después vino el fracaso de la Revolución en octubre de 1934,
la consiguiente represión y el ascenso del fascismo, que acabaron
forzando de nuevo la unidad de los mineros marxistas y, así, a finales
de 1935 el SUM volvía a integrarse en el SOMA. Seguro que ustedes siguen
por la prensa los conflictos internos que se viven en CC OO y asisten
sorprendidos al espectáculo entre las familias de IU. Como ven, la
izquierda no aprende nunca.
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Ilustración de Alfonso Zapico |
FUENTE: ERNESTO BURGOS - HISTORIADOR
Ernesto Burgos Fernández nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957.
Licenciado en Geografía e Historia
por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de Estudios Avanzados en
Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas mineras del sur de
Asturias» 2006).Profesor de Educación Secundaria, ha trabajado en los
institutos «Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino
de La Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES
«Mata Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador mierense fue
distinguido con el reconocido galardón anual de
“Mierense del año”.
Alfonso
Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance.
Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del
Principado de Asturias (Aula Didáctica de
los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de
Asturias y Poitou-Charente (Francia). Realiza ilustraciones, diseños y campañas
para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es
ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…).
Se estrena en 2006 con un álbum de corte
histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo
publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción
determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto
palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James
Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011),
que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno
de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).
Vive en la localidad francesa de
Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri,
2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se
encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que
constará finalmente de tres tomos.
Esta magnífica obra es un autentico
tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros
de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador
de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos
y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a
la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte".
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