Clausuran los periódicos progresistas y retorna de París la Virgen
de Covadonga
Las brigadas navarras desfilan por las calles de Gijón tras el triunfo franquista. (biblioteca nacional) |
Los tejados de las casas fueron
cubiertos con sábanas y lienzos blancos de paz al finalizar la contienda y se
restablecieron las comunicaciones y los servicios
Llegada de la cuarta brigada de requetés de Navarra a la plaza del Instituto |
La ciudad entraba en una nueva etapa de su historia. Sábanas y lienzos
blancos de paz cubrían los tejados. Mientras los periódicos progresistas como
"El Noroeste" y "La Prensa" eran clausurados sin más ni
más; otros trataban de llenar el espacio dejado por tan dignas publicaciones
que siempre defendieron las libertades de los ciudadanos. El 21 de octubre de
1937 apareció "Mar", del Movimiento Nacional, que en su cabecera
ostentaba el título de "De Oviedo para Gijón" y el monograma del yugo
y las flechas, con fotografías de Francisco Franco y José Antonio Primo de
Rivera. Poco tiempo duró este diario, ya que el 19 de octubre fue sustituido
por "Voluntad" (también, claro, del Movimiento Nacional), bajo la
dirección de Miguel Seminario Rojas, aunque muy pronto se haría responsable de
él Joaquín Alonso Bonet, quien había estado también preso en el barco
"Luis Caso de los Cobos". No fueron fáciles aquellos años de la
contienda para los periodistas. En su lecho de muerte en Porceyo, envuelto por
un camisón blanco, el poeta Alfonso Camín me preguntó:-¿Qué ha sido de Javier,
aquel chico periodista?.
Joaquín Alonso Bonet |
En su nebulosa mental en la que ya no había tiempos, Camín se
interesaba por el combativo periodista madrileño Javier Bueno, a quien le
habían detenido y torturado obligándole a comer hojas del periódico, lo que
hizo comentando irónicamente que no sabían nada mal. El 20 de octubre de 1937
también logró huir en un barco acompañado por todos los miembros de su
redacción.
Tres periódicos en la casa de los Clotas. Juan Ramón Pérez de las
Clotas así recordó aquellos tiempos en sus memorias escritas por Javier Morán y
publicadas en LA NUEVA ESPAÑA: "Tras acabar la guerra en Asturias y como
todos los muchachos de mi ámbito de amigos, nos hacemos miembros del Frente de
Juventudes, la Falange para los chavales. En honor a la verdad debo decir que
aquello contribuyó a mi formación moral y recuerdo cómo en los campamentos,
insólitamente, se rezaba todas las noches la oración de los caídos por los
muertos de uno y de otro bando, cosa que no se suele recordar. Es en esa época
cuando empieza mi decantación por el periodismo, aunque tenía raíces
anteriores. Por la vocación política de mi padre hubo siempre gran curiosidad informativa
en mi casa y habían entrado a diario tres periódicos, cosa insólita en una
familia de la época. Llegaba "El Noroeste", periódico republicano y
melquiadista; "La Prensa", el diario informativo, y "El
Sol", de Madrid".
Ilustración de Alfonso Zapico |
Los nuevos mandatarios de la ciudad. Tras ser restablecidas las
comunicaciones, de la Alcaldía se hizo cargo provisionalmente Alberto Menéndez
y Fernández Setién, a las órdenes del comandante militar de la plaza. Asimismo
volvieron a funcionar los servicios más indispensables como el abastecimiento
de aguas, el alumbrado y los tranvías que empezaron a prestar de nuevo servicio
media hora después de haber entrado las tropas de las Brigadas Navarras en
Gijón. El 8 de noviembre fue constituida una gestora municipal compuesta por el
alcalde, Paulino Vigón Cortés; el delegado de Gobierno Interior y Ceremonial,
Julio Gavito Arroyo; el delegado de Beneficencia y Sanidad, doctor Avelino
González Fernández; el delegado de Cultura, Antonio González Cobo; el delegado
de Hacienda, Julián García Fernández; el delegado de Luz, Agua y
Alcantarillado, Oscar de la Riera Acebal; el delegado de Policía Urbana, Manuel
García Rodríguez y el delegado de Policía Rural, Julio Paquet Cangas. En cuanto a la constituida Jefatura Local del Movimiento Nacional, el
21 de octubre de 1937 quedó compuesta por Rafael San Juan Roqués, Julio Paquet
Cangas, Roberto Paraja, Fernando Cangas García, Jesús Rodríguez Navia, José
María Basterrechea, Manuel Martínez de la Vega, Julián Gómez Elisburu, Diego
Cabezudo, Paulino González Saavedra, José María Álvarez Cascos y José Miguel
Llorca.
Ilustración de Alfonso Zapico |
La primera misa celebrada en Gijón tras la Guerra Civil fue en el Campo
Valdés. El Cronista Oficial de Gijón, Joaquín Alonso Bonet, quien asistió a la
ceremonia religiosa, escribió que "el Campo Valdés estaba totalmente
ocupado por los fieles y constituyó una emocionante manifestación de fe
cristiana. El altar estaba situado sobre las piedras del templo parroquial
destruido durante los sucesos de 1936. Se emprendió inmediatamente una campaña
encaminada a restablecer el culto en las tres parroquias de la población, cuyo
resultado permitió que se instalaran, provisionalmente, la de San Pedro en la
Colegiata de San Juan Bautista; la de San José en el primer piso del número 2
de la calle de Langreo, que eran las oficinas de López de Haro; y la de San
Lorenzo, en los bajos de la Delegación del Centro Asturiano de La Habana, en
Begoña."
José Félix de Lequerica y Erquiza |
El retorno a Gijón de la Virgen de Covadonga. El embajador de España en
París, José Félix de Lequerica Erquiza fue quien encontró a la Virgen de
Covadonga. Así se informó sobre el hallazgo: "La imagen de la Santina fue
descubierta el 25 de marzo en París. Estaba en uno de los desvanes de la
Embajada de España. El señor Lequerica envió al Generalísimo detalles sobre el feliz
hallazgo. Según la ilustre esposa del Caudillo, en referencia hecha al alcalde
de Oviedo, los rojos llevaron al edificio de la citada embajada varias cajas
conteniendo tesoros artísticos asturianos robados. Cuando el señor Lequerica
examinó aquellas cajas observó que estaban abiertas y vacías. Sólo una, con el
rótulo La Virgen de Covadonga, quedaba intacta. Una vez abierta la caja se vio
que contenía la imagen, pero sin corona".
La Virgen de Covadonga por las calles de Gijón |
Después de su estancia en el Ateneo Casino Obrero, de donde la llevaron
a París, la Virgen de Covadonga retornó el 27 de junio de 1939 entrando a
hombros y escoltada por la Guardia Civil, tras haber pasado siete días en la
Catedral de Oviedo. Patricio Adúriz dejó escrito en su libro "Crónica de
la calle Corrida" que "Nuestro alcalde Paulino Vigón Cortés la saludó
en nombre de la villa de Gijón. Ayuntamiento en Pleno bajo maza y las
autoridades de rigor? Marineros, arcos, espadañas, baldaquinos, poesías,
trípticos, himnos, colegiales, luminarias y, procesionalmente, el famoso tambor
de la Abadía de Cenero, José Sánchez, quien marcaba el paso de los
enfervorizados fieles redoblando el parche como él sabía. En la calle Corrida,
el gran barítono Marcos Redondo cantó un Ave María en su honor".
El Club de Regatas en Gijón |
En todos los balcones lucían colgaduras y el Club de Regatas no quiso
ser menos y encargó una monumental Cruz de la Victoria de flores a "Casa
Múgica", que hizo un excepcional trabajo, pero que luego pasó una
desorbitada factura que fue protestada, ya que las arcas de la entidad no
estaban preparadas para semejantes dispendios económicos.
Manuel Sánchez Noriega, el Coritu. (Fotografía cedida por Manuel Sánchez Sotres) |
El salvador de la Santina fue fusilado en Gijón. Sin embargo, el
auténtico salvador de la Santina corrió peor suerte. A pesar de que la
actuación de Manuel Sánchez Noriega "El Coritu" -quien
era de Cangas de Onís y de ahí su arrojo para proteger a la Virgen de
Covadonga- con el personal civil durante la contienda fue más que correcta, ya
que se ocupó personalmente de evitar represalias contra conocidos derechistas
de la zona de Onís. Ante la propaganda oficial de que sólo los culpables de delitos de
sangre pagarían, Sánchez Noriega -quien había participado en la lucha final
desde los fortines de Tarna- se lo creyó a pies juntillas por lo que aceptó el
salvoconducto de Belarmino Tomás y se embarcó en el mismo pesquero en que huían
Arturo Vázquez y Lucio Deago, entre otros jefes.
Belarmino Tomás logró escapar sin ser capturado. Más tarde, en octubre de 1937, siendo presidente del Consejo Soberano de Asturias y León, también volvería a huir. Ilustración de Alfonso zapico |
Todos los que sobrevivieron a la fatídica Guerra Civil tuvieron que
seguir mirando hacia adelante. Que nunca más vuelva a ocurrir una contienda
así. El odio, la destrucción y la muerte no resuelven los problemas de un país.
Viva la vida
Juan Ramón Pérez Las Clotas (1924-2012) |
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