Las huellas que nos guían  |
Cruce de caminos. Huellas en los arenales de la ría de Villaviciosa en bajamar. Playa de Bohome. Foto:
Miki López. Del libro nº 6 de la "La Cultura Castreña" editado por La
Nueva España. Página 64 |
Cuando las pleamares llegan a su última frontera las huellas de pisadas en el arenal se van con el Cantábrico. Y la ría de Villaviciosa y las playas del entorno se reinventan, vírgenes, con la capacidad regeneradora que solo posee la Naturaleza |
LA PAZ DEL CAMPO. En la subida al Fito, muy cerca del castro
de Caravia, con el mar al fondo, y entre verdes y azules; abajo, el pueblo de
Duesos. Foto: Miki López. Del libro nº 6 de la "La Cultura Castreña"
editado por La Nueva España. Página 66.
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El Blog de AcebedoLas huellas se borran para nuestros ojos, pero no deja de ser un espejismo. Las vemos desaparecer, borrón y cuenta nueva en la gran pizarra de la costa asturiana, pero las huellas nunca se van del todo. En esa ría maliayesa, como en la del Eo, la del Navia o la del Nalón, como en la desembocadura del Sella y del Deva, o en la ensenada de la Campa Torres, pisaron viejas gentes en tiempos tan remotos que la memoria se quiebra e invita al olvido. Mala cosa esa de olvidar porque de la desmemoria nosotros somos las primeras víctimas. Las rías son espacios de fusión: aguas saladas y aguas dulces, mares y tierras... Paisajes cíclicos que marcan la vida del ser humano y que, por pura cercanía, forman un todo.