Cuando la Constructora hacía barcos
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Años 1952/1954 - Monte Coroña antes de construirse Juliana Constructora Gijonesa. Facebook - Juliana Constructora Gijonesa. |
En el año 2010 el
astillero “Juliana constructora”, de la bahía de Gijón bajó el telón de una
actividad industrial que se inició frente a la mar de El Natahoyo en 1888 |
El vapor «Antonio López», el primer barco de Constructora Gijonesa, listo para su botadura en la grada del astillero. La Nueva España |
La Nueva España
Con la segunda pleamar del 27 de abril del año 2010, salió
de Factorías Juliana, en El Natahoyo, el casco del cementero «Cristina
Masaveu», el último barco construido en Juliana, (el único astillero que quedaba en Gijón en aquella época), para
ser rematado en las instalaciones navales cántabras de Astander. Juliana entró en concurso de acreedores en mayo de 2009 con
una deuda de 60,07 millones de euros, que se incrementará (aproximadamente) en
otros 41,1 millones cuando se materializó la cancelación de su último buque
contratado, el 535. El 8 de octubre del año 2010, el Juzgado de lo mercantil
número uno de Oviedo daba paso a la liquidación de Juliana, con una deuda
acumulada de 105 millones de euros. Principio del fin, de un astillero nacido
en 1911 en el seno de la empresa Constructora Gijonesa. La liquidación judicial
de Factorías Juliana terminaba con un siglo y medio de historia industrial en
la bahía de Gijón, como remate a la reconversión de los años ochenta. La ciudad
de Gijón asistiría estupefacta a la culminación de una historia industrial que
se inició hacia 121 años a la vera de la mar de El Natahoyo, entonces parroquia
de Jove.
El año 2009, pasó a la historia de Gijón por ser el que
asistió el definitivo declinar de uno de los sectores productivos que hicieron
de Gijón una gran ciudad industrial: el de la construcción y reparación de
buques. Al definitivo cierre, a mediados del año 2009, de Naval
Gijón, se sumaba la bajada del telón en la factoría naval aneja al monte
Coroña: la antigua Juliana Constructora Gijonesa. El 15 de agosto de 1897, el mismo año de su salida a la
calle, el diario republicano «El Noroeste» publicó un número extraordinario
dedicado a la colonia veraniega, a modo de una sucinta reseña de lo que fue
y es Gijón. En una de las páginas del
"extraordinario" podemos leer una breve
historia de la Fábrica de Maquinaria, Fundición, Calderería y Dique Seco de
Cifuentes, Stoldtz y Compañía:
"La Fábrica de construcción de maquinaria y
calderas de vapor que desde el año de 1855 hasta 1888 era propiedad del señor
D. Anselmo Cifuentes, se constituyó en Sociedad bajo la razón social de
Cifuentes, Stoldtz y Compañía, trasladándose en aquella fecha al Natahoyo, en
donde, inmediato a los nuevos talleres, construyeron un Dique seco para la
reparación de buques".En un libro ya clásico sobre la historia industrial de Gijón
y sus puertos: «Industria y espacio portuario en Gijón. Tomo I», escrito por
Ramón Alvargonzález, profesor del Departamento de Geografía de la Universidad
de Oviedo, y publicado por la Junta del Puerto de Gijón en 1985, su autor
repasa la creación de los astilleros que llegarían a ocupar toda la fachada
costera entre la dársena de Fomento y el propio puerto exterior de El Musel:
"En 1902 creó un astillero en La Calzada la sociedad comanditaria Riera,
Menéndez y Cía., y cuatro años después lo hizo en El Natahoyo, en el extremo
oriental de la concha junto a los muelles de Fomento, la sociedad Astilleros
del Cantábrico. Finalmente, en 1911, y en un emplazamiento contiguo al dique de
Stoldtz, la empresa Constructora Gijonesa creó un cuarto astillero". |
Vista panorámica desde las oficinas generales en los años 30 (aproximadamente). La Nueva España |
Es decir, entre 1888 y 1911 la parte occidental de la bahía
vería la instalación de cuatro factorías navales, a las que, con el correr de
los años, se unirían las de Ojeda y el llamado varadero de Ortea, ambas en el
Fomento, y Marítima del Musel, en territorio de Jove. Los dos primeros desaparecieron años antes de que se pusiera
en marcha la reconversión del sector naval, que se llevó por delante las
factorías de Cantábrico y Riera (fusionadas) en los años ochenta del siglo
pasado, y propició la fusión de Marítima del Musel con el Dique de Duro
Felguera, el viejo astillero creado en 1888, para crear Naval Gijón. Y prosigue Ramón Alvargonzález con su estudio de 1985:
"El
sector de astilleros supone unos 2.500 empleos, de los que algo más de 1.000
corresponden al astillero público, Juliana Constructora Gijonesa, y el resto a
los tres privados". Pero el profesor gijonés ya advertía hace unos 30 años de
que «debido a la crítica situación por la que atraviesa la construcción naval
en España, con una incidencia frontal en la bahía de Gijón, es previsible la
pérdida de algo menos de la mitad del empleo existente». Las previsiones más
pesimistas se quedaron cortas. Juliana, el último astillero de la bahía, tenía
una plantilla al final de 172 empleados.
El catedrático Ramón Alvargonzález Rodríguez, analizó dos
tipos de consecuencias:
- Socioeconómicas,
que se manifiestan de forma inmediata
- Territoriales,
en el medio y en el largo plazo
“Entre las primeras
hay que incluir, la pérdida de empleo directo, la desaparición de empresas
auxiliares y, por lo tanto, la disminución de renta en los barrios en los que
están este tipo de actividades. A su vez el retroceso del pequeño comercio en
el entorno más o menos cercano del astillero y una cierta atonía social en el
barrio donde está el astillero, que ve morir una actividad sin sustitución”. “son la consecuencia de la desaparición de un
uso del suelo que es el industrial y su sustitución por otro uso, que, en este
caso, está cantado: ya hay unos antecedentes que se remontan a veinte años de
transformación de toda la fachada marítima oeste de la ciudad con la creación
de dos playas artificiales, edificios residenciales en primera línea de playa,
un centro de talasoterapia y un acuario adosado al otro astillero histórico
(Naval Gijón)». Por ello, Ramón Alvargonzález considera obvio que «a medio o
largo plazo el uso del suelo que va acabar sustituyendo esa actividad industrial
será de ocio y residencial”. Respecto a los efectos territoriales, el autor de «Industria
y espacio portuario en Gijón», una obra ya clásica que en dos tomos vio la luz
en 1985, publicada por la entonces Junta del Puerto de Gijón, señala que: En otra parte de su estudio de 1985, explicaba el comienzo
del fin del sector naval en Gijón:
“Por su potencia instalada y volumen de empleo se les considera astilleros de tipo pequeño y mediano, y mientras la demanda nacional y extranjera ha sido fuerte su viabilidad no ha presentado dificultades. Pero la contracción de pedidos de nuevas unidades en el segundo lustro de los 70 los ha abocado de forma progresiva a dificultades crecientes que reflejan la fragilidad de su estructura empresarial”. Otro historiador: Rubén Vega, (profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo) señaló que la liquidación de Juliana “era uno de los colofones a la destrucción de la industria en Gijón, como lo pudo ser hace tiempo Mina La Camocha (La Camocha fue una mina subterránea de carbón en el concejo de Gijón, que estuvo en producción desde el año 1935 hasta el año 2008), o Naval Gijón (este astillero cerró a mediados del año 2009). Están muriendo los últimos testigos que quedaban en pie de lo que fue la historia de esta ciudad en los últimos ciento cincuenta años” y recuerda el historiador que “Gijón es lo que es porque aquí hubo puerto e industria, una industria que giraba en torno a la fachada marítima, en la que los astilleros fueron una pieza clave”. Joaquín Ocampo Suárez-Valdés, (profesor de Historia Económica de la Universidad de Oviedo) recordaba en aquella época, que el sector de construcción naval: “conoció profundas transformaciones desde los años setenta», derivadas de «los altos costes energéticos y salariales europeos, que condujeron a procesos acelerados de reconversión y más de una potencia constructora europea asistió al cierre de astilleros "históricos" ante la competencia coreana”, y dejaba una cuestión en el aire: “Tan importante como preguntarse por el fracaso del sector naval gijonés sería interrogarse por las razones del éxito de Armón, grupo de Navia (Asturias)”, empresa que se hizo con el astillero de El Natahoyo en enero de 2011 en un proceso concursal tras entrar en quiebra su anterior propietario, Factorías Vulcano empresa filial de Juliana que de aquella apostaba por la continuidad del astillero , propiedad de la compañía gallega.
El astillero gijonés reanudó su actividad en abril de 2012
tras la firma de un contrato con el empresario astur-mexicano Antonio Suárez
para la construcción de un buque atunero de 80 metros de eslora y 2.000
toneladas de registro, al que siguieron otros ocho para otras tres compañías. Lejos quedan ya los tiempos en los que Constructora Gijonesa
lanzaba a la mar su primera construcción, el vapor «Antonio López», el día 2 de
marzo de 1912, o cuando el 15 de julio de 1915 la infanta Isabel, hermana de
Alfonso XII y tía del entonces rey Alfonso XIII, presidió la botadura del vapor
«Antonieta» y, luego, «presenció el taladro de una chapa de seis milímetros por
medio de la soldadura autógena (...) El obrero Eladio Mencías, que fue el
encargado de este trabajo, trazó un escudo real, con su corona, que después
soldó, en cuyo centro se destacaban las iniciales A. R.». También parecen remotos los días en los que Juliana
Constructora Gijonesa mostraba, en el patio del Centro de Cultura Antiguo
Instituto, a finales de 2000, sus cien años de historia, contados desde sus
orígenes el 6 de diciembre de 1900, preparada para la fabricación y venta de
piedra artificial, mosaicos, mármoles comprimidos, ladrillos, aparatos
sanitarios, depósitos, bidones, construcciones metálicas, material para ferrocarriles,
panteones, rejería y tuberías de hormigón. Toda una historia industrial de
Gijón.
FUENTE: J. M. CEINOS / M. CASTRO. Publicado por la nueva españa el 06-12-2009. ver enlace: ________________________________________________________________________
AUTORES.
José María Ceinos, periodista, redactor de “La Nueva España” de Gijón.
Manuel Castro, periodista, redactor en La Nueva España de Gijón
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García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo
haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.
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En los años 70 del pasado siglo XX, hubo un sacerdote dominico que en pleno auge el tema de los "curas obreros" después del Concilio Vaticano ll, dejó su cargo de director del colegio de los P.P. dominicos de La Felguera, para entrar a trabajar en estos Astilleros, ubicados en el barrio del Natahoyo en Gijón...Se llamaba Guillermo Santomé, y lo conocimos por medio de los cursillos de cristiandad; él era uno de los sacerdotes que decían unas palabras para cerrar las reuniones semanales de cursillos...más adelante nos sumamos al grupo de matrimonios que él dirigía en aquel entonces, donde conocimos a los padres de Leticia Ortiz; la niña, como una más de los hijos de quienes formábamos parte en aquella "escuela de padres"...¡quién nos lo iba a decir!...El padre de Leticia, Jesús Ortíz, es hijo de Menchu Álvarez del Valle, conocidísima locutora entonces en una conocida emisora de radio aquí en Asturias, con la que nosotros contactamos por medio de los cursillos de cristiandad a los que ella, lo mismo que su hijo Jesús también pertenecían...En cuanto al trabajo del P. Guillermo en los Astilleros, me quedó siempre el recuerdo de lo mucho que sufría con problemas, quizá de mala organización, o diversos malentendidos con el personal...Él, con el tiempo, terminó marchando a las misiones por los pueblos del sur de las Américas...Escribió algunos libros, entre ellos hay uno entre los que tenemos por casa titulado "el triunfo de la incompetencia" (reflexiones desde la vida obrera)Salamanca, 1976. Sin duda ha de estar relacionado con su trabajo en los Astilleros del Natahoyo en Gijón. (Acabo de mirar en los estantes de los libros y he dado con él...y voy a volver a leerlo ahora que me ha picado la curiosidad. Después de tantos años ya no recuerdo nada de lo que he leído en él en su momento. Ahora tengo un motivo para introducirme nuevamente en su lectura, pues, sin duda ha de decir cosas interesantes sobre aquel su trabajo que tantos sufrimientos le causó... No tengo noticia alguna de que el P. Guillermo hubiera muerto...quizá sí de que hace algún tiempo, ha regresado de las misiones, se supone que por razón de su edad.
ResponderEliminar(Si se considera este escrito un tanto fuera de lugar, ruego al moderador de la pag. que no tenga reparo en que no se publique. Gracias, por su amable atención de siempre.)