Cien
años del Parque Nacional de los Picos de Europa
Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa (1869-1941) |
El marqués de Villaviciosa
Pedro Pidal, promotor del espacio protegido, afirmaba que en Covadonga comenzó
"la reconquista de la naturaleza"
Mapa del Parque Nacional de los Picos de Europa |
El
devenir de los parques nacionales españoles ha transcurrido durante décadas en
la más absoluta orfandad política e intelectual. Aunque Alfonso XIII tuviera
algunos gestos con su amigo Pedro Pidal y Bernaldo de Quirós (1869-1941),
promotor principal de esta figura proteccionista extendida por todo el mundo,
lo cierto es que la clase política en general se desentendió de ella, incluidos
los mismos parlamentarios que, con más indiferencia que entusiasmo, aprobaron
la ley, publicada tras dos años de debates en "La Gaceta de Madrid"
el 8 de diciembre de 1916. Sin embargo, cabe suponer que por pura estrategia, y
también por lealtad, Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa, destacó
reiteradamente el protagonismo real. En el discurso pronunciado en el acto
inaugural del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga (de los Picos de
Europa desde 1995) el 8 de septiembre de 1918, coincidiendo con la
conmemoración del XII Centenario de la batalla de Covadonga, dijo:
"La iniciativa del establecimiento de los Parques Nacionales en España corresponde a V. M. La idea de que la montaña de Covadonga, el teatro de las hazañas de Pelayo, fuera el primer Parque Nacional de España corresponde también a V. M". Dos años después, en la inauguración del Parque Nacional de Ordesa (Aragón), el periodista local José Llampayas señalaba: "Pase que no venga el rey, pero lo que no puede pasar es la indiferencia del Gobierno (€) Pobre, pobrísima ha sido la inauguración del Parque Nacional de Ordesa, a excepción de las figuras próceres del marqués de Villaviciosa y el conde de San Juan".
"La iniciativa del establecimiento de los Parques Nacionales en España corresponde a V. M. La idea de que la montaña de Covadonga, el teatro de las hazañas de Pelayo, fuera el primer Parque Nacional de España corresponde también a V. M". Dos años después, en la inauguración del Parque Nacional de Ordesa (Aragón), el periodista local José Llampayas señalaba: "Pase que no venga el rey, pero lo que no puede pasar es la indiferencia del Gobierno (€) Pobre, pobrísima ha sido la inauguración del Parque Nacional de Ordesa, a excepción de las figuras próceres del marqués de Villaviciosa y el conde de San Juan".
Visita de Alfonso XIII a Covadonga, creación del Parque de la montaña de Covadonga. (Lne) |
El pasado
año, a propósito de la conmemoración en Estados Unidos del centenario de la
creación del Servicio Nacional de Parques, contaba Marc Bassets en "El
País": "Tres rangers custodian el documento original del Organic Act,
ley que hace cien años creó el sistema de parques nacionales. El documento se
expone en una vitrina a unos metros de la sala de los Archivos Nacionales de
Washington donde pueden verse los textos fundacionales de EE UU: la Declaración
de Independencia, la Constitución y la Carta de Derechos". Por algo dicen
en ese país que los parques nacionales fue "la mejor idea de
América", la más generosa y democrática. Aunque el Parque Nacional de
Yellowstone es de 1872, no fue hasta 1916, casi medio siglo después, cuando se
consolidó el organismo de gestión de los espacios naturales protegidos,
equiparable a nuestra Junta de Parques Nacionales, salvadas sean las
distancias, puesta en marcha en 1917. En el terreno de la conservación EE UU
marcaba la pauta. Por eso Pedro Pidal viajo allí en 1914, para aprender de su
experiencia.
La soledad del escalador de fondo
El desapego de la intelectualidad española hacia los parques nacionales fue igualmente clamoroso. En EE UU atribuyen la idea inicial al pintor George Catlin. Poco a poco, a ella se van sumando naturalistas como John Muir (1838-1914), cuya aportación a la cultura conservacionista fue decisiva, y otros artistas como Thomas Cole y Frederick Edwin Church, además de escritores y pensadores marcados por una visión romántica de la naturaleza, como el escritor Fenimore Cooper ("El último mohicano", 1757), Ralph Waldo Emerson, líder del movimiento trascendentalista, y Henry David Thoreau ("Walden", 1854), de quien precisamente conmemoramos este año los doscientos de su nacimiento. Aun reconociendo que estos y otros nombres han sido mitificados en exceso gracias a la capacidad de EE UU para imponer su cultura al resto del mundo, no hubo en nuestro país semejante constelación de figuras ni nada que pudiera parecérsele. La élite cultural española no estuvo a la altura de las circunstancias en aquellos años; tampoco después se comprometió demasiado. Mientras tanto, la idea moderna de parque nacional como elemento vertebrador del territorio ha ido desdibujándose tras diferentes sentencias judiciales que han transferido la casi totalidad de competencias de gestión a las comunidades autónomas.
El Parque Nacional Picos de Europa es un parque nacional español de 67 455 hectáreas |
El desapego de la intelectualidad española hacia los parques nacionales fue igualmente clamoroso. En EE UU atribuyen la idea inicial al pintor George Catlin. Poco a poco, a ella se van sumando naturalistas como John Muir (1838-1914), cuya aportación a la cultura conservacionista fue decisiva, y otros artistas como Thomas Cole y Frederick Edwin Church, además de escritores y pensadores marcados por una visión romántica de la naturaleza, como el escritor Fenimore Cooper ("El último mohicano", 1757), Ralph Waldo Emerson, líder del movimiento trascendentalista, y Henry David Thoreau ("Walden", 1854), de quien precisamente conmemoramos este año los doscientos de su nacimiento. Aun reconociendo que estos y otros nombres han sido mitificados en exceso gracias a la capacidad de EE UU para imponer su cultura al resto del mundo, no hubo en nuestro país semejante constelación de figuras ni nada que pudiera parecérsele. La élite cultural española no estuvo a la altura de las circunstancias en aquellos años; tampoco después se comprometió demasiado. Mientras tanto, la idea moderna de parque nacional como elemento vertebrador del territorio ha ido desdibujándose tras diferentes sentencias judiciales que han transferido la casi totalidad de competencias de gestión a las comunidades autónomas.
Covadonga. (Pinterest) |
Pero que
Pedro Pidal estuviera prácticamente solo en la tarea obedece también a otras
razones de carácter personal, pues era incapaz trabajar en equipo. Imbuido de
la incultura caciquil paterna y con posibles económicos para comprar voluntades
o tapar con dinero propio la racanería presupuestaria, hacía y deshacía a su
antojo. Durante la República cesó en el cargo porque no aceptaba perder la
competencia en el nombramiento de la guardería. Muchas veces me he preguntado
si la trayectoria de los parques hubiera sido distinta de haber nacido al
amparo de la Institución Libre de Enseñanza creada en 1876 por Francisco Giner
de los Ríos (1839-1915), que tan bien supo conceptualizar la idea de paisaje.
Pero el marqués pertenecía a otro mundo, al de su padre, el fiero Alejandro
Pidal y Mon, a quien Clarín motejara como el Zar de Asturias. Enemigo declarado
de Giner, trató de imitarle sin embargo con una versión ultracatólica de la
Institución. No lo consiguió y acaso sea ésta la mayor frustración de su
abultada biografía.
El 22 de Julio de 1.918 por Real Orden se crea el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga. En la imagen el Lago Enol |
A pesar
de todo, muchos institucionistas se sumaron a la causa a partir del interés
común por la montaña y el alpinismo. Pidal fue socio de honor de la Real
Sociedad de Alpinismo Peñalara (1913), presidida por Constancio Bernaldo de
Quirós, discípulo de Giner. Llama la atención, en cambio, su alejamiento de la
llamada Trípode Pedagógica de la Universidad de Oviedo, donde su padre tampoco
dejó buen recuerdo, formada por los jóvenes profesores Adolfo Álvarez Buylla,
Aniceto Sala Sampil y Adolfo González Posada. En 1894 asistieron los tres en
París al congreso internacional que decidió poner en marcha los Juegos
Olímpicos. Si el
significado histórico, político y religioso de Covadonga fue determinante para
su declaración como primer parque nacional, otros factores contribuyeron a la
causa, como la gran gesta deportiva que supuso la escalada del Naranjo de
Bulnes, culminada con éxito el 5 de agosto de 1904 por Pedro Pidal y Gregorio
Pérez el Cainejo.
Dicha gesta puso en el mapa a los Picos y fue decisiva en el
desarrollo del alpinismo español. De nuevo el elemento patriótico: "¿Dónde
quedará nuestro orgullo nacional si lo consiguiera antes un extranjero?",
se preguntaba el marqués de Villaviciosa, sabedor de algunos intentos. De
hecho, poco después, el alemán Gustav Schulze alcanzará la cima en solitario.
La proliferación de clubes y excursionistas de montaña generó mayor interés por
la naturaleza y de ello supo sacar provecho el marqués de Villaviciosa, cuya
dimensión mediática, que tanto cuidaba, también subió como la espuma.
Uno de los puentes en la ruta del Desfiladero del río Cares. (picosdeeuropa.net) |
Bulnes, Picos de Europa. (YouTube) |
La montaña, referente fundamental del
paisaje
La montaña como referente fundamental de la conservación y el deporte. La montaña como paisaje supremo. El paisaje por antonomasia. Éste será un tercer elemento definitivo en la propuesta de Covadonga. En un artículo de "El Espectador" (1915) titulado "De Madrid a Asturias o los dos paisajes", sobre las preferencias paisajísticas de Giner de los Ríos, escribe el filósofo Ortega y Gasset: "Existe el prejuicio inaceptable de no considerar bellos más que los paisajes donde la verdura triunfa. Creo yo que influye en esta opinión cierto confuso resto de utilitarismo, ajeno y aun enemigo de la estética contemplación (...) En cambio, D. Francisco Giner, para quien sólo lo inútil era necesario, solía insistir sobre la superior belleza del paisaje castellano. No es verde, sin duda; pero, es en cambio, un panorama coral y de oro, de violeta y plata cristalina (...)".
Pero quien sacó adelante esta iniciativa con coraje y generosidad, también con un personalismo insufrible, pertenecía a la escuela antigua. Escribió Pedro Pidal: "Covadonga es el gran santuario de la Naturaleza, por la grandiosidad de sus montañas, por la frondosidad de sus valles, por el colorido y el tono del paisaje.
La montaña como referente fundamental de la conservación y el deporte. La montaña como paisaje supremo. El paisaje por antonomasia. Éste será un tercer elemento definitivo en la propuesta de Covadonga. En un artículo de "El Espectador" (1915) titulado "De Madrid a Asturias o los dos paisajes", sobre las preferencias paisajísticas de Giner de los Ríos, escribe el filósofo Ortega y Gasset: "Existe el prejuicio inaceptable de no considerar bellos más que los paisajes donde la verdura triunfa. Creo yo que influye en esta opinión cierto confuso resto de utilitarismo, ajeno y aun enemigo de la estética contemplación (...) En cambio, D. Francisco Giner, para quien sólo lo inútil era necesario, solía insistir sobre la superior belleza del paisaje castellano. No es verde, sin duda; pero, es en cambio, un panorama coral y de oro, de violeta y plata cristalina (...)".
Pero quien sacó adelante esta iniciativa con coraje y generosidad, también con un personalismo insufrible, pertenecía a la escuela antigua. Escribió Pedro Pidal: "Covadonga es el gran santuario de la Naturaleza, por la grandiosidad de sus montañas, por la frondosidad de sus valles, por el colorido y el tono del paisaje.
Covadonga enclavada en pleno Corazón del Parque Nacional de Picos de Europa. (Foros ACB.com) |
FUENTE: JOAQUÍN FERNÁNDEZ.
Autor, Entre Otros Libros,
De "El Hombre De Los Picos De Europa" (1998)
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