La Nueva EspañaLos tiempos cambian y los estilos de vida van perfilando la historia de los humanos, de modo y forma que lo de ayer parece lejano dado los cambios habidos y lo del mañana está por llegar. Sin embargo, los recuerdos irán marcando los pasos y dejando el rastro de cada comportamiento, de cada trayectoria o personalidad. Así se escribe eso, la historia. Los galardones Mierenses del Año, creados por Laudelino Rodríguez "Tito", en aquel entonces corresponsal del diario Región, movimiento reconocedor de comportamientos y actitudes en favor de la colectividad, han cumplido ya 41 años. Durante este largo caminar nombres y entidades con sello especial han desfilado ante el consenso y el aplauso unánime de un Mieres que deseaba sacudirse las lacras sociales y establecer normas de acción solidaria o defensa de los derechos ciudadanos, así como de los valores colectivos de la cultura, las artes, el deporte o la promoción industrial.
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Se puede hablar de que, desde 1972 y en las primeras ediciones, subieron al podio de los elegidos la Escuela de Enfermeras del "Alvarez Buylla", el Centro Cultural y Deportivo Mierense, el Tele-Club de Paxío, la Obra Social y Cultural de Cajastur, la Comunidad Vecinal de San Pelayo de Gallegos, la Peña Ciclista Trapiello, la empresa CEMISA, el Coro Femenino de Mieres y el Club Patín Kiber. Y llegó 1975 con un tono especial. Hasta entonces ninguna individualidad había escalado los peldaños del escenario en el salón de Cajastur. Lo hizo, acompañada por los representantes de otros dos colectivos, el Jurado de Empresa Ensidesa-Mieres y la Junta de Actividades de la Casa Rectoral de San Juan, una mujer, sencilla mujer del pueblo, vecina del barrio de San Pedro, casada y con hijos. ¿Qué había motivado esa singularidad o mejor novedad cuando las coordenadas del premio se movían por otros lares?
El jurado calificador no tuvo más remedio que valorar la postura de esta castiza mierense, guapa ella, muy repeinada, sonriente, desbordante y llena de vitalidad que recorría calles y plazas, visitaba viviendas pudientes en busca de donaciones, principalmente ropas, que ella, en una segunda ronda, ya por hogares humildes y necesitados, o desde su propia vivienda, repartía en acción más que solidaria y con la mente puesta en remediar, tan solo un poco así, los males del prójimo, tal como ocurría también con la obtención de sillas de ruedas para gente con minusvalías que no estaban en condiciones de caminar por sus propios medios. Y Julita González Alvarez (el apellido Conde correspondía al segundo de su esposo Felipe García, minero inicialmente y más tarde acomodador y demás en el teatro Capitol, y que ella aireaba con orgullo), nacida en Brañanoveles y que cuando vino al mundo, su padre Jonino (diminutivo de Gerardo), partidario de tener un varón "quería tirarla a una parba de cuchu", se erigió, no sólo en la primera mujer, sino en el primer ser humano, domiciliado en la villa del Caudal, que se alzaba con la distinción merced a su aptitud personal.
Los ecos de este reconocimiento solidario, y sobre todo de la labor que lo había desencadenado, llegaron muy dentro y muy lejos, puesto que incluso el recordado presentador de radio y televisión José Luis Péker, entregado a este tipo de causas, tuvo a bien venir a conocerla, mientras que otras agrupaciones y asociaciones de la propia casa, solicitaba la presencia de Julita con el fin de reafirmar sus actividades de carácter solidario. Pero Julita Conde -como seguiremos llamándola- tenía una especie de "debilidad", traducida en su admiración por la que en sus tiempos era estrella por España y parte del extranjero de la copla y la canción española, es decir, Estrellita Castro. Y ese su sentimiento la llevó incluso a emular un gesto muy de la estrella y fue peinarse a su estilo y forma, a saber, pelo rallado hacia atrás y el famoso rizo sobre la frente. Puede asegurarse que, con su rostro lozano, amplio y sin arrugas, Julita lucía con todo esplendor y hasta autenticidad el adorno que había aireado por los cuatro vientos la famosa intérprete coplera. Es de añadir que nuestra protagonista no se andaba por las ramas y sabía afinar y entonar canciones con buena voz y fácil estilo.
Lógicamente, por aquello de que los tiempos no pasan en balde y sobre todo dirigido a las nuevas generaciones, quizás sea necesario recordar algunos retazos de la biografía de esta cantante española. Nacida en Madrid allá por 1908 y siendo la menor de once hermanos asistió a la academia de arte escénico de Realito, teniendo que, para pagar sus estudios, realizar las tareas domésticas en dicho centro. A los doce años actuó por primera vez ante los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, debutando posteriormente en el local Tronío de Sevilla. A partir de ahí sus éxitos se contaron en escenarios de España, Europa, Latinoamérica e incluso Estados Unidos. Sus canciones más populares fueron "María de la O", "La morena de mi copla" o "Mari Cruz". Por la vía del éxito llegó al cine interpretando, entre otros títulos, "Suspiros de España", "El barbero de Sevilla" y "Mariquita Terremoto". Su duende artístico se fue apagando por la paulatina carencia de facultades y falleció en Madrid el 10 de julio de 1983. Por su expresa voluntad fue enterrada con el caracolillo o rizo sobre la frente.
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Ocurrió un día en que, dados sus compromisos de gira por todo el territorio nacional, Estrellita Castro recaló en Mieres, para ofrecer su arte y su desparpajo artístico en el magnífico escenario del teatro Capitol. La ocasión para conocerla la pintaban calva y Julita Conde, acompañada por Manolito, uno de los encargados de la instalación, se presentó en el camerino de la artista, siendo recibida estupendamente y con la gracia que caracteriza a los andaluces. Tanta le hizo a Estrellita Castro el buen rollo de la mierense y su alegría desbordante, pero sobre todo el detalle significativo de imitarla con el famoso rizo, que no dudó un momento en dedicarle su fotografía con una hermosa y cariñosa frase. Hoy Julita está aún ahí, en una residencia de personas mayores del concejo de Mieres, repartiendo sonrisas y, aunque los años siguen su curso, mantiene fresca la mente de muchos episodios de su vida, especialmente aquellos que dejaron huella, como la labor solidaria realizada y su innegable simpatía hacia la figura de la tonadillera Estrellita Castro.
FUENTE: AMADEO GANCEDO. Publicado por La Nueva España el 13-04-2014. Ver enlace._______________________________________________________________________-
AUTORES.
AMADEO GANCEDO (Tuña (Tineo) 1935 - Mieres del Camino 2019), ejerció de fedatario del ruidoso y contradictorio Mieres de finales de
los setenta y toda la década de los ochenta, contando en sus crónicas el inicio
del naufragio industrial del concejo y el surgimiento de un pálpito que insufló
vida a la emancipación política y sociocultural. Como antes había hecho uno de
sus maestros, el recordado Luis Fernández Cabeza, Amadeo Gancedo se convirtió
en infinidad de ocasiones en consejero, orientador e incluso confesor de
alcaldes, empresarios, sindicalistas y dirigentes vecinales. También de algunos
artistas, como el propio Víctor Manuel. Al margen de su infatigable labor
periodística y, más tarde, empresarial, Amadeo Gancedo fue una persona
permanentemente implicada en la vida social y cultural de Mieres. “No sólo fue
un observador, sino también un laborioso actor estrechamente ligado a la
comunidad”. Fueron muchas las iniciativas en las que se embarcó, colaborando
con entidades como el Caudal Deportivo o el Orfeón de Mieres, entre otras
muchas. Durante dos etapas de su vida estuvo enfrascado en sendos proyectos que
tuvieron una notable relevancia. Se trata del Concurso Artístico de Otoño del
viejo Teatro Capítol y de los “Tribunales Populares” impulsados durante su
etapa al frente del Centro Cultural y Deportivo. En ambos casos, compartió
experiencias con otros muchos inquietos mierenses implicados, como él, en el
progreso del concejo. Como en casi todo, su acusada sensibilidad social le hizo
adelantarse a debates antes de que se pusieran de máxima actualidad. Un
abanderado del entusiasmo. Así le recordaremos. Amadeo Gancedo Rodríguez falleció el 27/04/2019. Fuente: La Nueva España.
EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La
Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la
forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para
cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.
“El único deber que tenemos con la historia es
reescribirla”. (Oscar Wilde)
El Blog de Acebedo se
adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y
CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y
nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta
García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo
haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.
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ResponderEliminarEsta es la primera palabra que me sale del corazón.
Mi nombre es Samuel García y soy uno de los de los dos hijos de Julita González Álvarez, junto con mi hermana Luisa.
Tan sólo apuntar, que en la anécdota de mi abuelo paterno, se le atribuye el nombre de Gerardo, con el diminutivo de Jonino, cuando su nombre de pila era Antonio. Quien, en realidad, se llamaba Gerardo era uno de los hermanos pequeños de mi querida madre y al que todos llamábamos Jarino, gran dibujante y pintor de carteles para las salas de los cines de la Gran Vía madrileña y del Capitol de sus amores, muy querido también en nuestra querida villa de Mieres.
Un abrazo,
S.García