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El viejo puerto
de Gijón (1918). Colección del marqués de Santa María del Villar en el primer
tercio del siglo XX. Archivo de Francisco Serrano Castilla, delegado provincial
del Ministerio de Información y Turismo en Asturias en los años setenta del
pasado siglo XX. Donadas al depósito del Muséu del Pueblu d'Asturies, por María
del Carmen Serrano Gómez y Beatriz Martínez Serrano. Imagen coloreada antiguo con tecnología
I.A. El Comercio. |
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Tapia de
Casariego (hacia 1915). Colección del marqués de Santa María del Villar en el
primer tercio del siglo XX. Archivo de Francisco Serrano Castilla, delegado
provincial del Ministerio de Información y Turismo en Asturias en los años
setenta del pasado siglo XX. Donadas al depósito del Muséu del Pueblu
d'Asturies, por María del Carmen Serrano Gómez y Beatriz Martínez Serrano. Imagen coloreada antiguo con tecnología I.A. El Comercio. |
Al terminar la Gran Guerra, Europa intentaba sentirse feliz, quería volver a una nueva y sofisticada «belle epóque». No era suficiente que en París la Torre Eiffel volviera a ser visitada por los turistas. El mundo era otro y no se podía volver al pasado. Todo había cambiado, incluso en nuestra España neutral. Por lo que se refería a nuestro país, lo de los «felices veinte» no pasaba de ser "para algunos una frase, entre frívola y nostálgica, y para otros una máscara tras de la cual pretendía ocultar la burguesía, las lacras de una pésima administración, una corrupción política y un inevitable desastre militar". En un discurso de la época, había dicho Melquíades Álvarez: «Todo en la patria está en crisis: todo se desmorona y debilita, desde la autoridad soberana del Poder, hasta la disciplina militar, sin la cual es imposible que pueda vivir un pueblo.» Aquellas palabras del tribuno asturiano, fueron pronto una profecía.
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Melquíades
Álvarez González-Posada (Gijón, 17 de mayo de 1864-Madrid, 22 de agosto de
1936) fue un político y jurista español que llegó a desempeñar el cargo de
presidente del Congreso de los Diputados durante la Restauración borbónica.
(...). Saber más... WIKIPEDIA. |
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Caricatura del
general Juan Picasso portando el Expediente, aparecida en diciembre de 1922 en
el periódico La Libertad. El pie de la caricatura dice: «Lo que Diógenes quería
encontrar con su mechero, en Picasso, el justiciero, nuestro país poseía. Y
así, al escuchar su nombre, orgullosa y placentera, dice al mundo España
entera: "¡Es mi hombre!"». (...). Saber más... WIKIPEDIA. |
El llamado «Expediente Picasso» con 37 responsabilidades concretas, para las que pedía Indalecio Prieto (tras una directa información) «castigos ejemplares», se quedó en resmas de papel de oficio y contradictorios discursos políticos en el Parlamento. "A los dos años, aquellas palabras habladas o escritas, apenas tenían nada que ver con la sangre de los miles de jóvenes españoles, de la quinta del 21 y de otras muchas, que habían sido asesinados en los fortines mal guarnecidos o incomunicados, de las sierras marroquíes". Sólo el general Silvestre, uno de los causantes de la derrota, no quiso o no pudo, sobrevivir al desastre. "Es importante anotar que unas kábilas de rifeños armados (las guerrillas de Abd-EI-Krim) habían derrotado al Ejército Español de África, cuyo presupuesto era en 1920 de 581 millones de pesetas. Después aún obtendría el cabecilla cinco millones, por la libertad de los prisioneros españoles". Del llamado desastre de Anual, verdadera carnicería, quedó uno para contarlo: el mozo aragonés de la quinta del 21, Ramón J. Sénder, que en su primera novela («Imán») elevaría la sangrienta «retirada de Anual» a la categoría de gran tragedia literaria y documental, que lo consagraría como novelista español, incluido en la llamada generación del 27.
Puede decirse que en Anual habían sucumbido los últimos residuos, muy deteriorados ya, de la Restauración canovista. No se sabía de dónde iba a venir el golpe, pero lo cierto era que España lo esperaba. Todo estaba a expensas de una iniciativa que acabase de hundir lo que por sí mismo se desmoronaba. «El golpe podía venir de los cuarteles, de la burguesía descontenta, o de la clase obrera (quizá la única organizada), ya que el creciente antagonismo entre los poderes militar y civil dejaba abierta la posibilidad del caos, que se veía acercarse como una gran tormenta, precedida de relámpagos anunciadores». En el Oviedo de los felices veinte, vivía al menos, un ovetense feliz: Felipe Polo. "Un ovetense típico, popular, un tanto fanfarrón y amigo de todo el mundo. Descendiente de una familia de indianos (muy siglo XIX) presumía de tener el mejor tronco de caballos, para ir en su coche a la finca y casona de «La Piniella», en San Cucufate de Llanera. La casa estaba rodeada de frondosos árboles, en los que don Felipe no oía cantar los pájaros, porque era sordo, pero los mirlos y los jilgueros, bien que cantaban al llegar la primavera".
«Don Felipe era tenido en Oviedo por un caballero normal, de una infinita cordialidad, tocado de un cierto pintoresquismo, del que sus amigos contaban innumerables anécdotas». Entre otras, las de "sus asistencias a las tradicionales funciones de ópera". Solía ir acompañado de un amigo, sordo como él, con lo que es de suponer que de la música ni pum. «Cuando la orquesta acometía compases altos, los dos amigos se dedicaban a contarse historias más o menos desvergonzadas de su juventud. A veces ocurría que la orquesta bajaba de pronto el tono, los sordos no se enteraban y quedaban en evidencia, ante los espectadores de las localidades inmediatas». Tenía don Felipe en los primeros años veinte, tres hijas casaderas, tan populares en Oviedo como «Las de Caín» de los Hermanos Quintero. Una de ellas, Carmen, empezó a ser cortejada por un oficial del Regimiento del Príncipe, que lucía muy peripuesto su uniforme, por el paseo de Los Alamos. La familia Polo rechazó al pretendiente, pero no la directamente interesada, pese a su juventud.
El militar reaccionó como un verdadero enamorado y se fue a África, tan necesitada de héroes, después del desastre de Anual. De África volvió el comandante convertido en teniente coronel jefe de un cuerpo tan aguerrido como el Tercio de África, fundado por el loco de patriotismo, general Millán Astray.
Las cosas cambiaron. Cierto que los petimetres de Oviedo (determinados jóvenes que vestían a la moda francesa y eran considerados modernos y de buen gusto), sin duda envidiosos del éxito amoroso del teniente coronel Franco, lo seguían llamando el «Comandantín», pero él tenía sitiada la plaza. Con técnica de militar y tenacidad de enamorado, logró rendirla aquel día de 1923, que en la monumental iglesia de San Juan el Real, de Oviedo, se celebraba la boda de más rumbo conocida: la de Carmen Polo y el teniente coronel Francisco Franco, apadrinada por delegación, por los Reyes de España. Era una boda como correspondía a una hija de Felipe Polo. Lo que nadie podía sospechar entonces, es que 16 años después el «Comandantín» llegara a Generalísimo y Carmencita Polo a primera dama de España. Claro que, para eso, ¡menudas cosas tenían dispuestas el destino a nuestro país!
Aquel era el año en que el destino escribía un párrafo con punto y aparte en la Historia de España. Entre los síntomas cada día más ostensibles del caos político, es obligado citar el último Gobierno civil, nombrado por Alfonso XIII que, presidido por García Prieto, terminaría destituido violentamente por el espadón gaditano el 13 de setiembre de 1923. «Constituido en el mes de mayo, antes que terminara agosto tenía sólo en Barcelona, 34 muertos, 74 heridos y otros 65 atentados terroristas, sin resultados sangrientos». Cuando empezaba setiembre, la dictadura se mascaba, tanto en Barcelona como en Madrid y otras capitales de España. Unos días antes de la fecha con fario supersticioso, Primo de Rivera había hablado en Madrid con el Rey y con otros generales. Todos estaban de acuerdo en la necesidad del golpe militar. Sólo el general Aguilera, a quien se le ofreció la dirección del Movimiento, lo rechazó de plano.
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Soldados
españoles construyendo un blocao en Marruecos. Imagen coloreada antiguo con tecnología
I.A. (...). Saber más... WIKIPEDIA. |
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| Finca; La Piniella, el palacete asturiano que Carmen Polo heredó de su familia materna en San Cucao de LLanera. La Voz de Asturias. |
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Doña Carmen
Polo, señora de Meirás, a la edad de diecisiete años, cuando conoció al
entonces comandante Francisco Franco Bahamonde. Doña Carmen Polo
Martínez-Valdés, señora de Meirás, nación en Oviedo el 11 de junio de 1900, en
el seno de una familia oriunda de Palencia, los Polo-Vereterra. Fueron sus
padres Felipe Polo y Ramona Martínez-Valdés, naciendo del matrimonio otros tres
hijos: Isabel, Zita y Felipe. (...). Saber más... Generalísimo Francisco Franco. |
Las cosas cambiaron. Cierto que los petimetres de Oviedo (determinados jóvenes que vestían a la moda francesa y eran considerados modernos y de buen gusto), sin duda envidiosos del éxito amoroso del teniente coronel Franco, lo seguían llamando el «Comandantín», pero él tenía sitiada la plaza. Con técnica de militar y tenacidad de enamorado, logró rendirla aquel día de 1923, que en la monumental iglesia de San Juan el Real, de Oviedo, se celebraba la boda de más rumbo conocida: la de Carmen Polo y el teniente coronel Francisco Franco, apadrinada por delegación, por los Reyes de España. Era una boda como correspondía a una hija de Felipe Polo. Lo que nadie podía sospechar entonces, es que 16 años después el «Comandantín» llegara a Generalísimo y Carmencita Polo a primera dama de España. Claro que, para eso, ¡menudas cosas tenían dispuestas el destino a nuestro país!
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Boda de Franco
y Carmen Polo, Oviedo, 22 de octubre de 1923. Imagen coloreada antiguo con tecnología I.A. WIKIPEDIA. |
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Francisco
Aguilera y Egea (Ciudad Real, 21 de diciembre de 1857–Madrid, 19 de mayo de
1931) fue un militar y político español. (...). Saber más... WIKIPEDIA. |
Alguien pudo pensar que la bofetada que en pleno Senado le propinara el vehemente político cordobés, Sánchez Guerra, lo había descalificado. Al volver a Barcelona, Primo de Rivera fue recibido con vivas al Ejército y mueras al «Gobierno farsante». «Entre tanto caían asesinados, en Valencia el presidente del Sindicato de la Banca de Barcelona, en la ciudad condal el popular líder obrerista «Noy del Sucre», y en Zaragoza el obispo, cardenal Soldevilla». «También había producido impresión la sentencia absolutoria, por el asesinato en Bilbao, del gerente de Altos Hornos». La desconfianza en la Ley y en la autoridad del Gobierno era la característica general predominante. (...). Continua...
FUENTE: ©FUENTE: JUAN ANTONIO CABEZAS. Del libro “Crónica de Cien Años de Asturias 1880-1980”. Editado por Caja de Ahorros de Asturias en la conmemoración del 100 aniversario de la Caja de Ahorros de Asturias. Págs. De la 74 a 78. El Blog de Acebedo..png)
Artículos relacionados en el Blog de Acebedo:
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Juan Soldevila
Romero (Fuentelapeña, Zamora, 20 de octubre de 1843-Zaragoza, 4 de junio de
1923) fue un cardenal católico y senador español. (...). Saber más... WIKIPEDIA. |
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Los héroes de nuestra historia en la guerra de África en el año 1909. Ver enlace.
Un mierense muerto en el Rif el 22 de julio de 1921. Ver enlace.
La asturiana (ovetense) Carmen Polo odiaba «todo lo izquierdista y republicano». Ver enlace.
De la Dictadura a la República (1923-1936). Ver enlace.
Un viaje en 1924 para congraciarse con los mineros. Ver enlace.
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Esta página se editó por última vez el 14 de agosto de 2024 a las 08:06 horas.
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